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Poder, ¿Para qué?

RománEste fin de semana mientras el Sínodo de los Obispos terminaba sus deliberaciones en el Vaticano, y se celebraban Primarias en algunas partes de España para elegir candidatos políticos, y la marea independentistas de Cataluña se sumaba a la petición de unas elecciones plebiscitarias, la formación política de Podemos celebraba en el Palacio de Vista Alegre (Madrid) un congreso político en forma de asamblea ciudadana donde se discute la estrategia política y de estructura  de la organización de cara a las elecciones, perfilando su programa de conquista del poder político.


La Marea Blanca, así llamamos al movimiento de protesta reivindicativa de una sanidad pública, universal y eficiente, hizo hoy domingo su recorrido por las calles del centro de Madrid, la primera desde que se desató el escándalo del ébola. Unos días antes y muy cerca de allí los anteriores presidentes de Caja de Madrid/Bankia. Sres. Blesa y Rato,  habían comparecido ante el juez instructor de la causa por las tarjetas de crédito, habiendo salido con sendas peticiones de fianzas millonarias.

Y Podemos quiere el poder. Su líder indiscutible, Pablo Iglesias, quiere asaltar el cielo., superar al Partido Popular, y arrinconar al PSOE, a los partidos de la casta, porque ya no se trata de izquierdas y de derechas.  ¿De qué se trata, pues?

El centro político vuelve a surgir como ese talismán político codiciado por todas las formaciones políticas desde que entrábamos en Democracia, la llave que abre todos los resortes del poder y la relevancia política, que quita a algunas personas, para poner a otras.

Luego volveremos a escuchar los himnos presentadores de una realidad exultante, de lo mucho que hemos conseguidos torciéndole el brazo a la historia, de las dificultades sobrevenidas y superadas.

Y cuando la realidad ya no se pueda esconder más debajo de las alfombras de los despachos oficiales, la culpa será de otras instancias y las responsabilidades habrá que buscarlas en imprevistos acaecidos.

La esencia de la democracia es llegar al poder por consenso ciudadano, poder para una leal y eficaz administración de los bienes públicos, tangibles y no tangibles, aquellos que se definen en Derecho.

Pero estábamos equivocados: “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”.

58 comentarios

  • Laura

    El problema no que hay “muchos personajes y ninguna personalidad” en el panorama politico. Coincido con Asun en sus comentarios en cuanto al sistema electoral. No podemos dejar en manos de corruptos, ni de ideólogos arribistas nuestro futuro, exigir una regeneración del sistema desde el compromiso y la responsabilidad.  No se necesitan politicos sino “Gestores” eficientes y honrados.

  • Javier Pelaez

    Es decir hemos pasado del indicativo al subjuntivo.Este indica lo  hipotético e incierto.Es decir,para que se entienda :hemos pasado del “¡Sí,se puede!” al “Si se puede”.

  • Javier Pelaez

    Después de ver la entrevista en Salvados ya se ve que no es “Podemos” es “Pudiéramos” o “Pudiésemos” ….

  • Javier Pelaez

    De todas maneras convendréis conmigo que Aguirre y Aznar elegían sus colaboradores políticos en el vertedero municipal…Creo que va a haber que “podar”.

  • Asun Poudereux

     
    Tengo en estos últimos meses cada vez  más presentes las palabras de Orwell, en su obra 1984, por ejemplo:   “Quien ejerza el poder carece de importancia con tal de que la estructura  jerárquica continúe siendo siempre la misma”.
    “…Lo que opinen o dejen de opinen o dejen de opinar las masas se considera falto de importancia. Se les puede conceder la libertad intelectual porque carecen de intelecto.  En cambio, entre los miembros del Partido no puede tolerarse ni la más mínima desviación de opinión sobre la cuestión más irrelevante…”
     
    Que puede que sean algunas de las que se refería Oscar al nombrarlo en su intervención.
     
    Basta ya  de mareadores de perdiz dispersándonos en opiniones diversas, pero INEFECTIVAS,   con cotilleos, marujeos, insultos, astucias  y demás  medias verdades,  sobre  los de la casta y los que hacen como si no, ya que cántaro nuevo hace el agua fresca, pero repito, si no se cambia el sistema  de elecciones, que tenemos, los aspirantes de turno lo serán también:  casta, en menos de un año ejerciendo el poder,  pues no hay nada ni nadie que les sujete, al contrario,  hay mucho que  pueda contagiarles e inducirles a ello.  Lo hemos visto, los ya mayorcitos,   bastantes  veces repetido por todos los poderes fácticos, al unísono en la sombra,  y ante el escenario político regalando los oídos a los seguidores  entusiastas e incondicionales de su rebaño correspondiente.
     
    Lo siento, pero lo de arriba se transforma, si desde abajo se controla realmente al poder,  se innova  en política dándole a los ciudadanos los medios  y la confianza para hacerlo,  produciendo los cambios que sean necesarios en la Constitución para elegir directamente al diputado y al presidente de gobierno  en circunscripciones unipersonales.
     
     He aquí la INNOVACIÓN.  INTERACTUAR con sentido ético aprovechando  los muchos valores  que tienen las personas, cuando saben trabajar en equipo, buscando el bien del ciudadano y de la comunidad.

