Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

febrero 2015
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728  
7182 Artículos. - 109450 Comentarios.

Sólo el evangelio nos sacará del atasco

CastilloJosé María Castillo acaba de publicar en su blog Teología sin censura este artículo que suena mucho a llamada del bautista a la meta-noia (cambio de mente) para poder acoger el Proyecto de igualdad humana de Jesús. Esa será la verdadera Cuaresma que empezó ayer.

El papa Francisco les dijo a los cardenales el domingo 15 de febrero“Nos encontramos en la encrucijada de estas dos lógicas: la lógica de los doctores de la ley, o sea, alejarse del peligro apartándose de la persona contagiada; y la lógica de Dios que, con su misericordia, abraza y acoge reintegrando y transfigurando el mal en bien, la condena en salvación y la exclusión en anuncio”. Esto es lo que dijo el papa. Lo que pasa es que ni nos enteramos del todo de lo que Francisco quiso decir. Y menos aún entendemos las consecuencias que lleva consigo asumir de veras la “lógica de Dios”.

La “lógica de Dios” es el meollo del Evangelio. Esto supuesto, la pregunta que tendríamos que afrontar es ésta: ¿nos puede sacar el Evangelio del atasco en que estamos metidos? Me refiero a la crisis y al atasco económico, social, político, cultural, jurídico y sobre todo ético en que nos tiene estancados y hundidos esta maldita crisis.

Así las cosas, yo me pregunto si el Evangelio nos podrá sacar de este atasco. Porque está visto que la economía y sus magnates, la política y sus gestores –al menos hasta ahora– ni nos sacan del atasco, ni dan visos de querer, incluso de poder, sacarnos. ¿Podrían hacerlo? Hay quienes piensan que sí. Pero, ¿podrán hacerlo, tal como están las cosas? Sinceramente, lo veo muy difícil. Extremadamente difícil, al menos en varios años, que quizá van a ser demasiados años. ¿Por qué? Yo no soy economista. Pero no estoy ciego. Y lo que veo es que la economía mundial funciona de tal manera, que, cada año que pasa, la riqueza mundial se va concentrando más y más en menos y menos personas. Con lo cual la desigualdad entre unos pocos (muy pocos) ricos y el resto de los habitantes del planeta es increíblemente asombrosa. Instituciones de ámbito mundial muy autorizadas nos dicen que el uno por ciento de los habitantes del planeta acumula ya tanta riqueza como el noventa y nueve por ciento restante. Ahora bien, una sociedad tan asombrosamente desigual es inevitablemente una sociedad, no sólo estancada, sino sobre todo desquiciada y sin futuro.

Pero no es esto lo peor. Lo más grave del asunto es que, en las sociedades democráticas, en que vivimos, la gente sigue votando a quienes nos han llevado a este desastre total. Y esos votantes quieren que nos sigan gobernando los mismos que nos han llevado a esta ruina y al futuro tan dudoso y sombrío que nos espera. Los mecanismos del sistema (no los partidos) hacen posible este desquiciamiento aterrador. Y no sólo lo hacen posible, sino que hasta lo hacen inevitable. Porque han llegado a producir un modelo de sociedad, una gestión del poder y un estilo de vida al que nos hemos acomodado y que –aquí está el secreto y la clave del asunto– nos resulta irresistiblemente seductor. Ya no es el “poder opresor” el que nos domina. Es el “poder seductor” el que hace con nosotros lo que quiere y lo que le conviene. Teniéndonos y manteniéndonos convencidos de que somos libres, más libres que nunca. Y persuadidos, además, de que esto no puede ser de otra manera. Porque es “el mejor estado de cosas” que se ha inventado hasta ahora. Nos han metido en la cabeza que este modelo (de economía y de política), hoy por hoy, no tiene alternativa.

Por todo esto digo que veo muy difícil que, al menos por ahora, salgamos de este atasco en el que estamos metidos. Y en el que, además, nos sentimos a gusto. Precisando más, estamos a gusto los que hacemos falta para apuntalar, mantener, asegurar y hacer que dure este sistema canalla, que tanto sufrimiento, tanta violencia y tanta desvergüenza sigue produciendo, y acumulando de día en día. Por supuesto, hay millones de criaturas que ya no pueden más. Pero también, para esos desamparados del sistema, hay “bancos de alimentos” y otras “ayudas” por el estilo. Para que sigan aguantando y no alboroten demasiado. Por eso insisto en mi pregunta: ¿podremos salir de este atasco? Esta es la cuestión que no me deja en paz.

Llegados a este punto, a muchos les parecerá ridículo el solo hecho de preguntarse si el Evangelio nos podrá sacar de este atasco. Podrá, por supuesto y en el mejor de los casos, atraer a los “alejados” y a los “excluidos” para que se acerquen a la Iglesia. Y eso, sin duda, es bueno. Es necesario. Más aún, es urgente. Pero con eso nada más no cambiamos el sistema. Ni, por tanto, salimos de la crisis. Sinceramente y pensando en serio, ¿puede el Evangelio modificar el camino que lleva la economía, la cultura, la sociedad y la historia?

Hace más de medio siglo, el profesor de la Universidad de Oxford, E. R. Dodds, nos recordó cómo, en el imperio romano, en el largo período que medió entre Marco Aurelio y Constantino (del a. 161 al 306), se extendió por el mundo occidental la más grave crisis de su historia. Los ciudadanos de aquel enorme imperio se daban cuenta de que todo se desmoronaba: el mismo Imperio, las instituciones, la vida social, la economía y la religión, todo se venía abajo. Así cundió lo que el mismo Dodds denominó “una época de angustia”. Y fue en esta dura situación en la que ya, por primera vez, el Evangelio, no vivido como una religión de ritos, normas morales, promesas eternas, convento y sacristía, sino como “una conciencia nueva de sí mismo” que modificó aquella cultura, fue el factor determinante de una recuperación que ahora no estamos en condiciones de imaginar.

Fue entonces cuando el cristianismo se presentó “como una fe que merece la pena vivir porque es también una fe por la que merece la pena morir”. Así lo reconocieron, a pesar de sí mismos, hombres como Luciano (Peregr., 13), Marco Aurelio (11, 3), Galeno (R. Walzer, Galen and Jesus…, 15) y Celso (Orígenes, Contra Cels. 8, 65). Por otra parte, es notable que aquellos cristianos, por la fuerza del Evangelio, llamaron poderosamente la atención porque estaban abiertos a todos. No hacían distinciones sociales: aceptaban al obrero manual, al esclavo, al proscrito y al ex criminal. Todo el mundo encontraba acogida en cada grupo o comunidad de cristianos. Nadie era censurado, ni enjuiciado. De forma que, como bien notó Cipriano, en la comunidad cada cual se encontraba igual o mejor que en su propia casa (Ad Donat. 4 y 14). Es verdad que, durante el s. II e incluso el III, el cristianismo era aún en gran medida un “ejército de desheredados” (A. D. Nock). Pero también es cierto que los beneficios que acarreaba el Evangelio, vivido en serio, no se reducían a ofrecer esperanzas para el otro mundo. Cada grupo, cada “iglesia local”, poseía un sentido comunitario más fuerte que cualquier otro grupo laico o religioso (sobre todo las religiones de Mitra e Isis de aquel tiempo).

Así, los creyentes en Jesús se sentían unidos no sólo por unos ritos comunes, sino sobre todo por una forma común de vida, cosa que ya percibió Celso (Orígenes, o. c., 1, 1). Y también unidos por el mismo peligro que juntos corrían (E. R. Dodds). Su pronta disposición para prestar ayuda a quien la necesitase es cosa que quedó atestiguada no sólo por los autores cristianos, sino incluso por el mismo Luciano (Peregr., 12 s). Ya a comienzos del s. III, Tertuliano hace, en una apología pública y dirigida a los gobernantes, la audaz afirmación según la cual los cristianos “lo tenían todo en común, excepto la esposa de cada cual” (“Omnia indiscreta sunt apud nos praeter uxores”Apol.39, 11).

Pero, como bien nota Dodds, más importante que los beneficios materiales era el sentimiento de grupo que la fe en Jesús estaba en condiciones de fomentar. Los modernos estudios sociológicos nos han familiarizado con la universalidad de ese “sentimiento de grupo” como algo absolutamente necesario para el individuo, así como con las formas inesperadas en que esa necesidad puede influir sobre la conducta humana, particularmente sobre los individuos desarraigados en las grandes ciudades. Epicteto (3.13.1-3) nos ha descrito el horrible desamparo que puede experimentar un hombre en medio de sus semejantes. Y el mismo Dodds nos describe con admirable sencillez y profundidad cómo debió de vivirse aquel desamparo. “Debieron ser muchos los que experimentaron ese desamparo: los bárbaros urbanizados, los campesinos llegados a las ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los rentistas arruinados por la inflación y los esclavos manumitidos. Para todas estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía de ser el único medio de conservar el respeto hacia sí mismo y dar a la propia vida algún sentido. Dentro de la comunidad se experimentaba el calor humano y se sentía la prueba de que alguien se interesa por nosotros, en este mundo y en el otro”. Y termina el insigne estudioso de la antigüedad: “Los cristianos eran “miembros unos de otros” en un sentido mucho más que puramente formal”. Con esta conclusión final:”Pienso que ésta fue una causa importante, quizá la más importante de todas, de la difusión del cristianismo” (Paganos y cristianos en una época de angustia, Madrid, 1975, 179).

Reflexión conclusiva

¿Seria esto posible en este momento? Mi modesto punto de vista es que, no sólo es posible, sino que es tan necesario que, a mi manera de ser, es la salida que nos queda. No digo que todos nos hagamos cristianos. Lo que digo es que el Evangelio, en el que tanto insiste el papa Francisco, es la salida que nos queda. Hoy ya no manda en el mundo lo que es más noble en la condición humana, la bondad, la honradez, la justicia, el amor y la ternura. No. Lo que manda sobre nosotros es la tecnología y sus mil artilugios, utilizados en interés de los potentados que lo manejan todo para su propio provecho.

¿Qué hacer? Vamos a fiarnos del gran líder mundial que ha surgido, que no es otro que el papa Francisco. Este papa repite constantemente que el Evangelio de Jesús es lo que nos puede sacar de este atasco que nos tiene paralizados en la falsa idea de que estamos saliendo y vamos adelante. Si la Curia Vaticana, si el Episcopado mundial, si el clero y los religiosos/as, si las parroquias…, las comunidades y grupos cristianos, todos y todas, dejamos de lado nuestros intereses y conveniencias, y nos centramos en organizarnos como grupos humanos en los que todo el mundo encuentra acogida, protección, ayuda, respeto, y sobre todo verdadero cariño, por ahí iremos viendo la luz de un Evangelio con menos carga de religión y costumbres de tiempos pasados, y más fuerza para hacer presentes y tangibles las tres preocupaciones que centraron la vida y las enseñanzas de Jesús; la salud para todos/as, la alimentación para todos/as, y las mejores relaciones humanas de que somos capaces. Lo demás vendrá por sí solo.

166 comentarios

  • Isidoro García

    El comentario de ayer de Josela, sobre sus dudas sobre un supuesto episodio de la vida de Mahoma, es desafortunado por tres razones. En mi razonamiento, supongo verídico este episodio, aunque la verdad es que yo, no tengo datos para juzgar su historicidad o no.
     
    (Es un comentario que creo que alguien debe hacer aquí, pues el silencio a veces puede ser interpretado como complicidad, y dar la sensación, especialmente a posibles lectores musulmanes,  de que estas actitudes todavía son abundantes en el catolicismo. Estoy seguro de que por lo menos, entre los lectores de este foro, no es así).
     
    La primera, porque no podemos ni debemos juzgar acontecimientos del pasado, con la moral de los tiempos actuales. Si lo hacemos, casi nadie del pasado, tendría un pase. Los españoles estamos cansados de que se juzguen las atrocidades cometidas durante la conquista de América, y es que no tenemos la empatía de colocarnos en los tiempos pasados. Pablo no pidió la libertad de los esclavos, sino que estos fueran sumisos y obedientes a sus amos. Eran otros tiempos.
     
    La segunda, porque aun suponiendo, que incluso bajo los estándares de su época histórica, la conducta de Mahoma no hubiese sido correcta, eso no indica nada más que el hecho de que Mahoma, no era perfecto. Pero ¿qué humano es perfecto?, ¿quién puede presumir de impecable? ¿vamos a escandalizarnos porque un humano cometa un error?. Absurdo.
     
    Por poner un  ejemplo. El gran profeta Moisés, aclamado sin duda por judíos, cristianos y musulmanes, después de haber estado cuarenta días en la cima del Sinaí con Yhavé, baja y enfadado por lo del becerro, ordenada su guardia de levitas  pasar a cuchillo a tres o cuatro mil de los suyos, por el tema. ¿Deja de ser profeta por ello?. Sin tratar de justificar nada, ¿qué es peor, matar a cuatro mil personas, se supone que con hijos, o casarse con una niña?.
     
