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La cultura capitalista es anti-vida y anti-felicidad

BoffLa demolición teórica del capitalismo como modo de producción comenzó con Karl Marx y fue creciendo a lo largo de todo el siglo XX con el surgimiento del socialismo. Para realizar su propósito principal de acumular riqueza de forma ilimitada, el capitalismo agilizó todas las fuerzas productivas disponibles. Pero, desde el principio, tuvo como consecuencia un alto costo: una perversa desigualdad social. En términos ético-políticos, significa  injusticia social y producción sistemática de pobreza.

En los últimos decenios, la sociedad se ha ido dando cuenta también de que no solamente existe una injusticia social, sino también una injusticia ecológica: devastación de ecosistemas enteros,  agotamiento de los bienes naturales , y, en último término, una crisis general del sistema-vida y del  sistema-Tierra. Las fuerzas productivas se han transformado en fuerzas destructivas. Lo que se busca directamente es dinero. Como advirtió el Papa Francisco en pasajes ya conocidos de la Exhortación Apostólica sobre la Ecología: «en el capitalismo quien manda ya no es el hombre, sino el dinero y el dinero vivo. La motivación es la ganancia… ganancia… Un sistema económico centrado en el dios-dinero necesita saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo que le es inherente».

Ahora el capitalismo ha mostrado su verdadera cara: estamos tratando con un sistema anti-vida humana y anti-vida natural. Y se nos plantea este dilema: o cambiamos o corremos el peligro de nuestra propia destrucción, como alerta la Carta de la Tierra.

Sin embargo, el capitalismo persiste como el sistema dominante en todo el globo bajo el nombre de macroeconomía neoliberal de mercado. ¿En qué reside su permanencia y persistencia? A mi modo de ver, reside en la cultura del capital. Eso es más que un modo de producción. Como cultura encarna un modo de vivir, de producir, de consumir, de relacionarse con la naturaleza y con los seres humanos, constituyendo un sistema que consigue reproducirse continuamente, poco importa en qué cultura venga a instalarse.  Ha creado una mentalidad, una forma de ejercer el poder y un código ético. Como enfatizó  Fábio Konder Comparato en un libro que merece ser estudiado A civlização capitalista (Saraiva, 2014): «el capitalismo es la primera civilización mundial de la historia» (p.19). El capitalismo orgullosamente afirma: «no hay otra alternativa».

Veamos rápidamente algunas de sus características:  la finalidad de la vida es acumular bienes materiales mediante un crecimiento ilimitado producido por la explotación sin límites de todos los bienes naturales, por la mercantilización de todas las cosas y  por la especulación financiera, realizado todo  con la menor inversión posible, buscando obtener mediante la eficacia el mayor lucro posible dentro del más corto tiempo posible; el motor es la competencia impulsada por la propaganda comercial; el beneficiario final es el individuo; la  promesa es la felicidad en un contexto de materialismo raso.

Para este propósito se apropia de todo el tiempo de vida del ser humano, no dejando espacio a la gratuidad, a la convivencia fraternal entre las personas y con la naturaleza, al amor, a la solidaridad  y al simple vivir como alegría de vivir. Como tales realidades no importan en la cultura del capital, pero son ellas las que producen la felicidad posible, el  capitalismo destruye las condiciones de aquello que se proponía: la  felicidad. Y así no es sólo anti-vida sino también anti-felicidad.

Como se deduce, estos ideales no son propiamente  los más dignos para el efímero y único paso de nuestra vida por este pequeño planeta. El ser humano no posee solamente hambre de pan y afán de riqueza; es portador de otras  hambres como hambre de comunicación, de encantamiento, de pasión amorosa, de belleza y arte, y de trascendencia, entre muchas otras.

¿Pero por qué la cultura del capital se muestra así tan  persistente? Sin mayores mediaciones diría: porque ella realiza una de las dimensiones esenciales de la existencia humana, aunque la elabora de forma distorsionada: la necesidad de autoafirmarse, de reforzar su yo, de lo contrario no subsiste y es absorbido por los otros o desaparece.

