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Un viaje a Roma

antonioHoy es (era, pues creo que se ha cambiado) la fiesta de santa Teresa de Lisieux, la santa Teresita de la infancia espiritual.

Recuerdo aquel 3 de octubre de 1953 que amaneció para mí en un tren que cruzaba la Costa Azul para llegar un poco antes de la medianoche a Roma. Siempre ha quedado unido en mi memoria el recuerdo de Teresita con aquel mi primer viaje a la ciudad donde iba a pasar siete intensos de mi vida. Y siempre he unido a ese viaje la vivencia de la infancia espiritual, inspirada en la Historia de un alma, que pude leer después sin el maquillaje con que la había endulzado su superiora y hermana. Y esa vivencia me ha acompañado en ese otro largo viaje de una vida que se prolonga sin dejar de renovarse.

Allá en el fondo siempre he descubierto en lo más profundo de mí un impulso infinito de vida y amor acompañado de una palpable evidencia de pequeñez y nulidad. Y esta profunda sensación, acompañante de todos los avatares de la vida, es la verdadera infancia espiritual. No es necesario imaginar niñitosjesús ni infantilizar la vida para seguir sintiéndose niño pujante de vida y consciente de carencia existencial. Y esa es la vivencia más profunda que acompañó mi juventud y que, cuando ya mayor y creía haber perdido, me ayudó a recuperar un laico matemático y campesino, profundo analista y místico sin atribuirse nunca esos títulos, Marcel Légaut.

La fe en sí mismo, con la que la que Légaut dice que ha de comenzar todo trabajo espiritual, es el equivalente de la infancia espiritual de Teresita, si se le quita a esta lo que él llamaba “mermelada” y se la deja en la pura fe.

La fe en sí mismo no es autosuficiencia o confianza en la fuerza del propio ser, ni siquiera lo que ahora se llama autoestima. Es fe pura y oscura, salto en la pura noche hacia ese misterio interior que presiento en lo profundo de mí, esa fuerza que es a la vez incuestionable, ineludible e irrepetiblemente mía, y también fuerza que trasciende mi pequeñez y fugacidad. A veces se podría decir que es la síntesis vital de inmanencia y trascendencia, nada e infinito, naturaleza y gracia. Vivida en breves segundos de consciencia y en un tono firme que desde el fondo une todos los momentos de la vida.

La fe en sí mismo, la infancia espiritual, invita a abrirte y a tener fe en el otro, en toda otra persona –misterio único e irrepetible– que encuentras en la vida. La conexión con el otro puede ser así abierta, respetuosa, confiada y, a veces, amorosa. La fe en el otro exige y renueva la fe en sí mismo. Se crean conexiones, comunidad, red. Amor es la palabra suprema que hay que usar con reserva para no banalizarla. Es mejor limitarse a respetar a la otra persona y hacerte presente a ella, abriéndose para que se produzca la conexión, agradecido siempre al misterio cuando esta se produce. Como los niños, nada somos ni podemos si no es con otros. Y esos otros –padres y madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas– son los que viven en mí y yo en ellos. La infinitud llega así a ser real sin perder mi finitud. Yo, siendo ínfimo y efímero, soy todo y todos los que me han precedido, desde el primer átomo y el primer homínido, y seguiré sin ningún límite en quienes habrán recogido alguna chispa de mi ser. Y esto no es imaginación neurótica de una monjita del siglo pasado, que vio cómo se le escapaba su vida llena de deseo con tuberculosos vómitos de sangre, sino análisis profundo de realidad.

Toda esas convergencias entre materia global y personas, ese misterio que no está fuera sino dentro de cada uno, es lo que nos hace presentir que no está fuera de sentido el tener fe en el Otro, el gran misterio que a todos y a todo une y en-reda. Sobre él no podemos hablar conceptualmente, pero podemos sentirlo o presentirlo. La inteligencia debe ayudarnos a limpiar su nombre de adhesiones contingentes, dejándonos cada vez más desnudos, sin asideros fideístas, libres para la auténtica fe. La secularización y la crítica a la religión es la mayor aportación que en estos últimos siglos se ha podido hacer a la verdadera espiritualidad, a la verdadera infancia espiritual. Sólo cuando uno se encuentra en la profunda noche, sin asideros, puede emprender el salto a la verdadera fe en sí, en el otro, en Dios.

