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Francisco, papa. Bergoglio, “jesuita”

ALCAINAIsidro llegó muy indignado a mi despacho. Pretendía iniciar un contencioso contra un notario. Estaba convencido de la irregularidad cometida por el fedatario público. Con malas artes lo había despojado de bienes y derechos. “Ese notario es un jesuita“. Me dijo, como resumiendo la mejorable personalidad de su malhechor. La instancia al Colegio corporativo había sido inadmitida. No voy a revelar la secuencia del asunto. No es ése mi propósito. Ni debo hacerlo. Sólo quiero incidir en la frase lapidaria: “es un jesuíta”. Un significado claramente peyorativo de “jesuita”. Un insulto. A la sazón, una novedad para quien había realizado los estudios superiores en centros jesuíticos.

El término “jesuita” no fue utilizado por Ignacio de Loyola ni por los cofundadores de la Compañía de Jesús. Tampoco en los cuatro siglos que siguieron a su canónica aprobación en 1540. En las Constituciones S. J. de 1554, sus miembros son “los de la Compañía”. Y, hasta los años 70 del siglo XX, los documentos oficiales, de la propia Orden o de la Santa Sede, los identifican como “religiosos de la Compañía de Jesús”. Denominaciones coloquiales fueron: “seguidores de San Ignacio”, “iñiguistas”, “papistas”, “sacerdotes reformados”, “teatinos”, “apóstoles”. Bajo la presidencia de Pedro Arrupe, la palabra “jesuita” entra en el léxico oficial, ya desprovisto de su connotación peyorativa.

Allí donde la Reforma protestante había triunfado los miembros de la Congregación aprobada por Paulo III fueron calificados despectivamente de “jesuitas”. Sobre todo, en Austria y Alemania. Esta ha sido la evolución semántica del término “jesuitas”. Inicialmente comportaba fechorías de todo género. Luego, equivalía a astuto e hipócrita. Finalmente, pasó a ser un modo coloquial de designar a los seguidores de Ignacio de Loyola.

Algunos escritores se refieren al “mito jesuita”, una corriente de anticlericalismo vigente hasta bien entrado el pasado siglo. Según esta teoría conspirativa, los jesuitas, desde las sombras, controlaban la Iglesia y aspiraban a controlar la política de los países en los que actuaban. La propaganda antijesuita fue muy fuerte. Se los acusaba de ser imperialistas, hipócritas, falsos, arteros y hasta criminales. Los más prudentes les atribuían la facultad de nadar y guardar la ropa simultáneamente. Las traumáticas expulsiones, incluso la supresión de la Congregación por decreto del papa Clemente XIV (a. 1773), dan el grado de cuanto venimos apuntando.

La Congregación jesuítica tiene como norma no optar ni aceptar cargos eclesiásticos de obispo y cardenal. La excepción está en el imperativo papal. Acontece en países de misión o en casos muy puntuales en Europa. Además, desde hace siglos, en el Colegio cardenalicio siempre hay un jesuita. Que Jorge Bergoglio haya sido elegido papa constituyó una novedad. Es el primer jesuita que ocupa la imaginaria silla de Pedro. Algunos miembros de la Compañía se manifestaron como pidiendo perdón por ello. Los vaticanistas se han esforzado por aclarar que Bergoglio fue elegido no por ser jesuita sino a pesar de serlo. Era, dicen, el mejor situado entre los cardenales recluidos en la Capilla Sixtina.

En cuanto a la secular práctica de los jesuitas de no ocupar cargos jerárquicos cabe dar una explicación. Como ejército al servicio del Vaticano, la Congregación considera más eficaz trabajar sin comprometer o comprometerse. Una estrategia para evitar el desgaste. El cuarto voto, obediencia ciega al papa, cualquiera que éste sea, y diga lo que diga, les deja galvanizados. Con Arrupe y bajo Juan Pablo II, la “entente” atravesó una peligrosa crisis. Ningún cambio institucional, pero los lazos aflojaron.

El papa Francisco, moldeado en la forja ignaciana, no logra liberarse de la ambivalencia jesuítica. En 16 meses, ha propalado gestos, palabras, actitudes. Ha creado comisiones integradas por “barones”. Ha pedido ideas y consejos al pueblo. Todo, medianamente encomiable. Pero no ha dado pasos a decisiones, a hechos, a visibles reformas. Ha escandalizado con canonizaciones, algunas de ellas endogámicas. Ha reconocido milagros, eventos sanitarios cuya explicación debiera quedar fuera del dictamen jerárquico. Ha creado cardenales, en reconocimiento de un arcaico Colegio históricamente desprestigiado y eclesiásticamente artificial. No ha tenido valor para contradecir, con gestos o con palabras, la misógina decisión de Wojtyla con respecto al sacerdocio femenino. No ha suprimido ni debilitado dicasterios que impiden o ralentizan la descentralización ideada por el Vaticano II y deseada por el mismo Bergoglio. No ha suscrito la Declaración Universal de Derechos Humanos ni otros 15 convenios de la ONU en la línea de la misma Declaración. No ha suavizado la verticalidad centralista en nombramientos episcopales. Y podría seguir enumerando temas cuya solución constituye un desideratum de quienes trabajamos por una Iglesia distinta: jesuánica, ejemplar, auténtica. Decisiones y reformas que caen dentro del ámbito de las actuales competencias personales del papa, sin necesidad de un concilio o de la avenencia de sus colaboradores.