    ¿Pondrías la mano en el fuego por la absoluta integridad a lo largo de su vida, de cualquier Papa, obispo, sacerdote o incluso de cualquier santo?. No juzgues y no serás juzgado, porque con la vara que midas serás medido.
     
    Y la tercera, es que se supone que este “escándalo”, intenta deducir del comportamiento de Mahoma, que su supuesto carácter de profeta de Dios, es producto de una mentira, o de una patología mental. Un profeta es alguien que recibe de la “Trascendencia” una comunicación directa, que puede ser en forma física, visual, auditiva, o simplemente mental.
     
    En este último caso el de la comunicación mental, todas las personas verdaderamente espirituales, somos profetas, pues creemos que en algunos momentos, el “Mundo Espiritual”, se dirige a nosotros, ya con ideas, ya con emociones, ya con sentimientos. Y eso no tiene que ver con la cualidad moral del profeta. El Espíritu sopla donde quiere y a quien quiere, y nunca es por mérito del humano. Sus planes son suyos, y varían mucho en cada caso. Hay quien como Bernadette de Lourdes, después de sus apariciones, no volvió a tener un nuevo contacto “especial” más. Ella misma decía que era como una escoba, que después de barrer, se la coloca en el escobero, y no se vuelve a sacar más. Y sin embargo, por ejemplo, Lucía de Fátima, tuvo muchas experiencias “especiales” a lo largo de su vida.
     
    El grave problema es que esa comunicación mental, nos llega a la mente subconsciente, de donde pasa a la mente consciente, en forma de intuiciones o emociones, que casi nunca sabemos a ciencia cierta si son autónomas nuestra, o son “exteriores”. Es verdad, que a veces, estas “comunicaciones”, van acompañadas, de una fuerte y extraordinaria sensación de seguridad de su procedencia. Sucede en los sueños “lúcidos”, que aunque escasos, son bastante habituales en la vida de casi todas las personas. (Yo personalmente he tenido alguna de esas experiencias). Pero incluso en esos casos, nunca tienes la seguridad completa: el mundo onírico del subconsciente es algo “maravilloso”, como comprobamos cada vez que recordamos un sueño ordinario.
     
    Yo particularmente no sé con certeza si Mahoma, o Pablo de Tarso, o Teresa de Avila, o Ignacio de Loyola en el río Cardoner, etc., recibieron auténticas revelaciones de la “Trascendencia”, o sufrieron patologías delirantes. Pero en principio, y mientras no se demuestre lo contrario, me parece “razonable” creerlo, (aunque como soy hombre de poca fe, no pondría mi mano en un fuego real). Pues creo en la existencia del “Mundo Espiritual” = “Espíritu Santo”, (o Arcángel Gabriel en el Islam), y que realiza comunicaciones todos días con nosotros los humanos, (aunque la inmensa mayoría son mentales). Por eso lo de Mahoma, no me extraña. Son temas de fe, de creencias, de intuiciones que se sienten o no se sienten.
    Se argüirá que los mensajes recibidos son distintos de los de las apariciones cristianas. Pero hay que pensar que los mensajes tienen que adaptarse a la mentalidad cultural del oyente, y este las interpretará en función de su cultura. Por eso nos es exigido a los lectores modernos, una reinterpretación para adaptarlos a nuestra mentalidad actual. Ese es el verdadero problema del fundamentalismo y del literalismo, que existen en todas las confesiones.
     
     

  • M.Luisa

    El desatascador que no desatasca, ¿es un buen desatascador?
     
    Quien dice que la esencia del  evangelio  sea desatascadora?  Al atasco nos hemos metido solitos  haciéndole oídos sordos. Eso de tomar el evangelio como desatascador  y encima calificarlo de bueno   está en la misma línea afectiva-sentimental  de como lo está quien dice “yo te leo, evangelio, y tú me alegras la vida. Abracadabra”  “esa ha sido  nuestra lógica!
     
    No nos ha sido dado encontrarnos en un atasco. El atasco ha sido  de fabricación humana y Castillo para lo que se propone emplea bien el término. No se dirige al evangelio como desatascador sino como “fuerza” que nos puede sacar del atasco. ¡Cosa muy distinta!

  • pepe blanco

    El desatascador que no desatasca, ¿es un buen desatascador?
     
    Me paro a pensar sobre la virtual capacidad desatascadora del evangelio y no la encuentro. Es posible que su lectura sugiera a algunas personas afectos positivos, aunque no pienso que sea como consecuencia de un acto mágico: “yo te leo, evangelio, y tú me alegras la vida. Abracadabra”. No, no creo que funcione así.
     
    Me pregunto cómo el evangelio ayudó a desatascar la situación en la España republicana de los años treinta del siglo pasado. Y la única respuesta que encuentro son curas apoyando el golpe de estado, la guerra civil y la dictadura de Franco.
     
    Me pregunto cómo el evangelio ayudó a desatascar el franquismo. Y la única respuesta que encuentro es la imagen de Franco saliendo bajo palio de la misa mayor.
     
    Me pregunto cómo el evangelio ayuda a desatascar la desigualdad de las mujeres. Y la única respuesta que encuentro es al papa negando el acceso al sacerdocio a las mujeres.
     
    Me pregunto cómo ayuda el evangelio a desatascar la discriminación de los homosexuales, y lo único que recuerdo es a Rouco y otros obispos manifestándose en contra de nuestros derechos.
     
    Me pregunto cómo puede ayudar el evangelio a desatascar los planes de estudios secundarios y universitarios. Pero no encuentro en los textos neotestamentarios conceptos como ” educación publica, gratuita y universal” ni otros relacionados.
     
    Me pregunto cómo puede desatascar el evangelio los problemas de la sanidad pública. Pero en los evangelios solamente encuentro a un Jesús curandero, nada que se le parezca a nuestras ideas sobre la sanidad pública. Ni San  Juan ni San Marcos nos aportan nada al respecto.
     
    Me pregunto cómo puede ayudar el evangelio a desatascar la Ley del Suelo. Pero resulta que es completamente ajeno a cualquier concepto urbanístico o arquitectónico que podamos imaginar. No encuentro en él ninguna información relevante al respecto.
     
    Me pregunto como puede ayudar el evangelio a regular la producción de productos con denominación de origen, pero no dice nada.
     
    Etcétera, etcétera, etcétera.
     
    En fin, para rematar este comentario, me pregunto qué diría Jesús sobre la deslocalización de empresas y fábricas. Y, probablemente, me contestaría que le haga a los economistas las preguntas sobre economía y a él, las preguntas acerca de Dios… 😉
     
     

  • Santiago

    No cabe duda que hay que buscar nuevas “formas” para dar a conocer el Evangelio….Sin embargo, la verdad es una y es Cristo….El es el alfa y el omega, el principio y el fin..y en El se recapitula TODA la historia de la humanidad…que por cierto es y ha sido muy breve….en comparación con la historia completa de la Creación…Por lo tanto, estas nuevas formas consisten en la expression de esta verdad central de Jesus de manera que comprendamos major su identidad….y que profundicemos en este misterio que es a la vez histórico y teológico…..
    Por eso, no solamente Jesus vino a promover un bienestar general corporal….queriendo esta justicia social para todos…pero no solamente la salud corporal…sino la espiritual….no solamente la alimentación del cuerpo…sino la del alma….no solamente las relaciones humanas….sino que podamos relacionarnos con El mismo….ya que “no solo de pan vive el hombre”….Por eso, la importancia de Jesus -expuesta en el Evangelio- no es de la de un mero profeta itinerante que se pierde en la historia….sino su trascendencia ES por su proclamación como verdadero hijo de Dios….De otra manera, su vida no es realmente relevante….

    Por otro lado, Jesus quiso revelársenos en el amor….DE ahí que nos escogiera como su Iglesia…como el Pueblo de Dios, clero y fieles, para propagar su mensaje sacramental…..Por eso esta Iglesia -Pueblo de Dios- es UNA en cuanto que…”constituída y ordenada como sociedad  “subsistit in”,   (LG 1,8)  o sea, PERMANECE o se realiza en la Iglesia Católica,…. gobernada por el succesor de Pedro y por los obispos en communion con el” (LG,1,8) “AUNQUE se encuentren FUERA de ella muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, impulsan hacia la UNIDAD católica” (LG,1,8)…Por eso, la Iglesia no se expresa de diferentes formas en “otras” comunidades eclesiales…sino que ESTAS COMUNIDADES eclesiales poseen ELEMENTOs que  conducen a la UNIDAD con la Iglesia Católica, que es la Iglesia de Cristo….Esta tendencia a la UNIDAD es el ideal….para el deseo de Jesus.que..en su oración sacerdotal…. pedía que todos fueran UNO como El mismo era UNO con su Padre…..

    Este ideal de la UNIDAD no se ha podido realizar, no solamente por las faltas de los miembros de la Iglesia y de sus graves pecados, sino por la voluntad de rechazo de muchos como escribe Juan sobre Jesus que: “vino a lo que era suyo, y los suyos no lo recibieron” (Io 1,11) ya que el “poder” de la Iglesia como “sacramento” es puramente esperitual…por eso Stalin preguntaba ¿dónde estaban las “legiones” de la Iglesia? Y asi, a pesar de las alianzas y a pesar de las crisis….a pesar de las traiciones, las defecciones….internas y externas….el milagro de la Iglesia es su supervivencia por 21 siglos…Es por eso, ahora, un buen momento….para que el carismático Papa Francisco pueda desatar y desatascar a la Iglesia de sus condicionamientos temporales…para “lanzarla” al mundo, sin miedo, sabiendo de antemano que el mal jamás va a triunfar sobre Ella…

    Un saludo cordial de Santiago Hernández  

  • Isidoro García

    Estoy de acuerdo con George, que creo que ha dado en el clavo de la clave, (valga la rebuznancia), del artículo de Castillo, que habla del “El Evangelio, como “una conciencia nueva de sí mismo” que modificó aquella cultura”. La verdad es que sembró la semilla de ese cambio de conciencia, pero la fructificación de esa semilla no es una tarea fácil, (y lo prueba que nosotros dos mil años después seguimos buscándola).
     
     
    La predicación de Jesús nos puso en la buena dirección, pero luego hay que esforzarse en seguirla y avanzar con trabajo. Porque ¿qué significa “una nueva conciencia de sí mismo”, o lo que es lo mismo, del humano en general o de la Humanidad en global?.
    Hasta ahora todos hemos fracasado en descubrirlo, y esa es la gran tarea que tenemos pendiente aquí y ahora. Como muy bien dice George, “la Iglesia católica al menos (pero yo me atrevo a extender la proposición a todo el mundo creyente de una tendencia u otra y al no creyente) ha fallado en ser motor de esperanza desde su utopía (E. Bloch) y por lo tanto ha sido un factor anquilosante o “atascadora” del Mundo en y del que debía ser sal y levadura, luz”.
     
    ¿Y por qué se produce ese fracaso?. El mismo George nos contesta: porque “el Evangelio ya no parece alimentar o promover la imaginación”. Y entonces yo me pregunto: ¿a qué esperamos para activar nuestra imaginación y en función de nuestros conocimientos actuales del hombre, del mundo y del Universo, repensar una nueva conciencia, (un nuevo conocimiento) sobre el humano y sobre la humanidad, y sobre su papel en el Universo?.
     
    En parte no lo hacemos, porque seguimos anclados en el pasado, mirando contantemente hacia el pasado, en vez de hacia el presente hacia el futuro.
     
    El mismo Castillo, cuando activa su imaginación buscando nuevos modelos de vida y de conciencia de sí mismo, se regodea en el pasado, en las supuestas comunidades cristianas de los primeros siglos del cristianos, que aun cuando fuera verídica la información que nos ha llegado sobre ellas, necesariamente responden  a las circunstancias y cultura de aquella época, que no tiene nada que ver con la actual y con todo lo que hoy conocemos.
     
    Estamos en momentos de cambio, y se nota, por ejemplo en la emergencia de nuevos movimientos espirituales en la Iglesia católica durante el siglo XX. Pero casi todos ellos han caído en ese grave error, el de la mujer de Lot, de mirar hacia atrás, posiblemente, porque estaban jugando al fútbol con los pies atados. Sin libertad y con miedo, no hay imaginación que valga.
     
    Necesitamos nuevas formas de articulación y encuadramiento de los buscadores espirituales, y las referencias no pueden ser Cipriano, Celso o Tertuliano. Ni tampoco, Benito de Nursia, Domingo de Silos o Francisco de Asís, un milenio después. Ni Ignacio de Loyola, mil quinientos años después… La gente de la Nueva Era, está marcando el camino, a pesar del batiburrillo que tienen. Si con las tonterías que dice el 90 %, están teniendo el éxito que tienen, es que van por buen camino. Y la solución no es recurrir al infantilismo y al irracionalismo de los telepredicadores americanos. Eso es pan para hoy y hambre para mañana: el incremento de la cultura los barrerá.
     
