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México: Un Estado fallido planificado

PiensaChileNo puedo qutarme de la cabeza a los jóvenes desaparecidos de México en estas últimas semanas (no en la España de la guerra y postguerra ni en las dictaduras militares del cono sur de América en los setenta). Me extraña que una entrada de anteayer, con un vídeo para mí conmovedor, haya tenido un solo comentario. Gracias, Óscar. No quisiera que aquí sólo existiese el sínodo, el ecándalo de las tarjetas opacas o la cuestión catalana. Me consuela que 4 de los 5 temas que presenta hoy PiensaChile se refieran a lo que pasa en México, no en Chile. De ahí tomo uno de Raúl Zibechi (Uruguay) que dice que ese estado policiaco corrupto es peor que el Estado Islámico. Eso lo resume todo. Pero recomiendo los otros artículos que ofrece también PiensaChile (AD):

ALAI AMLATINA, 24/10/2014.-  El Estado se ha convertido en una institución criminal donde se fusionan el narco y los políticos para controlar la sociedad. Un Estado fallido que ha sido construido en las dos últimas décadas para evitar la mayor pesadilla de las elites: una segunda revolución mexicana.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, grita María Ester Contreras, mientras veinte puños en alto corean la consigna sobre el estrado de la Universidad Iberoamericana de Puebla, al recibir el premio Tata Vasco en nombre del colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (Fundem), por su trabajo contra las desapariciones forzadas. La escena es sobrecogedora, ya que los familiares, casi todas madres o hermanas, no pueden contener llantos y lágrimas cada vez que hablan en público en el XI Foro de Derechos Humanos.

Nada que ver con la genealogía de las desapariciones que conocemos en el Cono Sur. En México no se trata de reprimir, desaparecer y torturar militantes sino algo mucho más complejo y terrible. Una madre relató la desaparición de su hijo, un ingeniero en comunicaciones que trabajaba para IBM, secuestrado por el narco para forzarlo a construir una red de comunicaciones a su servicio. “Le puede tocar a cualquiera”, advierte, diciendo que toda la sociedad está en la mira y que, por lo tanto, nadie debería permanecer ajeno.

Fundem nace en 2009, en Coahuila, y ha logrado reunir a más de 120 familias que buscan a 423 personas desaparecidas, que a su vez trabajan con la Red Verdad y Justicia, que busca a 300 migrantes centroamericanos desaparecidos en territorio mexicano. “Daños colaterales” los llamó el expresidente Felipe Calderón, tratando de minimizar la tragedia de las desapariciones. “Son seres que nunca tuvieron que haber desaparecido”, replica Contreras.

Peor que el Estado Islámico

Un comunicado de Fundem, con motivo de la Tercera Marcha de la Dignidad celebrada en mayo, destaca que “según la Secretaría de Gobernación, hasta febrero de 2013, se contaban 26.121 personas desaparecidas”, desde que Calderón declaró la “guerra al narcotráfico” en 2006. En mayo de 2013, Christof Heyns, relator especial de ejecuciones extrajudiciales de las Naciones Unidas dijo que el gobierno reconoció 102.696 homicidios en el sexenio de Calderón (un promedio de 1.426 víctimas por mes). Pero en marzo pasado, tras 14 meses del actual gobierno de Peña Nieto, el semanario Zeta contabilizaba 23.640 homicidios (1.688 al mes).

La cadena informativa Al Jazeera difundió un análisis donde se comparan las muertes provocadas por el Estado Islámico (EI) con las masacres del narco mexicano. En Irak, en 2014, el EI ha acabado con la vida de 9.000 civiles, en tanto el número de víctimas de carteles mexicanos en 2013 sobrepasó las 16.000 (Russia Today, 21 de octubre de 2014). Los carteles llevan a cabo cientos decapitaciones todos los años. Han llegado a desmembrar y mutilar los cuerpos de las víctimas, para después exponerlos para atemorizar a la población. “Con el mismo propósito, los carteles también atacan a niños y mujeres, y, al igual que el EI, publican las imágenes gráficas de sus delitos en las redes sociales”.

Muchos medios de comunicación han sido silenciados a través de sobornos o intimidaciones y desde 2006 los carteles han sido responsables del asesinato de 57 periodistas. El Estado Islámico asesinó dos estadounidenses, cuyos casos ganaron los grandes medios, pero pocos saben que los carteles mexicanos asesinaron 293 ciudadanos estadounidenses entre 2007 y 2010.

La pregunta no es, no debe ser, quiénes son más sanguinarios, sino porqué. Desde que sabemos que Al Qaeda y el Estado Islámico han sido creados por la inteligencia estadounidense, bien vale la pregunta sobre quiénes están detrás del narcotráfico.

Diversos estudios y artículos periodísticos de investigación destacan la fusión entre autoridades estatales y narcos en México. La revista Proceso destaca en su última edición que “desde el primer trimestre de 2013 el gobierno federal fue alertado por un grupo de legisladores, activistas sociales y funcionarios federales acerca del grado de penetración del crimen organizado en las áreas de seguridad de varios municipios de Guerrero”, sin obtener la menor repuesta (Proceso, 19 de octubre de 2014).