Gracias, Teresa y Marcel, por haberme acompañado en estos viajes. Seguís yendo conmigo.

24 comentarios

  • h.cadarso

    “Hace tiempo que dejé las Moradas, Moraditas y  Carmelos; ahora habito en los Barrios distantes”. Se lo tomo prestado a mi amigo Oscar Varela de sus escritos místicos…Y eso otro que dice de que “pasó” por Lisieux, solo pasar…
    Vale, Duato querido, yo te creía más lejos de mis amigos de Bilbao, los no creyentes anticreyentes. Pero aquí nos revelas la cercanía entre el mundo no creyente y anticreyente y tu sentido de infancia a lo Teresita de Lisieux. Y va luego Oscar, siempre tan orteguiano, para completar el cuadro, y subraya la importancia de la circunstancia: (yo soy yo y mi circunstancia). Creo que estoy contigo, amigo pibe; yo también prefiero a Lisieux los “Barrios distantos” que aquí llamamos suburbios, bidonvilles, lumpenproletariat. A mí me cae  mejor el Marx de la Comuna de París, de los Barrios distantes de Londres, que el enseñante y doctor de la univresidad de Tréveris. Y perdonen por distraerles de sus lecciones, que me ayudan mucho, Duato, Asun, Isidoro y demás. Y gracias a todos.

  • ana rodrigo

     Con el permiso de Rodrigo, hago mía esta su afirmación: “Si me permites violentar tu modestia, creo también que lo que Teresa y Marcel han sido para tí, tú lo eres para mucha gente. Inspiración, experiencia orientadora, y compañero de caminhada. Gracias por ello.”

  • m* pilar

    Después de una semana intensa en Bilbao ejerciendo de abuela…
    Entro en este recinto armonioso (para mí) de Atrio, y encuentro tu desnudo interior que nos regalas.
    Cómo no vas a llegar a nuestros corazones desde el tuyo tan limpio y entregado a la búsqueda constante del “Otro en todas las personas que hanpasado y pasan por tu vida”.
    Yo no pude “congeniar” con Teresita… la convirtieron en martir, por no saber ni querer comprenderla… tanta mermelada como tú encontraste… me hizo casi insufrible su lectura.
    Supiste sacar el fondo, y lo unes a Legunat… Para mí, cada persona que ha pasado y pasapor mi vida, abriendo pequeños vestigios que personalmente debo descubrir… !son importantes!
    Las quiero, agradezco constantemente lo regalado y desde ahí, voy haciendo mi camino donde la lucha por un mundo mejor desde esa Infinidad-Esencia-Dios… siento, experimento en mí.
    Gracias
     

  • Rodrigo Olvera

    Hola Antonio
     
    No he leído mucho a Teresita. Pero cada vez que pienso en ella, desde mi ignorancia en su vida y obra, la palabra que me viene a la mente es Resiliencia.  Y ahora que lo pienso, creo que en esta capacidad humana que se agrupa en la palabra resiliencia, hay mucho terreno en común entre las apuestas vitales de Teresa y las tuyas.
     
    ¿Será que ese campo común es el que te hace sentirla caminando acompañando tu jornada?
     
    Si me permites violentar tu modestia, creo también que lo que Teresa y Marcel han sido para tí, tú lo eres para mucha gente. Inspiración, experiencia orientadora, y compañero de caminhada. Gracias por ello.
     
    Saludos

  • Santiago

    gracias Antonio por el profundo análisis teresiano que has logrado con tu artículo…Yo también me he sentido desde mi juventud y a lo largo de toda mi  existencia  extraordinariamente atraído hacia esta vida, pobre y oscura, de esta valiente y decidida carmelita……. y me pareció que podía ser imitada por todos los que estamos en búsqueda de la verdad, y que podemos acceder a su verdadero mensaje…….ya que ella repetía que en realidad se alegraba de sus defectos e imperfecciones ya que Dios la amaba en esa misma imperfección, y que no le hubiera importado hasta cometer los mas terribles crímenes ya que ella creía en el arrepentimiento y en la misericordia del Padre……..ES POR ESTO, que lo que ella dijo y escribió se relaciona con la pura verdad….sin velo alguno….es, pues, una santidad, o una forma de vivir, asequible a todos…los mortales, ya sean creyentes o no….Un modelo de vida…..para todos los
     tiempos….