    Las referencias hacia esa “nueva conciencia de sí mismos”, radican hoy en las facultades de Psicología, Antropología y Sociología de Harvard, y de las grandes Universidades donde se trabaja de verdad, y en las escuelas de Administración de empresas y de grupos de trabajo y creatividad, y en los fundadores de las modernas redes sociales. En la vanguardia del pensamiento.
     
    Espero con ilusión que el nuevo gran refundador del cristianismo del siglo XXII, haya nacido ya. Pero si ha nacido ya, estará aún en preinfantil.
     
    (Al comentario de Josela, que me parece desafortunado y de muy bajos vuelos, le contestaré mañana, por no alargarme).

  • Asun Poudereux

    Hola George:
     
    He releído el comentario que me diriges y me impresiona. Cuánta vida hay en ti, sobre todo, porque la sostienes  en el Amor, a pesar de los contratiempos, inseguridades,  dificultades y dudas.  Pero como muy bien dices hay en nosotros todo un operativo biológico que nos sorprende y nos recuerda nuestra pequeñez, nuestras limitaciones o nuestro enredado neurológico que no para de avanzar retrocediendo. 
     
    Coincido en lo que dices, que no hay en ti, como suele haber en otras personas, ideas y creencias claras y nítidas. Si bien las ha habido y siento que son los ingredientes previos y fundamentales que me han llevado hasta donde estoy. Tampoco  por ello me considero perdida, aunque la confianza en Lo Que Es parezca desmoronarse en momentos críticos, cuando se desfallece de dolor y cansancio y cuando los desencuentros  me inoculan prepotencia o impotencia. Como es fácil de imaginar, en esos momentos me reduzco a la mente que separa y excluye saliéndome de todo lo que hay sosteniéndolo.  Pero darme cuenta de ello, sé que me ayuda mucho a acoger este centro operacional, que cantidad de veces, va a su bola, pero deja intuir también que  conoce el camino y  me dejo  llevar … y me reposa.
     
    A veces me pregunto por qué cada uno/a  insistimos tanto en una parcelita mínima de todo lo que es y no encuentro respuesta. Quizá eso mismo nos quiere hacer ver algo que nos negamos a aceptar, que las cosas son como son,  lo entendamos o no.  
     
    Un fuerte abrazo.
     

  • Asun Poudereux

    Primeramente,  quiero agradecer a todos vuestras aportaciones y vuestra sinceridad.  Cada uno se vuelca en lo que le mueve su adentro y eso es lo que me indica que todo lo que es, es inasible,  no puede ser atrapado en su inmenso espacio abierto,  aunque en cada cauce que se dirige al océano lo colma de riqueza: por eso os invito a permanecer en  la creatividad que os nace, sin intentar imponer sus formas a los demás. Gracias.
     
    De veras siento  que en mi comentario  primero no  parece haya sido lo suficientemente clara, más bien confusa,   pues se ha podido interpretar  en otro sentido por mi deseado.  En cualquier caso no intentaba hacer crítica personal al autor, ni mucho menos,  sino en reforzarlo en su mejor sentido, haciendo ver que los lemas, este en concreto, en el que con seguridad la mayoría coincidimos,  puede llevar  a autoengaños y a fijaciones.  Si mi comentario no ha sido acertado, dado el esmero que pone José María Castillo en hacer ver en lo que consiste, pues le ruego me perdone. Reconozco  es mi problema de comunicación.
     
    Mi sobre reacción, por así decirlo, viene impulsada por tantas veces oído lo de la nueva evangelización y que se ha quedado,  la más de las veces, en  nuevas predicaciones,  nuevos modos de ritos, nuevas modas  de conjunto sin llegar al meollo de lo que es clave: “una conciencia nueva de sí mismo”  como el inicio continuo de lo que está siempre por hacer y transformar.  Jesús rompiendo fronteras y esquemas de todo tipo, siempre en eso que somos,   abiertos a todo lo que se cruce en nuestro camino, sin querer imponer  nuestro lema, sino vivirlo en el día a día sin exclusiones, desapropiados,  sin creernos en posesión de la verdad. 
     
    En fin, ser  y vivir en coherencia, ¡Cuánto nos cuesta! 
     
    Un abrazo.

  • josela

    Se me hace que habrá fundamentalistas tanto en el mundo critiano como en el mahometano, etc.Lo que presumo saber es que los entendidos mahometanos, no sé si todos, entienden que el Corán es “dictado” de Dios a través del Angel S. Gabriel. Me planteo la duda si, en estos momentos, haya  quien diga que la Biblia es dictado de Dios. Por lo que yo he leido, no sé si en prensa creible, que Mahoma oía “campanitas” que delataban que sobrevenía una teofanía a través del ángel Gabriel. Mi pregunta  gira a lo que sucedió, cuando Mahoma teniendo 53 años, tomó la decisión de tomar, también, como una  esposa más, a María, la copta, Aisha, que tenía 9 años. Parece que como dicen, no sé si las malas lenguas, el padre de la niña le debió interpelar a que se esperase…para cuando la niña se hubiera hecho  un poco mayor. Mahoma le debió responder que ya iba a consultar con Dios.
    Y a la vuelta de un tiempo la respuesta debió girar en torno a que Dios le había autorizado casarse “ya”. Yo me planteo:”En este último caso oyó presuntamente las habituales  “campanitas” de una nueva teofanía, o, más bien, se oyó Mahoma sus propias “campanas”.¡¡¡¡ Dudas que se plantea uno inocentemente.¡¡¡
     

  • George R Porta

    Me confío a vuestra generosidad para que perdonen la longitud de este comentario largo en dos fragmentos pero se trataba de un artículo ya escrito y publicado en otro lugar, que adapté y no supe o pude reducir más. Gracias.

  • George R Porta

    En la teología tradicional se habla, quizás con razón, de cuatro Notas de la Iglesia (Una, Santa, Católica, Apostólica) pero el tiempo ha casi demostrado fehacientemente que posiblemente hubiera que considerar una quinta Nota. La Iglesia Universal, la que debe vivir de modo que pueda subsistir en cada una de sus expresiones―en el sentido en que Lumen Gentium se sirve de la palabra en sus nn. 7 y 8―, y para ello imagino que tenga que servirse de su naturaleza comunicante, es decir generadora de unidad, anunciante, caminante hacia el encuentro no buscando ser aceptada sino aprendiendo a acoger en la diversidad.
     
    No ha de ser imposible reconocer que la Iglesia católica al menos (pero yo me atrevo a extender la proposición a todo el mundo creyente de una tendencia u otra y al no creyente) haya fallado en ser motor de esperanza desde su utopía (E. Bloch) y por lo tanto ha sido un factor anquilosante o “atascadora” del Mundo en y del que debía ser sal y levadura, luz.
     
    En mi imaginación que, desde luego es solamente eso y por lo tanto radicalmente cuestionable, desde antes de Constantino cuando los “tests” de comunicación comenzaron a ocurrir en el seno del naciente cristianismo y fuera―en realidad comenzaron ya en tiempos de Jesús mismo (Marcos 8, 27; 10, 35-38ss por citar dos ejemplos) pero agravándose progresivamente después de Constantino―la Iglesia emergente quedó progresivamente atrapada como en un círculo vicioso (el bucle es un coloquialismo que en esta parte del Mundo en la que vivo no lo he escuchado antes pero imagino que querrá decir andar en círculos) y, dejando de comunicar eficientemente, pasó a defenderse y acuartelarse compartamentalizando la Verdad que conocía.
     
    Así el resultado pudiera decirse que fuera (quitando el sentido peyorativo a la palabra) la dia-bolizando o creando división en su interior y con respecto al ambiente y por ese camino el Mundo que siempre había sido competitivo la dominó y la contaminó del virus del Poder. Lo demás es ahora historia.  

  • George R Porta

    La equivocidad natural del lenguaje crea problemas sobre todo cuando desde la experiencia o la comprensión humana se atribuyen características o se describe o define la naturaleza de lo imposible de imaginar sin desnaturalizarla. Me refiero, por ejemplo, a la eternidad, la divinidad, la nada como si se pudieran conocer suficientemente dichas realidades desde la situación o la condición humana.
     
    La/el cristiana/o tienen una cierta ventaja al proponer como presupuesto de sus comprensiones del Mundo que el Jesús al que se refieren los evangelios pudiera ser auto-revelación de Dios aunque no lo puedan demostrar del único modo válido para la humanidad de hoy día, vale decir, con una posibilidad de error suficientemente pequeña, convincente o persuasiva. Algunos a cualquier coste lo quieren afirmar, pero otros lo esperamos y deseamos y preferimos, paradójicamente, acoger nuestra propia duda como si fuera evidencia de ello, por aquello de que lo que sea posible imaginar algo lleva de verdad: Río que suena arrastra piedras, pudiera decir el saber popular. No me parece que alguien tenga el derecho de interpretar una tal postura como crisis de nada si quienes pensamos de esa forma no nos sentimos turbados por ella.
     
    Esto escribe el Prof. Castillo en este artículo: “El Evangelio, no vivido como una religión de ritos, normas morales, promesas eternas, convento y sacristía, sino como “una conciencia nueva de sí mismo” que modificó aquella cultura, fue el factor determinante de una recuperación que ahora no estamos en condiciones de imaginar”.
     
    No pudiera coincidir más con él. Pudiera muy bien ser que el atascamiento en el que nos encontramos no solo en España sino en casi todo el Mundo, sea que el Evangelio ya no parece alimentar o promover la imaginación. En efecto pudiera ser que un evangelio vivido como una religión de ritos, normas morales, promesas eternas, convento y sacristía  sea como palabrería inaudible o insignificante, en un tiempo en el que muchísima gente sufre, material y espiritualmente hablando, y su propio vivir le ata y asfixia en la imperiosidad de satisfacer lo material indispensable para no perecer y le resulte una experiencia desde la que no puede acoger un evangelio que no represente “buena noticia”.
     
    El Dr. Castillo no parece atribuirle al evangelio mismo la “fuerza” de transformar, sino, un poco al estilo profético de Rahner se la atribuye al “oyente” a quien lo reciba y lo reciba no desde lo que ya haya llegado a sentir de sí y sobre sí, “una conciencia nueva de sí mismo”  (sic), es decir que la escucha del Evangelio le propele a avanzar o salir al descubrimiento de mayor profundidad y apertura en sí y no solo como individuo (quizás el individuo sea el comienzo) sino desde el individuo en comunicación, que puede descubrir su entorno viviente como promesa cumplible.

  • Román Díaz Ayala.

    Muy sutil, entrañable Isidoro.
    Se me dificultas que veas grupos  o segmentos y que tales puedan ser catalogados.
    ¿No piensas que prácticamente todas las personas intervinientes, sin tener en cuanta nuestras procedencias o trayectorias, tenemos la misma hambre de conocimiento?
    Tú enriqueces mucho, y yo no te menospreciaría jamás, si nó todo lo contrario: tengo a gala leerte y reflexionar sobre todo lo que expresas. Otro tanto puedo decir de todas las otras colaboraciones.

  • Isidoro García

    Señala muy lúcidamente M. Luisa, que en este foro hay poca escucha, y que estamos en permanente bucle. Y quisiera, con el permiso del dueño del cortijo,  reflexionar algo sobre el tema, haciendo un metacomentario sobre esta tertulia cultural en Atrio, o sea un comentario sobre los comentarios, con el fin, de intentar hacerlo más útil, constructivo y que al final lo lea cada vez más gente todavía.
     
    Aquí, entre el grupo de comentadores, casi todos, ya somos todos mayorcitos, desgraciadamente demasiado mayorcitos. Y tenemos cada uno nuestras propias ideas, que hemos ido construyendo en una lenta y dura labor recopilativa de cincuenta años o más, con la lectura de múltiples libros, hasta encontrar, aquellos que nos iban a nosotros. Y no vamos a cambiar de ideas fácilmente: perro viejo, no aprende truco nuevos.
     
    Por ello lo primero quiero hacer una defensa del intelectualismo y la erudición. Esto es un foro, en el que, en su subzona de pensamiento, (en sus subzonas político-social y en la intra-eclesial, rigen otros parámetros distintos), se expresan ideas y pensamientos sobre la religión, y sobre la vida, y de mejor o peor forma se expresan ideas filosóficas, éticas y teológicas, no es una reunión de la parroquia sobre vida cristiana.
     
    Y el sentido de este foro, en mi opinión, es el de aprender unos de otros. Uno no lo puede ver todo, y más en estos tiempos. La filosofía de este foro ese esa: Antonio Duato nos coloca múltiples artículos interesantes, (en su opinión), que nosotros no hemos podido leer, (no se puede leer todo). Y luego nosotros los valoramos personalmente.
    ¿Por qué no podemos colaborar en ese objetivo, y nos proponemos mostrar en nuestros comentarios en este foro, frases, trozos, citas interesantes, que hayamos ido encontrando nosotros y que pueden ser útiles al resto de lectores?.  ¿Por qué no intentamos que los comentarios sean tan brillantes y útiles como los artículos o más?.
     
    Pero para eso no basta nuestras pobres opiniones personales, inevitablemente mediocres, y además que repetimos una y otra vez, y aburren al personal. Apoyémosnos en todo el talento que existe y ha existido a nuestro alrededor en libros, artículos, etc. Es lo que se llama “divulgación cultural”, y así es como se trasmite y aumenta el conocimiento.
     