Analizando los vínculos detrás de la reciente masacre de los estudiantes de Ayotzinapa (seis muertos y 43 desaparecidos), el periodista Luis Hernández Navarro concluye que el hecho “ha destapado la cloaca de la narcopolítica guerrerense” (La Jornada, 21 de octubre de 2014). En ella participan miembros de todos los partidos, incluyendo al PRD, de centro izquierda, donde militaba el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, directamente implicado en la masacre.

Raúl Vera fue obispo en San Cristóbal de las Casas cuando la jerarquía decidió apartar de esa ciudad a Samuel Ruiz. Pero Vera siguió el mismo camino de su antecesor y ahora ejerce en Saltillo, la ciudad del estado de Coahuila de donde provienen varias madres que integran Fundem. Ellas no tienen local propio y se reúnen en el Centro Diocesano para los Derechos Humanos. El obispo y las madres trabajan codo a codo.

En 1996 Vera denunció la masacre de Acteal, donde 45 indígenas tzotziles fueron asesinados mientras oraban en una iglesia de la comunidad, en el estado de Chiapas, entre ellas 16 niños y adolescentes y 20 mujeres. Pese a que la masacre fue perpetrada por paramilitares opuestos al EZLN, el gobierno intentó presentarlo como un conflicto étnico.

Controlar la sociedad

Por su larga experiencia, sostiene que la masacre de Ayotzinapa, “es un mensajito al pueblo, es decirnos: vean de lo que somos capaces”, como sucedió en San Salvador Atenco en 2006, cuando militantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, que participaban en La Otra Campaña zapatista, fueron brutalmente reprimidos con un saldo de dos muertos, más de 200 detenidos, 26 de ellas violadas. El gobernador a cargo del entuerto era Enrique Peña Nieto, el actual presidente.

Esos “mensajes” se repiten una y otra vez en la política mexicana. El padre Alejandro Solalinde, quien participó en el Foro de Derechos Humanos, coordina la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano y dirige un alberque para migrantes que pasan por México hacia Estados Unidos, asegura que recibió información de que los estudiantes fueron quemados vivos. Luego de ser ametrallados, los heridos fueron quemados, como le relataron policías que participaron en los sucesos y “reventaron por conciencia” (Proceso, 19 de octubre de 2014).

Si el modo de asesinar revela un claro mensaje mafioso, deben develarse los objetivos, hacia quiénes apuntan y porqué. La respuesta viene de la mano del obispo Vera. Destaca la íntima relación entre los carteles y las estructuras política, judicial y financiera del Estado, al punto que es imposible saber dónde comienza uno y acaba el otro. Constatar esa realidad lo lleva a asegurar que los dirigentes de su país “son el crimen organizado” y que, por lo tanto, “no estamos en democracia” (Proceso, 12 de octubre de 2014).

Pero el obispo enfoca su reflexión hacia un punto neurálgico que permite desatar el nudo. “El crimen organizado ha ayudado al control de la sociedad y por eso es socio de la clase política. Ellos han conseguido que el pueblo no se organice, no crezca”. Palabras más o menos, es lo mismo que ha señalado el subcomandante Marcos.

Por último, no se trata de una confluencia casual sino de una estrategia. Uno de sus constructores sobre el terreno, es el general Oscar Naranjo, quien fue uno de los más destacados “arquitectos de la actual narcodemocracia colombiana” bajo el gobierno de Álvaro Uribe, como lo denunciara Carlos Fazio (La Jornada, 30 de junio de 2012). Naranjo, un protegido de la DEA y “producto de exportación” de Estados Unidos para la región, se convirtió en asesor del gobierno de Peña Nieto.

Fazio destaca una información de The Washington Post donde el rotativo asegura que “siete mil policías y militares mexicanos fueron entrenados por asesores colombianos”. No hace falta hacer volar la imaginación para descubrir dónde se comenzó a fabricar el Estado fallido mexicano.

Pero hay más. “El gobierno de Estados Unidos ha ayudado a algunos cárteles a través de la Operación Rápido y Furioso”, por la cual “involuntariamente” dos mil armas fueron a parar a manos de los narcos, recuerda la página antiwar.com. Es posible, reflexionan sitios dedicados al análisis estratégico como el europeo dedefensa.org, que el caos mexicano sea favorecido por la creciente parálisis de Washington y la cacofonía que emiten sus diversos y contradictorios servicios. Sin embargo, todo indica que hay algo deliberado. Que pueda volverse boomerang a través de su extensa y porosa frontera, tampoco debería ponerse en duda.

Desde Puebla (México)
– Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada y es colaborador de ALAI.

