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Ni templos ni sacrificios rituales

ReflexiónJosé Enrique Ruiz de Galarreta (1937-2014) fue un jesuita que se caracterizó por sus libros y homilías que reunían cada domingo a una amplia audiencia en Pamplona. Últimamente sus palabras se iban haciendo cada vez más lúcidas e incisivas. Desde Chile Reflexión y Liberación nos ha recordado una interpelante reflexión sobre la Eucaristía.En el blog de iviva.org, José Mª Castillo viene haciendo afirmaciones parecidas sobre la liturgia muy tajantes. AD.

Los cristianos no tienen templos ni celebran sacrificios

La Cena del Señor, la Fracción del Pan, no nace en el templo sino en la Sinagoga. La Sinagoga Cristiana toma la estructura de la Judía, pero la modifica y la completa

Por José Enrique Ruiz de Galarreta, SJ

Su local no es el Templo, ni la preside un sacerdote (ni un doctor); en ella no se celebran sacrificios sino que se lee la palabra y se hace oración. La modifica, porque la palabra del AT se ve sustituida por los hechos y dichos de Jesús, no narrados y explicados por sabios doctores sino por los Testigos; y los participantes ponen en común lo que el Espíritu da a cada uno (profetas). La completa, porque termina con la Fracción del Pan, que no tiene precedente en el AT. En esa reunión no hay sacerdotes, ni aparece alguien que por oficio la presida, ni aparece por ninguna parte que se ofrezca un sacrificio, ni se nombre la palabra altar.

Nuestra pregunta tendrá que ser, necesariamente, ¿de dónde ha salido la interpretación sacrificial de la Eucaristía, llamada “el santo sacrificio de la Misa”, con todos sus ritos, su clericalización y la mera “asistencia y participación” de los “laicos”?

Esteban, hace un virulento ataque contra el Templo: “no se pueden hacer casas en el Altísimo”. Los primeros seguidores de Jesús no tienen Templos, lugares de presencia de Dios y de adoración. Pero más tarde fueron surgiendo. ¿Es un retorno al Antiguo Testamento, una traición a Jesús? La magnificencia de los templos cristianos ¿tiene que ver con Jesús o más bien con el Templo de Jerusalén?

Aquí llegamos a la conjunción de varias líneas que ya hemos tratado: el aumento del número, la progresiva crecimiento de la clase clerical, el cambio de teología, de banquete a sacrificio, la posesión de riquezas y la concepción de los templos como esplendorosos monumentos a la gloria de Dios, son un peligro mortal para la Cena del Señor.

Recordemos: Dios no necesita nada, solo que cuidemos de sus hijos. Todo el dinero que tenga la Iglesia es para los pobres. Sólo cuando nadie en el mundo padezca ninguna necesidad podremos dedicar dinero a la gloria de Dios.

El espíritu está en la asamblea, no en la cabeza aislada. En la Iglesia no hay poder sino misión. Hemos comprobado que, invariablemente, las decisiones importantes se toman en la asamblea, que aparece siempre como órgano supremo a la hora de decidir, aun cuando estén presentes los apóstoles y el mismo Pedro.

Esto sucede desde el principio, con la elección de Matías, hasta el final, con el que llamamos “Concilio de Jerusalén”, a cuyas autoridades se someten Pedro y Pablo, con reticencias de los de Santiago.

¿Cómo se tomarán las decisiones importantes en el futuro? El modo asambleario fue declinando, dejando paso al modo monárquico. ¿Cuándo comenzó esta sustitución? ¿Se parece algo este modo asambleario original al modo actual de ejercerse la autoridad del Papa, de los obispos y de los Concilios?