Biólogos e incluso cosmólogos (citemos apenas a uno de los mayores: Brian Swimme) nos enseñan que en todos los seres del universo, especialmente en el ser humano,  prevalecen dos fuerzas que coexisten y se tensionan: la voluntad del individuo de ser, de persistir y de continuar dentro del proceso de la vida; para eso tiene que autoafirmarse y fortalecer su identidad, su “yo”.  La otra fuerza es la de integración en un todo mayor, en la especie, de la cual el individuo es un representante, constituyendo redes y sistemas de relaciones fuera de las cuales nadie subsiste.

La primera fuerza gira alrededor del yo y del individuo y origina el individualismo. La segunda se articula alrededor de la especie, del nosotros y da origen a lo comunitario y a lo societario. Lo primero está en la base del capitalismo, lo segundo, en la del socialismo.

¿Dónde reside el genio del capitalismo? En la exacerbación del yo hasta el máximo posible, del individuo y de la autoafirmación, desdeñando el todo mayor, la integración y el nosotros. De esta forma ha desequilibrado toda la existencia humana, por el exceso de una de las fuerzas, ignorando la otra.

En este dato natural reside la fuerza de perpetuación de la cultura del capital, pues se funda en algo verdadero pero concretizado de forma desmesuradamente unilateral y patológica.

¿Cómo superar esta situación que viene desde hace siglos? Fundamentalmente recuperando el equilibrio de estas dos fuerzas naturales que componen nuestra realidad.  Tal vez la democracia sin fin sea la institución que hace justicia simultáneamente al  individuo (al yo) pero insertado dentro de un todo mayor (nosotros, la sociedad) del cual es parte. Volveremos sobre el tema.

Traducción de Mª José Gavito Milano

7 comentarios

  • George R Porta

    Gracias, Olga por tus comentarios. Yo trato de analizar desde el marxismo en el que encuentro cosas en común con mi actitud Cristiana (de hereje porque el catolicismo cada vez lo veo alejarse más de la realidad no importa los discursos.

    La Escuela de Chicago  ejerce una fuerte influencia en la política de derechas y culturalmente no hay mucha diferencia entre la derecha y la izquierda de la política de los EE UU, doméstica o internacionalmente, aunque  muy poca gente sabe de ella en la conversación diaria, lo cual es triste y peligroso.

    Deseo no tener que  ver los efectos desastrozos de esta vision del Mundo que lo va permeando todo tan sutil pero brutalmente (valga la paradoja) en la que el individualismo y la obsesión por el éxito/poder personal no reconocen barreras. No creo en los politicos. Hoy mire la película de 2012 sobre el asesinato de Colosio y me pareció horrible y al final tremendamente desesperanzadora. Y recordé a Rodrigo y las veces que ha mencionado a los muertos de México que parece que sean millones y no se pueda detener el conteo.

    Sé que los poderes de este país están detrás de toda esa injusticia. Sé también la injusticia que padecen tantos norteamericanos y es imposible no ver la desconexión posiblemente total entre la gente y la realidad política del hemisferio.

    En fin, gracias por tus comentarios.

