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Habla Jorge Costadoat, el teólogo acallado por Ezzati

Es muy interesante esta declaración que ha publicado el mismo Jorge Costadoat sobre la decisión del cardenal Ezzati de negarle la venia de enseñar en la Universidad Católica. Es lo mismo que en 1988 hicieron con Küng en Tubinga. Pero no ha habido el mínimo reproche teológico. Por las palabras de Ezzati, lo que no quiere  el cardenal es que los pocos hijos de papá que acuden a la Católica que oyen a Costadoat en sus clases,  vayan después a sus riquísimos y ultracatólicos papás a decirles que en la PUC hay un “un cura comunista”. ¿Acabará impidiendo que algunos discursos del papa, también tildado de comunista, se difundan? Consulten, sobre la situación de la catolicísima universidad, este análisis que nos remite Olga: La universidad “católica” y su política penal y lo que ella misma dice en varios comentarios.

Declaración de Jorge Costadot, SJ

El Cardenal Ricardo Ezzati, Gran Canciller de la P. Universidad Católica de Chile, me recibió en su oficina el jueves 12 de marzo para comunicarme que no renovaría la “misión canónica”, la cual me permite ser académico de la Facultad de Teología. Como consecuencia, debo abandonar mi docencia en la PUC. En esta decisión nada tiene que ver la dirección de la Facultad, que, por el contrario, pidió la renovación de mi “misión canónica”.

Hace tres años Mons. Ezzati me dio este permiso en el entendido que yo guardaría fidelidad al Magisterio. Esta exigencia, ni antes ni ahora, ha sido para mí un problema. Estoy absolutamente convencido de que la revelación de Dios, viva y multifacética en la tradición de la Iglesia, tiene una fuerza humanizante extraordinaria y, por ende, una enorme actualidad.

La única justificación aducida por Mons. Ezzati para esta medida es una tensión entre mi libertad académica y la libertad de la Facultad para tenerme a mí entre sus profesores. Según entendí, él estima que hay algunos alumnos que no estarían preparados para asistir a un curso de Trinidad y Cristología como el que yo imparto por una razón más bien pedagógica. No me hizo ningún reparo doctrinal. De haberlo habido, era ese el momento de plantearlo. Mons. Ezzati me recomienda desempeñarme como teólogo en algún lugar donde pueda hacerlo sin tensión.

Me llamó la atención la razón invocada. Le expresé que nunca los alumnos se habían quejado por haber ejercido mi libertad para enseñar. La evaluación que ellos han efectuado después de los cursos, que se me ha comunicado oficialmente, ha sido en veinte años de docencia consistentemente positiva. Muchos son los estudiantes que se han mostrado agradecidos de la forma como he enseñado.

Doy mis cursos mostrando en qué consiste la fe de la Iglesia, obviamente teniendo en cuenta el legítimo debate que dentro de la ortodoxia se establece entre los teólogos, tomando yo mismo posición en las materias controvertidas. Me parece decisivo que el dogma de la Iglesia esté al servicio de una evangelización que atienda a los signos de los tiempos y que, por tanto, se haga cargo del sufrimiento de nuestros contemporáneos y de cómo Dios los va orientando en sus vidas.

Tampoco la dirección de la Facultad, en estos veinte años, me ha manifestado molestia alguna por esos conceptos. Los decanos me han felicitado por mi trabajo. Valoran la pasión con que trato de comunicarme. Solo con ardor se puede hablar de la pasión de Cristo. Nunca he recibido de ellos un solo reparo ni por mi ortodoxia ni por otras razones.

Me duele esta decisión por mí y por la universidad. Pertenezco a mis colegas y a mis alumnos. Siento por ellos un enorme afecto. Juntos hemos estado trabajando por hacer inteligible el Evangelio a la gente de nuestro tiempo. No creo que en una universidad se pueda enseñar sin libertad.