La función de los Doce, y muy especialmente de Pedro: “Nosotros nos dedicaremos a la oración y a la Palabra”, dejando la administración a otras, elegidas por la comunidad. Los Doce, y más tarde los apóstoles, tienen la misión de la Palabra, para cumplir la cual les es necesaria la oración. Eso les da autoridad, pero nunca aparece esta autoridad como un poder ni lejanamente semejante a poderes civiles, ni menos aún militares o económicos. El caso de Pedro es llamativo:

  • toma iniciativas aceptadas por todos (elección de Matías (1,12);
  • propone a la comunidad y a ésta le parece bien (ibid.);
  • es enviado por la comunidad, junto con Juan, a la evangelización de Samaria (8,14);
  • toma por su cuenta y riesgo de decisión de entrar en casa de paganos y bautizarlos (10,34);
  • tiene que dar explicaciones a la comunidad de Jerusalén, cosa que hace con toda naturalidad (11, 1);
  • opina, con autoridad pero sin carácter de decisión definitiva, en el “Concilio de Jerusalén” (15,7);
  • recibe la reprimenda de Pablo (Gal. 2,11) “porque era digno de reprensión”.

Las formas de gobierno. Hemos comprobado que existen varias formas. La comunidad de Jerusalén parece regirse por un consejo de ancianos presididos por Santiago, “el hermano del Señor”.En otras comunidades aparecen sin más “los presbíteros”, que parecen ser también consejos de ancianos, unas veces espontáneos y otras nombrados por Pablo o algún otro apóstol. Finalmente aparecerán los epíscopos, que una veces son presidentes del consejo de ancianos y otras se presentan con autoridad más personal. De todas estas formas solamente ha subsistido en la Iglesia el episcopado, monárquico.

Tendremos que preguntarnos por qué declinaron las otras formas y también si no podrían existir hoy en la Iglesia sistemas de gobierno diferentes. Aparecen los diáconos, como encargados de temas económicos, como encargados de los aspectos físicos de la Fracción del Pan y como auxiliares de los epíscopos.

Tanto los epíscopos como presbíteros, los diáconos, y profetas son casados; más aún los textos no aparecen tolerarlo sino exigirlo. 1Tim 3,2-5: Es, pues, necesario que el epíscopo sea irresprensible, casado una sola vez, sobrio, sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar, ni bebedor ni violento, sino moderado, enemigo de pendencias, desprendido del dinero, que gobierne bien su propia casa y mantenga sumisos a sus hijos con toda dignidad; pues si alguno no es capaz de gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?

Incluso se habla de los apóstoles, y expresamente de Pedro, como “acompañados por una mujer cristiana” (1 Corintios 9,5). Solamente se habla de célibes refiriéndose a Pablo y Bernabé y no para ponerlos como modelos por su celibato sino precisamente para justificar su carácter excepcional… ¿De dónde ha salido el celibato sacerdotal obligatorio? Ha ido surgiendo más tarde en la Iglesia, puesto que no la encontramos en las primeras comunidades.

No hay más sacerdotes que los del Templo de Jerusalén. Las comunidades cristianas no tienen sacerdotes. ¿Cómo nacieron y qué significan? De todo esto se deduce algo muy claro. Todos estos modos de gobierno pueden ser convenientes o inconvenientes, eficaces o inútiles, pero nunca podrán decir que provienen de Jesús, y por tanto pueden modificarse. Pero lo que sí es de Jesús, y resplandece en las primeras comunidades, es que se sienten responsables de sí mismas, que no hay división ninguna entre los que mandan y los demás, que no hay clase clerical, que nadie se siente con poderes divinos. Las formas pueden cambiar, pero si no cabían con el Espíritu de Jesús son traición y llevan al fracaso.

Las mujeres. Son muy importantes: lo fueron en la vida de Jesús y más aún en la Resurrección; son parte mayoritaria de la primera comunidad de Jerusalén y probablemente también de otras. Son citadas con mucha frecuencia en Hechos como magníficas colaboradoras, y aparecen ostentando los cargos de apóstoles, diaconisas y profetas. Incluso aparecen breves citas en que da la impresión de que es la pareja, el matrimonio, el que es sujeto de la misión.

Esto fue desapareciendo en la Iglesia. No desapareció su importancia real, pero sí toda la participación en cargos de las iglesias. ¿Cuál es la causa de su exclusión a lo largo del tiempo, y cuáles son sus reales y posibles funciones en la Iglesia hoy? Sería largo de explicarlo pero es fácil hacer una afirmación: su exclusión no viene de Jesús.