* Sobre el mismo tema:

Los desaparecidos en México y el ASPAN, por Oscar Ugarteche
México tiene un acuerdo de prosperidad y seguridad con América del Norte (ASPAN) y vive un drama de dos partes: no tiene ni prosperidad ni seguridad. México es la expresión viva del fracaso del TLCAN y del ASPAN, visto desde el punto de vista de los/las ciudadanos/as mexicanos/as.
*Fuente: Agencia Latinoamericana de Información

15 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    Recibo de un amigo:
    – “Por fijarnos mucho en lo que no anda, corremos el riesgo de no ver lo que anda.

    Mateo 25 nos explica que seremos juzgados a partir de lo que hayamos hecho por los pobres.

    El ejemplo del padre Alejandro Solalinde prueba que Jesús sigue teniendo seguidores.

    Hace años que el padre Alejandro se desvive por los migrantes mexicanos.

    Es uno de los defienden los derechos humanos en el México de hoy.

    En estas últimas semanas, es uno de los mexicanos que reclaman verdad y justicia por los 43 estudiantes desaparecidos.

    Aquí va una nota de la revista mexicana Gatopardo que nos hace conocer al padre Alejandro.

    Canal Encuentro (Argentina) lo presenta en un video de 52 minutos, bajable por Internet: “Historias debidas“.

    Fuente : Gatopardo 2011.

    ………………………………………
    ALEJANDRO SOLALINDE
    Por EMILIANO RUIZ PARRA
    La ruta de Jesucristo

    Alejandro Solalinde se toma un capuchino de treinta pesos y deja cincuenta de propina. Posee cinco camisas blancas de cuello Mao y dos guayaberas en su ropero, que él mismo lava y plancha. No tiene trajes, pero la blancura de su ropa basta para transmitir pulcritud y aliño. Su reloj cuesta ciento cincuenta pesos (Casio Illuminator), y no ha entrado a la generación de sacerdotes de BlackBerry, iPhone y iPad, aunque sí gasta pequeñas fortunas en tarjetas de prepago para sus teléfonos celulares, a donde lo llama la prensa nacional e internacional.

    Duerme en una hamaca dentro de un cuartito atiborrado de ropa, mochilas y libros de sus colaboradores, pero suele ceder ese espacio y tira un colchón en el patio donde pernocta rodeado de sus guardaespaldas. Si un migrante llega al albergue con los pies destrozados, él mismo va a la zapatería a comprarle un par de zapatos idénticos a los suyos. No tiene escritorio, ni secretaria, ni oficina. Recibe a la gente en una salita debajo de un techo de palma, y resulta imposible sostener una conversación con él sin que lo interrumpan cada dos minutos para pedirle jabón, papel sanitario, dinero, un vaso de agua. Se baña a jicarazos en un bañito que comparte con los voluntarios del albergue y usa un excusado que se desagua a cubetazos.

    Si entre los donativos del mercado de Juchitán llega una sandía, se la comerá sonriente aunque esté podrida. Lo cuidan cuatro policías estatales del gobierno de Oaxaca —que aceptó hasta que Margarita Zavala, la esposa del presidente Felipe Calderón, se lo pidió personalmente—, pero no hay viáticos para que lo sigan en sus continuos viajes, así que a partir de la central de autobuses de Ciudad Ixtepec, un pueblito de veinticinco mil habitantes enclavado en el estado de Oaxaca, al sureste de México, vuelve a ser oveja para los lobos. Carga su ropa en una maleta rota y de ínfima calidad, que ha perdido el asa y las rueditas, y que deja al alcance de cualquier mano su toalla amarilla.

    Solalinde es de las pocas personas que se reinventan y dan lo mejor de sí mismas después de los sesenta años. Durante décadas no fue más que un cura de aldea, con todo el sacrificio y la convicción que eso requiere, pero sin mayor influencia social, política ni religiosa. Graduado de dos carreras universitarias (Historia y Psicología) además de sus estudios sacerdotales y con una maestría en Terapia Familiar, Solalinde es un administrador distraído que prefiere regalar el dinero antes que cuidarlo, y se juega la vida al oponerse a una industria en la que se confabula la más alta política con el crimen organizado: el secuestro de migrantes. Nunca será consagrado obispo porque dice lo que piensa de su madre Iglesia: que no es fiel a Jesús sino al poder y al dinero; que es misógina y trata con la punta del pie a los laicos y a las mujeres, y que no es la representante exclusiva de Cristo en la Tierra.

    A los sesenta y un años se decidió a abrir un albergue de migrantes en Ixtepec, no sólo para interponerse a las violaciones a los derechos humanos de los indocumentados centro y sudamericanos, sino para preparar su propio retiro. Se había cansado de las disputas entre sacerdotes en la diócesis de Tehuantepec —situada en el Istmo del mismo nombre, en la costa oaxaqueña del Océano Pacífico—, se tomó dos años sabáticos para estudiar Psicología —contra el consejo de su obispo, que le dijo que era inútil porque a su edad no retendría los conocimientos— y renunció definitivamente a administrar una parroquia.