    Claro que habrá personas que piensen que queremos presumir de lecturas, pero eso son los ya conocidos argumentos de intenciones, que se utilizan cuando uno no tiene nada más que decir: “lo hará por esto o por lo otro…”. (Dejemos que los muertos entierren a los muertos).
     
    Considero que igual que hay hambre de pan, en muchos casos, también hay hambre de conocimientos, y todos debemos compartir el pan que tenemos, y así hacer una merienda más rica y variada.
    “Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios.
    Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor.
    Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento;
    Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea;
     
    no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. (Salmo 40)

  • Román Díaz Ayala.

    Tienes muchísima razón M. Luisa, y coincido contigo, en que le estamos haciendo un flaco favor al mensaje.
    Yo al atasco ( que debe ser siempre asumid como una parada momentánea, que no nos impedirá seguir nuestro camino), yo al tasco, digo, lo he comprendido en la realidad vivida de  crisis espiritual.
    Otras personas pueden considerar que nos ha sobrevenido una deserción masiva y recurrente de la fe ante las evidencias científicas, y que el razonamiento humano cubre ámbitos antes habitados por las creencias. No hay silencio de Dios, sino que nos ocupamos en apagar su voz, entretenidos en nosotros/as mismos/as.
    Castillo nos explicita  su comprensión del Evangelio  que es en este punto esencialmente de Lucas: la fuerza del Evangelio de Jesús es su poder de transformación de las personas. El lema recurrente del libro de los Hechos en torno a la comunidad cristiana y a la extensión de la misma viviendo en obediencia al Evangelio no es otro que esa fuerza de Dios para salvación.
    Pero comprenderás que Castillo sigue siendo el mismo, pero las personas intervinientes ahora andamos por las periferias  ( síntoma de la crisis espiritual = atasco), hemos cavado profundas cisternas donde saciamos nuestra sed. El Evangelio de Jesús ( Agua Viva) exige una conversión, un cambio de mente, pero no estamos dispuesto a pagar el peaje
    Sólo cuando descubrámos qué obstaculiza nuestro camino, saldremos del atasco.

  • M.Luisa

    Me sorprende que con el tiempo  que  llevamos leyendo a  J.M.Castillo y lo mucho que ha escrito en su afán de actualizar la teología,  sea  ahora vuestra fijación detener la crítica ya en el mismo titulado.
     
    Cada vez más me convenzo, no sin algo de tristeza, que nos hemos atascado en un permanente bucle. La escucha de la que tanto se habla aquí, no la veo por ninguna parte,   a lo mejor es que  place estar siempre  allí mismo  e ir repitiendo las mismas cosas.
     
    Después de su ingente trabajo como teólogo en conferencias y libros de los que tanto hablaba Javier Renovales ¿os acordáis?  Que  sus lecturas le  hicieron ver  con claridad tantos errores del pasado, pues francamente me extraña que  ahora, no se intente un esfuerzo  para interpretar con más justeza y afinidad  lo que Castillo  dice en el artículo.
     
    Ya se empieza mal cuando se establece un paralelismo  entre el título del artículo con aquel nefasto titular “fuera de la iglesia no hay salvación” hay entre ambas frases un gran  abismo, que por supuesto  no me pararé ahora a analizar.
     
    “Sólo  el Evangelio nos sacará del atasco”. Qué es, según mi opinión, lo que J.M Castillo quiere decir con esta frase? A mí me bastó solamente  introducir la palabra “fuerza”  que la encontré en dos ocasiones en su escrito “La fuerza del evangelio” para encontrarle pleno sentido al título.
     
    La fuerza es una característica que concierne a la realidad misma, en este caso a la realidad del evangelio. Lo que ha forzado el  evangelio tradicionalmente  desconectado de su realidad  ha sido  a  interpretarlo de forma dogmática y lineal. Pero de lo que se trata no es de forzar las mentes acomodarlas al evangelio conceptualmente  y lo peor aun hacer de él   algo único y universal,   sino de conferirle realidad   y desde ella  hallar esa fuerza que  nos posibilita una y otra vez volver a sus raíces.

  • George R Porta

    Gracias por tu constante acogida, Asun, y por tu fuerte abrazo.

    Al escribir “demasiado personales”  es que la controversia en círculos me parece demasiado centrada en uno o en las personas envueltas en ella. La pregunta de que “en qué consistiese mi crisis espiritual” me parece imposible de responder porque no me siento en crisis, aunque sé que eso no quiere decir que no la experimente sino que no esté consciente de ella.

    No temo a estar errado o admitir que mi manera de relacionarme con la memoria de Jesús que haya llegado hasta míy yo haya cultivado haya ido cambiando. Más bien, si algo aprendí en Cuba durante los 20 años de socialism que me tocó vivir es que es infinitamente major siempre estar en primer plano. Pero también aprendí a ser prudente y hay cosas que me gusta hablar mirando a los ojos de mi interlocutor/a porque el lenguaje si le quitas el component corporal (rostro, gestos, etc.) se vuelve demasiado insuficiente y equívoco.

    El tema “Jesús” es de una importancia tal que ante él hago “punto y aparte”, quedando siempre con la impresión de desear escuchar y descubrir, aprender aunque a menudo sienta que sea necesario posponer ese deseo y decir para contribuir a la concienciación de que la esperanza consiste en vivir arriesgándose siempre porque uno quiere y no porque le empujan. Yo deseo poder vivir mi vida así, aunque me cueste y falle en ello, integrando todo lo que en mis 71 años ha ido ocurriendo en ella, sea cada ocurrencia del color que sea, e integrar todo mi ser/vivir en un tejido de profunda gratitud.
     
     
    Con experiencias fuertes como muchas a las que he estado expuesto durante mi profesión y sobre todo lidiando con enfermos crónicos, terminales, de hospicio o de cuidados paliativos, se me reduce a nada el rollo de la ortodoxia y del discurso teológico, que me interesa, pero que en esas circunstancias pasa a un segundo o tercer plano y a veces, pierde todo significado.
     
     
    Mi deseo sigue siendo aprender a mirar cuanto más mejor con una mirada como la de Jesús. Y mi descubrimiento en ese ejercicio o aprendizaje ha sido que es la otra persona la que te confirma si le has mirado compasivamente pero también gratuitamente, sin buscarte a ti mismo/a, como parece que hiciera Jesús al mirar, con el deseo de encontrar al/la otro/a y no de encontrarse.
     

    Por otra parte, mi temperamento sanguíneo me hace demasiado vulnerable a la ira y a la impulsividad. Creo que he pasado una buena parte de mi vida deshaciendo esas tendencias. No sé si he logrado mucho en cuanto a someterlas y volverlas productivas de benignidad, pero deseo empeñado en canalizar mi temperamento. Mi ira parece tener raíces biológicas, no sale del resentimiento porque no tengo motivos para resentir nada. Lo cierto es que sea iracundo y que experimento mi ira como una especie de fuente que fluye como un río de puñales de vidrio molido, pero que cuando le salgo al paso al nivel de mera irritación puede convertirse en una energía extraordinariamente fértil y positiva.

    Sí, tienes razón en tu intuición de que tema. Temo eso, herir cuando me doy cuenta de que mi interlocutor/a y yo no andamos por el mismo camino y él/ella insiste en decirme cuál sea el camino que llevo como si alguien pudiese decir al otro quién sea o como si todos los ríos no se dirigieran al mar. Vivo convencido de algo que muy posiblemente Pablo haya escrito (Cf. Romanos 8, 35-39): Nada ni nadie nos puede separar del Amor, por lo tanto las diferencias a nivel personal o individual se pueden quedar sin aclarar y nada realmente se perderá. Siempre habrá muchas más, otras, que pasarán inadvertidas.
     
     
    Mi esperanza es la realidad esté dirigida al Amor, pero si no lo estuviera de cualquier forma nada tengo que perder arriesgándome a tratar de vivir confiado a que lo esté. La duda estimula mi esperanza no la amenaza negativamente.

    Te ofrezco un abrazo fuerte también.

  • Asun Poudereux

    Hola George:
     
    Hasta donde recuerdo y son bastantes años asomándome a Atrio, los comentarios que aparecen, en una gran mayoría, suelen ser personales,  que sean demasiado o no, qué importa, me pregunto, si ante todo es un ambiente abierto de respeto y de tolerancia a lo diferente y  especialmente a la persona que lo expresa y en el modo en que lo expresa.  
     
    Para poder mantener esta actitud es  necesario hacer muchos baños de humildad y  mucha aceptación de las propias  limitaciones. Y resulta que esto es lo que me suele llegar de tus escritos. Así que, a qué temer ¿? No creo que haya nada que demostrar y mucho menos que conseguir. Estar ahí y aquí basta, todas y todos en algún sentir nos reconocemos  en el otro, lo cual viene solo. ..Eso es para mí “un milagro”…muchíiiisimo. ¿No te parece?
     
    Un  fuerte abrazo.  

  • George R Porta

    Amigo Román: He definido muchas veces en Atrio mi comprensión de la fe como un atributo de raíces neurológicas, la acapacidad aparentemente exclusive de la raza humana de poder predecir con un riesgo intencional. Así no pudiera perderla mientras tenga capacidad cognitive, de reflexión, etc.

    Por lo demás, no busco comprobar nada. Solo deseo y trato de esperar con la confianza de que, en efecto, las promesas atribuídas a Jesús en las narraciones evangélicas se cumplirán, de lo cual no sé si me enteraré. SA diferencia de quienes parecen más capaces de SABER que dichas promesas con toda seguridad se cumplirán, yo soy desafortunado porque solamente puedo esperar mientras lo deseo. Lejos de ser eso una crisis es un largo proceso espiritual (no sé de qué otra forma llamarlo) en el que a cada vez la autonomía que
     experimento me hace desear cada vez más que en efecto al final de mi camino pueda encontrar a la Fuente del Amor sea ésta como sea.

    He de confesarte que viviendo tan lejos las crisis de España me son desconocidad y si me lo permites me son ajenas. Yo vivo en este otro país que experimenta su propia crisis religiosa, moral, política…lo que sea que no se parece mucho al menos en mi entorno. Respeto vuestra experiencia de España y la envidio (no por gusto hasta hace un año he estado viviendo en España de dos a tres meses anuales porque es cierto que la sangre llama) pero lo inmediato y aparentemente definitive es ajeno a lo que ocurre en vuestra parte del Mundo a mi nivel al menos, que es bajo, de raíces.

    No he dejado de creer al Jesús de los evangelios pero no necesito saberlo, a  él con certidumbre de erudito (nunca he sido un erudite ni lo sere). Eso sí, respeto que tú y quienes lo deseen pues puedan tener certidumbre de lo que conocen y creen. Yo no deseo tenerla y vivo feliz en mis ansias y esperanza.

     
    Por mi parte, permíteme que termine aquí esta especie de ronda argumentativa que imagino que a eso llames “estar en un bucle”. Quizás haya usado  mal este espacio de Atrio exponiendo puntos de vista demasiado personales. Así pues, te agradezco los comentarios pero me rindo. Quizás lleves la razón y yo esté equivocado. Quizás no. Un abrazo cordial.

  • Asun Poudereux

    Solo el Evangelio nos sacará del matasco,  ah no,  del atasco, es mucho asegurar, creo yo. Pero el hecho de que se apunte a buscar soluciones prácticas a través de él,  me parece ya un hecho muy positivo. Porque no basta con estar indignados y mostrarlo con análisis rotundos en una vorágine constante de vueltas a lo mismo, sino de poner sobre la mesa  vías de solución prácticas.
     
    Sin embargo, tomada la afirmación como bandera, así como lo fue “fuera de la Iglesia no hay salvación” es permanecer anclados  sin que se avance, ni un ápice, aunque pueda parecer lo contrario.  Este uso de marcar fronteras  implica, sin seguramente pretenderlo,  que lo nuestro es lo mejor.  Y seguros de nuestra verdad nos hacemos intolerantes, incapaces de abrirnos a lo diferente y  a lo diverso,  al fondo común de todo lo que es, lo Real, que a nadie pertenece y en ello estamos todos y todo,  sin exclusión alguna. 
     
    Por otra parte, como ya se ha dicho por aquí, en el Evangelio hay mucha envoltura interpretativa catequética e interesada de lo que  llamamos primeras generaciones de comunidades.  A veces se oye decir que Pablo monta tanto como Jesús porque gracias a él se pusieron las bases  de lo que llamamos la Iglesia de hoy.  ¿Qué hubiese ocurrido si únicamente permaneciera o hubiera permanecido la levadura? ¿Hubiese acumulado tanto poder y riqueza la Iglesia? Porque  esto no es ejemplaridad,  ni hay en ello coherencia, sino todo lo contrario.
     