Al rechazar el sacerdocio para las mujeres se suelen aducir dos argumentos: que Jesús en la última cena ordenó sacerdote a solo varones; y que en la tradición de la Iglesia no ha habido nunca mujeres-sacerdotes. La respuesta a estos argumentos es muy sencilla: en los Hechos de Apóstoles aparece claramente que en las primeras comunidades no hubo sacerdotes, muestra evidente de que Jesús no ordenó de sacerdotes a nadie; pero en todos los servicios a la Iglesia que aparecen en esas comunidades, apóstoles, profetas, diaconisas… aparecen mujeres.

Convertíos: cambiar. El vino nuevo rompe los odres viejos. Si el Antiguo Testamento era fidelidad al pie de la letra a lo antiguo, lo formulado, inmutable, lo de Jesús va a ser muy diferente, y así se muestra en Hechos.

Las primeras comunidades no tuvieron inconveniente en cambiar: abandonaron el Templo, la circuncisión, las restricciones alimentarías, la prohibición de tratar con paganos, el modo de autoridad, la función de las mujeres…

Y se atrevieron a cambiar dos cosas que pasan desapercibidas y son radicalmente importantes: Cambiaron de idioma. Abandonaron el sagrado hebreo de las escrituras y el arameo en que se expresó a Jesús. Hablaron a la gente, tradujeron a Jesús al idioma de todo el mundo. Y es que no tenían un idioma sagrado, ni fórmulas sacras o mágicas.

En el mismo sentido, cambiaron de cultura. No hace falta ser judío, ni en idioma ni en costumbres ni en cultura para seguir a Jesús. Ni hace falta ser occidental, ni romano, ni en idioma ni en costumbres ni en cultura.

Me atrevo a decir más: a aquellas comunidades no les hizo falta ser judíos ni en religión. A otras culturas actuales ¿les hace falta ser occidentales en religión? ¿Hay una identificación entre el cristianismo occidental (griego y romano y muchas cosas más) y el camino de Jesús, o eso es lo que nosotros, Occidente, nos hemos creído, con la misma razón/sinrazón que los judíos del tiempo de Jesús y de los Hechos llamaban “Palabra de Dios” a sus interpretaciones y costumbres?

Ni el sacerdocio ni el episcopado monárquico, ni la actitud del Papa como vicario infalible de Cristo, ni el sentido sacrificial de la Cena del Señor ni cinco de los siete sacramentos, ni la diferenciación entre clero y laicos, ni el celibato de los ministros ni la construcción de templos aparecen en los escritos que hemos comentado.

Esto parece indicar con claridad que no tienen su origen en Jesús sino que son introducidos más tarde en la Iglesia. Podrán ser aciertos o equivocaciones, dependerán del Espíritu de Jesús o serán traiciones a él, pero está claro que no pueden fundamentarse en la voluntad de Jesús ni afirmarse que fueron “fundados” por Él.

Pero esto podría ser marginal. Naturalmente las costumbres cambian, los tiempos piden modificaciones. No es lo mismo gobernar una comunidad de veinticinco personas que otra de cien mil ni se pueden reunir en el mismo local, no se pueden transferir modos de las iglesias primeras a las nuestras.

Por supuesto. Pero hay algo que no es marginal: la fidelidad al Espíritu de Jesús. Y aquí tenemos un problema: muchas de las diferencias entre los modos de las primeras iglesias y los de la Iglesia actual no son modificaciones pedidas por la adecuación del espíritu a nuestros tiempos sino más bien desviaciones al espíritu de Jesús.

Una Iglesia que se preocupa más de sus problemas y su propio status que del hambre y la injusticia del mundo, no vive el Espíritu de Jesús.

Una Iglesia que ha convertido la cena del señor en un espectáculo ostentoso, celebrado solo por clérigos y en locales espectacularmente costosos, no tiene nada que ver con la humilde celebración alrededor de la mesa de las primeras comunidades.

Una Iglesia gobernada autocráticamente por personas que se dicen ser representantes del poder Dios mismo no se parece nada a la iglesia asamblearia de sus principios.