“Potuit, voluit ergo fecit”
. Es el sofisma scotista sobre el que un papa megalómano fundamentó un dogma mariano indigerible. En nuestro caso, pretendemos que el axioma sirva a mejores fines, a reformas eclesiásticas ineludibles.
1) Aparentemente, Bergoglio quiere
2) Dudosamente, Francisco quiere
3) Legalmente, canónicamente, el Papa puede.
FIAT

Celso Alcaina,
durante 8 años, oficial del Vaticano con PabloVI

32 comentarios

  • Félix Estévez

    He estado esperando a que Martín Barbero (o Celso) respondieran al comentario de Eloy Isorna. Y ya que ninguno de los dos se ha decidio a hacerlo, me atrevo a decir algo que puntualice las puntualizaciones de Eloy.  Es verdad que Juan XXIII en su “Pacen in Terris” ensalza y toma como base del pogreso mundial la “Declaración de Derechos Humanos” de la ONU. Es verdad que la Santa Sede proclama y defiende la mayoría de esos derechos, no todos. Pero también es verdad que no ha firmado dicha Declaración. Y no lo ha hecho, en el fondo, por soberbia, la soberbia a la que se refiere Barbero. El Vaticano se cree depositario e intérprete del Derecho natural, de la verdad y de la moral. El Vaticano ( juntamente con Palestina y la Orden de Malta), es miembro sólo observador de la ONU. En el caso del Vaticano, se le reconocen todos los derechos de Estado soberano, menos el derecho de voto y poco más. El Vaticano no solicitó ni solicitará ser miembro de número. Es dudoso que fuera admiido como tal, tratándose de una Confesión religiosa y, como tal, no distinta de tantas otras Confesiones religiosas. Pero no quiere serlo porque no está dispuesto a suscribir documentos aceptados por la misma ONU ni a comprometerse en avatares que podrían mermar su pretendida supremacía doctrinal y moral. Repito, pura soberbia. Quiere moldear y proclamar los derechos humanos a su manera, según la “Revelación” escrita y su “Tradición”.  A su incorporación plena en la ONU obstan asuntos como la demografía con su vertiente sexual, la igualdad de derechos de ambos sexos, la democracia interna, y, sobre todo, su caracter religioso que convierten al Vaticano en el único Estado no estrictamente político y discriminante respecto a otras confesiones religiosas. Una ambigüedad propia del Vaticano, un nadar y guardar la ropa que Celso atribuye a los “jesuitas” y que pesonifica en Francisco.

  • ELOY

     
    Leo (29 -06-2014) a Martín Barbero Manzanal en un comentario al artículo de Celso Alcaina publicado el pasado 28 de Junio titulado Francisco, papa. Bergoglio, “jesuita”
     
    “(…). Echo en falta que los comentarios-istas no entren en cuestiones de fondo: ¿por qué Francisco no firma la Declaración Universal de los Derechos Humanos?, etc. Francisco no puede firmarla, eso significaría renunciar al Derecho Natural, del que la Iglesia se considera guardián absoluto, más allá de cualquier “democracia”.”
    (El subrayado en negrita es mío).
     
    Sin ánimo de polémica ni de exhaustividad en la argumentación, he de manifestar que no parece correcta, ni tan exacta, hoy día, la relación causa-efecto que se establece en el citado texto y entiendo que debe de ser matizado, o al menos debe considerase desde algunos hechos y perspectivas que, actualmente, parecen desvirtuar la rotundidad de sus afirmaciones.
     
    Me limito a destacar solo dos aspectos:
     
    1) En cuanto a reconocimiento de los  Declaración de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París en la tarde del 10 de diciembre de 1948, poco antes de la medianoche, René Cassin , uno de sus principales redactores (que participó en su redacción desde los comienzos de la Segunda Guerra Mundial hasta que fue finalmente votada favorablemente), en el Prefacio al libro de Albert Verdoot “Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Nacimiento y Significación” (versión castellana en Editorial Mensajero, impresa en Burgos 1970. ) dice:
     
    La Iglesia Católica, tras haber observado durante largo tiempo cierta reserva, aunque favorable,  se pronuncia categóricamente por boca de su Cabeza, no solamente a favor de la Declaración Universal, sino de la creación de organismos jurídico-políticos  mundiales para resolver los problemas de carácter mundial entre los que figuran los relacionados con los derechos del hombre. La Encíclica Pacem in Terris, verdadero testamento de S.S. Juan XXIII, constituye en sí misma una especie de Declaración de los Derechos del Hombre de carácter religioso, cuyas disposiciones se aproximan singularmente  a las del instrumento surgido en 1948 de una Asamblea Política, y , en algunos puntos como la propiedad , la emigración y el derecho de residencia, llegan más lejos que ella.” (página 15).
     
    Por su parte el autor del citado libro Albert Verdor  (que ha consagrado muchos años de su trabajo a los orígenes y los objetivos de la Declaración Universal),  dice en la página 323:
     
     “(…) En el mismo orden de ideas, recordemos la famosa Encíclica “Pacem in Terris”. Juan XXIII proclama en ella que la Declaración Universal es uno de los actos más importantes… parar el establecimiento de una organización jurídico-política de la comunidad mundial
     
    2) En cuanto a la consideración del Derecho Natural cabe recordar que el reciente documento “Instrumentum Laboris” redactado para la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos (TEXTO COMPLETO disponible en ATRIO en el post  del 28 de junio pasado, “Hacia el sínodo sobre la familia”), recoge el cuestionamiento que se hace actualmente de dicho concepto de Derecho Natural en el Capítulo III (Evangelio de la familia y ley natural), que contiene los siguientes epígrafes:  
     
    El nexo entre Evangelio de la familia y ley natural (20)
    Problematismo de la ley natural hoy (21-26)
    Contestación práctica de la ley natural sobre la unión entre hombre y mujer (27-29)
    Una deseable renovación del lenguaje (30)
     