    Requisito de su camino, pues, es la pequeñez..la sencillez…y permanecer así hasta el hasta el fin….Y no cabe duda, es en la noche de la fe – en la pura fe-  que ella vivió hacia el final de su vida, donde todos podemos encontrarnos
     y encontrarla a ella y el sentido verdadero de su mensaje
    ….¿Quien no ha gustado -al menos en parte- este estado doloroso del ser? Todos, pues, podemos reconocernos en ella….ya que su grandeza consistió en haber permanecido en el amor,  a pesar de su profunda sequedad del espír
    itu, su persistente aridez, sus dudas de fe, que ella misma confesó que no cesaron hasta su muerte…..Por eso, al final, pudo decir….que, a pesar de todo, no se arrepentía de haber llevado aquella vida de entrega de aceptación  total…porque al final solo iba a contar el amor  …lo único trascendente y lo único que no perecerá nunca…. sino que persistirá  con nosotros y en nosotros…Lo único que podremos llevarnos con nosotros mismos…

    un saludo   de Santiago Hernández 

  • Isidoro García

    Perdona Antonio. Yo he hablado de que la lección del tema no consiste en milagrerías, tipo visiones, y gracias especiales, que quizás en algún caso excepcional y en el fondo anecdótico, se pueden dar, (yo sí lo creo).
     
    De lo que hablo es de conexión espiritual, (mental inconsciente), y real, muy real,  con “alguien o alguienes”, que es lo que en el lenguaje religioso se suele llamar “Trascendencia”. Teresa parece que escribió: “Ni un solo libro, ni teología alguna me han instruído, y sin embargo en el fondo de mi corazón, sé que estoy en la verdad”.
     
    ¿Era una loca, una ilusa a la que le habían comido el coco, una pobre boba, o qué?. Comprendo perfectamente que un agnóstico o un ateo digan que fenómenos como el de Teresa sea todo un engañabobos para credulones, que la Iglesia montó por conveniencias apologéticas. Pero si lo miramos con otra mirada, hay que ver el fenómeno completo, con todas las circunstancias. Y hay que preguntarse cuál es la lección profunda, que subyace debajo de su anécdota personal.
    (Y yo me sorprendo, porque el párrafo tuyo que cité, parecía que tú lo entendías así. Dices: “ Es fe pura y oscura, salto en la pura noche hacia ese misterio interior que presiento en lo profundo de mí, esa fuerza que es a la vez incuestionable, ineludible e irrepetiblemente mía, y también fuerza que trasciende mi pequeñez y fugacidad. A veces se podría decir que es la síntesis vital de inmanencia y trascendencia, nada e infinito, naturaleza y gracia”.
    Y ¿qué es eso, sino conexión espiritual, influencia espiritual, gracia o cómo quiera que lo llamemos?.

  • Antonio Duato

    Hola, Isidoro!

    He leído con atención tu comentario.

    Daría para mucho. Desde luego lo que ya de joven descubrí como válido en los escritos de Teresa de Lisieux no tenía en absoluto nada que ver con visiones, favores especiales, eficacia de la oración de petición, incluso imaginaciones de sentirse niño en manos de Dios… No es que esté eso en sus escritos. Pero son mermelada edulcurante. Descubrí una reciedumbre en su vida para aguantar por pura fe, en noche que duró sin desconfiar en que era querida por Dios, aunque los acontecimientos pudieran parecer lo contrario. En el artículo que citaba en un comentario se dice:   en su pensamiento el modelo único («Enfant de Dieu») es Jesús hijo de Dios, que, por gracia, «diviniza» a la criatura humana con la invasión del amor de su Espíritu, transformándola en sí mismo, como Teresa había escrito explícitamente en una carta a su hermana Celina: «estamos llamadas a volvernos nosotras mismas divinas».

    Continuaremos otro día, Isidoro. Más que sobre Teresa sobre nosotros mismos.