Una Iglesia que excluye a las mujeres y exige el celibato de los sacerdotes no consiste en el número de adeptos ni en su poder económico o en su prestigio social, sino en su capacidad de trasmitir el Espíritu de Jesús.

Conclusión primaria; está muy claro que la Iglesia hoy tiene problemas, pero debería también estarlo que la única vía de solución es repetir la experiencia de las primeras comunidades: obedecer al espíritu de Jesús, aunque hay que renunciar a tantas y tantas cosas que se nos han pegado tan profundamente que nos parece que son fundamentales. Pues no lo son, más bien son traiciones clamorosas al espíritu de Jesús: eso es lo que hace fracasar a la Iglesia.

(Del libro: Las primeras iglesias y nuestra Iglesia de hoy / Ed. Fe Adulta – Madrid y Publicado en revista Reflexión y Liberación, marzo de 2013).

7 comentarios

  • Santiago

    Sin embargo, hay que considerar que no fue pura invención de la Iglesia primitiva la primacía de Pedro….Si Cristo hubiera querido hacer un Colegio Apostólico acéfalo, no hubiera distinguido a Simon Pedro, al que intencionalmente cambió el nombre por Cefas, como se menciona en el Evangelio y en S. Pablo, Apostol de los gentiles…pero que convivió con el Colegio primitivo….Fue a Cefas al que Jesus preguntó sobre su identidad como Hijo de Dios, fue a el solo el que le dijo “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonas” que te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos”…..”sobre esta piedra edificaré mi Iglesia….te dare las llaves…lo que atares será atado..lo que desatares quedará desatado” (Mt. 16, 14-20)…..Tambien dijo estas palabras al Colegio de los Apóstoles….sin embargo, no sin la cabeza….Por tanto, la crítica textual de este versículo ha ratificado su autenticidad….Y por otro lado, Jesus Resucitado, llama a Pedro y le pide por tres veces “Apacienta mis corderos” (Juan 21, 1-23)….haciendo y ratificando la promesa hecha a el, del primado….Por otro lado, es Pedro el que “puesto de pie, acompañado de los Once, alzó su voz el les hablo…a los moradores de Jerusalen” el glorioso día de Pentecostés” (Hechos 2,14) …es Pedro el que cura en nombre de Jesucristo al cojo de nacimiento (Hechos 3, 6), es tambien Pedro-Cefas el que “lleno del Espiritu Santo, habla en el Sanhedrín, post-resurrección y acusa a sus miembros de la crucificción de Jesucristo “a quienes vosotros crucificasteis” (Hechos 4, 8- 12)  En el Concilio de Jerusalen es Pedro el que habla primero, despues de una “larga y viva discussion” y es….el que propone prescindir de la circuncision….el que quiere quitar “un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar?” y entonces dicen los Hechos “calló la multitud” (Hechos 15, 7-12)….La Iglesia siempre ha sido Colegial pero con una Cabeza que es Pedro…No se puede negar este hecho so pena de deformar la historia de la tradición…Por eso, el tercer sucesor de la Iglesia Clemente Romano pudo ejercio de hecho el Primado con su carta a los Corintios donde ya dirimía una cuestion interna de una iglesia alejada geográficamente de Roma…Existen multitud de documentos que soportan el Primado de Pedro desde el punto de vista histórico…ya que no podemos negar la historia…

    Un saludo cordial de Santiago Hernández

  • ana rodrigo

    Este tema tiene diferentes enfoques dependiendo de la atalaya desde dónde se mire:

    Para la ortodoxia más cerril, estos cambios de los que hablamos, es una auténtica infidelidad a lo que ya consideran “dogma” inamovible basado en la Santa Tradición (habría que saber desde qué momento consideran santa esa tradición). Recordemos a los lefrevianos

    Para una mayoría de fieles, les parecerá una revolución, que llegarán a aceptarla si no queda otro remedio, aunque con bastante resistencia. Recordemos lo que pasó con las reformas del Vaticano II.

    Y habría un tercer grupo que le parecerá lógico, con un gran sentido de actualización de ritos y que, además, verá su fundamentación en los orígenes del cristianismo y en el espíritu (con minúscula) de Jesús). Esto lo explica muy bien JM Castillo.