  • olga larrazabal

    Hola George: Agradezco tu enlace sobre la evolución de la regulación de la usura en USA que leeré apenas tenga un poco de tiempo.  No te preocupes por el idioma, leo bastante en inglés.
    Con respecto a los distintos conceptos que encierra la palabra Capital, es bueno aclararlo ya que usar categorías de la escuela de Chicago no es lo mismo que hacer un análisis con categorías definidas por el marxismo.  Y el 90% de las discusiones bizantinas proviene de no ponerse de acuerdo desde que perspectiva estamos hablando.
    Tratando de tomar distancia de ambas escuelas de pensamiento, tengo la impresión que la Escuela de Chicago usa categorías más bien atemporales, sin ningún contacto con la realidad sociológica circundante.  Como ser deja fuera de sus análisis el tema del Poder y  su manejo de los mercados para volverlos monopólicos o monopsónicos. Y cuando el Capital financiero tiene el poder político para hacer leyes a su pinta y conveniencia, estaríamos entrando en un terreno donde para entender algo, debiéramos usar categorías marxistas, que no explican todo, pero explican más que cualquier otra teoría, en ese tema.
    También la palabra “marxista” está teñida para muchos de prejuicios de guerra fría, al relacionarla con los socialismos reales que existieron durante el siglo 20 con capitalismo de Estado en contraposición a democracias  o pseudodemocracias con capitalismo privado. Pero para muchos, son herramientas de análisis sumamente válidas.
    Lo importante es ver a donde nos ha llevado el capitalismo privado disfrazado de democracia como corruptor de la utopía de la democracia y generador de inestabilidades en el manejo de los países debido a su maridaje con la política y la confección de legislaciones cada vez más permisivas en materia económica.
    Estuve leyendo hace poco la vida de Nerón escrita por un historiador. La corrupción por libertinaje sexual y relajo moral en la que se sumió el Imperio Romano en el siglo I, me recordó a la cantidad de escándalos político-económicos, de mentiras que encubren matanzas, guerras y abusos a escala mundial, que tienen totalmente reblandecidas nuestras instituciones en el siglo 21.
    Roma aguantó  como 3 siglos más, en una larga agonía, pero en ese tiempo la población era poca, 60 millones en Europa, y existían continentes no descubiertos y había civilizaciones que no dependían de Roma.
    Ahora todos dependemos de todos, existe Internet, la maraña de organizaciones es infinitamente más complicada, existen organismos genéticamente modificados que están entrando en nuestra red de vida y que no son expulsables así como así, existen fábricas de venenos que son dueñas del mundo y no le dan cuenta a nadie y existen bombas atómicas.
    Y existe un Capitalismo suicida que no tiene ni Dios ni Ley.
    Es decir los problemas han superado cualquier teoría  que se tenga al respecto.
    Y aquí estamos viviendo lejos del mundanal ruido, en una caleta perdida en el desierto, a 1500 Km de un volcán que explotó pero cuyas cenizas están llegando, viendo como nuestra democracia blandengue medio que se desmorona y no se ven reservas morales porque todos transversalmente tienen metida la mano en la corrupción.
    Y no se por qué tengo la sospecha de que mientras estamos atónitos con los escándalos, con los aluviones, con el volcán etc nuestro gobierno a espaldas de la población va a aprobar el Tratado del Pacífico con USA, donde nos dejan a merced de las transnacionales cediendo nuestra autonomía jurídica por un plato de lentejas.

  • George R Porta

    Hola, Olga: Agradezco que hayas dedicado tiempo a adicionalmente elaborar algo que motivó mis comentarios. Al volver a leer aquello que escribí, en efecto, puede ser interpretado como una objeción pero mi propósito era el de comentar en paralelo porque el tema me parece muy importante, pero no objetar aunque discrepe. Desde luego comprenderé que no lo leas porque encuentro muy improbable que en ello diga algo que ya no sepas.
     
     
    He aquí tu párrafo: “De tu primera objeción, deduzco que quieres decir que si existiera solidaridad, no sería necesario tener un capital acumulado para construir obras de envergadura. Pienso que para desarrollar cualquier trabajo en el espacio y el tiempo, se necesita una cantidad de energía directamente proporcional a la envergadura del trabajo en el espacio y por el tiempo necesario para hacer el trabajo. Y el nombre que usamos para referirnos a esa energía acumulada tanto en forma de mano de obra, dinero, inteligencia y tecnología  lo llamamos Capital.”
     
     
    Corriendo el riesgo de que alguien me reproche entretenerme con rollos semánticos por aquello de que desee dar una opinión de todas formas, como le atribuyo una importancia grande a la equivocidad natural del lenguaje, por eso me detengo en la forma o en la cuestión lingüística. Además no creo que en lo que sigue diga algo que no sepas, pero me hace bien pensar escribiendo.
     
     
    La palabra “Capital” como sustantivo es muy difícil disociarla de la percepción de propiedad privada. Una vez que la mano de obra es considerada “capitalizable” al hacerlo se afecta la percepción del obrero/a, incluso considerado genéricamente, sin nombre propio. Si una cosa es necesario transformar es la antropología del trabajo.
     
     
    En el contexto de la esclavitud (incluyendo la que aceptaron ciertas instituciones religiosas bajo el régimen Nazi-Fascista en la ante-guerra y durante la Segunda Guerra Mundial) la “mano de obra” es como el combustible  necesario para mover o generar calor, es decir, es un objeto material de consumo y cuya destrucción es un gasto necesario y en ese sentido el trabajador/la trabajadora no se diferencia mucho de la bestia o la máquina.
     