  • Isidoro García

    Un complemento solamente al párrafo final que no ha quedado claro.
    La “insolencia”, la “confianza teresiana” de hablar de estos temas con exsacerdotes, no la da la autoestima personal, sino la convicción interna, de que a pesar de la falta de estudios especializados, cualquier “profano” si está “conectado” a quien todo lo sabe, puede confiar en sus palabras. (Independientemente de que esto no garantiza contra el delirio o el error, contra los que nadie está vacunados).

  • Isidoro García

    Quisiera hacer una glosa-comentario a este escrito, que me ha descubierto un principio fundamental y sobre el que tengo algunas ideas complementarias.
     
    Yo siempre había creído que el mensaje fundamental de Teresita fue el de la confianza plena en Dios, como un niño confía en su padre/madre. Y derivado de esto, vendría la “inutilidad” del “esforcismo” jesuítico, del duro camino ascético y ritual en el proceso de perfeccionamiento espiritual o humano, (pues ambos son el mismo). Esto es lo que lógicamente chocó con la espiritualidad actual y más todavía de hace 150 años en la Iglesia Católica.
     
    Pero aquí veo que esa “confianza infantil” bien entendida, no es algo meramente sentimental de estampitas y “flores a María”. Y es mas compleja y sobre todo, bien entendida y aplicada, es mas práctica para nuestras vidas de cada uno de nosotros.
     
    Yo desconozco, el concepto concreto de la confianza en sí mismo de Legault, (tengo pendiente leer los textos de él que se guardan en Atrio. Y puedo interpretar como Antonio Duato lo entiende, por su descripción: “No es autosuficiencia o confianza en la fuerza del propio ser, ni siquiera lo que ahora se llama autoestima. Es fe pura y oscura, salto en la pura noche hacia ese misterio interior que presiento en lo profundo de mí, esa fuerza que es a la vez incuestionable, ineludible e irrepetiblemente mía, y también fuerza que trasciende mi pequeñez y fugacidad. A veces se podría decir que es la síntesis vital de inmanencia y trascendencia, nada e infinito, naturaleza y gracia”.
     
    Esta lectura a mí me ha inspirado la idea de que es una confianza en que los mismos “favores” y “circunstancias favorables” que han disfrutado otros personajes, están igualmente a nuestro alcance si lo solicitamos “infantilmente”.
     
    Todos, en momentos en que estamos desanimados, incrédulos, y fríos, hemos pensado que si a nosotros se nos hubiera aparecido Jesús en múltiples visiones como a Saulo o incluso como a Santa Teresa, etc., nosotros tendríamos mucha mas seguridad en nuestra confianza en nuestra fe, y la firmeza de  nuestras creencias se acercaría a la que tenemos sobre algo que vemos con los ojos y tocamos con las manos. Y seríamos “santos” como ellos. Y no dejamos de pensar que es injusto que a unos se les dé mucho y a nosotros, casi nada.
     
    Bueno, pues yo interpreto que esa confianza en nosotros mismos, sería una confianza en que si lo pedimos “infantilmente”, nosotros recibiremos “influencia espiritual”, como el que mas haya recibido en la historia.
     
    ¿Y que significa eso de “infantilmente”? Pues creer en la “magia” como un niño. Dice Pannikar: “El “nuevo” Dios no puede ser el restauracionismo de muchos movimientos fundamentalistas, no puede ser un consolador futuro; DEBE POSEER UNA PRESENCIA MAYOR Y UNA FUERZA SUPERIOR. En una palabra debemos purificar y ahondar nuestra vivencia de lo divino”.
     
    Yo, lo de la presencia mayor y el uso de la fuerza superior, lo entiendo como volver a creer en la presencia y capacidad de actuación, de la Trascendencia, o sea en reencantar el Mundo de nuevo. Eso no significa creer en milagrerismos, sino que debemos hacerlo de forma compatible con el conocimiento científico del mundo. Debemos ser niños, pero niños modernos, no niños antiguos.
     

     
    Por eso no estoy del todo de acuerdo con el párrafo: “La inteligencia debe ayudarnos a limpiar su nombre de adhesiones contingentes, dejándonos cada vez más desnudos, sin asideros fideístas, libres para la auténtica fe. La secularización y la crítica a la religión es la mayor aportación que en estos últimos siglos se ha podido hacer a la verdadera espiritualidad, a la verdadera infancia espiritual. Sólo cuando uno se encuentra en la profunda noche, sin asideros, puede emprender el salto a la verdadera fe en sí, en el otro, en Dios”.
     