    Así, entre otras, hace las siguientes afirmaciones:
     
    21. A la luz de cuanto la Iglesia ha sostenido a lo largo de los siglos, examinando la relación entre el Evangelio de la familia y la experiencia común a toda persona, es posible considerar los numerosos problemas que se ponen de relieve en las respuestas al cuestionario respecto al tema de la ley natural. Para la gran mayoría de las respuestas y observaciones, en los distintos contextos culturales, hoy el concepto de “ley natural” resulta ser, como tal, bastante problemático, incluso incomprensible. (…)”
     
    22. Asimismo, de las respuestas y observaciones resulta que el adjetivo “natural” suele ser interpretado según un matiz subjetivo de “espontáneo”. Las personas son orientadas a valorar el sentimiento y la emotividad; dimensiones consideradas “auténticas” y “originales” y, por tanto, que “naturalmente” hay que seguir. Las visiones antropológicas subyacentes recuerdan, por una parte, la autonomía de la libertad humana, no necesariamente vinculada a un orden objetivo natural, y, por otra, la aspiración a la felicidad del ser humano, entendida como realización de los propios deseos. Por consiguiente, la ley natural se percibe como una herencia anticuada. Hoy, no sólo en Occidente, sino progresivamente en todas partes en la tierra, la investigación científica representa un serio desafío al concepto de naturaleza. La evolución, la biología y las neurociencias, al confrontarse con la idea tradicional de ley natural, llegan a la conclusión de que ésta no se puede considerar “científica”.
     
    23. También la noción de “derechos humanos” se ve generalmente como una referencia a la autodeterminación del sujeto, no anclada en la idea de ley natural. Al respecto, muchos observan que los sistemas legislativos de numerosos países se encuentran con que tienen que reglamentar situaciones contrarias al dictado tradicional de la ley natural (por ejemplo, la fecundación in vitro, las uniones homosexuales, la manipulación de embriones humanos, el aborto, etc.). En este contexto, se sitúa la creciente generalización de la ideología denominada gender theory, según la cual el gender de cada individuo resulta ser sólo el producto de condicionamientos y necesidades sociales, dejando de este modo de tener plena correspondencia con la sexualidad biológica (…)
    25. Si, por una parte, se asiste a una pérdida de significado de la “ley natural”, por otra, como refieren varias Conferencias Episcopales de África, Oceanía y Asia oriental, en algunas regiones es la poligamia lo que se considera “natural”, así como también se considera “natural” repudiar a una mujer que no pueda dar hijos —y, entre estos, hijos varones— al marido. En otros términos, emerge que, desde el punto de vista de la cultura generalizada, la ley natural ya no se puede considerar universal, puesto que ya no existe un sistema de referencia común.
     
    26. En las respuestas se pone de manifiesto la convicción generalizada del hecho que la distinción de los sexos posee un fundamento natural en la existencia humana. Existe, por tanto, gracias a la fuerza de la tradición, de la cultura y de la intuición, el deseo de mantener la unión entre el hombre y la mujer. La ley natural, pues, es universalmente aceptada “de hecho” por los fieles, aunque no se vea la necesidad de justificarla teóricamente. Puesto que el venir a menos del concepto de ley natural tiende a disolver el vínculo entre amor, sexualidad y fertilidad, entendidos como esencia del matrimonio, muchos aspectos de la moral sexual de la Iglesia hoy no se entienden. En esto se basa una cierta crítica a la ley natural, incluso de parte de algunos teólogos.(…)
     
    Un saludo cordial.
     

     

     

     

  • Antonio Vicedo

    Totalmente de acuerdo. Es una labor tan importante y urgente… que es muy difícil de llevarla cabo.”
     
    Mª. Pilar ¿Lo contrario; lo que hay, acaso no es más difÍcil para much*s mas?
     
    ¿Por qué no esmerarnos en las valoraciones, teniendo en cuanta a quienes mas carga soportan, peor lo pasan, e incluso mueren con el solo bagaje de la esperanza nunca convertida en realidad precisamente por el empeño falsificador de quienes engañan?
     
     
    ¿Por qué no iluminar los compromisos de Justicia y Amor con aquel dicho tan popular: “CARGA A GUSTO NO PESA?
     
    ¿Acaso en las actitudes de verdadero AMOR no experimentamos siempre que la FUERZA supera siempre a la CARGA?
     
    ¿Para cuando creernos y convencernos de  que LA VERDAD es la única planta que nos da cosecha abundante de LIBERTAD?

  • m. pilar

    ¡¡¡Gracias por su entrada,  Martín Barbero Manzanal!!!

    Totalmente de acuerdo. Es una labor tan importante y urgente… que es muy difícil de llevarla cabo.

    El papa Francisco… tiene las manos atadas… muy atadas; tendría que luchar con siglos de montajes sobre montajes, para poder llegar de nuevo al nacimiento de la fuente.

    En el Vaticano, le llegan al papa, lo que un grupo de fríos integristas defensores de algo parecido a milicias ciegas y obedientes a cualquier precio… como por ejemplo “los Heraldos del evangelio…”  vivir el evangelio… no sé si lo viven… pero obedecen a pies juntillas.  Ufff…  Mucha tela que cortar.

    Si estos príncipes-monseñores y magnates en el interior del vaticano quieren vetar llamamientos, noticias, peticiones de justicia dentro de la estructura religiosa.
    Esas cartas,  peticiones, llamadas de S.O.S. se pierden en los despachos más cercanos al papa.

    No puedo dar nombres (los tengo) pero pondría en peligro a personas que quiero muchísimo.