     
    La mano de obra no tiene valor como capital excepto metafóricamente o por analogía de atribución, pero en realidad incluso cuando se trata del Estado como empleador (lo cual es un malabarismo inmoral porque el estado retiene impuestos sobre los salarios que pague), el trabajador/la trabajadora tiene una propiedad sobre el producto de su trabajo que no tiene el Estado como empleador. El trabajo es la inversión del obrero, el capital del/la obrero/a y, por lo tanto, el/la obrero/a no puede ser él o ella misma categorizado como Capital.
     
     
    De ahí la injusticia esencial de la propiedad privada cuando genera ganancias que no regresan a quien realiza el trabajo productivo y genera, con su esfuerzo, el producto-mercancía/servicio correspondiente. Como mínimo el/la obrero/a debiera estar a la par con el inversionista, sobre todo porque la acumulación que materializa la inversión monetaria para comprar materia prima, tecnología, etc., tiene una raíz si no injusta al menos cuestionable mientras haya gente que carece de lo necesario.
     
     
    Por esto, el progreso polarizado o desproporcionado en alguna dirección versus en todas, es esencialmente injusto. Por ejemplo la industria de la guerra. No solamente sus productos han sido diseñados  en todo momento con el fin potencial de sembrar muerte y destrucción, sino que están destinados a destruirse ellos mismos más allá de cualquier forma de recuperación excepto como chatarra. Ni siquiera cuando son recuperados como chatarra los/las obreros/as reciben compensación aunque la chatarra es comprada al último propietario del aparato del que proviene.
     
     
    Con respecto a la usura necesito estar seguro de que la regulación bancaria coexiste con el fenómeno de desmadre financiero a que aludes, al menos en los EE UU.
     
     
    Añades lo siguiente: “Por ejemplo, y corrígeme si me equivoco, hasta hace pocos años atrás la usura no estaba permitida en muchos estados, entre ellos los estados que componen USA.”
     
     
    Creo que tengas razón en lo que dices acerca de la usura, al menos en los EE UU. La industria bancaria carece de fronteras porque las leyes internacionales precisamente facilitan la migración de inversiones y capital de una nación a otra. Ahora bien, en los EE UU, solo fue necesario que North Dakota y Oklahoma desregularan la banca (lo cual podían hacer porque había una ley previa que dejaba la decisión en manos de los gobiernos estatales) para que las instituciones bancarias o del mercado de inversiones radicadas en otros estados de la Unión (Citibank, Chase, por ejemplo), pudieran trasladar sus oficinas matrices a ellos y quedar libres para practicar la usura sin limitaciones en las transacciones federales o sea, aquellas que hicieran cruzando las fronteras estatales (o con clientes o consumidores de otros estados).
     
     
    Las uniones de crédito, por otra parte, no son instituciones bancarias, y tienen su propia legislación estatutaria que no permite que hagan transacciones fuera del Estado de la Unión en el que han sido creadas y por lo tanto no pueden beneficiarse de los agujeros legales creados para burlar la prohibición de la usura.
     
     
    Posiblemente puedas leerlo en inglés pero el enlace al final contiene, si te interesa leerlo, un resumen bastante documentado de la evolución de la regulación de la usura en los EE UU. Quisiera enviarte una traducción al español pero realmente no puedo. He aquí el link: http://www.cepr.net/documents/publications/dereg-timeline-2009-07.pdf
     
     
    En este momento estoy desmantelando mis cosas para vender nuestra casa lo cual implica un inventario exhaustivo de los libros y otras formas de data. Como tengo que hacerlo yo solo y la vista no me acompaña, realmente solo logro dividir el día para escribir en Atrio (lo cual me relaja) aunque quizás abuse de la tolerancia y la generosidad del sitio, y hacer este otro trabajo de inventario. Los fines de semana veo a unos cinco pacientes que mantengo.