    Por lo que me ceñiría absolutamente a la experiencia  y transformación en Jesús espejo en el que se nos refleja quienes somos y lo que somos. Por ahí creo va en parte el comentario de Pilar  y de Josela.  Qué es lo que se  produce en Jesús y en toda persona para que pueda surgir una sociedad y humanidad formada por seres humanos menos egocéntricos,  sin que hagan uso de  poderes para comprar voluntades. Porque si nos fijamos, en el fondo,  la sociedad feudal o como queráis llamarla, persiste en su línea de mutación constante: unos pocos concentran las riquezas y los poderes una y otra vez  a lo largo de lo que se nos cuenta como la historia de la humanidad.
     
    En cuanto a otras vías y caminos prácticos, que algunos comentaristas señalan para llegar en su conjunto,  a hacer realidad una sociedad más humana, más equitativa, respetuosa  y tolerante, por tanto menos hermética de lo que es y ha sido hasta nuestros días,  tendrán como base, principalmente y universalmente, actitudes interpersonales e intrapersonales  muy diferentes a las que se conocen, en las que ese priorice el bien de todas y todos sin excepciones ni imposiciones.

  • Román Díaz Ayala.

    Estamos en un bucle, George,
    mientras yo me afano en recordar, quizás innecesariamente, que se hace separación de lo personal de los contenidos expresados, tu pareces entender que yo te incluyo en una forma de coincidencias de posturas para hacer rechazo de lo expresado por este hermano en su blog.
    Me duelo, porque sé que para ti esto es un asunto muy serio a la par que tienen mucho de íntimo  y personal. No se trata  de un tema más para llenar nuestra erudición y de ejercicio intelectual, sino de la trayectoria de una vida en la búsqueda de su sentido. Y en  ese mismo tramo del camino nos encontramos ambos, tú y yo, haciendo resumen de nuestras experiencias.
    El momento actual nada tiene que ver con lo vivido en los años 60 aquí en España, cuando se hizo en los ámbitos de Iglesia la apertura de una consciencia de que estábamos inmersos en una crisis de fe que tambien afectaba grandemente a las personas del clero  ( al menos los más cercanos a nosotros).
    Era una crisis diferente a la que se vivía en otras parte de Europa salida de la II Guerra, y que ha sido un tema recurrente también aquí en Atrio. La nuestra era de una devoción y  una vida cristiana cuyas pautas llegaban a su fin. Nos enfrentábamos a la nueva situación que estábamos creando desde la propia fe que se revitalizaba y tomaba rumbos nuevos, más encarnaconistas.
    La crisis actual (sólo puedo hablar por España) es una crisis espiritual, donde la fe anterior se ha desestimado por apariencia de inservible  por la presunción de que no responde a los problemas  actuales, o porque nos creemos en la obligación intelectual de abandonarla ante la irrupción de explicaciones nuevas  que no sólo contradicen nuestros anteriores postulados de fe, sino que evidencia las falsedades ( muchas de ellas históricas) de las premisas cristianas.
    La teología más reciente, junto con los estudios bíblicos ayudados por los datos históricos aceptados como auténticos, han colaborado mucho para que tal crisis espiritual se instale definitivamente entre nosotros.
    Tú que eres persona de estudios y perteneces a la élite académica reconoceras que el pensamiento avanza de forma no directamente líneal, sino, que cada época en si misma provoca nuevas interrogantes, desestima postulados anteriores creando otros nuevos, hace síntesis, y permanece permanentemente abierta para ser superada, o para volver atrás en un ejercicio de honestidad intelectual.
    Puedes leer los evangelios de cabo rabo, incluso todo el Nuevo Testamento, y la Biblia en su versión griega o hebrea, y sacarle a todo el texto la respuesta que estabas buscando. Puedes hacer la selección que estimes convenientes de los comentaristas que  resulten más atractivos o fiables.
    No se trata, como piensan algunos de tener que hacer una opción única entre lo que ha enseñado e interpretado la Iglesia Latina como verdad inmutable, o por el contrario  apuntarte a la escuela más rabiosamente actual que no sólo contradice los postulados consagrados por la tradición, sino que hace tesis, ayudada por las ciencias auxiliares, para mostrar un Jesús solamente humano, que no hacía ningúna apelación a su divinidad.
    La pregunta debe ser muy escueta. Cuando te disponías a  analizar los textos evangélicos lo hacías porque tenías fe en Jesús y querías corroborarla,(Puede que sí o no) o lo hacías porque abandonabas la fe, habías dejado de creer en su divinidad y querías corroborarlo. ¿En qué consistía tu personal crisis espiritual?

  • George R Porta

     
    Amigo Román: Gracias por tu comentario. No aclaras. No añades confusión. No obstante replanteas el mismo problema de la defensa porque me parece que asocies mi comentario no con lo que Castillo haya escrito “otras veces” (para nada me referí a lo anterior) aquí en Atrio o en otros lugares sino con lo que otros hayan dicho en respuesta y parece que me coloques según mi palabra en la postura de atacarle personalmente a él.
     
    He revisado los evangelios y no pude encontrar, según las atribuciones a Jesús en los mismos, más preguntas que aquellas del tipo de preguntar la intención o la voluntad del otro cuando éstas eran implícitas.
     
    Me apena que si me equivoqué en lo que escribí no me lo hayas escrito o que de lo contrario hubieses admitido que pudieras estar errado. Te hubiese tomado solo una frase más y menos de un segundo del tiempo de tus nietos. Desde luego se supone que cada uno sepa sus razones.
     
    No pertenezco a ningún grupo. Entre quienes me conocen me saben un lobo estepario, quizás perdido, pero estepario, solo. No me considerara progre ni retro. Te aseguro esforzarme cuanto pueda en leer consciente de que soy yo quien lea y por lo tanto sin darme total crédito interpretativo. Por eso no juzgo a quien escribe sino a quien lee, mí mismo.
     
    Soy y hablo como puedo de lo que siento luego de aquello que consecuentemente pienso y, desde luego, sé muy poco de casi todo, pero sé que sé de muchas cosas y que eso sea según el paradigma antiguo un tanto peligroso (quizás porque ya no estamos en el Renaciomiento) y por eso me esfuerzo en citar fuentes. Antes se decía aprendiz de mucho y oficial de nada y quizás eso sea pero, desde luego, atrevido en cuanto a expresarme sin tener autoridad propia.
     
    Una última nota: No suelo expresar opiniones y menos juicios implícita o explícitamente sobre nadie y menos clasificar gente, aunque he sido y aún a veces soy duro o incisivo (o me lo parece) con cualquier opinión propia si me sorprendo o me sorprenden en error o con la ajena si no la comprendo.
     

    Mi equivocación de Tamayo y Castillo es equivocación no confusión de sus posturas intelectuales, políticas, éticas. Quizás un signo precóz de demencia prosopagnósica o confusión en la memoria de caras y nombres a base de olvidar qué cara pertenece a quien o de olvidarlas. Sólo les conozco por sus escritos y he leído a ambos pero, huelga aclararlo, desde mi ángulo.

    Te deseo un buen día con tus nietos.

  • josela

    ..sintonizo con lo que Pilar sugiere:.”.que es más cómodo dejarse arrastrar por el poseer, el aparentar, subir encima de..gobernar y desde ahí, sentirse por encima de bien y del ma..De ese “desmadre” es de dode vienen nuestros males..donde la riqueza..está sembrando muerte..”
    Se me hace que Jesús sería la pura “informalidad” humana, hecha persona y rostro ..¿El evangelio puede salvar?..A los Evangelios se les ha añadido muchas “formalidades”……habría que liberarlos de esos añadidos que provienen del oriden del “desmadre” antes apuntado por Pilar..hasta que dejen trasparentar la Pura “informalidad” amante del rostro de Jesús…

  • Isidoro García

    Cuando uno se encuentra ante un misterio, (= el desconocimiento sobre algo), cada investigador, debe plantearse un esfuerzo de imaginación para intentar trabajar con un modelo comprensible de lo investigado.

    Una buena hipótesis es la que es coherente internamente, no tiene ningún escalón delirante o claramente falso, y luego una vez armados con ella, nos permite comprender razonablemente bien la realidad. Es como una llave, que será mejor o peor hecha, con materiales más o menos buenos, pero al final si nos abre la puerta, todo lo demás es accesorio.

    El que no quiera trabajar con hipótesis, (siempre azarosas, y errables en alguna parte), pues se encontrará ante el peligro de paralización. Cuando uno no ve nada y no sabe nada del terreno que pisa, tiende a andar muy despacito arrastrando los pies, como intentando conocer el terreno con la punta de los pies. Y al final acaba deteniéndose.

    Curiosamente el ir excesivamente ligero de equipaje a veces no nos hace ser más eficientes. Pasa como los caballos de carreras que desmontan a sus jinetes. Se levantan, y sin peso encima corren más, pero no saben hacia dónde van y acaban parándose.

    Aparte de que inevitablemente y de forma inconsciente acaban agarrándose a otras “ataduras” de las que no somos conscientes, que acaban alienando la “libertad” conquistada. Contaba Tony de Mello en una de sus conferencias:
    “Una caravana de comerciantes llegó a un lugar de descanso, después de un arduo y agotador viaje. Se dispusieron entonces a atar a sus camellos. Pero había sólo diecinueve estacas para hacerlo, por lo que el dueño del camello vigésimo no sabía qué hacer. Consultó entonces al jefe de la caravana y éste le dijo: ¿Por qué no haces los movimientos y el ademán como si estuvieras atando al animal? Y así lo hizo el comerciante. Al amanecer, todos desataron y montaron sus respectivos camellos. Pero el camello que no estaba atado se negaba a moverse de su lugar. ¿Qué hacer?. Simplemente hacer los movimientos de desatarlo. Entonces de inmediato siguió camino con su amo y señor”.
    Decía el psiquiatra Viktor Frankl, que no es el hombre el que se hace la pregunta sobre el sentido de la vida, sino que es la vida misma quien se encarga de hacérsela. Necesitamos insertar nuestra vida dentro de un gran relato, que le otorgue un cierto sentido a vivirla. Y ya decía el mismo Frankl, “encuentra  un sentido a tu vida, y encontrarás la forma de vivirla”. Casi lo de menos es si ese relato es completamente ajustado a la realidad o no. Nuestro primer objetivo es ser lo más felices posible, y en segundo grado estaría, el descubrir la Realidad.
    Dice Karl Jaspers: “Lo que uno es, lo ha conseguido, a través de la causa que se ha dado a sí mismo para llegar a serlo”. Si no te das ninguna “causa”, si no inscribes tu vida dentro de un proyecto importante, vive uno la vida, como “cabra sin cencerro”, de aquí para allá, sin norte y sin objetivo.

    Sigue diciendo Viktor Frankl: “Podemos definir la religión como un sistema de símbolos que los humanos no podemos definir en términos conceptuales”. Sin embargo el gran incremento de nuestro nivel de conocimientos del Cosmos, hace que cada uno busque y encuentre una expresión conceptual a esos símbolos, y por eso, “lo que está emergiendo no es tanto una religión universal, sino todo lo contrario: para que la religión sobreviva deberá convertirse en una religión profundamente personalizada, que permita a todo ser humano, hablar su propio lenguaje, cuando se refiere al significado último”.
     

    Y este proceso, de acumulación de conocimiento, conducirá al extremo de la desaparición final de la religión, cuando todo símbolo sea conocido y transformado en conocimiento, en significado, en “logos”. No por casualidad a Jesús, se le denominó como el “Logos”.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Breviter (casi no tengo electricidad ni Internet)
     
    1.- Lo de George: ¡excelente! Aporta “razonabilidades”
     
    2.- Lo de Castillo: “Solo el EVANGELIO” …
    … ¿CUAL?
     
    Voy todavía! – Oscar.

  • Román Díaz Ayala.

    Hermano George,
    Me honro con tu amistad, pero prefiero llamarte tal como yo te veo, como hijos ambos de un mismo Dios y  con un mismo Señor, Jesús, el Cristo que vino.
    ( y paisano)
    Antes de entrar en materia quisiera puntualizarte dos cosas, que quizás aclaren ( aunque también es posible que se entorpezca más el asunto) en cuanto a Castillo y en cuanto a mí.
    Castillo no sólo esta ubicado entre los teólogos progresistas españoles, sino que ha ido baluarte y punto de referencia doctrinal durante todos estos años del período restaurador, con el Cardenal Rouco a la cabeza. No me extraña que lo hayas confundido con Tamayo, pero éste icono de la lucha de la Jerarquía contra todo lo que huela a progresismo.En la Universidad Carlos III de Madrid resultaba molesto el tándem Tamayo ( en lo doctrinal) y Gregorio Peces-Barbas ( en lo político)
    No es éste el primer episodio que sufrimos en Atrio con Castillo, pues recuerdo en una ocasión anterior escandalizó tanto a algunas personas intervinientes que el mismo Castillo tuvo la gentileza de intervenir para matizar y rearfirmarse de aquellas cosas en las que estaba siendo objeto de critica y de rechazo.
    en cuanto a mí; que yo no soy progresista, pues no me gustan los encasillamientos ni las etiquetas que unas veces te sitúan en un lugar y en ocasión distinta te colocan en otro. Pero principalmente porque todo el catolicismo español, en lo más tradicional y en lo progresista adolece el mismo problema del “secularismo”, que es una enfermedad congénita del Catolicismo Romano, y del cual he tenido alguna vez la oportunidad de dar  explicación.
    Creo que tu primer comentario exigía  que una vez más quedara aclarado que no se trata de una postura de defensa de ninguna persona, a la cual se la critica sólo por lo expresado. A Castillo le conozco tan sólo desde que he empezado en Atrio hace menos de dos años, y sólo por sus comentarios. Nunca he tenido la oportunidad de conocerle personalmente, Y he sido tan crítico como el que más en ocasiones anteriores.
    Mis intervenciones van más en la línea de lo que expresas en el segundo inmediato a éste, y que espero poder contestar con algo de más tiempo, porque me acaban de anunciar que suben a casa dos nietecitos para hacer la visita del domingo.
     