    El pretender actuar sin asideros fideistas alguno, además de suicida, es algo que desvirtúa la vida como religiosa. Se vivirá una vida muy dignamente agnóstica o atea si se quiere, pero en ningún modo religiosa. Yo no se qué miedo se tiene a decir las cosas por su nombre. Una cosa es que tenemos que actuar y ser humanos, como si “Dios” no existiera, en el sentido de que Dios no va a intervenir directamente en hacer un mundo mejor, por nosotros, y otra cosa es prescindir de la creencia en su apoyo indirecto para nuestra inspiración y movilización.
     
    Se que el que un profano hable de estos temas con exsacerdotes con muchas misas y confesiones en su haber, y que se las saben todas, a alguno le parecerá “infantil”.  Eso justamente es la confianza en sí mismo de Teresita.
     
    (Lo del tema de la relación entre la confianza “teresiana”, con la fé en el otro, es otro tema para otro día).

  • Antonio

    ¡Vaya exégesis, Oscar, de lo escrito por mí una mañanita a vuelapluma para dejar noticia a los amigos de una de esas concatenaciones de recuerdos que acontecen frecuentemente al despertarte de madrugada. Y después dices que no eres filósofo, tú, orteguiano empedernido.

    Agradezco a todos los comentarios y me agradezco no haberme autocensurado como otras veces por hablar demasiado en primera persona y no de manera abstracta o generalizada. Hay cosas de las que solo sé hablar en primera persona. Por ejemplo, yo no sé hablar de fe y razón sino de lo que creo, de cómo lo creo y cómo pienso todo ello. Y lo mismo sobre naturaleza y gracia, catolicismo y libertad, etcétera.

    Si me aceptáis así, sin echarme en cara el dar siempre mi tinte personal a todas las cuestiones, me atreveré a emprender sin más remilgos esa tarea de columnista a la que me invita Pepe Blanco.

    Pero otro comentario tuyo, Oscar, sobre cómo viviste tú a la Teresita patrona de las misiones, (que te hizo desviar en un viaje hasta Lisieux), me ha hecho recordar cómo veía yo a esa Teresa en esa edad de mis 21 años, cuando aquél viaje mío. Alguien -debió ser el jesuita Enrique Jaureguízar que otros lectores de Atrio conocieron- me debieron enseñar a leer la Historia de un alma (su diario) de otra forma, fijándome no en la mermelada de lenguaje monjil e imaginativo que llena sus páginas sino en la manera radical y auténtica con que ella se plantea unir el “lo quiero todo” con “no puedo nada”. Y esa vivencia de esta Teresa aparecía en una tremenda noche oscura de la fe que duró casi toda su vida. Ya se presentía esta dureza en la edición que entonces leíamos pero se hizo más evidente cuando el texto fue devuelto a su versión original. Quien quiera seber más es útil este artículo sobre la doctora de la Iglesia.
    Y gracias, Ana, por esa evocación a Cavafis y el viaje a Itaca. También desde mis años jóvenes me enseñaron a hacer una lectura humanista de la Iliada..

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo lo que para mí es lo más significante de este escrito de Antonio Duato:
     
    – “Gracias,
    – Teresa y Marcel,
    – por haberme acompañado en estos viajes.
    – Siguen yendo conmigo”-
    …………………..
     
    1.- “Gracias”
     
    Ya comenté hace muy poquito en otro Post cómo es el “AGRADECER-LA-VIDA” el primer punto de apoyo de toda perspectiva saludable.
     
    De ese manantial-fuente emerge la COMPRENSIÓN del Paisaje (Yo y MUNDO),
    dentro del cual hay –mayores o menores- zonas oscuras de descuido, abandono y dolor,
    atendibles por la MISERICORDIA.
    ………………….
     
    2.- “Teresa y Marcel”
     
    Son los HÉROES. Cada cual tiene los suyos. Aquellos que lo alientan a poder lo que ellos pudieron con sus nuevos o repristinados ideales esforzados.
     
    Lindo y luminoso que Antonio los vuelva a conocer (re-conocer) por sus nombres.
    ………………….
     