  • Asun Poudereux

    Gracias, Eloy, por el enlace. http://www.colectivoburbuja.org/index.php/luis-pueyo/el-mandato-imperativo-y-la-dictadura-de-partidos/  Aclara bien cuál es el motivo y razones por las que ningún político, hasta ahora, ha solicitado un cambio de sistema electoral verdaderamente democrático, porque lo que ahora tenemos es una nebulosa enorme en la que está todo mezclado, confusiones en lo que realmente es la representación política  ante el ciudadano y su compromiso a ser controlado por él. Ya sean listas abiertas o cerradas, el resultado es el mismo.
     
    LA INNOVACIÓN.  en todos los campos, sólo se produce si hay ruptura con el método usado anteriormente. EN POLÍTICA TAMBIÉN.  Y cada vez está más claro que hay que pedir, entre todos, que se haga posible esta RUPTURA O CAMBIO INNOVADOR hacia una democracia de máxima coherencia, más representativa y participativa por parte del ciudadano.
     
    No se va a resolver este abuso del partido de gobierno de turno, en los diferentes poderes del sistema político actual, si no se cambia su método, es decir,  si no se transforma en un sistema de elecciones directo de representación en demarcaciones o circunscripciones unipersonales, de tal modo que son los ciudadanos de cada demarcación los que eligen a su representante o diputado,  para poder ejercer realmente la soberanía que le otorga la constitución controlándole,  y en su caso,  exigirle su dimisión, celebrándose en esa demarcación otra elección.
     
    Esto viene a significar la práctica interesada dentro del partido o  ante los políticos tránsfugos, que dejan de obedecer al partido, pero la ley los beneficia en cualquier caso, aunque al ciudadano NO lo esté representando NI ANTES NI DESPUÉS,  porque  prioriza al escaño que ocupa.
       
     “Casi nadie, a pesar de la sentencia del alto tribunal, ponía el énfasis en el precepto constitucional que establece el mencionado artículo 67.2. y que es clave para que una democracia lo sea auténticamente, es decir, que los diputados representen de manera fidedigna a sus electores. De tal manera es así que, al no ser representativos de nada, los diputados sobran, nada sucedería si no existieran, porque las leyes las seguiría haciendo el propio gobierno”.
     
    Y concluye dicho artículo, dejándolo aún más claro:
     
    “Si lo pensamos bien, todas las leyes que desde el 78 han sido aprobadas en las Cortes Generales lo han sido violando la Constitución, puesto que los diputados no han podido votar libremente imponiéndose aquella máxima deplorable de “el que se mueva no sale en la foto”. Todas por tanto son anticonstitucionales, si lo pensamos bien. Ninguna emana de la voluntad popular, son falsas y antidemocráticas, absolutamente todo, incluso aquellas leyes que gozaron de gran apoyo popular. Se vulneró flagrantemente la prohibición constitucional de que el diputado no puede tener mandato ni recibir instrucciones en su deliberación. Esta idea del mandato imperativo es, en una democracia representativa, uno de los preceptos más importantes. Así que vemos como este régimen del 78 todavía en vigor sigue violando la Constitución que otorgó como el tótem sagrado que garantizaba nuestra democracia. Ya vemos que no ha sido así y que, además, todo lo que ha sido aprobado desde entonces es ilegal porque va contra la Constitución. Y sin embargo, todo es legal, tan legal como cualquier régimen dictatorial”.
     
     
    Por otra parte, tampoco se oye hablar, como si hubiera un pacto de silencio,  de la posibilidad de  elegir directamente al presidente de gobierno, nosotros,   los ciudadanos,  ya que la función de un gobernante  político es diferente de la de un representante político, al tener que tomar decisiones importantes,  en las que son claves su capacidad de diálogo nacional e internacional y su  habilidad de establecer encuentros en la diferencias, trabajando y apoyándose en los técnicos de la Administración,  sin posibilidad de politizarla al no hacer uso de amiguismos y favoritismos, que sobreinflan  el gasto público inútilmente, dada la gestión resultante,  como se ha venido y se viene demostrando.
     
     
    Esto lo subrayo,  tanto más cuanto que  los españoles nunca hemos podido  elegir al rey, ni  a la monarquía, ya que  no nos han dejado hacerlo democráticamente NI AHORA NI NUNCA. No nos tienen confianza, se la otorgan a sí mismos junto a todos los poderes,  por decirlo suave. Qué menos, entonces, que elegirles nosotros para reducir al máximo el abuso del poder.

  • Javier Pelaez

    Claro,Romàn…

  • Román Díaz Ayala

    Entiendo de tus bromas, y así lo quería interpretar,
    salvo porque por aquí y hasta no hace mucho eso de fusilar se entendía muy literalmente.(Cuestión de Tirios y Troyanos)
     
    Eso que tu apuntas no debe caer en saco roto,
    porque forma parte de lo que debemos seguir llamando “la sociedad civil”,
    y estás hablando de ese “funcionariado”, que no se doblega ante las directrices de los responsables de turno y no escurren el bulto ante la solidaridad.
    Al pueblo español, todo él, mesetario y periférico, le sobra responsabilidad y sentido del deber.
     
    No debemos menospreciar las muchas virtudes ( ahora se dice valores, qué caray!) que están haciendo posible que este tinglado no se derrumbe.

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