    “Antes de entrar en esto de los migrantes era una persona sencilla, común y corriente, y desconocida. Escogí los migrantes porque eran una zona muy hermosa para morir, para pasar los últimos años de mi vida sirviendo de forma anónima, pacífica, privada, y retirarme así”, contó el sacerdote Alejandro Solalinde el 29 de junio pasado en la Casa Lamm de la ciudad de México, donde inauguró una muestra de pintura. Después de visitarlo en Ixtepec, Oaxaca, a principios de junio, lo seguí en sus continuas visitas a la ciudad de México. En aquella ocasión acudió a la presentación de “Rostros de la discriminación”, una muestra de cincuenta artistas que, animados por Gabriel Macotela, donaron sus cuadros para apoyar a la red de albergues que hospedan y defienden los derechos humanos de los migrantes centroamericanos en México.

    Tras sólo cuatro años de coordinar el albergue Hermanos en el Camino, Solalinde se convirtió en una de las figuras más notorias no sólo de la Iglesia católica, sino de los defensores de derechos humanos. Delgado, de voz suave y de maneras corteses, es un imán de la polémica: ha sido acusado de pollero por un delegado del Instituto Nacional de Migración (INM); autoridades municipales lo quisieron quemar con gasolina con todo y albergue; se ha visto repetidamente amenazado de muerte y ha pedido perdón a los Zetas, a quienes considera víctimas de una sociedad violenta. Jugándose la vida, echó luz sobre el holocausto que padecen los centroamericanos indocumentados en México, que a nadie le importan. En Centroamérica se convirtió en una leyenda al punto de ser conocido como “el Romero mexicano” en alusión a Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado por la dictadura.

    En cada migrante que llega a su albergue, Solalinde observa el rostro de Jesús. “Me han enseñado que la iglesia es peregrina y que yo mismo soy migrante. Me han enseñado esa fe tan grande: la esperanza, la confianza, la capacidad de levantarse, rehacerse y seguir el camino. Sería fantástico que como católicos tuviéramos la capacidad de los migrantes de levantarnos de tantas caídas y seguir caminando en la ruta de Jesucristo”.

    Los cómplices (El holocausto migratorio)
    En un México, que de suyo se ha tornado a la barbarie debido a la disputa por las drogas, no hay peor tragedia humanitaria que la explotación de los migrantes centroamericanos. Son el dinero más fácil: el secuestro de cada uno de ellos reporta entre mil y cinco mil dólares de ganancia y se secuestra a miles o decenas de miles al año. No votan en México, así que ningún político se interesa por ellos. No dejan remesas en México, así que el gobierno no invierte un centavo en protegerlos. No son un grupo de presión, así que la prensa publica sus historias de manera esporádica y anecdótica. No dejan un peso de limosna en las iglesias del país, así que sólo una parte marginal de la Iglesia católica se ocupa de ellos bajo la indiferencia de la jerarquía eclesiástica.

    Óscar Martínez, un joven reportero salvadoreño, después de pasar tres años en las rutas de migrantes escribió un libro memorable, Los migrantes que no importan. En el camino con los centroamericanos indocumentados en México (Icaria). Martínez documenta cómo México transitó del asalto perpetrado por pequeñas bandas locales en Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz a la industria del secuestro masivo: de los ladrones y los violadores con machete y pistola a los comandos de Zetas con armas largas y autoridades cómplices. El auge del secuestro coincidió con el sexenio de Felipe Calderón y la militarización del combate al narcotráfico.

    La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) es la única instancia del Estado que hace un esfuerzo por documentar los abusos a migrantes. Entre septiembre de 2008 y febrero de 2009 registró 9 758 secuestros; entre abril y septiembre de 2010, 11 333. Pero es muy probable que sus cifras se queden cortas frente a la realidad, porque el gran atractivo del negocio es que nadie será llamado a rendir cuentas. Nadie busca a los migrantes desaparecidos, y los que padecieron un secuestro difícilmente denuncian por la desconfianza a las autoridades mexicanas y la urgencia de continuar el viaje hacia el norte.

    La guerra contra el narcotráfico ha impulsado la narrativa oficial de un enfrentamiento de las fuerzas del orden contra las fuerzas del crimen. Del lado del gobierno hay soldados y policías buenos que protegen a la sociedad de malignos transgresores de la ley que se disputan las calles. Dicha hipótesis pierde vigencia cuando se trata de los secuestros y abusos a los migrantes. En las violaciones a derechos humanos de los indocumentados suelen estar involucradas las autoridades, ya sea las policías municipales, estatales o ministeriales o también la policía federal, agentes del INM y, a veces, elementos del Ejército:

    Amnistía Internacional (AI) publicó en 2010 el informe Víctimas invisibles en el que el adjetivo más recurrente es “generalizado”: los secuestros, las violaciones sexuales, las extorsiones, los asesinatos, las desapariciones y la complicidad de las autoridades son generalizados, como generalizada es la indiferencia de los distintos niveles de gobierno. México atraviesa por una “epidemia oculta” de secuestros, sobre todo en las fronteras y en las rutas de paso: Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas. Los plagiarios, afirma, secuestran a “más de un centenar de migrantes” en cada golpe. De 238 víctimas y testigos que habían rendido su testimonio a la CNDH, “noventa y uno manifestaron que su secuestro había sido responsabilidad directa de funcionarios públicos, y otros noventa y nueve observaron que la policía actuaba en connivencia con los secuestradores durante su cautiverio”. Amnistía Internacional: “Según algunos expertos, el peligro de violación es de tal magnitud que los traficantes de personas muchas veces obligan a las mujeres a administrarse una inyección anticonceptiva antes del viaje, como precaución contra el embarazo derivado de la violación”.