    Cierto que le papa tiene otros caminos para enterarse de esos “ecos” y los busca,  llegándole  por otros derroteros, y los consigue de buena “tinta…” ¿qué hace con ellos? de momento calla,  y al callar de alguna manera… otorga.
     

    Mucha “basura” oculta todavía; y mucho dolor en aquella parte de los pueblos y sus caminantes, que sienten, piensan, viven de otra manera.
     
    Ayer tube la gran dicha de vivirlo, escuchrlo y… de alguna manera sufrirlo.
    ¡Gracias de nuevo!

    mª pilar

  • ana rodrigo

    Bonita y fundamental reflexión la de Martín Barbero. Creo que en atrio la mayoría andamos por estos senderos. Pero “¿Quién le pone el cascabel al gato” en la Institución Iglesia? ¿Un concilio? ¿Con qué participantes? ¿Los que “mandan” y presionan hoy en el Vaticano y fuera de él? Creo que necesitaremos un tiempo que much@s de quienes tenemos estos anhelos ya no los vamos a ver, pero la Iglesia irá quedándose al margen de la marcha de la historia.

  • Celso Alcaina

    A Martín Barbero,
    Gracias, Martín, por participar en mi reflexión y por los halagos. Yo tambien te quiero.
    En efecto, tu planteamiento  va a la raíz. Es  mucho más profundo que la casuística por mi enunciada y discutida en este hilo. Además, siendo yo biblista, me siento tocado de manera especialísima. Tú estás en la línea de mi paisano Torres Queiruga. En su libro “Repensar la Revelación” afirma y argumenta cuanto tú propones y defiendes en pocas líneas.  Toda sacralización selectiva es errónea. Si algo hubiera que sacalizar sería la Humanidad, el Universo, nuestras relaciones de personas. Nunca ritos, creencias y libros caducos, surgidos por intereses circunstanciales, a veces inconfesables.

  • ana rodrigo

    Querido Oscar, son cuestiones varias: una, la no exclusión de la mujer; otra, qué tipo de sacerdocio sería posible y deseable; tercera, claro que es terminología religiosa y tiene sentido en este contexto; finalmente, el origen jesuánico de comunidad y, como en cualquier grupo humano, alguien que lo coordine en función de sus objetivos, en este caso mantener la memoria de Jesús y su mensaje, válido universalmente desde el punto de humano, y válido religiosamente para quien crea que puede dar razón fehaciente de Dios, tal como él lo vivió, como se relacionó con Él y como fue fiel a un Dios que potencia al ser humano, no que le pide sacrificios y autodestrucción, y, especialmente que viva el amor a sus semejantes. Por supuesto, esto entra ya dentro de la fe, razonada, razonable o como se la quiera calificar.

  • Martín Barbero Manzanal

    “Muy bien, Celso, te felicito.
    Echo en falta que los comentarios-istas no entren en cuestiones de fondo: ¿por qué Francisco no firma la Declaración Universal de los Derechos Humanos?, etc. Francisco no puede firmarla, eso significaría renunciar al Derecho Natural, del que la Iglesia se considera guardián absoluto, más allá de cualquier “democracia”.

    A mi entender -aquí asoma mi deformación “sociológico-jesuítica”… – ni Francisco, ni cualquier hijo de vecino…, si no cambia el significado de “lo revelado” (divino, inmutable…), por una, la única y verdadera, “REVELACIÓN” – la revelación humana, que es la única real – la que los humanos construyen, desde el principio del origen, y hasta la consumación de los siglos…,  a la par que todos los dioses que hayan existido y puedan existir, la que los humanos descubren como intento de vivir, individual y colectivamente…


    La solución para la (s) iglesia(s), también para Francisco, y para todos…, la única solución para la humanidad, para nosotros… es abrirse a la revelación cotidiana y continua de nuestro tiempo, de nuestro destino, jesuánico y cualquier otro que han existido y existirán… Yo estoy abierto a esa revelación, y lucho, igual que tú y la mayoría…, abiertos para crear – es una constante creación – nuestro destino común: es la mejor hermandad en el mundo…
    Gracias, un abrazo, Martín”

  • oscar varela

    Ok ana; ok Teresa!
     
    ¿Qué le voy a hacer si no me doy cuenta dónde meten la “Función” u “Oficio” (generador de un “Status”) de ese o de cualquier tipo “sacerdotal”?
     
    ¿Que TAREA específica tendrían esos “sacerdotes”, que no la pudieran ejercer cualquier “profano”, bastándole el hecho de ser “idóneo”; idoneidad que puede estar “controlada” por la profanidad de las Instituciones “mundanas”, sin necesidades de dioses a los que se le deba “culto” sin-razones?
     
    Todo “sacerdocio” dice relación a un modo de ser humano, vital y válido en una cultura “religiosa”. No tiene sentido alguno en una cultura asentada (fe) en “razones”.
     
    Si hubo, hay y/o habrá culturas “religiosas”, de acuerdo. Pero no es la mía ¿qué le voy a hacer? Ni lo podrá ser, por el simple hecho de ya me fue. No me puedo bañar dos veces en el mismo río. El tiempo histórico nos constituye en la raíz de nuestro ser humano.
     
    ¿Vamos todavía? – Oscar.

  • ana rodrigo

    Vicedo, tienes más razón que un santo, pero no de los oficiales sino de santos como tú que tienes sentido evangélico y sentido común. Al cien por cien de acuerdo contigo.
     