  • olga larrazabal

    Hola George:
    Vamos aclarando los conceptos punto por punto.  De tu primera objeción, deduzco que quieres decir que si existiera solidaridad, no sería necesario tener un capital acumulado para construir obras de envergadura.
    Pienso que para desarrollar cualquier trabajo en el espacio y el tiempo, se necesita una cantidad de energía directamente proporcional a la envergadura del trabajo en el espacio y por el tiempo necesario para hacer el trabajo. Y el nombre que usamos para referirnos a esa energía acumulada tanto en forma de mano de obra, dinero, inteligencia y tecnología  lo llamamos Capital.
    El como organicemos la formación de este Capital y su Administración en el tiempo, depende de las leyes que nos hayamos dado al respecto.  Y estas leyes pueden representar posiciones más darwinistas, mas corto placistas o más solidarias con la humanidad a largo plazo.
    Por ejemplo, y corrígeme si me equivoco, hasta hace pocos años atrás la usura no estaba permitida en muchos estados, entre ellos los estados que componen USA. Con el terremoto neoliberal, se levantaron las restricciones oficiales a la usura en USA  y con la globalización estas nuevas leyes se llevaron a otros países.  Y las personas solo se enteraron cuando las casas comerciales y los bancos comenzaron a poner tasas de interés inusitadas sobre los saldos impagos y se encontraron con que la novedad era legal y que sus casas habían sido llevadas a remate.
    Este es el ejemplo de una ley antisolidaridad, que emana de una política antisolidaria, que proviene de una ideología individualista que forma organizaciones irresponsables.
    Muchas de las leyes que se han ido extendiendo con los tratados de libre comercio, tienen como fin destruir cualquier proteccionismo, palabra ahora equivalente a pecado dentro de los economistas neo liberales, para instalar el des-control y la i-rresponsabilidad en materia financiera en las organizaciones que según ellos “se autorregulan solas” y no necesitan control humano…….que las haga solidarias.
    Pero si quiero construir un puente que una el Continenente con la Isla Grande de Chiloé (mira el mapa de Chile)  para un proyecto solidario  que reditúe a Largo Plazo necesito Capital.
    En el resto parece que coincidimos si bien tu agrandaste las explicaciones.
    Lo que me queda claro es que es en la vilipendiada política que crea leyes de convivencia, donde se juega el partido entre darwinismo y solidaridad.  El problema es que esta vilipendiada política incluye políticos comprados por los banqueros que son los inversionistas en las fábricas de armas, en las grandes transnacionales químicas y en la energía y que les gusta jugar a la ruleta y las apuestas con los alimentos mundiales en la confabulación antisolidaria más grande que jamás existió, como diría Cecil B. de Mille.
     

  • George R Porta

    Leo esto que ha escrito Olga Larrazábal y sin pedirle el consentimiento me he tomado la libertad de comentar entre líneas, sin deseo de  polemizar sino con gran agradecimiento porque me ha servido de plataforma de reflexión.
     
    OL: “El capital es necesario para enfrentar empresas de envergadura; pero la forma que han tomado las organizaciones económicas que aúnan capitales es una de las principales causas de su peligrosidad.”  
     
    GP: La necesidad del capital es una consecuencia del capitalismo como sistema. En realidad nadie tiene necesidad de acumular nada. Si la solidaridad fuera un valor prioritario o superior al de la “bondad”, al dejar ésta de mirarse a sí misma platónicamente, fuera imperativo compartir y ceñirse a la ética de la compasión tan gratuita como fuera necesaria a fin de que nadie padeciera miseria. Ese modo de pensar y actuar no es utópico. Ocurre al nivel personal millones de veces.
     
    OL: “La Corporación, formada por miles de accionistas de distintos países, que no son responsables de lo que hagan las empresas, son entidades ciegas dejadas en manos de administradores que cumplen fielmente el mandato de maximizar utilidades en el corto plazo.”  
     
    La corporación ocurre precisa y únicamente para echar las bases de la competencia darwiniana orientada al control hegemónico del mercado o monopolio. Si existe la corporación queda legalmente protegida la privacidad de los dueños o accionistas. Como la corporación es amoral la solidaridad no puede ser un valor teleológico. El valor teleológico a la cabeza de la escala es institucionalizar políticamente una legalidad favorable a la corporación y asegurar el incremento del capital. El obrero que pone manos a la obra y fabrica la mercancía desaparece en esta ecuación. Él mismo se convierte en materia prima (recursos humanos) y su gestión o trabajo adquiere un valor monetario de cambio, como toda otra mercancía.
     