    3.- “por haberme acompañado en estos viajes.
     
    A pesar de estar en tercer lugar, el “me” (del “haber-me”) es el nudo personal en que se asiste clarividente al ovillado hilo de la propia Vida, derramando sobre sí misma el bálsamo de la Comprensión y del Agradecimiento.
    …………………..
     
    4.- “Siguen yendo conmigo”-
     
    La Oración termina la Declaración de toda Vida, en un Presente futurizo
    (el famoso “AMÉN”, que –como se sabe- es un tiempo futuro del verbo ser: ¡SERÁ!)
    ……………………
     
    Solo me resta desearle a Antonio Duato que se le vayan cumpliendo –y en COMPAÑÍA- sus tan buenos anhelos!
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola Isidoro!
     
    Brevemente:
     
    Al “apurado” lo que le pasa es “pasarse”.
     
    Felicito tu esfuerzo y gozo por escribir un Libro.
     
    Mi crítica a tus Comentarios se refiere a que “te-pasas-de-largo” a gritar ¡BASTA! a quienes usan otros modos de expresión (estéticos) que a ti no te gustan ¡vaya uno a saber por que!
     
    Haz lo tuyo y aprende (o intenta aprender) lo de los demás!
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Isidoro García

    Amigo Oscar: No sé si soy “apurado”. Solo sé que cuando digo algo, hago eso: decir lo que pienso, no preguntar, para hacer “bonito”.
     
    Fíjate si sé lo que es “mundo” y “espiritual”, que llevo escribiendo un libro sobre el Mundo espiritual, desde hace tres o cuatro años y ya llevo más de cien mil palabras. (Pero todo eso ya te lo sabes tú, que has estado en el “Angelicum”).
     
    ¿Y ahora resulta que utilizar el lenguaje es huir de las cosas concretas? ¿Y cómo vamos a “negociarlas” si no las nombramos?. Ya sé que el mapa no es territorio, pero prueba a orientarte de otro modo.
     
    Se ve que cuando comentas al “jefe”, te explicas bien, escribes varias líneas seguidas y se te entiende, (más o menos), pero cuando te diriges a los “parias”, no merece la pena el esfuerzo.
     
    Es broma, y no te ofendas. Es que yo también voy.

  • oscar varela

    Hola Isidoro!

    Si no fueras tan apurado
    notarías que tu lenguaje es extremadamente “im-preciso”.

    Por ejemplo:

    ¿A qué llamas “Mundo”?

    Más aún:

    ¿A qué llamas “espiritual”?
    ……………..

    Por otra parte:
    ¿Te has enterado que el Lenguaje tiene origen en el “Nombrar en-soñaciones”;
    siendo una de sus características la de fugar de las “cosas-ahí” (prosaicas)?

    Y así sucesivamente ¿no?

    ¡Voy todavía! – Oscar.
    ………………………………

    PS.: Te comento que no sé qué cosa significa esa palabreja “friki” que usas.
    Esa es otra de las características de las palabras que fuera del Escenario donde se pronuncian no tienen significado, son “in-significantes”.

  • oscar varela

    Ok Isidoro!
     
    Te leo:
    – Yo pienso, que:
    hasta que no llamemos a las cosas por su nombre,
    y nos perdamos en abstracciones y en lenguajes poéticos,
    no comprenderemos la verdadera naturaleza del Mundo espiritual,
    y estaremos dando vueltas a la noria.-
    ………………………….
     
    ¿Cuál sería el nombre de esa “cosa”
    que hasta que tú no nos lo develes
    no tendremos más remedio que llamar ATARDECER?
    ………………………
     
    Por ahora me sirve “perderme” en este lenguaje que aprendí de una amiga:
     
     
    Sereno
    se descolgó el silencio
    espacioso, fresco
    y la tierra
    sedienta otra vez de atardeceres
    casi como jugando
    fue rozándolo apenas
    con sus dedos curiosos
    con sus cerriles colores apagados
     
    Mientras
    la luz
    jugando en abismados fuegos
    fue despidiéndose
    hasta la próxima aurora
    para volver a entrelazarlo todo
    y desplegar su eterno regocijo.
    ………………
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Isidoro García

    Dice Oscar: “Todavía sigo sin comprender esas mistagogías de divinos intermediarios transportadores de gracias.
    Con el tiempo voy comprendiendo más y mejor los influjos circunscriptos a las vidas humanas en su trato mutuo. Tal vez algo de los llamados “campos morfogenéticos” puedan explicarme un poco mejor eso de los “influjos” (buenos y malos) entre los bicheríos humanos que andamos pisando la tierrita o las calles transidas de anhelos”.
     