    Oscar, ya dije ayer que yo rechazo el sacerdocio tal como está en este momento, con todo lo que ya sabemos y no hace falta especificar. Yo lo que defiendo es, por un lado, el derecho a que la mujer que quiera, pueda acceder al rol social que le apetezca, y dije: después ya hablaremos de la reforma del este tipo de sacerdocio o qué tipo de sacerdocio. Ya he explicado en alguna ocasión qué tipo de “sacerdocio” ejerzo yo cuando me toca coordinar la celebración de la eucaristía, eucaristía comunitaria, en memoria de Jesús y su mensaje, etc. etc.
     
    Teresa, de acuerdo contigo.

  • Teresa Walsh

    La fenomenología de la religión ubica el papel del sacerdote ligado íntimamente al sacrificio. Jesús derriba los sacrificios, ya no son los hombres quienes deben aplacar a la divinidad, Dios se hace sacrificio, Vida entregada; Dios da no quita. El único “sacerdocio”, y merecía algo más que un entrecomillado,  es el de Jesús, único puente por su Encarnación y Exaltación a Dios. La teología católica afirma esto. El resto de los fieles “participa” de su sacerdocio en una vida entregada, “hostias vivas” (Romanos 12,1). La teología del ministerio ordenado exige ajustes densos.                                  Resulta contradictorio forzar el acontecimiento de la Última Cena para legitimar la existencia de la jerarquía. Es paradójico que exista antes el ministerio ordenado que la Iglesia, ésta nacida según el esquema lucano en Pentecostés.                                                                                                                                           La función sacerdotal se ubica en acoger la propuesta de Jesús, adherir a su programa de vida, hacerse comida para los otros. El ministro ordenado sin sustraerse a esta dinámica, entrega el Pan y la Palabra, anuncia el perdón que nos habilita para nuestra tarea.                                                                                                                                              La existencia y rol  del sacerdocio trae sus bemoles; como se vivió y vive, riñe con la comunidad de único Padre que nos  indica el Nazareno. Creo que para ser fieles a la huida a toda “autorreferencialidad”, lo que se impone es ubicar el discipulado como don y tarea. Unidos en la oración.

  • oscar varela

    Hola Felix!
     
    Nunca mejor aplicado tu nombre: ¡FELIZ!
    ¡Gracias por la ampliación histórica de los HECHOS!
    …………………………..
     
    Claro que no me parece cierto que los HECHOS “hablen por sí solos”.
    Los HECHOS siempre son BRUTOS (no “significan” por sí solos).
    Necesitan ser INTERPRETADOS (dándoles “sentido”, tantos cuantos “puntos de vista”)
     
    (Notemos que las “frases” ( en este caso dos: 1.- “los hechos hablan por sí solos“; y 2.- “el hecho bruto es que …“) siempre son “irracionales”, son lo que “se dice“; lo que “la Gente” dice … a cuenta de NADIE en particular, sino de ese omni-potentísimo ANÓNIMO que es la Sociedad (vida humana-personal pero “mineralizada”)
     
    Al ver la muy larga y variada enumeración de “expulsiones”, tú, Felix, nos empiezas a dar una punta de INTERPRETACIÓN de esos HECHOS, cuando nos dices:
    – “los jesuitas fueron conflictivos

    ¿Podemos ahondar en esa -para mí: excelente) INTERPRETACIÓN?

    ¿Proponer alguna otra u otras hipótesis interpretativas de ese no-parvo HECHO?

    Gracias, mientras ¡Voy todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola ana!
     
    Gracias por dedicarle tiempo-escritura al Asunto: “estatus sacerdotal”.
     
    Consideras ese “estatus” de “sacerdotes como intermediarios de los dioses”.
    Eso es lo que no aceptas en lo “jesuánico” (de Jesús).

    Pero me parece que sigues aceptando un “sacerdocio”.
    * ¿cuál?
    * ¿para qué?

    Si Teresa y Carmen aceptan eso mismo (algún “sacerdocio”),
    entonces tienes razón: coincides un 100 x 100 con ellas.

    En ese caso, sería yo el que no coincidiría 100 x 100 con ellas (y contigo)

    ¿Qué le vamos a hacer, no?

     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Félix Estévez

    Celso Alcaina rememora el histórico peyorativo significado de “jesuita” que llegó a convertirse en un insulto. Insinúa que Francisco podría cargar con el lastre que, con alguna o ninguna razón, colorea a los miembros de la Compañía.
    A este respecto me permito elencar las diversas expulsiones operadas durante varios siglos y en varios países. El número de expulsiones fue tal que permiten suponer que los jesuitas fueron conflictivos para los poderosos y probablemente tambien para el pueblo. El hecho de que un papa, Clemente XIV, haya suprimido la Orden en 1773 y que otro papa, Pío VII, la haya restaurado en 1814, da idea de la marejada “de fondo”. Estas fueron las expulsiones.

    – De Francia, en 1594.

    De Inglaterra, en 1605.

    De Japón, en 1615.

    De Malta, en 1639.

    De Portugal, en 1759.

    De Francia, en 1762.

    De España, en 1767.

    De Nápoles, en 1767.

    De Parma, en 1768.

    De Países Bajos, en 1818.

    De Rusia, en 1820.

    De Francia, en 1828.

    De Portugal, en 1834.

    De España, en 1835.

    De Suiza, en 1847.

    De Austria, en 1848.

    De Colombia, en 1850.

    De Ecuador, en 1852.

    De Alemania, en 1872.

    De Italia, en 1873.

    De Austria-Hungría, en 1874.

    De Francia, en 1880.

    De Brasil, en 1889.

    De Frtancia, en 1901.

    De Portugal, en1910.

    De España, en 1932 (disolución, no expulsión).

     
    A estas expulsiones, hay que añadir las ejecutadas en las colonias de los imperios español, francés y portugués como consecuencia de los decretos de las metrópolis o de la papal supresión..
     