    El informe de AI relata no sólo los abusos de la Policía Federal, la Agencia Federal de Investigación (AFI) y el Ejército, sino los procesos kafkianos a los que se somete a las víctimas que se atreven a denunciar: pasan meses antes de que se les cite a rendir su declaración —para entonces muchos de los testigos y víctimas se han ido ya a Estados Unidos o a sus países de origen, pues mientras tanto deben vivir de la caridad de los albergues—, y cuando se les cita a identificar policías abusadores, les presentan fotos distorsionadas en las que son irreconocibles.

    Ya en los testimonios recabados por Óscar Martínez, ya en los informes de AI, o en las historias que recogí en el albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec cuando acudí con el fotógrafo Alex Dorfsman para escribir este reportaje, los relatos de los secuestros son igualmente crueles, como el que me contó Alberto, un hondureño que se había quedado a trabajar de albañil en el albergue con la esperanza de reunir los tres mil dólares que había pagado su familia por su rescate: los migrantes son secuestrados en grupo y llevados a ranchos y casas de seguridad. Les exigen los números de teléfono de sus familiares en Centroamérica o Estados Unidos. Quien no lo proporcione o no tenga es asesinado de inmediato. Alberto estuvo plagiado una semana con otros nueve connacionales suyos, golpeados con tablas en la espalda baja (de ahí el verbo “tablear” asociado con los Zetas). Escuchó cómo dos fueron ejecutados porque sus familias no pagaron el rescate. Dos más nunca aparecieron. Seis sobrevivieron al secuestro y fueron liberados pero dejaron a sus familias con una deuda catastrófica.

    Los Zetas, cuenta Óscar Martínez, no necesariamente ejecutan los secuestros, sino que absorben a las bandas delictivas locales y las ponen a trabajar para ellos. Lo mismo hacen con las autoridades de todos los niveles. Las organizaciones criminales cooptan a todos los eslabones de la cadena: a centroamericanos que se hacen pasar por indocumentados en el camino y se ganan la confianza de los verdaderos migrantes para sacarles información sobre sus familiares; a las policías locales, a las autoridades federales, a maras, a narcomenudistas, a taxistas, hasta a vendedores de refrescos que emplean como vigías. Y de ahí a la punta de la pirámide.

    Alejandro Solalinde —cuyo nombre es el más citado en el informe de AI, con diez menciones— compara el abuso a los migrantes con la industria petrolera. El albergue Hermanos en el Camino, dice, es el jardín asentado sobre un rico yacimiento de petróleo que una mafia político-delictiva quiere perforar y explotar. Y señala a Ulises Ruiz Ortiz, ex gobernador del estado de Oaxaca (2004-2010), como una de las cabezas de esa mafia.

  • Asun Poudereux

    Recientemente, me he enterado de los magníficos sueldos (para mí escandalosos) que se pueden ganar en México desde cargos de formación superior. Hasta un millón de Americanos del Norte trabajan allí con sobresueldos mensuales que darían una vida digna a 30 familias.

    Este reparto tan tremendamente desigual , podría ser uno de los factores o causas de tanta injusticia, violencia y miseria que , como siempre, sufren y padecen los don nadies.  Y que no es por casualidad ni por generación espontánea: en ello interactuamos todos, desde la indiferencia, el consentimiento y la injusta crueldad del guante blanco.

  • mª pilar

    ¡Tanto dolor suceda donde suceda, es inaceptable!
     
    ¿Cuando los seres humanos se comprtarna como tales?
     
    El poder y el dinero, pudren las entrñas de los hombre y mujeres que se dejan engatusar por ellos, y desde esa realidad, son capaces de las brutalidades más terribles.
     
    Nunca pensamos, que la vida, dará a cada cual el fruto de lo sembrado.
    No sé como ni cuando, pero entiendo, que tanto mal, tiene que tener una respuesta para aquellas personas que lo hacen posible.
     