     
    Llamadme reduccionista, y hasta friki “nueva era”,si queréis. Pero para mí eso se llama TELEPATÍA interhumana, de subconsciente a subconsciente entre humanos vivos, y quizás con humanos muertos, y con humanos divinos “especiales”.

    Yo pienso, que hasta que no llamemos a las cosas por su nombre, y nos perdamos en abstracciones y en lenguajes poéticos, no comprenderemos la verdadera naturaleza del Mundo espiritual, y estaremos dando vueltas a la noria.
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Una de las cosas que me causaba extrañeza de esta agradable monjita era un Título que la Iglesia oficial le había otorgado: el de “Patrona de las Misiones”; justo a esta muchachita que no se había movido de su Claustro.
     
    Había yo escrito una tesina para acceder a la Licenciatura en teología (Angellicum de Roma – año 1965) en torno a un tema que me interesaba: “Acerca de la influencia de Cristo como Cabeza”. Tal vez porque yo venía de un mundo de fierros y causas eficientes: Mecánicas, Ingenierías y Resistencia de los Materiales capaces de transmitir Fuerzas y Energías (influjos) a las otras piezas del conjunto mecánico.
     
    Con el tiempo había llegado a comprender los influjos institucionales (escalera de Mandos, leyes, jerarquías, cumplimiento de Normas, etc.)
     
    Pero acá, la Teresita decía tener una palanca infinitamente más potente para hacer las cosas en el mundo: la Oración.
     
    Todavía no había defendido la tesina, o la había defendido mal (había que hacerlo en latín) y me bocharon para después de las vacaciones. Allí fue que entonces volvía yo de Inglaterra y pasé por Lisieux. Pasé; no más; porque a mí no me pasó ni entendí nada de lo que allí se trataba. Todavía sigo sin comprender esas mistagogías de divinos intermediarios transportadores de gracias.
     
    Con el tiempo voy comprendiendo más y mejor los influjos circunscriptos a las vidas humanas en su trato mutuo. Tal vez algo de los llamados “campos morfogenéticos” puedan explicarme un poco mejor eso de los “influjos” (buenos y malos) entre los bicheríos humanos que andamos pisando la tierrita o las calles transidas de anhelos.
     
    Hace tiempo que dejé las Moradas, las Moraditas y los Carmelos; desde hace bastante habito en Barrios distantes; y dejo a cada cual con sus amores. A mí me gustan los Barrios distantes.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    Querido Antonio, mientras leía tu post me entraba una inmensa emoción por lo limpia de tu mirada hacia el ser en toda su profundidad, desde la pequeñez que es desde donde se puede crecer.
     

    “Itaca te brindó tan hermoso viaje.
    Sin ella no habrías emprendido el camino.
    Pero no tiene ya nada que darte.

    Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
    Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
    entenderás ya qué significan las Itacas”.

    C. P. Cavafis. Antología poética.
    Alianza Editorial, Madrid 1999.

     
    Gracias, Antonio, nos estamos perdiendo de toda esa sabiduría que tú has adquirido en ese viaje a Itaca.
     
    PD. Perdonad que esté interviniendo menos, pero llevo una temporadita bastante liada

  • oscar varela

    Hola Antonio Duato!

    Te leo:

    – “Y esa vivencia me ha acompañado en ese otro largo viaje de una vida que se prolonga sin dejar de renovarse.”

    ¿Te animas a relacionarlo con cierta “fórmula-teológica” (des-teologizada)?

    ¿No serán “las vivencias” las que (acá viene la “formulita”), “imprimen carácter” (te marcan de por vida)?

    ¡Abrazo! – Oscar.