     
     
     

  • Antonio Vicedo

    ¿Y por qué en este embrollo de interpretaciones y deseos sobre el DISCIPULADO DE JESÚS, no recurrimos a la MATERIA PRIMA COINCIDENTE, tanto en la HUMANIZACIÓN plena de Jesús, como en lo específicamente HUMANO  de la HUMANIDAD (muejers y hombres en el mismo plano natural de IMAGEN y SEMEJANZA divinas e igual FILIACION)
    ¿Acaso la MISIÓN asumida por Jesús en la ENCARNACION y su pleno cumplimiento hasta su total entrega no fue dirigida por testimonio y mensaje a HUMANIZAR LA HUMANIDAD GLOBAL?
    ¿Hace falta más contundencia y claridad que la que concentró en su definitivo desafio al modo de entender lo religioso que :- “-NO ES LA HUMANIDAD PARA EL SÁVADO, SINO ESTE PARA AQUELLA”?
    ¿Por qué tanta resistencia a aventar la parva y que el viento de la verdad separe TODO LO QUE ES POLVO y PAJA del VERDADERO  GRANO :-“Ejemplo os he dado:-Amaos COMO Yo os he amado?
    Esta será la señal por la que se os reconocerá como DISCÍPUL*S MI*S”
    Y no disponemas de otra ni mas tela:-“COMO el Padre me envió, ASÍ os envío Yo a VOSOTR*S:”

  • ana rodrigo

    Ah, la sociedad ha cambiado, las mujeres ya no nos resignamos a ser marginadas de determinados roles, y las ciencias exegéticas también han eclosionado con fundamento para poner las cosas en su sitio, es decir en su origen jesuánico.

  • ana rodrigo

     Querido Oscar, a ver si soy yo la que no interpreto adecuadamente tu duda sobre mi comentario. La segunda parte aclara la primera: el sacerdocio tal como se ha interpretado a posteriori de la vida de Jesús, como dice Carmen, es sobrevenido, no jesuánico. Es decir, en las religiones antiguas existían los sacerdotes como intermediarios de los dioses, con mucho poder de toda índole y con exclusividad para esa mediación entre los dioses y los seres humanos.
     
    Sabemos que Jesús se opuso a este tipo de sacerdocio, de hecho fueron ellos los que pidieron su muerte y él fue un hombre laico. El que en la última cena se haya interpretado que Jesús hizo sacerdotes a los apóstoles es un error histórico, no interpretativo conforme a la mentalidad de quienes así lo interpretaron. En la cena había hombres y mujeres, Jesús les dejó el legado de su vida y entrega con el rito del recuerdo sacrificial del cordero pascual, simbolizado en el pan y el vino, también en los peces que aparecen en otros relatos. Después de la resurrección le confió a las mujeres lo más grande y culmen de su vida, su resurrección y su ascensión (real o simbólicas…) y las hizo apóstoles: “id y decirle….”
     
    Después, las cabezas duras de entender a Jesús, los apóstoles hombres, volvieron al sacerdocio de la época (no queda claro desde el principio a juzgar por el protagonismo de las mujeres de las primeras comunidades): hombres, solamente hombres, con los poderes correspondientes a los sacerdotes de la época.
     
    Tengo que dejar aquí la cuestión pues tengo que atender otros compromisos. Si hace falta, seguimos el diálogo mañana.

  • oscar varela

    Gracias Celso!
     
    Exsuperabundantemente bien y claro para mi pregunta! –
     
    Oscar.

  • oscar varela

    Hola!

    Yo sí firmo en un 100 x 100 los excelentes comentarios de Teresa y Carmen

    Tal vez no interpreto bien cómo ana habla de un 100 x 100 cuando leo:

    1.- de Carmen:

    – “el estatus sacerdotal está considerado:
    * artificial y sobrevenido,
    * no jesuánico ni evangélico.”-

    2.- de ana:
    – “reivindico que la mujer
    * que lo quiera,
    * pueda acceder a este tipo de sacerdocio.”-

    ¿No hay una “raíz insanable” en la consideración del “estatus sacerdotal”;
    que deja sin posibilidad cualquier consideración
    · sea sexual,
    · sea de circunstancialidades históricas?

     
    Si logré explicarme ¡Voy todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    Carmen Pereira, si me permites, firmo tu comentario al cien por cien. Jesús no creó sacerdocio ni masculino ni femenino, los roles masculinos y femeninos en ritos, actos, gestiones, profesiones, etc. etc. ha sido cuestión derivada de usos y costumbres de cada época.  Los tiempos han cambiado y es un anacronismo total  en nuestra época marginar a la mujer en cualquiera de los roles que pueda desarrollar una persona, sólo por ser persona.

    Y, por supuesto, a mí no me gusta el sacerdocio tal como es ahora, ni lo desearía para mí, pero sí reivindico que la mujer que lo quiera, pueda acceder a este tipo de sacerdocio. Después ya veremos cómo se modificaría.

  • Teresa Walsh

    “Y, aunque Jesús lo hubiera hecho (supuesto negado), ello hubiera respondido a motivos circunstanciales epocales.” Jesús no se plantea en su tramo histórico la instalación de una casta varonil.  Ahora bien, me da temor que una medida romana autorice sinmás el “presbiterado” femenino.
    Años atrás en mi país se abrió la oferta académica del ejército a las mujeres, en broma y no tanto muchos afirmaban su oposición….no se trataba de limitar el acceso femenino sino reformular su rol, de lo contrario  sólo se trataba de duplicar un pesado lastre.