Por cierto en el decreto de la “misión canónica”, otorgada por el mismo Mons. Ezzati hace tres años atrás, se me dice: “gózase de libertad académica en la docencia y la investigación”, teniendo en cuenta evidentemente el Magisterio en general, y en particular el del Arzobispo y del Romano Pontífice, lo cual he observado lealmente. No hago pública esta declaración para perjudicar a M. Ezzati. De la defensa de mi honor como teólogo y profesor universitario depende el respeto a mis colegas y la formación de mis alumnos.

Espero a futuro seguir como siempre: expresándome con libertad, porque “para la libertad nos liberó Cristo” (Gálatas 5,1).

4 comentarios

  • Antonio Vicedo

    Ocasión y momentos para recordar y sacar conclusiones prácticas de esto que en la Iglesia se le atribuye a Jesús: Mt. XI,25-26 y Lc.X, 21:- Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, bendito seas, por haberte parecido esto bien.-
    Alguien dijo en alguna ocasión: ¡-! Es la economía….
    Ahora puede que corresponda decir: ¡-! Es el poder…
    Y, tal y como celebramos estos dias, es actualidad aún aquello de entre Jesús y el Poncio sobre la VERDAD.
    Animo hermano Jorge, porque: -El discípulo no puede ser mas aventajado que su MAESTRO; si a Mi, también os perseguirán a vosotros.
    Esto tiene cariz de ser un DOCTORADO HONORIS CAUSA EVANGÉLICO.

  • George R Porta

    En mi último comentario en la línea 8 dice “infantil y maduro” y debió decir “infantil e inmaduro”. No es el único error pero es el único que cambia el sentido de lo que quiero decir. Gracias por la tolerancia.

  • George R Porta

    No con ánimo de contradecir, pero dirigir la vida intencionalmente, es decir atenderla es en cierto modo limitarse a las opciones preferibles que son elegidas subjetivamente. Integrando eso a lo circunstancial, la visión de la realidad se vuelve menos sensible al enriquecimiento por lo aleatorio o casual que por serlo no puede ser aún circunstancial.

    Para mí el problema está en saber que uno no pueder ser sí mismo y compacerse con ello y que eso requiere una apertura incondicional a lo que no se es o a quien no se es a la alteridad de la realidad total de la que se sabe siempre tan poco y ni siquiera se sabe cuán total pueda ser porque evoluciona y cambia.

    Todos estos sujetos que deciden en un instante perjudicar uan situación o a otra persona o alguna cosa (por ejemplo el ambiente) necesitan experimentar el poder de hacerlo que parece infantil y maduro porque mantenerse cada vez más vulnerable y abierto parece más apropiado a quien vaya progresivamente madurando.

    Representar gráfica y metafóricamente la existencia como una parábola regular pudiera ilustrar lo que digo. El Rector de la Universidad no pudiera, y para poder hacerlo tuviera que renunciar a necesaria parsimonio de retener un solo foco, el del infinito. Al optar por perjudicar al teólogo Costadeat y asus alumnos, a la teología, a la cultura-de modo análogo a como lo hizo Pinochet o la Inquisición antes-optan por forzar la cerrazón sobre sí mismo, reemplazando el foco por este doble foco de la elipse, y condenarse a beber agua de su propio poco que no es cosa buena, intoxica.

  • oscar varela

    Hola!
     
    La Nota de Costadoat parece dejar en claro que Ezzati es un cobarde de sacristía.
     
    No hay novedad en esto.
     
    Lo que a mí me parece interesante es que la ciencia teología no escapa a la situación de cómo están posicionados en el mundo de ahora sus protagonistas.
     
    Esto tampoco es nuevo, pero merecería no perderlo de vista: La circunstancia vital es un ingrediente del mismo rango de importancia que el yo al que circunscribe.
     
    La vida de cualquiera (lo que le pasa y hace) es constitutivamente “circunstancial”.
     
    Madurar es atenderla con cuidado ¿n0?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

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