  • Asun Poudereux

    Me ha gustado lo que expresas, Antonio, lo que supuso aquel viaje y cómo se hace presente en ti habiendo hecho un cambio tan abismal y tan próximo a la vez, en el que nos podemos reconocer cambiando el escenario, no su fondo de gratitud , apertura y confianza.
     
    Pero llama la atención que desde otros hilos no se deja de hablar de otras muchas cosas en torno a la tradición religiosa,  que no lo dudo, está dando soporte a la continuidad del hecho religioso tal y como nos ha llegado y de los que viven de ella en todo lo que implica. Y aunque en principio, lo escrito iba destinado a  uno de ellos, si no te importa lo hago aquí.
     
     De hecho no sé si realmente se desea una transformación profunda y  estructural de la religión,  pues durante milenios no se ha dejado de dar vueltas y más vueltas a las dichosas creencias y sin embargo, no me convence que hagan una gran labor para la transformación personal y colectiva que tanto se anhela. Dando vueltas y más vueltas nos vamos quedando  al fin y al cabo en lo de siempre, en lo que nos gustaría que  debería de ser, en seguir manteniendo esperanzas de cambio, y especialmente continuar donde estamos siendo firmemente creyentes. ¿Pero de qué?
     
    Al ser el centro del sentir desapropiado, la consciencia,  qué más da lo que se haga, pues ama, se dice,  y haz lo que quieras, y si tu consciencia depende de los que dictan las normas, pues sentirás culpa, si no las sigues al pie de la letra, aunque ames más que ellos. Pero no dejarán de repetirlo una y otra vez para dar sentido a lo que entienden es su cometido, transmitir la “voluntad de Dios” y poner los medios para que se cumpla, aunque sean priorizados a la dignidad de todo ser humano.  Contradicciones que apuntó  Jesús y seguimos donde lo dejó. La religión se vanagloria de poseer la verdad y contener a “Dios” para sí.
     
    ¿Y quién dice es la “voluntad de Dios” haciéndole a nuestra imagen y semejanza ¿Y por qué se ha traducido y se sigue entendiendo  en seguir normas?  Lo sencillo está en el corazón y lo que sale de él limpiamente, haciéndose uno con  Lo Que Es, Realidad ilimitada atemporal y aespacial que experimentamos y no podemos expresar más que en confianza en eso que es,  y para esto no hay necesidad de escribir tratados de teología de lo más exquisitamente intelectual.
     
    Lo que llamamos Dios, Lo Que Es,  Realidad, que es más íntima que nuestra propia intimidad, la somos dejando que sea sin que la mente pueda apropiársela, hacerla suya, y si por algún instante,  así lo cree y nos lo hace sentir: “matémosla”, sin dudarlo.
     
    La vida y el universo en su fondo de interconexión intuida e impredecible en su misterio, lo hacen todo posible. Es realmente  un regalo en un despliegue continuo de consciencia de todo lo que es,  en la que todos y todas sin excepción se incluyen en un Todo no-dual diverso y múltiple.
     
    ¿Qué más se puede anhelar, si el amor fluye en todo ello?

  • xeskina

    Pra mi, hoy te aradezco esta vivècia tuya, tan profunda y de una sencillez tan grande que me da fuerzas para seguir dejando que no olvidando mi niñez espiritual, Gràcias y como dice Pepe a ver si te dejas aprender mas a menudo.
     
     
     

  • pepe blanco

    Querido Antonio,
     
    A la vista de este artículo, y de otros muchos astupendos que has escrito, creo que deberías ser tú el que tenga una entrada semanal en Atrio, para sustituir, por ejemplo, la de Leonardo Boff (aunque esta semana no le haya quedado mal el del aborto…). Atrio ganaría mucho.
     

  • Gonzalo Haya

    “Fe en el otro, apertura respetuosa a la interconexión. Sobre esto no podemos hablar conceptualmente, pero podemos sentirlo o presentirlo”. ¡Feliz viaje a Roma, o a la interconexión universal! Esa Roma sí puede llamarse verdaderamente católica.

  • ELOY

    Es de agradecer este texto personalizado y vivo de Antonio.

    Pienso que es importante que todos expresemos, con prudencia ,humildad y respeto a los  demás y a nosotros mismos, lo que realmente sentimos y vivenciamos.  Es quizá una optima manera de contribuir a construir “humanidad” 

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