  • George R Porta

    Aparte, Román, he querido comentarte esto que has escrito: “La fe en el Dios de Jesús es el acto más libre que puede realizar el ser humano. No es mecánico, ni espontáneo, ni casual, ni necesario como objeto de obediencia ( lo evidente), sino un movimiento que es la apertura del corazón, un rotundo sí a Jesús con todas sus consecuencias.

    Respeto que esa sea tu interpretación y me alegra que  vivir según ese criterio te haga feliz. Pero hasta donde puedo darme cuenta aún esa afirmación solo es creíble merced a la autoridad de quienes la enseñan sy la credibilidad de dichos agentes el propio ejemplo de ellos, o major, mal ejemplo de ellos, le ha restado credibilidad.

    Yo no sé cuál pueda ser el “dios” (si lo prefieres el “Dios”) de Jesús. He leído de rabo a cabo y de vuelta al cabo los evangelios y en ningún lugar se le atribuye una declaración sobre su Dios, aunque se puedan inferir alusiones aquí y allá. Si me equivoco, por favor señálamelas y con gusto las reconoceré. Un abrazo cordial.

  • George R Porta

    Amigo Román, copio algo de lo que has escrito: “A J.M. Castillo se le está disparando con toda una artillería pesada, porque ha tenido el atrevimiento de glosar al hermano Francisco, y al parecer posicionarse en un discurso muy cercano al contenido de lo que oyeron los cardenales reunidos el 15 de febrero…Al hermano Castillo no se le perdona que haga manifestaciones “teístas” ( o “deistas, como se dice ahora) (¿De dónde habrá sacado lo de la lógica de Dios, si a Dios no se le puede conocer, y si algo se le conoce es sólo el dios que todos/as llevamos dentro?) Olvidamos, o estamos en la ignorancia que la fe surge ante la evidencia de que Dios está realizando algo a nuestro favor.” (A las 10:25 AM).
     
    Las intencionalidades se manifiestan lo mismo implícita que explícitamente en los dichos más que en los hechos. No veo por qué haya que defender a Castillo diciendo que se le haya atacado cuando lo que he dicho tiene que ver con lo que escribió, y no con él. Castillo puede opinar pero, aunque con menos autoridad si lo prefieres, yo también. Hasta puedo opinar lo contrario y no por ello pudiéra sernos imposible ser amigos aunque no veo cuál fuera la ganancia del Dr. Castillo al contar con mi amistad.
     
    Estoy  en desacuerdo con lo que el Dr. Castillo propone pero tu frasefrase identifica las críticas a lo que él escribió con el rechazo a su persona. Uno de los graves problemas generalizados es que a la persona se la identifique con lo que haga o diga o escriba.
    No te juzgo a ti, pero juzgo lo que dices sobre todo cuando mencionas mi nombre, y lo considero dicho defensivamente al señalar que al Dr. Castillo se “le esté disparando con artillería pesada o que al hermano Castillo no se le perdona que haga manifestaciones “teístas” (o “deistas, como se dice ahora)”.  Es obvia tu intención de defender al Dr. Castillo cuando afirmas que se le haga objeto de rechazo. Eso escribes
     
    Mencionas mi nombre y por ello te aclaro personalmente que no le juzgo por nada. En otras cosas le admiro, no le rechazo pero soy libre de diferir y hasta rechazar lo que él publique y, como cualquier otro lector, tengo el derecho de saber las fuentres de su opinión si las hay o las bases sobre las cuales se haya fundamentado en su afirmación.
     
    Solo he planteado preguntas sobre lo que él ha afirmado, respetuosamente hasta donde puedo darme cuenta. No veo como pueda objetarse que yo pregunte. Si no me equivoco eso debe más bien honrarle aunque se trate de mí que carezco de fama o nombre intelectual, público, etc.
     
    Por otra parte no me parece justo tu imperativo o exhortación a que “nos dejemos de intencionalidades”  cuando las mismas son obviamente deducibles del lenguaje empleado.

  • Antonio Vicedo

    Mucho se ha llenado la mesa de este tema con viandas de base evangélica para una sociedad como la nuestra que sufre por una gran parte escandalosa y aberrante hambruna y necesidad a medias con la obesidad;  y por otra mas aberrante inmensidad de acumulación de bienes por una minoría que, empoderada de poder, ni come, ni deja comer.
     
    Después de leeros y cotejar el porqué eso de la evangelización ha dejado tanto que desear en la historia de la Humanidad, sobre todo después de la eclosión del cristianismo, me parece, en una simplificación que  considero muy atrevida , que se puede sintetizar por aquello de que las palabras las carga el diablo, en que EVANGELIZAR que, en su original y claro sentido quiere decir DAR UNA BUENA NOTICIA  a aquellos que más la necesitan, dejo de dar a entender tal cosa.
     
    Y esa BUENA NOTICIA para la Humanidad inhumana o deshumanizada llegó a ser entendida, aceptada y considerada motivo de proclamación testimonial y como mensaje, personificada en y por JESUS , EL GALILEO, HUMANO, como el que más en su testimonio vital y mensaje, y la HUMANIZACIÓN DE DIOS para quienes, libremente lo consideren,  o acepten, POR FE,  como TEOFANIA.
     
    Y ello, porque es esta LUZ la que le falta a las luces de los saberes humanos que llegando a ser tan amplios, profundos y elevados como estamos experimentando, tienen mucha dificultad, por no decir imposibilidad de  convertirse en una BUENA NOTICIA PARA LA GLOBAL HUMANIDAD, sino, según constatamos, la peor de todas las noticias en cuanto es capaz de matar aquella fuerzallamada  ESPERANZA, capaz de empujar a l*s HUMAN*S  hacia su salvación  solidaria en HERMANDAD  GLOBAL AMOROSA.
     
    ¿Hubiera sido el mismo resultado, o lo sería aún ahora, si TODO lo que ha estado en contacto con eso que llamamos EVANGELIZACION hubiera sido percibido como BUENA NOTICIA para  TOD*S L*S SERES HUMAN*S?

  • M.Luisa

    Hombre, Román!   Te ruego  que leas  mi primer comentario  y verás que ya desde el principio mi  posición  ha estado del lado de J.M. Castillo. Yo, en su escrito  tengo claro lo que nos viene  a decir, de ahí mi esfuerzo  en exteriorizar  todo lo positivo que veo en ello.   Por eso  me supo mal que  se le interpretara  precipitadamente. Si en mi comentario  anterior he comenzado por la frase en la que has concluido tu reflexión   no quiere decir que   por  “gustarme “  la  frasecita la haya descontextualizado  de ella. No opinaría jamás sobre lo que se comenta  si no lo leyera siempre   todo por entero.

  • Román Díaz Ayala.

    No creo, George, ya exista mala fe, ni mala voluntad, en criticar el texto de J.M. Castillo, sino un ejercicio libre en este foro tan abierto como el de Atrio.
    Dejemos de lado las intencionalidades, porque cualquier argumento ad hominem desvirtuaría el diálogo. Que nadie piense que he visto algo que sea digno reproche.
    La fe en el Dios de Jesús es el acto más libre que puede realizar el ser humano. No es mecánico, ni espontáneo, ni casual, ni necesario como objeto de obediencia ( lo evidente), sino una movimiento que es la apertura del corazón, un rotundo sí a Jesús con todas sus consecuencias.
     

  • George R Porta

    ¿Qué quiere decir que la afirmación la fe surge ante la evidencia de que Dios está realizando algo a nuestro favor?
     
    ¿Cómo se puede atribuir un evento a la intervención de la divinidad? ¿No se trata la fe ahora de lo mismo que ocurría cuando al sol, al trueno, al huracán o la marejada se la divinizaba por falta de una mejor explicación? ¿Por qué nos cuesta tanto guardar silencio esperanzado ante lo “ahora” inexplicable?
     
    ¿Qué mueve a defender el modo de pensar de alguien sino que coincida con los pensamientos nuestros, que refleje en los suyos nuestra preferencia por nuestros propios pensamientos? Realmente no creo que en Atrio haya mala intención al criticar lo que alguien diga aunque alguna vez he experimentado niveles de ira en el vocabulario (que ya no se perciben) realmente altos.
     
    ¿Qué hace que surja la necesidad apologética sino el miedo al error propio? Entonces, cómo se puede tan rápidamente atribuir que una afirmación o hipótesis que otros efectúan sea resultado de que “olvidamos, o estamos en la ignorancia [de] que la fe surge…”.  ¿Qué nos permite afirmar que la fe surja del exterior y no sea algo que surja de o sintamos en nuestro interior como respuesta/reacción inicial a algo que podemos asociar a/en nuestra memoria de modo “confuso” pero no necesariamente erróneo?
     
    ¿No son los títulos dados a Jesús (Jesús el enviado de Yahvé, etc.) nuestra propia opción, nuestro modo de “construir” la identidad de Jesús? Estos títulos existían aplicados a los emperadores romanos y a deidades paganas antes de que le fueran aplicados a Jesús. ¿No se parece esa titulación al propósito de construir una catedral sobre la Mezquita de Córdoba o al de tantas catedrales y templos construidos sobre ruinas mesoamericanas para extinguir los monumentos ya dedicados a la noción de la divinidad por quienes tenían no “ausencia de fe” sino una fe distinta a la de los misioneros conquistadores de la famosa “bula inter-cætera” de Alejandro VI en 1493?  

  • mª pilar

    Mirando atentamente el encabezado del art. de J.M.Castillo, y añadiría:
     
    Quizá la esencia del evangelio no está “presentado” para cambiar el estado del mundo… y en cada época. pero…:
     
    Creo firmemente, que leído con suma atención, desde toda la información que hoy poseemos y debemos escuchar, comprender, asumir (con sentido común) porque quienes nos van enseñando todos los avances de la ciencia en todas sus ramas… también tienen sus  peculiaridades, porque nacen en el seno de personas humanas con sus “ideas, conocimientos y vivencias” personales y porque todo está en un cambio constante.
     
    Retomo el pero…: Siento firmemente que sí ¡Puede cambiar a la persona!


    Y ahí es donde, de alguna manera, podrían cambiar algunas “cosas” en nuestro entorno.
     
    Si hubiese muchas personas buenas, justas, equilibradas, libres, abiertas… podrían existir:
     
    “Buenos empresarios, políticos, gobernantes, compañeros/as de vida, grupos, trabajadores, médicos…etc.
     
    Y creo de verdad, que no solo el evangelio, hay otros muchos caminos que su mensaje es, para que el ser humano llegue a su plenitud, y mientras va llegando esa plenitud, allá por donde caminan personas así:
     
    ¡¡¡Cambia el entorno!!!


    Por lo que estamos viendo, sufriendo… no parece una tarea fácil; es más cómodo dejarse arrastrar por el poseer, el aparentar, subir, estar por encima de… gobernar… y desde ahí, sentirse por encima del bien y del mal.
     
    De ese “desmadre” es, de donde vienen todos nuestros males, tanto a pequeños niveles como a grandes esferas donde la riqueza extrema está sembrando muerte, guerra, desolación.
     
    ¡¡¡Creo firmemente, que el evangelio “sanado” de tantos añadidos, puede cambiar al ser humano… si personalmente cada cual así lo decide!!!
     
    Es una labor personal, interior, de conocimiento y aceptación en su manera de ser y vivir, piensen lo que piensen los demás. No hablo de ritos, religión, obediencias ciegas… hablo de convencimiento y opción de ojos abiertos en el devenir de cada día, allá donde nos encontremos.
    mª pilar
     

  • Román Díaz Ayala.

    Querida M. Luisa:
    Tu explicación sobre la naturaleza, formación y mecanismos del conocimiento en torno a la realidad del pensamiento es elogiable, por lo sintética.
    Te ruego comprendas que no puedes descontextualizar la última oración de lo anterior de mi comentario. Yo sólo resumía que nuestro hermano José María, el rechazo que sufre, obedece a que no cumple “las expectativas”, de quienes están en desacuerdo.
    Puede que me esté equivocando, pero no creo que sea por esta última frase.

  • M.Luisa

    Pero preferimos nuestros pensamientos!
     