  • Carmen Pereira

    De cuanto expone Don Celso Alcaina quiero detenerme en su alusión al sacerdocio femenino. El papa, en su regreso de Brasil, hace menos de un año, dijo que la Iglesia había cerrado esa puerta definitivamente y que sólo podremos aspirar a dar más protagonismo a las mujeres en la Iglesia. Quiero destacar que fue un papa, no la Iglesia, quien cerró esa puerta. Un papa, Wojtyla, a la sombra de la teología de Ratzinger, quien se distinguió por su cerrazón en materia de derechos humanos. Es improbable que un concilio actual cerrase esa puerta. Si un papa cierra un puerta, no se comprende por qué otro papa no pueda abrirla. Es verdad que las mujeres no tenemos especial interés en ser sacerdotes siendo así que el estatus sacerdotal está considerado artificial y sobrevenido, no jesuánico ni evangélico. Pero me revienta que las mujeres seamos consideradas incapaces o inhábiles y no podamos tener iguales roles que los hombres, salvo los evidentes biológicos. Es impensable esta discriminación en Jesús de Nazaret. Y, aunque Jesús lo hubiera hecho (supuesto negado), ello hubiera respondido a motivos circunstanciales epocales.

  • ana rodrigo

    Independientemente de su procedencia jesuítica (se supone que ha habido y habrá de todo en ese colectivo), yo pienso que quienes andamos “perdidos”, desorientados o esquizofrénicos somos nosotr@s, porque nos movemos entre fuerzas contrapuestas, contradictorias y, por supuesto, bastante complejas. Las simplificaciones entre blanco y negro, bueno o malo, poco o mucho, etc. es lo más fácil de posicionarse.
     
    Por un lado tenemos las expectativas que Bergoglio nos ha sugerido más las que nosotr@s le hemos adjudicado, y por otro lado, nuestros deseos y hasta prisas.
     
    Por un lado el poder potencial que tiene el Papa, y por otro el poder real que le es posible u oportuno ejercer.
     
    Por un lado eso de que “las cosas de palacio van despacio”, y por otro la urgencia que much@s católic@s vemos en se vaya de una vez por todas al fondo de la cuestión: la reforma radical de la Iglesia.
     
    Por un lado, la mayoría de católic@s que no quiere cambios y son capaces de cualquier cosa, y por otro, la minoría (aunque a veces pensemos que somos una multitud) que tenemos muy, pero que muy claro, que la Iglesia debe dar un giro copernicano.
     
    Por un lado las presiones populares de distinta y variopinta índole, y por otro las más que presiones de esa curia voraz y potente que rodea al Papa.
     
    Y por un lado quienes ven en Francisco la salvación de la Iglesia con optimismo desbordado, y por otro lado, quienes piensan que no está haciendo todo lo que puede y debe hacer.
     
    Y así sucesivamente.  Al cabo de poco más de un año, este Papa ha sido contradictorio, como señala Alcaina, da la impresión de que va dando tumbos, a veces parece que sin rumbo. Yo no me veo en condiciones de hacer un juicio total de Francisco, y sí juicios parciales, con decepciones, como las señaladas por Celso, con escepticismo y con un “ya veremos”, sin prisas y sin pausas. Lo que deje hecho, pues eso quedará, y me temo que no le va a ser posible o no va a acometer conscientemente todo aquello que es necesario hacer.

  • Teresa Walsh

    Si bien el trayecto romano de Bergoglio reconoce ambivalencias, estimo que no se agotó su gestión y que puede volcar en hechos más contundentes la ansiada apertura. Su vaivenes en nada pueden ser atribuibles a su condición de jesuita, la Compañía en los úlimos tres decenios sufre por no ser zigzagueante. En varios agentes de la jerarquía se aprecian gestos propiciados por un clima intraeclesial de oxigenar, actitudes, opiniones inimaginables dos años atrás. La “demanda” lo exige.Francisco maneja bien la constelación simbólica del 2014 y esto  habilita la esperanza. No está atado a ciertos tics cortesanos, su poco apego al protocolo no es histrionismo.  Sacude con éxito cierta modorra, un encapsulamiento que se tenía por apetecible.
    No obstante, son muchas las expectativas. La creación de nuevos cardenales, quizás se levante como uno de sus momentos más débiles. Nada exige la sobrevida de una institución endogámica como pocas, nada lo ata ni siquiera a una forzada legitimación bíblica. No queda tan claro su  papel en canonizaciones controvertidas,  una fórmula de empate no agrietó heridas.                                                                                                                                                             En sus éxitos aparece, como un golazo ( las metáforas de este tipo se imponen en estos días) su intervención  en favor de la paz en Siria, sus palabras  ostentan belleza y compromiso. El “salir” y escapar de la “autorreferencialidad” son marcas programáticas, depende de todos que anclen.                                                                                                                                        Pero lo del principio:  el invierno parece haber sido superado, no está para pantalón corto pero tampoco para protegerse con un poncho….y éste era poco hasta un tiempito atrás.
    Unidos en la oración…
     
     

  • Celso Alcaina

     
    Oscar,
    Es un hecho históricamente comprobado que la monarquía portuguesa, al expulsar la Compañía en 1759, acusó a los jesuitas de intento de regicidio. En la sucesiva expulsión de Francia (a. 1762), el tiranicidio es imputado a los jesuitas junto al laxismo y el casuismo, en pugna doctrinal con el jansenismo. Es muy probable que ese motivo haya estado tambien a la base de las sucesivas expulsiones ejecutadas en los reinos de España a partir de 1767. Los fundamentos explícitos de los Borbones fueron polítícos y económicos. Pero dejo abierto el camino para que otros comentaristas aporten datos sobre el particular y disipen tu duda.