    Y no hablo de “castigo” divino… sino de una respuesta de la misma vida. Como sucede con la naturaleza…
     
    Me duele el dolor, de tantas personas que ya la vida, no les dice nada porque les han arrancado el alma de tanto sufrir.
    mª pilar
     

  • Román Díaz Ayala

    Que la situación de la sociedad mexicana es extraordinariamente compleja, y tiene connotaciones propias o agravantes sobre lo que se vive en otros países de Nuestramérica se muestra en la misma configuración de los componentes de la delegación mexicana al Encuentro Mundial del Movimiento Popular:
    Silvia Ribeiro, directora del  Grupo de Acción sobre la Erosión, Tecnología y Concentración
    Víctor Hugo López Rodríguez, Director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
    Martín Esparza Flores, Sindicato Mexicano de Electricistas
    Wilmar Federico Joachín López, del Movimiento Indígena-Campesino de Chiapas
    Verónica Villareal Moreno, Consejo Coordinador Obrero Popular (COCOPO-MLN)
    Carlos Morente,  Asociación de Trabajadores Agricolas de la frontera Estados Unidos-México.
    ¿Qué dificulta la comparación entre México y la situación que atraviesan “algunos” estados islámicos?
    Pues que los problemas nuestros se ven muy agravados por el grado de concienciación (también algunas personas dicen concientización) social de nuestro entorno porque la sociedad se ha orquestado con una escala de valores que no han alcanzado otras culturas (otras y distintas). Tendríamos que homologar las escalas para comparar, pues pepe ha demostrado que no es cuestión de números.

  • Antonio Vicedo

    Pepe, por lo que leo referido a lo que yo aporto, deduzco o que me expresado muy torpemente y, si es así, pido disculpas; o que tu no has entendido bien cuando haces la acusación de que me gusto el Califato y la violencia de EI.
     
    Simplemente he querido decir que estos, en su absurdo proyecto son claros y no se andan con hipocresias respecto a la base de fe en que equivocadamente se apoyan, cosa que no sucede por otras latitudes nuestras o mas próximas con idénticos resultados de genocidio, pero simulando cuanto pueden que se hace precisamente para salvar los valores que al final sucumben con las víctimas que los defienden. Y por eso esta estrategia del PODER es mas peligrosa como nos va acreditando la Historia, sobre todo de los últimos tiempos.
     
    Sobre  lo de la imposibilidad de hacer algo en tanto cristianos en el ambiente del Ei, admitido, pero prueba tu, como yo he probado en mi vida de acercarme en mis actitudes a las de Jesús defendiendo claramente la causa de liberación de”sus herman*s mas pequeñ*s y ya me dirás, si te lo permiten, sin riesgo hasta de la propia vida. Un abrazo.

  • Antonio Vicedo

    Pepe, por lo que leo referido a lo que yo aporto, deduzco o que me expresado muy torpemente y, si es así, pido disculpas; o que tu no has entendido bien cuando haces la acusación de que me gusto el Califato y la violencia de EI.
     
     
    Simplemente he querido decir que estos, en su absurdo proyecto son claros y no se andan con hipocresias respecto a la base de fe en que equivocadamente se apoyan, cosa que no sucede por otras latitudes nuestras o mas próximas con idénticos resultados de genocidio, pero simulando cuanto pueden que se hace precisamente para salvar los valores que al final sucumben con las víctimas que los defienden. Y por eso esta estrategia del PODER es mas peligrosa como nos va acreditando la Historia, sobre todo de los últimos tiempos.
     
    Sobre  lo de la imposibilidad de hacer algo en tanto cristianos en el ambiente del Ei, admitido, pero prueba tu, como yo he probado en mi vida de acercarme en mis actitudes a las de Jesús defendiendo claramente la causa de liberación de”sus herman*s mas pequeñ*s y ya me dirás, si te lo permiten, sin riesgo hasta de la propia vida. Un abrazo.

  • pepe blanco

    Hay cosas que hay que asumir y defender por principio. Tengo una prima que, allá por los años ochenta, cuando algunas personas aseguraban que “con Franco se vivía mejor”, ella siempre les respondía lo mismo: “A estas alturas, hay cosas que ya no discuto”. Y es que no, con Franco no se vivía mejor que en los años ochenta ni mejor que ahora. Aunque algunas personas concretas igual sí vivían -o creían vivir- “mejor” con Franco; aunque con Franco igual no había tantos políticos corruptos, ni se prodigaran tantas comisiones. No, con Franco la sociedad no era mejor que a partir de su muerte.
     
    Por principio, y aunque haya mas muertos en México que en el EI, el estado mejicano es mucho mejor que el EI. Por otra parte, los datos que cita el artículo son muy incompletos y engañosos, pues no se dice, por ejemplo, cuál es la población total de uno y otro ni, por tanto, cuales son las cifras relativas, los índices de criminalidad. Recordemos que, solamente en el DF viven 25 millones de personas. En total, la población de México se estima en 120 millones de habitantes, mientras que bajo el califato viven unos 6 millones de personas, veinte veces menos. Si en 2014 el EI mató a 9000 civiles y los narcos mejicanos a 16000, eso quiere decir, si he hecho bien las cuentas, en el Estado Islámico la violencia criminal es 12 veces superior a la violencia en México. ¿Vale?

  • Román Díaz Ayala

    Resulta  tremendamente comprometido comparar
    realidades distintas y distantes.
    Pero lo cual demuestra al menos que por encima de todo,
    la humanidad vive una crisis de civilización.