    Justo aquí, creo que te equivocas amigo Román,  ¿por qué?  porque en lo que precisamente  vengo incidiendo,  yo diría hasta  la saciedad,  es en esa alternativa   que  deja abiertos  a la realidad nuestros pensamientos,  de tal manera que el conocimiento en su estructura  procesual  no se apea en el yo cartesiano “yo pienso” sino que,   en dicha estructura se descubre  otro nivel primario y anterior a este  en forma de “ yo siento que estoy pensando”    Con lo cual esto significa que es la realidad la que nos da que pensar  porque lo que fluye del pensamiento  no es lo que conceptuamos sino   lo que sentimos por estar abiertos a ella.

  • Román Díaz Ayala.

    Hablemos claro
     
    A J.M. Castillo se le está disparando con toda una artillería pesada, porque ha tenido el atrevimiento de glosar al hermano Francisco, y al parecer posicionarse en un discurso muy cercano al contenido de lo que oyeron los cardenales reunidos el 15 de febrero.
    Pero he aquí, que ni siquiera el hermano Francisco resulta ser original, sino portavoz de algo aprendido en la doctrina de Jesús, sacada de los propios evangelios.
    Identifica la lógica de Jesús con la lógica de Dios, porque ése fue el propósito de la homilia que estamos citando donde se identifica las obras de Jesús con las obras de Dios, Jesus que se contamina tocando y sanando a un leproso, y lo dice alto y claro porque quiere que sea la lógica de la Iglesia, pues el camino de la Iglesia no es otro que el camino de Jesús.
    Es un tema bíblico-teológico el contenido de “la lógica de Dios”.
    ¿Por qué levanta tanta pasión aquí en Atrio?
    En primer lugar debemos reconocer que es  lo medular que da sentido a la comisión de Jesús el enviado de Yahvé : Quien nos hace una invitación a a participar de los goces de la Nueva Alianza, convertirnos ahora que tenemos tiempo, el momento de gracia, la auténtica sabiduría de vida
    Estamos citando a Isaías 55, que en un momento dice ( versículo 8) “Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos- oráculo de Yahvé-. Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros.”
    Al hermano Castillo no se le perdona que haga manifestaciones “teístas” ( o “deistas, como se dice ahora) (¿De dónde habrá sacado lo de la lógica de Dios, si a Dios no se le puede conocer, y si algo se le conoce es sólo el dios que todos/as llevamos dentro?)
    Olvidamos, o estamos en la ignorancia que la fe surge ante la evidencia de que Dios está realizando algo a nuestro favor.
     
    Pero preferimos nuestros pensamientos.

  • M.Luisa

    Bien,  en principio  y para no moverme demasiado   de los límites que planteaba el artículo  y también, como no, sorprendida por la salida tan vehemente  del amigo Pepe, quise  ayer sólo atenerme en hacer aquella distinción que se aprecia  al caracterizar como “fuerza” el evangelio.  Claro está  tomado este matiz como  una simple sutileza   no hace, en efecto, cambiar el panorama  y por tanto  empuja a ir  en  busca de  otros derroteros.
     
    Sin embargo, aquel simple vocablo era coherente  respecto  a la línea de pensamiento  con la que me vengo expresando aquí.  Porque la fuerza  al implicar la realidad en el contexto  todo  lo que se diga del evangelio habrá  de guardad necesariamente coherencia con ella.      Mi propósito,  por tanto, era ahondar con aquel matiz    lo que con su escrito nos venía a decir J.M.Castillo.
     
    Ahora bien, en sintonía con los comentarios  que he leído esta mañana me extenderé un poco más en aquella idea.     El alcance  de  la teoría de la incomplitud de Gödel a supuesto tal  conmoción  que obliga a tomar en filosofía   una nueva posición intelectual. Esta novedad , para el problema que me acuciaba,  la encontré, como  aquí ya  es sabido   en la última obra de X. Zubiri, la trilogía “Inteligencia Sentiente”.
     
    Pues bien,  con la ayuda que ofrece Internet  para  la búsqueda de citas   introduciré algunas de ellas.


    Gödel,  “¿Qué es el problema del continuo de Cantor?” (1963), Obras Completas, pág. 427.
     
     
    …a pesar de su lejanía de la experiencia sensible, tenemos algo parecido a una percepción de los objetos de la teoría de conjuntos, como se puede ver por el hecho de que los axiomas mismos nos fuerzan a aceptarlos como verdaderos. No veo ninguna razón por la cual debamos tener menos confianza en este tipo de percepción, es decir, en la intuición matemática, que en la percepción sensible, que nos induce a construir teorías físicas y a esperar que futuras percepciones sensibles concuerden con ellas y, además, a creer que cuestiones no decidibles por el momento tengan significado y puedan ser decididas en el futuro.
     
    Y sigue
     
    Lo “dado” que subyace a las matemáticas… pueden representar más bien un aspecto de realidad objetiva, pero, en oposición a las sensaciones, su presencia en nosotros puede deberse a otro tipo de relación entre la realidad y nosotros mismos.]
     
    No obstante, desde la perspectiva zubiriana, todavía  la concepción del realismo matemático de Gödel es concipiente y no sentiente. Parte de la dualidad entre sentidos e inteligencia. De ahí que esta explicación conceptiva de la naturaleza realista de la matemática resulta, a la luz de inteligencia sentiente, un balbuceo del realismo zubiriano. Éste queda explícito si sustituimos las expresiones de Gödel por las de Zubiri: “intuición” por “aprehensión primordial de realidad”; “algo más que es inmediatamente dado” por “formalidad de realidad”; “sensaciones” por “contenido de realidad”.
     
    En fin, seguiría pero como muestra puede valer ¿o no?

  • pepe blanco

    4.- Me parece imposible que el evangelio pueda proporcionar soluciones al mundo actual. Por razones fáciles de entender (bueno, igual no son tan fáciles). Nuestra sociedad se basa en el conocimiento y en la información. El otro pilar de nuestra sociedad occidental actual es el derecho. Y, tal y como yo lo veo, el mensaje de Jesús, el evangelio, es completamente ajeno a esos conceptos.

  • pepe blanco

    Castillo empieza diciendo que la “lógica de Dios” es el meollo del evangelio. Caray, si eso no es prepotencia y soberbia cristiana, que baje Dios con toda su lógica y lo vea.
     
    1.- Pienso que estamos aún lejos de poder intuir cuál podría ser la lógica de Dios. Peor aún, no estamos nada seguros de nuestra propia y humana lógica, como lo asegura el llamado “teorema” de Godel.
     
    2.- Por ejemplo, por no saber, ni siquiera sabemos con certeza si el universo es determinista o probabilista. Es decir, no sabemos cómo es la lógica del universo. Y si no sabemos cómo es la lógica del universo no disponemos de la que, en mi opinión, sería la única pista que podría apuntar a la lógica de Dios, suponiendo -lo cual quizás sea mucho suponer, que el universo fue creado por Dios y que, de alguna manera, se manifestó en él.
     
    3.- Si alguien piensa que el amor podría ser la lógica de Dios, no debería olvidar que, el amor, también puede ser interpretado como un sofisticado mecanismo evolutivo que favorece la supervivencia del individuo y de la especie. El problema es que su ausencia, la ausencia de amor, también podría ser interpretada en el mismo sentido, !o cual nos conduciría  pensar que tan lógicamente divino es el amor como su ausencia.
     
    4.- me parece muy difícil

  • Isidoro García

    “¿Nos puede sacar el Evangelio del atasco en que estamos metidos?. Me refiero a la crisis y al atasco económico, social, político, cultural, jurídico y sobre todo ético en que nos tiene estancados y hundidos esta maldita crisis. ¿Puede el Evangelio modificar el camino que lleva la economía, la cultura, la sociedad y la historia?”. (Castillo)
     
    En el primer comentario intenté explicar mi interpretación personal de la frase de Castillo: “La “lógica de Dios” es el meollo del Evangelio”. Por ello en él no traté los temas concretos a los que se refiere el párrafo de arriba.
     
    Porque considerando el mensaje cristiano, como un mecanismo de catalización y como acelerador del proceso evolutivo de la Humanidad, queda claro que la resolución de los problemas concretos de esta, en el transcurso de dicho proceso evolutivo, no pueden buscarse en los escritos evangélicos, que nunca será un vademécum de soluciones concretas humanas, sino que dichas soluciones tienen que venir de la Ciencia: la psicología, la sociología, la tecnología varia, la ciencia política, la historia, la medicina, etc.
     
    Por eso los grandes profetas y “santos” de la humanidad, serán los científicos y los investigadores, que han hecho mucho más por sus hermanos, los humanos, que los “buenistas”, que han monopolizado el cupo. (Yo creo que en el “Cielo”, o en el “Cuerpo místico de Cristo”, va a haber muchas más sorpresas de lo que muchos se creen).
     
    Por eso las iglesias, deben abandonar sus filosofías de salvación individual, (con sus corolarios sacramentales y de prácticas pietistas), que en los tiempos modernos, son totalmente incompatibles con el Espíritu de nuestro tiempo. Y ponerse decididamente en apoyo del progreso de la evolución de la Humanidad, incluso hasta el extremo de hacerse el haraquiri, si comprendiesen que sus estructuras son un grave obstáculo para el mismo, al igual que hicieron los políticos franquistas en la Transición.
     
    Entonces habrá que investigar (aquí deberían hablar especialmente los especialistas en dinámica de grupos), unas nuevas estructuras agrupativas, tanto de iniciativa económico-laboral, (empresas de filosofía auténtica cooperativa y anticonsumista, y no solo de nombre), estructuras culturales, como grupos de extensión de conocimientos humanos, de estudio y think tanks, muy bien conectados con muchos otros, constituyendo los nudos de la gran red comunicativa y social en que la Humanidad se debe articular.
     
    En dichas comunidades o redes, las interacciones de sus miembros serían mucho mas intensas que las mantenidas con individuos ajenos a ellas. Servirían como comunidades de apoyo mutuo y para el desarrollo de proyectos para crear y expandir conocimiento, más allá de los límites organizativos o institucionales.
     
    De esta forma puede iniciarse el encuadramiento de la humanidad entera. Es conocida la llamada teoría de los seis grados de separación. Fue acuñada por primera vez durante los años treinta por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en uno de sus cuentos (y desarrollada más tarde por el psicólogo de la Universidad de Yale, Stanley Milgram).
     
    La teoría señala que, debido a que el número de personas que conocemos crece exponencialmente en cada nueva relación que hacemos, podemos asegurar sin riesgo a equivocarnos que, con una máxima diferencia de seis personas, estamos en contacto con toda la humanidad.
     
    Se trata de una idea popularmente aceptada, y hoy día con las redes sociales, podemos intuir claramente su validez. Si en Facebook tuviéramos diez amigos homogéneamente repartidos por el mundo, (por razones de idioma y comunicabilidad), y estos amigos siguieran esa misma regla, en nueve pasos estaríamos en posible contacto indirecto con mil millones de personas, que son las que utilizan actualmente Facebook.
     
    Señala Juan Freire que: “A lo largo de la historia de la humanidad, las organizaciones tribales han dado paso a los sistemas basados en mercados y finalmente a las organizaciones en red”.
    “En la sociedad contemporánea, gracias a la tecnología de la información y las comunicaciones, las organizaciones sociales adquieren nuevas tipologías (más abiertas y con mayor frecuencia de vínculos débiles) y escalas (tamaños de grupo mayores) abriendo posibilidades insospechadas de colaboración y producción colectiva”.
    “De este modo las redes sociales pueden funcionar, y desarrollar proyectos para crear conocimiento, más allá de límites organizativos o institucionales. De hecho, la red constituye un nuevo paradigma social y económico en que nos hemos instalado en las últimas décadas del siglo XX y que ha sido denominado “Sociedad Red””.
     
    La cuestión no es disponer un único bloque monolítico, (al estilo del Imperio Romano),  que es imposible que se pueda mantener verdaderamente cohesionado, por la inevitable pluralidad de pensamientos, sino una gran cantidad de pequeñas comunidades locales y/o homogéneas ideológicamente, pero muy bien comunicados e interrelacionados. La nueva tecnología de las redes sociales, que está en su inicio, y las grandes posibilidades de futuro de la Big Data, lo empiezan a hacer posible.
     
    El tiempo ha llegado. Ahora ya se vislumbra el camino. Está empezando a amanecer, que es cuando todo se ve más obscuro.

  • Isidoro García

    Añadido al comentario anterior:
    Y esa vocación universalizadora y totalizadora del cristianismo, no va en desdoro y desprecio de la indudable presencia de muchos otros núcleos dinamizadores del proceso de evolución en el que nos encontramos, (unos religiosos y otros laicos).
     
    El que las iglesias cristianas, (todas) sean núcleos de levadura en la masa, no quiere decir que la “lógica de Dios” (= los planes de la Trascendencia), no haya dispuesto la existencia de muchos otros núcleos de levadura, que aunque aparentemente tengan diferencias entre sí, persiguen al final lo mismo: el buen término de ese proceso evolucionario, y el triunfo de la Humanidad.
     
