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Competir o convivir

Con ocasión de la publicación de sus dos últimas obras, Babelia de El País publica una entrevista de Adela Cortina, hecha por Francesc Arroyo. Son muchos los temas que salen en la entrevista que son de másxima actualidad en España y en el mundo. Y su enfoque está plenamente en la línea de ATRIO. Significan, por encima de todo, una crítica radical al corazón del capitalismo: el individualismo competitivo. Y Adela, con su grupo, no necesitan de la religión ni de las iglesias para fundamentar unos valores que ahoran ven incluso confirmados por las neurociencias. Reproducimos la entrevista y, al final, el esquema de los dos libros.

“Si nos hubiéramos comportado éticamente, no tendríamos una crisis como la actual”

Adela Cortina es catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, ciudad en la que nació en 1947. Acaba de publicar ¿Para qué sirve realmente la ética? (Paidós), título que coincide en las librerías con el volumen colectivo Neurofilosofía práctica (Comares) del que es editora. El primero es un paseo por las propuestas más urgentes para la convivencia, con una voluntad, a la vez, divulgadora y provocadora. El segundo, en cambio, es un texto académico en el que se ofrece un panorama clarificador de las principales tendencias en neuroética, así como una selección de los textos más citados en las discusiones al respecto.

PREGUNTA. El primero de los libros citados trata de ética. Pero también de política.

RESPUESTA. El libro pretende responder a la pregunta de para qué sirve la ética. He tratado de dar respuesta a las diversas posibilidades, con formulaciones claras: “sirve para”, y así hasta en nueve ocasiones, que son los nueve capítulos. El punto de partida es que todos los seres humanos somos necesariamente morales. Podemos ser morales o inmorales, pero no amorales. Y lo mejor que podemos hacer es sacar partido de esa manera de ser moral del modo más inteligente posible. De hecho, eso es lo que se ha intentado desde Grecia. De ahí que en el libro haga un recorrido por una gran cantidad de aspectos en los que la ética resulta fecunda. He intentado hacer ver que hay algo muy claro en este momento: si nos hubiéramos comportado éticamente, no tendríamos una crisis como la actual; si la gente se comporta éticamente no se producen crisis como la que estamos viviendo. En este sentido, claro, ética y política están estrechamente relacionadas. El ser humano es persona en sociedad. No hay individuos aislados. La afirmación liberal según la cual hay individuos aislados que un buen día deciden sellar un contrato no deja de ser una hipótesis ficticia. No existen esos individuos aislados, sino personas vinculadas a los demás seres humanos, es decir, en relación política.

P. ¿Dice usted que con más ética no habría crisis?

R. Una sociedad en la que las gentes actuasen con responsabilidad y atendiendo al bien común estaría mucho más preparada para evitar crisis como esta. De ahí que ya en el primer capítulo se afirme que la ética sirve para abaratar costes y crear riqueza, pero no solo en dinero, sino sobre todo en sufrimiento. Si se vive éticamente, se reducen los gastos, sin necesidad de recortes: hay relaciones de confianza, hay relaciones de construcción común, todo resulta mucho más barato en dinero y el excedente puede invertirse en lo que realmente importa.

P. Pero desde una ética capitalista, lo que vale es el máximo lucro en el mínimo tiempo.

R. Las propuestas éticas pueden estar equivocadas. Una propuesta como la capitalista, según la cual la base de la conducta humana es solo el afán de lucro, está radicalmente equivocada. Lo que se muestra cada vez más, desde la biología evolutiva y desde las neurociencias, es que los seres humanos estamos biológicamente preparados para cuidar y para cooperar.

La ética sirve para abaratar costes y crear riqueza, no solo en dinero, sino sobre todo en sufrimiento

P. Será, pero hay quien sigue sin enterarse.

R. Pues ese alguien se equivoca. Optar por el máximo lucro es poco inteligente. Consiste en forzar uno de los lados del ser humano, el del egoísmo, cuando en realidad estamos preparados de una manera natural para la cooperación y el cuidado. Los padres cuidan de los hijos, cuidamos de los parientes y cercanos. Por eso es importante insistir en que el individualismo es falso. Es una abstracción, una creación, que ha resultado muy perjudicial, porque los seres humanos no somos solo maximizadores racionales, sino seres fundamentalmente cooperativos y reciprocadores. Son los chimpancés los que son maximizadores. Por eso cuando las personas persiguen solo su beneficio, se equivocan: están más preparadas para cuidar y cooperar, no se mueven solo por el afán de lucro. El asunto es ¿qué triunfará: el impuso egoísta o el cooperativo?

P. ¿Usted qué cree?

R. Depende de lo que cultivemos.

P. En España, en Occidente, la tendencia es que el cuidado es algo que se compra y se vende. Sea el cuidado sanitario, el de los ancianos o la educación.

R. La crisis actual del Estado de bienestar demuestra una vez más que esas cosas no se compran ni se venden, no pueden quedar sólo al juego del mercado, porque son bienes básicos que tienen que estar al alcance de todos. Y se puede ver en la actitud de una población convencida de que atender a los ancianos, a los dependientes, es esencial. Entre otras cosas, porque valen por sí mismos.

P. La población, sí; pero los Gobiernos van a los suyo.

R. Efectivamente, los primeros recortes han sido para la dependencia, la sanidad, las pensiones. Justo para el mundo de los más desprotegidos, de los que precisan mayor cuidado. En mi opinión, se trata de medidas absolutamente injustas, porque los más necesitados tienen que ser la primera preocupación de una sociedad, precisamente porque son los más vulnerables. La ética sirve, entre otras cosas, para recordar que hay que saber priorizar y que los peor situados han de estar en el primer lugar.