  • Román Díaz Ayala

    En primer quiero pedir disculpa si alguna persona mexicana, lectora de este foro saca la conclusión de que en España estamos actuando con total indiferencia a lo que sucede en México.
    Todo lo contrario. Prueba de ello es que Antonio Duato ( director) se ha sentido “padrecito” para llamarnos la atención de la tragedia que conmueve al país azteca, y que ha levantado una ola de protestas por toda Nuestramérica.
    La aparente indiferencia que sufrimos los españoles y españolas obedece a una especie de entumecimiento provocado porque no podemos dar crédito ni podemos asimilar las cosas que en la vida pública y política se van desvelando, cada una peor que otra que dan una imagen muy negativa de y que ponen en peligro nuestra convivencia ciudadana. Todo ello en medio de una crisis economía unos gobiernos que como caballos desbocados nos han llevado al más puro neoliberalismo desde 1996 haciéndonos partícipes de los mismos problemas vuestros de exclusión social, perdida de vivienda, falta de trabajo y de futuro, precariedad y desigualdad social.
    A esa impresión ayuda que los medios de comunicación nos presentan las  situaciones trágicas o dramáticas que se viven fuera, como si de una realidad virtual se tratase.
     
    y por último, porque en España estamos viviendo una especie de “introversión muy callada” como el preludio de que estamos a punto de tomar graves decisiones que condicionarán nuestro futuro como pueblo.
    Mexico figura entre los países convocantes  del Encuentro Mundial del Movimiento popular que tendrá lugar en Roma del 27 al 29 de octubre junto a Brasil, Argentina, Haití, Colombia, Uruguay,  Guatemala, Perú, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Honduras, Bolivia, Nicaragua y el Salvador. Aunque va dirigida a todos los movimientos populares del mundo, como siempre AFRICA sigue siendo la gran ignorada.
    Mucho me gustaría, y expreso sólo un deseo que el actual Papa Francisco se reuniese con los obispos mexicanos. Si es en Roma sería un acto papal, si viajase a México sería en calidad de pastor, y así entenderíamos el gesto.
    Se conseguirían dos cosas.
    Que la Iglesia demuestra así que efectivamente se ha creado una instancia de colaboración permanente entre el Vaticano actual y los movimientos populares y ésto se hace efectivo ante las necesidades
    Que en México el hermano Francisco podrá convocar a aquellos agentes de la pastoral, además del clero que está comprometidos y jugándose la vida con las gentes oprimidas.

  • Antonio Duato

    Acabo de ver el programa de RTV2 El Islam hoy. Suelo seguir con frecuencia esa pequeña ventana en que pueden expresarse semanalmente la comunidad islámica. De nuevo hoy han insistido en el mismo tema que la semana pasada:  ni en el Corán ni en la conciencia de los musulmanes de todo el mundo hay nada que justifique esa denominación de “Calificato” ni esas prácticas que exhiben los responsables del EI, aunque hagan referencia a la sharia.

    Tampoco los cristianos aceptamos las prácticas de las mafias, aunque en Sicilia o Calabria muchos cristianos por miedo y omertá acepten como ley sus prácticas. Y lo mismo pasa en México, y no sólo en Ciudad Juárez, sino en estos estados como Guerrero, donde se van extendiendo las prácticas violentas y crueles, con connivencia de las autoridades, para que sirva de escarmiento para quienes tienen actitudes reivindicativas fuertes, como los estudiantes de la escuela de magisterio y otras cosas que se están descubriendo ahora. El principio de la seguridad y la política del miedo domina la política de ese gran país que es México.

    ¡Esto es lo tremendo, Pepe Blanco, y está ahí, a la vuelta de la esquina!

  • pepe blanco

    Hola Antonio Vicedo.
     
    Verás, con todo mi respeto hacia ti, te diré que hay cosas que no voy a discutir. El estado islámico esta regido por la sharia, que atenta legal y masivamente contra muchos derechos humanos. Cualquier estado occidental, por corruptas que sean sus clases dirigentes, me parece preferible a vivir en el califato.
     
    Una diferencia fundamental, por ejemplo, es que, si en Ciudad Juarez se asesina a una mujer, todo el mundo sabe que eso es un crimen que la ley reconoce como tal, aunque nunca se llegue a juzgar al culpable. Si en el califato se lapida a una adúltera o se ahorca a un homosexual, esos crímenes son legales, los ampara la ley y la gente piensa que son actos justos.
     
    Si te gusta el califato, te sugiero que te vayas a pasar una temporada al norte de Irak, y luego nos cuentas qué tal la experiencia. ¡Ah, no, que no puedes! Es que eres cristiano y, lo más probable, es que no te dejen entrar o que te echen….

  • Antonio Vicedo

    Algo involuntario ha sucedido para que este aporque que hago ahora aquí, haya ido a parar a otro espacio referido al mismo tema.
    Disculpad el que lo reponga aquí, pues iba y va con una referencia a Pepe Blanco con una aportación a su comparación que estimo importante. Gracias.