    En este contexto no es necesario reconocer su humanidad, ni su dignidad inherente, inviolable e inalienable, como valores. Son intangibles y no pueden ser contabilizados, ni apreciados en términos de valor monetario. Por lo tanto carecen de substancia, son invisibles, imaginarios desde el punto de vista de la gestión corporativa. Nada de esto es nuevo. Hace más de un siglo que fue dicho y demostrado, aunque no con muy buena recepción y después se convirtió en una propuesta fallida cuando Perestroika, Gorbachov y Reagan sellaron su suerte tal y como Stalin y sus secuaces la había corrompido. China está terminando el trabajo de los sepultureros. Cuba, bueno Cuba es solo una utopía que respira y se asfixia.
     
    OL: “Ellos dan cuenta a Directorios, formados por representantes de miles de accionistas o de grupos de corporaciones que son dueñas de estas corporaciones.  Así la responsabilidad humana se pierde ya que el capitalista que reside en Chile y tiene acciones de Exxon, p ej., no tiene idea de los perjuicios que esta empresa hace en India o en la Amazonía, y si tiene un puñadito de acciones lo único que mira son las cotizaciones de la Bolsa para saber cuándo vender”.
    GP: La primera vez que se formó una corporación de inversionistas, quizás estas cosas podían explicarse así. Quizás unas pocas veces más. Pero hace mucho que se sabe que los “directorios” están controlados por los accionistas mayores que solo responden a sí mismos y a los accionistas minoritarios para asegurar su permanencia y su aporte de capital, que en manos de la corporación de conjunto, se convierte en materia prima a su vez.
     
    Es válido preguntarse si éticamente alguien que desvía su dinero y poder decisorio para invertirlo puede realmente permanecer ajeno al uso y al destino que se hace y de, respectivamente, del mismo. Es algo así como que los progenitores no deban preocuparse por lo que la escuela a la que confía su prole les enseñe o les inculque moral o éticamente.
     
    El video ya mencionado varias veces en Atrio “Cumbres 15” es un buen ejemplo en ambos sentidos. Sirve para responder a la pregunta de ¿con cuál propósito se deben confiar la prole a la formación provista por extraños con agenda propia? Y a la pregunta ¿con cuál propósito hay que asegurar los recursos que mantienen vivas esas escuelas o centros formativos al servicio de la clase que las mantiene?
     
    En ningún momento cesa la responsabilidad ética de quien opta por beneficiarse del trabajo ajeno y el amor, algo que los griegos ya consideraros (aunque no solo ellos) una noción sumamente equívoca y de ahí los numerosos nombres que le dieron) Pablo lo exaltó en su poética de 1 Corintios 13, pero en realidad es solo eso, imaginación poética que en la mente paulina no solo es utópico (carece de un lugar terrenal propio por ser divino) sino que es irrealizable porque no existe la persona que puede realizar algún “todo” o algún “nunca”, o alguna “nada”.
     
    En cambio la solidaridad es superior al amor y es mucho más consistente con el evangelio atribuido a Jesús: Sirve en cualquier medida cuanto mayor mejor, pero sirve aún en pequeña medida. Es, como en un rompecabezas, la contrapartida de alguna pieza real que se completa con ella y con las demás; media la negación de sí, en el sentido de salirse de la preocupación egocéntrica, para remediar a otra persona que necesite lo que tenga; y solamente requiere el discernimiento que es una obligación moral por ser un requisito de la responsabilidad ética: Pensar críticamente antes de decidir y actuar. 
     
    OL: “Y si se escandaliza de algún desastre natural provocado por las corporaciones no tiene ni la representatividad ni el acceso para expresarlo.  Además no está enterado de que Corporaciones posee la Corporación de la cual es accionista.  Y ojos que no ven…”.
     