    De hecho en CCP  de Granada ya hace tiempo que vivimos la celebración como un encuentro de creyentes que hacen memoria del mensaje, vida, y muerte de Jesús, así como de la resurrección y actualización constante y presente de una persona en su mensaje, referente incuestionable para la comunidad. No tenemos templo, la fórmula de la consagración se utiliza aquella de las que vienen en el NT que carece del aspecto cruento de sacrificio y procuramos dar vida a algo que deja de ser un rito muerto.

    Lo que ocurre es que un rito en sí mismo, sin cuestionamiento alguno, da mucha seguridad, así como una fe “rutinaria” que no te plantea problema alguno, también te da seguridad; todo te lo dan hecho, tú solamente tienes que seguir borreguilmente lo que dicen que  tienes que hacer. Los seres humanos somos muy perezosos y queremos que nos dejen tranquilos con nuestro equipaje adquirido, asumido y fabricado por aquellos que se dicen ser los interlocutores de Dios con los creyentes.

  • oscar varela

    Hola!

    Leo:
    – “obedecer al espíritu de Jesús,

    * aunque hay que renunciar a tantas y tantas cosas que se nos han pegado tan profundamente que nos parece que son fundamentales.”-

    ¿Habrá pensado este hombre en ¡CUÁNTA GENTE SE QUEDARÍA SIN LABURO!?

    ¿O no?

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • Pedrosaruizmanuel

    Vamos a ver:no es cuestión de volver al pasado.lo más importante es enseñar la Biblia en las escuelas en las iglesias y  poner la palabras de Jesús en funcionamiento;es importante que las personas mediten y no un señor les diga las palabras de Dios a su manera

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo:
     
    – “Conclusión primaria
    1) la Iglesia hoy tiene problemas,
    2) la única vía de solución es repetir la experiencia de las primeras comunidades
    (que es)
    3) obedecer al espíritu de Jesús.
    ………………………………………
     
    Comentario a la Conclusión primaria:
     
    Ad 1) la Iglesia hoy tiene problemas.
     
    No se necesita ser muy perspicaz para ello.
    Sí, para decirlo y escribirlo!
     
    Ad 2) la única vía de solución es repetir la experiencia de las primeras comunidades
     
    Un imposible. El ser humano no por chiste tiene “cara”, sino pa’ir p’alante. La historia no se “repite”; por el contrario, de ella se aprende a no tener que “empezar de nuevo lo mismo” porque ya se sabe a dónde se llega: a la pregunta de inicio. Y así sucesivamente hasta mariarnos y “no saber que troley hay que tomar para seguir” (el tanguito imprescindible)
     
    Ad 3) obedecer al espíritu de Jesús.
     
    ¡Muy lindo! Pero ¡si ese es el PROBLEMA: ¿cuál es ese “espíritu de Jesús”?
    …………………..
     
    No me parece estar tan des-encaminado el “Ñato” que está hoy al frente de esta Iglesia cuando “EX CATHEDRA” pone sus posaderas en la “silla curul” (siempre el Gobierno se “asienta” en un Sillón ¿no? – quede la razón para otra oportunidad, pero hay una razón antropológica decisiva) o papamóvil y “declara” solemnemente:
     
    ¡¡¡MUCHACHOS: HAGAN LÍO!!!
     
    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • Pascual

    Pero, gracias a Dios, como dice el obispo Robinson “hemos llegado a un momento de la historia en que estas cosas se dicen por fin abiertamente y, cuando se dicen así, casi resulta audible un suspiro de alivio”.

  • Pascual

    Uno, casualmente, cosas de la vida y de la formación permanente, conoce bien el asunto, los asuntos de los que habla  José Enrique Ruiz Galarreta. Uno sabe todo eso y se resigna a decir “¿pero en que “país” vivo? ¿en qué iglesia estoy metido? Uno lo sabe y vive resignado, pero cuando lo lee, no es que se alegre de la coincidencia sino que se queda desamparado porque vive ante una evidencia tan falsa, tan contumazmente falsa, que (y es lo grande) no le invita a tirarlo todo por la borda sino en pisar el acelerador de la plegaria a ver si…

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