    Lógicamente, según se vaya avanzando en ese proceso, esos núcleos dinamizadores diversos, irán entrando en un proceso, quizás no de unificación total, sino de coordinación y colaboración, al igual que los diferentes tejidos de un ser vivo, aun siendo diferentes, trabajan todos coordinados por el bien común.
     
     
    Esa es la clave del auténtico pluralismo, tolerancia y respeto democrático, entre las personas e instituciones de diferentes creencias.

  • Isidoro García

    Dice Castillo: “La “lógica de Dios” es el meollo del Evangelio. ¿Nos puede sacar el Evangelio del atasco en que estamos metidos?. Me refiero a la crisis y al atasco económico, social, político, cultural, jurídico y sobre todo ético en que nos tiene estancados y hundidos esta maldita crisis. ¿Puede el Evangelio modificar el camino que lleva la economía, la cultura, la sociedad y la historia?”.


    Para entender la auténtica misión y utilidad del cristianismo, (lo que constituye la Buena Noticia), hay que comprender que toda nuestra historia transcurre dentro del proceso evolucionario en el que está inmersa la Humanidad, (el conjunto de nuestra especie homo sapiens sapiens), hacia una nueva especie más inteligente y mejor organizada individual como socialmente.
     
    La intervención de Jesús en la Historia, puede ser considerada de dos formas. Los no cristianos, la considerarán como la actuación de uno de los sabios y grandes hombres que con su lucidez han ayudado a esa evolución en curso, mediante sus buenos pensamientos, y mediante una transmisión meramente  cultural.
     
    Y por otra parte los cristianos, considerarán que la actuación de Jesús, en esa misma dirección, sin embargo es de mayor calado y eficacia. Su misión consistiría en introducir y extender unas ideas catalizadoras y aceleradoras del vigente proceso de evolución. Y esto se conseguiría a través de una transmisión religiosa, además de cultural.
     
    En este sentido el cristiano, ve en la actuación de Jesús en la historia y de la organización que se fundó posteriormente a su muerte, el desarrollo de esa “lógica de Dios”.
     
    Dicha “lógica” de Dios, se traduciría en la organización de un instrumento catalizador y acelerador de la dura y penosa evolución de la Humanidad en el Cosmos. Toda la teología del “Reino de Dios”, solo se entiende con esta perspectiva. Y por ello en las enseñanzas de Jesús, el Reino “ya” estaba presente, y por otra parte tenía un carácter claramente evolucionario: empezaba como una pequeña semilla para desarrollarse en un árbol gigantesco en el que se puedan posar todos los pájaros de la Tierra.
     
    Así el “Reino de Dios”, adquiere una estructura que tiene mucho en común con una metamorfosis. En la metamorfosis de una mariposa, cada célula del gusano, no desaparece, y se crean nuevas células de mariposa, sino que paulatinamente las células de gusano existentes se van redirigiendo y reorganizándose en unos nuevos tejidos, (unas agrupaciones de células similares), con distinta estructura a como estaban organizados antes.
     
    Para eso se necesita que en el proceso intervenga una fuerza de transformación, (constituída por el Mundo Espiritual con su estructura), que promueva y dirija dicho cambio. El “Reino de Dios”, anunciado por Jesús, es esa nueva “mariposa”, que paulatinamente va surgiendo, del “gusano” de la Humanidad evolucionante.
     
    En este sentido, la vocación totalizadora y universal del cristianismo, no es una muestra de prepotencia, como arguye el amigo Pepe Blanco, sino que es una muestra de que el cristianismo no es un mero asunto de rezar rosarios y tomar comuniones, sino que es una cosa mucho mas seria e importante: algo a nivel cósmico y universal, (de Universo). (Lo que pasa es que no es algo demostrado, es algo sujeto a fe, y si no lo crees, pues entonces Jesús quedará reducido al mero papel de sabio humano. Y cada uno creerá lo que quiera).
     
    Y esa vocación totalizadora de las muchas Iglesias cristianas, como de zona de inicio de la metamorfosis general, (la levadura de la masa de la parábola de la levadura), tiene que ir acompañada con la convicción de que al igual que en el proceso de la metamorfosis, el gusano desaparece y se transforma en algo totalmente distinto, así deberá pasar con esas iglesias iniciales, en las que debe haber una metamorfosis tan grande, que al final desaparezcan como tales, sacrificándose por la nueva mariposa, la Humanidad triunfante.
     
     
    Y siguiendo con la metáfora de la metamorfosis, esa búsqueda que señala Castillo, de unas nuevas estructuras organizativas, que faciliten la inserción del individuo creativo, dentro de una colectividad global, es algo parecido con lo que sucede con las antiguas células del gusano, que sin desaparecer, ni morir, lo que hacen es que se reestructuran y reorganizan en unas nuevas agrupaciones, que constituyen los nuevos tejidos de la mariposa emergente.

  • Pascual

    Mi admirado José María Castillo tiene muy buena fe, muy buena voluntad y tengamos en cuenta que es un sacerdote católico; lo cual lo predispone a encontrar en el Evangelio la panacea. Y en efecto, se encuentra pero la didáctica del Evangelio la han centrado en el hombre, en el alma y no en la SOCIEDAD. Y aquí está la pifia de esa didáctica: que el hombre va por libre, el alma va a su aire y LA SOCIEDAD es o debiera ser acorde con el sentido común de la SOCIEDAD, que tiene su sentido común, aunque a veces espante. Si dejamos el Evngelio para uso particular, vamos particularmente adelante, pero socialmente no. Si lo tomamos socialmente, hasta nos saludaremos y besuquearemos al salir de misa. ¿El evangelio es la panacea? NO, si se entiende como hasta ahora, individualmente. Otra cosa sería si fuera aplicado como base de acción de la colectividad, de la SOCIEDAD.

  • Román Díaz Ayala.

    De todas las acepciones que históricamente haya podido contener la palabra  “humanismo”  yo me quedo con esa costante que nos dice ser una actitud o, incluso con alguna base doctrinal,  basada en una concepción integradora de los valores humanos. Existen muchos humanismos, según nuestros trasfondos culturales, que son sistemas de valores cultivados en diferentes civilizaciones y dentro de ellas en diferentes época.
    El humanismo es a la cultura, lo que la obediencia cristiana es a la religión. Quien ha conocido a Jesús y vive inmerso en la fe no puede prescindir de los elementos de la cultura que le humanizan.
    ¿Tiene pues rigor histórico que la presencia cristiana ha ayudado a humanizar a la sociedad donde ha estado inserta? ¿Ha podido ser una fuerza emergente en una sociedad/época decadente falta de valores?
    Si examinamos de forma personal nuestros valores cristianos, salidos del Evangelio, y nos convertimos abjurando de la vanidad de la vida en la que estamos sumergidos, ¿no estaremos contribuyendo a salir de la crisis social, de la decadencia de nuestra civilización europea occidental?
    ¿Tenemos que dejarle ese papel a otras fuerzas ( que se levantan como ofertas de otros humanismos) que excluyen “nuestra experiencia cristiana salida del Evangelio”? ¿Sobre que fundamento?¿Vivir nuestra vida de discipulado (el Evangelio es obediencia a Dios) tiene que ser necesariamente no asumir como propios los valores de otros humanismos?
     

  • M.Luisa

    Pienso que la recomendación evangélica que aquí hace J.M. Castillo  merece  una previa  diferenciación, porque no es lo mismo  hablar “del”  evangelio que hablar de “la fuerza del evangelio”   y creo que él más bien se refiere a lo segundo.  La introducción del   elemento  fuerza en la expresión  hace del evangelio algo universal (creo que así lo menciona en dos ocasiones) lo desancla  de su encasillamiento  meramente cristiano   resaltando de él  lo que tiene de buena noticia para la humanidad. Es por la fuerza que contiene  y no por su contenido doctrinal  por lo que  el evangelio  es  vivencial.

  • George R Porta

    Me parece interesante que la palabra fe sea utilizada en sus distintas acepciones aunque en realidad solamente signifique, etimológicamente, confianza y por lo tanto expectativas, esperanzas y en modo alguno un conjunto de afirmaciones doctrinales.

    Es difícil precisar todas las intenciones de Jesús al decidirse a actuar en público, sobre todo a la muerte del Bautista, si no tenía propósitos políticos. Si los poderes de su tiempo le temieron tanto que les fue necesario matarlo, sus enemigos, tras de observarle prolongadamente, le reconocieron peligrosidad política.  

    ¿Qué impidió a Jesús ajustar su gestión pública de manera que pudiese posponer su apresamiento y ejecución? Le asesinaron tan solo tres años después de comenzar su liderazgo, si los evangelios fueron compuestos como estiman los exégetas.  
     
    No parece que Jesús fuera incapaz de reconocer, a la par que sus enemigos, el peligro que representaba para estos y el que los mismos representaban para él.
     
    Los exégetas proponen que las narraciones evangélicas satisfacían necesidades pastorales de comunidades concretas y de ahí las semejanzas y diferencias entre ellas. Se puede afirmar que los primeros cristianos, como Jesús, iban a contracorriente y muchos pagaron con su vida un tal atrevimiento. ¿Cómo se puede ignorar el significado político de Jesús? Sus enemigos le temieron al punto de tener que ejecutarlo para evitar una crisis política. ¿No basta dicha circunstancia para cuestionar si las narraciones evangélicas restaron significancia a la posición política de Jesús por miedo o por prudencia? Imposible no recordar a tantos líderes religiosos de los últimos dos siglos que justifican con ese mismo razonamiento una inmoral neutralidad política o no menos inmoral parcialización estratégica con los poderosos.

  • George R Porta

    Hola Asun: Gracias por avisarme de la equivocación lo cual me permite pedir perdón por la atribución errónea. Un abrazo cordial

  • Asun Poudereux

    Hola, George, creo que te refieres al prof. Castillo  en tu comentario, en vez de al prof. Tamayo.

    Buenas tardes y noches a todas y a todos.

  • pepe blanco

    ¡JOODEEEEEEER!
     
    Creía que lo había leído todo sobre la prepotencia cristiana. Me equivoqué. Me faltaba aún por leer este artículo de Castillo. Y se supone que es un teólogo progresista.¿Como serán los reaccionarios?
     
    Pensaba que, tras el CVII, la iglesia había superado el que fuera de ella no hay salvación. Pues no, no lo ha superado. Resulta que fuera de ella no solo no hay salvación para las almas, sino que fuera del evangelio no hay salvación para la economía, ni para la cultura, ni para la sociedad, ni para la historia. Tío, qué fuerte leer esto.
     
    Lo que no dice Castillo es que la cristianísima Europa medieval, fue una sociedad de injusticia cristiana, de ignorancia cristiana, de desigualdad cristiana y de feudalismo cristiano. Esa fue la sociedad que sucedió en Europa al imperio romano. De toda la fantasía que narra acerca de unas hipotéticas comunidades cristianas que “salvaron” la decadencia del imperio romano, o lo documenta, o no me creo nada.

  • George R Porta

    No es difícil coincidir con el Prof. Tamayo en que el evangelio de Jesucristo sea una alternativa pero hay otras muchas éticas en otras culturas que no Deben ni pueden ser ignoradas. Esto es así hasta el punto que Tamayo no require que todo el Mundo se convierta en cristiano.
     

    Hay una expresion del Prof. Tamayo, que por otra parte causa problema: ¿A qué se pudiera referir al nombrar una “Lógica de Dios”?
     
     
    Ese tipo de problema de lenguaje y comprensión de la historia no debiera ignorar que fue precisamente la arrogancia de comprender esa “lógica de Dios” lo que causó la tragedia constantiniana de una Iglesia que se convirtió en imperial.
     
     
    Esa arrogancia que duró y quizás en parte siga durando por más de 20 siglos, llegó a definir la infalibilidad de Pedro y por lo tanto, en algún momento, alcanzó unas alturas totalmente inaceptables. No menos que el distanciamiento de ello se pudiera deducir de las palabras de Juan Pablo II a los Coptos en Egispto (23 de junio 1979): “Sea cual fuere la amargura heredada del pasado, las dudas que pueda haber hoy y las tensiones que puedan existir, el Señor Jesús nos llama a todos a avanzar con confianza mutua y amor mutuo. Si la verdadera unidad debe lograrse, ha de ser fruto de la cooperación de pastores a nivel local, y de la colaboración en todos los niveles de la vida de nuestras Iglesias, a fin de que nuestro pueblo crezca en la mutua comprensión, en la verdad y en el amor a cada uno. No intentando ninguno dominarse mutuamente, sino servirse recíprocamente…”

  • Román Díaz Ayala.

    ¡Me apunto!
     
    y ahora la pido a J.M. Castillo, si lo tiene a bien, que nos haga una hoja de ruta, porque está muy acertadísimo en su conclusión.
    Somos muchos/as quienes estamos en los mismos parámetros, y algo hacemos en nuestros pequeños grupos/comunidades/familias. El Evangelio es un fermento arrollador, cuando se vive permitiendo que la lógica de Dios obre en nosotros/as.

Responder a M.Luisa Cancelar comentario