  • oscar varela

    Hola Alcaína!
     
    Acá muestras una trayectoria del término “jesuita”.
     
    Para ello habrás hurgueteado la historia.
     
    Aprovecho la ocasión para preguntarte si tienes una idea clara acerca del Motivo principal por los que fueron “expulsados” de las Monarquías católicas en el siglo XVIII.
     
    La hipótesis más expandida parece ser de asunto ECONÓMICO.
     
    ¿Puede que la hipótesis POLÍTICA acerca de que los jesuitas (por influencia de los Conquistadores en América) aceptaban éticamente el “REGICIDIO“?
     
    Gracias! ¡Voy todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Muy buena consideración la de Alcaína.
     
    Sería bueno -si puede-, que Celso explique:
    I.-  sobre la distinción de personas en el “querer”:
    1) Bergoglio “aparentando”
    2) Francisco “dudando”
    ¿Se trata de “esquizofrenia”?; ¿con que proporción de “cordura”?
    ¿Se trata de “estrategia”? ¿”jesuítica” o de “gobernanza”?
    …………………..
     
    II.- Sobre el “poder”
    La solicitud de explicación sobre estas cuestiones situarían en contexto más rigoroso el iten 3.- lo que legalmente “puede“.
     
    ¡Gracias! ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Román Díaz Ayala

    De todas formas, es mejor volver al fondo del asunto de lo que te planteas, m. pilar:
    Es cierto que el actual Papa Francisco actúa de forma y modos distintos, hasta llevar a desconcertar a propios y extraños.
    El autor da una explicación, que no se si será genial, pero es muy sutil:
    Nunca antes un papa había sido un jesuita.
    Y esto lo indica con indiferencia de que en lugar de italiano es de Nuestramerica, en lugar de europeo continental, sea un europeo ultraperiférico, de las antípodas, por más señas.
    Y situa el análisis a que intentemos comprender que sí tiene un plan y un método, y que se está encauzando dentro de unos plazos de cuatro o cinco años a través de los sóinodos. ¿Bueno o malo? ¿Con éxito o sin éxito?
    y todavía podemos  seguir en el meollo. Los papas tienen un inmenso poder personal en el ejercicio de gobierno, como ningún monarca o jefe de Estado actual,y podría encabezar una reforma unipersonal y desde arriba, ¿Pero no entraría en contradicción con sus ideas sobre el papado?
     

  • Sergio Zalba

    Ignoraba que la “ambivalencia” de Bergoglio fuese de origen jesuítico. Pero que es ambivalente y capaz de nadar guardando la ropa, aquí (en Aergentina) lo ha evidenciado durante toda su gestión.
    Para estos casos, Perón tenía una expresión bastante gráfica: “hay personas que ponen el guiño de la izquierda y doblan a la derecha…”

  • Román Díaz Ayala

    m. pilar,
    creo que no te apartas en tus palabras de admiración, que no quiere decir elogio expreso,
    a  lo manifestado por Celso Alcaina, y en esa misma línea andaba yo.
    Toma el asunto, a un modo descriptivo, sin valoraciones subjetivas,
    pues, puesto a enjuciar, Celso Alcaina habría hecho otro escrito, y ya conoces sus dotes de diplomacia en todo lo que escribe.

  • m. pilar

    Parece que por aquí… rezuma algo así como (voy a ser suave) rechazo a los jesuitas.

    Los conozco,  los he tratado y trato desde mi niñez y tengo ya casi… (Dentro de pocos días) 74 años; para mí son extraordinarios la mayoría, como en todas las familias, habrá ovejas negras.

    Los ha habido, más que hay, que se sentían como de un rango superior, atrapados (como tantas otras personas a lo largo y ancho del mundo) apegados a las más ricas élites.

    Desde mis inicios los que he podido conocer-tratar; son geniales, cercanos, comprometidos, entregados, siempre dispuestos, y no digamos nada los que caminan por lugares de misión.

    Una pequeña aclaración: “El voto de obediencia al papa es…:

    “Solo en los envíos a países de misión”
    Porque Ignacio puso su “pequeña compañía” (entonces) a su servicio para extender el evangelio por todo el mundo, nada que ver con cargos o fuerzas ocultas.
    Ejemplos admirables de su trabajo, es, repasar la historia en los lugares más inhóspitos del mundo en cuanto a religión se trataba.

    Cierto que hubo un momento que la formación académica era “casi” lo primero y primordial para poder abarcar un amplio espectro.
    Jamás abandonaron su vocación de servicio y formación desde el evangelio, en el trato con Jesús;  y su servicio a los más deprimidos del mundo…  por el poder y ego de quienes se han apropiado de la riqueza que ha todo ser nacido le pertenece.

    ¡Lo siento! Para mí son excepcionales y un ejemplo a seguir. ¿Que hay entre ellos “Judas”…?  ¿Y donde no?

    mª pilar

  • Román Díaz Ayala

    Sí, es así…
    y  la educación ( porque los jesuítas son antes que nada educadores, hasta caminando parece que quienren dar una lección de algo), esa educación imprime un carácter, algo indeleble, que no se borra, ni se gasta con el transcurrir de los años.
    Quinenes han estado cerca de esa influencia, lo notan, lo perciben, sin tener ninguna necesidad de describirlo.
    actua como unos mecanismos consistentes en unos resortes que configuran el dicurrir sobre las cosas, el entorno y toda idea que llega a la mente.
    Surge enseguida la necesidad de análisis, de su descmposición en todas sus facetas, hasta hacer desaparecer el negro y el blanco en confrontación,
    La realidad es multiforme, y la sabiduría de Dios también.
    Dios es jesuíta.

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