    GP: Lo dicho antes vale para esto: La alienación de la propia responsabilidad en el Directorio de la corporación es un lujo que lo causa la propia molicie, la irresponsabilidad y sobre todo la ilusión de que se tiene poder decisorio, aunque los múltiples escándalos corporativos de los últimos años debieran haber despertado de su sueño a las personas accionistas que se confían a los Directorios. Auschwitz, Buchenwald, Treblinka fueron financiados por corporaciones perfectamente legales, amorales y absolutamente criminales por el hecho mismo de servir para aquellos fines: Kodak, Coca-Cola, Siemens, Boehring-Ingelheim Bayer, Hugo Boss, Volkswagen, Ford, IBM, por mencionar algunas. Una vez que eso se supo después de la guerra, la legislación sobre corporaciones solo se convirtió progresivamente en más liberal y la tendencia cada vez mayor a las economías de mercado libre así lo prueba. Los crashes de la Wall Street y de otros centros del mercado de acciones lo mismo. La actual crisis mundial económica es solo resultado de una tal economía. ¿Qué más necesitan para despertar y exigir la devolución de sus inversiones o transparencia absoluta? La Iglesia Católica no es excepción. De hecho muchos de esos accionistas son católicos. El pequeño reporte publicado en Atrio sobre la Orden de Caballeros de Colón y sobre las Finanzas de la Santa Sede es solo un mal dibujo de la realidad, pero no hay que ser Buonarotti para garabatearlo.
     
    OL: “Y eso pasa con todas las organizaciones humanas, que terminan teniendo vida propia y siguiendo los principios de los sistemas dinámicos, tratan de mantenerse con vida a como sea y se convierten en monstruosidades a través del tiempo.”
     
    GP: Exactamente. ¿Qué otro razonamiento se necesita para que la Bella Durmiente despierte? Ha pasado tanto tiempo que ya tiene el derecho de saber que su belleza ya no existe, que la primera vez que intente mover la boca, sus dientes caerán desgranados y que el Príncipe Azul fue una fantasía que nunca debió creer.

  • olga larrazabal

    El capital es necesario para enfrentar empresas de envergadura; pero la forma que han tomado las organizaciones económicas que aúnan capitales es una de las principales causas de su peligrosidad.  La Corporación, formada por miles de accionistas de distintos países, que no son responsables de lo que hagan las empresas, son entidades ciegas dejadas en manos de administradores que cumplen fielmente el mandato de maximizar utilidades en el corto plazo.  Ellos dan cuenta a Directorios, formados por representantes de miles de accionistas o de grupos de corporaciones que son dueñas de estas corporaciones.  Así la responsabilidad humana se pierde ya que el capitalista que reside en Chile y tiene acciones de Exxon, p ej. no tiene idea de los perjuicios que esta empresa hace en India o en la Amazonía, y si tiene un puñadito de acciones lo único que mira son las cotizaciones de la Bolsa para saber cuando vender.  Y si se escandaliza de algún desastre natural provocado por las corporaciones no tiene ni la representatividad ni el acceso para expresarlo.  Además no está enterado de que Corporaciones posee la Corporación de la cual es accionista.  Y ojos que no ven…
    Y eso pasa con todas las organizaciones humanas, que terminan teniendo vida propia y siguiendo los principios de los sistemas dinámicos, tratan de mantenerse con vida a como sea y se convierten en monstruosidades a través del tiempo.

  • Antonio Vicedo

    Y la base u origen y cultivo de la cultura capitalista estará y radica en el empeño por no aceptar la condición de igualdad en valor, dignidad y finalidad de todo ser humano, con lo que la mentalidad y la práctica se orientan hacia el poder llegar a ser mas que l*s otr*s y condicionarles su ser y hacer.
     
    Como la realidad específica humana es la alienable igualdad, las mentalidades acordes al sistema capitalista o de acumulación individualista o grupal de bienes se encasuzan hacia la mas brutal y mortífera competencia vaciando  falsamente de sentido y valor la solidaridad por la que se conseguiría y mantendría esa igualdad específica humana.
     
    ¿Consecuencia?
    Si es la verdad la que tiene la exclusiva de la rentabilidad de la libertad real su carencia se traduce en un desajuste radical que hace imposible el elcance de la paz interior individual y la relacional humana, con lo que, caminando desorientados de nuestro destino real humano nos quedamos sin la felicidad propia de la Humanidad.
     
     
    Es el peaje maldito e inexcusable que se nos hace pagar vitalmente por cambiar la prioridad del ser por el tener para poder.

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