    “Hombre, no creo que el estado mejicano, por muy policíaco y corrupto que sea, sea peor que el estado islámico”
    ¿Pepe, dicen que las comparaciones son odiosas, pero cuando se comparan las víctimas de los crímenes y además se intenta minusvalorar la condición de los victimados por se débiles y denunciar, desde su debilidad, las verdaderas causas de las injusticias perpetradas por los poderes establecidos interesados hipócritamente por que se les considere custodios y guardianes de un llamado ORDEN que no es más que absolutismo de los PODERES FACTICOS, la cosa clama con extrema sonoridad al cielo, pues la más generalizada y certera VICTIMA es LA VERDAD.

    Con ello se generaliza el miedo, se anula la esperanza y se acrecienta la pasiva complicidad de la ciudadanía, caldo de cultivo en el que los virus del PODER se desarrollan en pandemia imparable.

    Quienes abiertamente se manifiestan  militantes violentos para establecer el imperio del dominio  sin límites, ellos mismos proclaman su desvío y mérito de condena por todas las mentes con un mínimo de capacidad racional y sentido común. Ese es el caso de oriente próximo con su proyecto del CaLIFATO a base de cortar cabezas o expandir genocidios.

    Pero los impresentables demócratas de tantos países de occidente , oriente y mediodía, que presumen de liberales y hacen de la LIBERTAD un patrimonio exclusivo de quienes han conseguido cualquier tipo de PODER y se presentan como los celosos guardianes del ORDEN SOCIAL, falseándolo toda la estructura social, principalmente la de la VERAZ y REAL INFORMACIÓN, estos acrecientan la canallada de su criminal proyecto como ahora está alcanzando altos grados de presión socio-política en ese México que supo en otro tiempo abrir su corazón a tantos españoles amenazados de muerte en esta España.

    Y como la cosa no es tan simple como intentan que nos parezca y admitamos, una vez más recomiendo un repaso sobre los proyectos criminales globales planeados y ejecutados por el GRUPO BILDERBER y sus COMPLICES, pues ello puede iluminar mucho esa sombría situación que se extiende por el continente americano y se agudiza en Méjico, frontera de USA.

  • ELOY

     
     Lo sucedido en el Estado de Guerrero en México me produce horror y desazón enormes y una gran inquietud al ver la gran facilidad con que se ha perpetrado el crimen contra los jóvenes y la enorme impunidad de que han gozado y siguen gozando los presuntos autores y sus cómplices.
     
    Pero es también horrible pensar cuanto crimen oculto, cuanta venta de voluntades espuria, cuanta bajeza moral se ha tenido que cultivar y permitir en ese ámbito, para que el crimen que ahora lamentamos haya podido llegar a producirse.
     
    AH! Y cuanta ceguera, cuanto mirar a otro lado, cuanto corrupción institucional  ha tenido que acompañar a ese proceso de degradación de la convivencia, de la autoridad municipal y. al parecer, policial, y de toda la sociedad “poderosa “y “bien pensante” de la zona.
     
    Yo no conozco de lo que sucede en México más que lo que me llega por la prensa, por eso no puedo hacer juicios más profundos ni barruntar posibles caminos de solución. Lo único que puedo hacer, con mi humilde voz, es apelar a los que tienen la fuerza para que la pongan al servicio de los débiles, hagan justicia por este crimen  y aceleren el camino para una reforma moral profunda de toda la sociedad.
     
    Y como complemento inexcusable, que miren los que tienen poder y dinero por conseguir una sociedad más justa, más ecuánime, con menos diferencias entre ricos y pobres, con unos servicios sociales mínimos garantizados por el poder público especialmente los relativos a vivienda digna, manutención suficiente, sistema de salud publica gratis dotado para atender a las necesidades de la población, especialmente la más desfavorecida, educación pública universal etc.
     
    Finalmente quiero hacerme participe y solidario del dolor de los jóvenes desparecidos y de sus familiares, amigos y comunidades.  
     

  • pepe blanco

    Hombre, no creo que el estado mejicano, por muy policíaco y corrupto que sea, sea peor que el estado islámico.
     
    Siempre me ha resultado difícil entender qué pasa en México. Supongo que por falta de información de primera mano. Pero me da pena que una país tan bonito como ese, y que ha ofrecido muchas cosas estupendas, esté atravesando una crisis de criminalidad como la actual. Mi impresión personal es que hay una profunda desigualdad social, un juego de mafias de narcotraficantes en connivencia con una parte importante del poder político y una clase policial que se ido acomodando poco a poco en la pequeña extorsión (o no tan pequeña) y en conductas al margen de la legalidad. Supongo que habrá muchos mas factores que han influido en que se haya llegado a la situación actual. Pero la violencia en Mejico no es una novedad. No hace falta mas que recordar la sangrante historia de asesinatos de mujeres en Ciudad Juarez, crímenes que, sorprendetemente, no han sido resueltos.

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