P. En el segundo de los títulos citados, queda claro que no todos los éticos piensan igual.

R. Siempre ha habido distintas propuestas éticas que suponen diversas perspectivas. Nuestro equipo defiende una línea ética, que muestra también tener apoyo neurológico, científico. Es la tradición del reconocimiento, que ha sido defendida por autores como Hegel, Mead, Apel o Habermas. Lo interesante es ahora que estamos viendo que la neurociencia la avala. Que existen en los seres humanos esas propensiones de las que hablamos. Que el individualismo no se sostiene, que el cerebro es social, que el individuo se hace con los otros, que cuando el niño no es suficientemente atendido se ve mermado en sus capacidades. Es decir, la idea de que el apoyo mutuo nos constituye no es una idea abstracta, surgida sólo de la tradición filosófica, sino que tiene también bases científicas.

La educación no puede consistir en formar personas competitivas, sino en educar ciudadanos justos

P. Entre los valores éticos destaca usted la confianza. Hoy se diría que está rota. La ciudadanía no confía en sus dirigentes y, a juzgar por la proliferación de rejas en los edificios, tampoco en el vecino.

R. Sin embargo, la confianza es uno de nuestros más importantes recursos morales. Cuando se establece entre ciudadanos y políticos, empresarios y consumidores, personal sanitario y pacientes, las sociedades funcionan mejor también desde el punto de vista político y desde el económico. Y, por supuesto, en una sociedad impregnada de confianza es mucho más fácil que las gentes puedan desarrollar sus proyectos de vida feliz. La confianza es un recurso moral básico y la ética sirve, entre otras cosas, para promover conductas que generen confianza.

P. Pero hoy no se da.

R. Efectivamente, la confianza nos falta. Se ha perdido por las alcantarillas de los escándalos de corrupción, el hábito de mentir, la perversa costumbre de crispar los ánimos. Pero creo que hay que conquistarla solidariamente, igual que hay que conquistar solidariamente la libertad.

P. Su libro termina con un canto a la esperanza. Se puede cambiar. ¿Cómo se llega a un cambio colectivo?

R. En primer lugar, porque seguimos siendo libres y, por lo tanto, cambiar a mejor es posible. Pero no se puede hacer en solitario, sino trabajando codo a codo. Hemos de construir solidariamente un mundo justo. Hay que decirlo y hacerlo. Y hay muchas gentes, muchas voces en la sociedad civil, tratando de contribuir a que se llegue a una sociedad justa.

P. Hace usted un elogio matizado del 15-M. La indignación, dice, es la base de la lucha por la justicia, pero faltan propuestas.

R. Yo creo que éste es el momento de las propuestas positivas. Cuando se inició el movimiento, muchos nos alegramos de ver que al fin aparecía la gente que criticaba el estado de cosas. Ahora toca pasar a muchas más propuestas concretas y a convertirlas en obras. Necesitamos un consenso social en determinados puntos indiscutibles.

P. ¿Por ejemplo?

R. Es inadmisible que en España haya gente por debajo de los límites de la pobreza, que personas que viven en nuestro país queden sin atención sanitaria, o que hayamos olvidado la ayuda a la cooperación. Acabar con injusticias de este calibre es un objetivo que debe generar un consenso, porque son claramente inmorales. Hace falta un compromiso claro y decidido que señale los caminos para solucionar estos problemas. Y, hoy, en España, o dialogamos y alcanzamos un acuerdo o estamos perdidos.

Cuando las personas persiguen solo su beneficio, se equivocan: están más preparadas para cuidar y cooperar

P. ¿Cómo se consigue un acuerdo sobre lo positivo y cómo se logra que lo cumplan quienes no los reconocen?

R. En primer lugar, fomentando una reflexión social sobre qué valores valen la pena, en cuáles creemos realmente. Porque parece que hay acuerdo en que es mejor la libertad que la esclavitud, la igualdad que la desigualdad, la solidaridad que la insolidaridad, el diálogo que la violencia, pero a la hora de la actuación la realidad es muy otra. Es preciso decidir si realmente, queremos esos valores, legislar para defenderlos e incorporarlos a través de la educación. Esto es crucial.

P. Eso es a largo plazo.

R. Por supuesto. Hay que trabajarlo a medio y a largo plazo, como todo lo importante en la vida humana, pero es preciso empezar. Lo urgente es percatarse de que estamos yendo por un camino equivocado, que hay que cambiar de tercio. Y la educación es uno de los asuntos en los que hay que ponerse de acuerdo. Lo que no se puede es educar sólo en valores economicistas, sino educar para ser ciudadano.

P. Este Gobierno afirmaba, en el proyecto de ley de educación, que había que educar para el mercado.

R. Sí. El primer borrador abogaba desde el comienzo por educar en la competitividad para propiciar la prosperidad del país. Después se modificó el texto. Desde luego, el sentido de la educación no puede consistir en formar personas competitivas, sino en educar ciudadanos justos, buenos profesionales y personas capaces de proponerse metas vitales felicitantes.

P. ¿Debe fomentar lo que los griegos llamaban la excelencia, la virtud de la convivencia?

R. La excelencia política tiene que ser cosa de todos los ciudadanos. En caso contrario, no funciona la democracia. Pero la educación debe ayudar también a cada persona a desarrollar sus mejores capacidades, a empoderarle para que pueda llevar adelante una vida feliz.

P. La soledad, sugiere usted, es un mal a evitar porque el hombre es social.

R. La soledad no querida, porque a veces necesitamos estar solos para reflexionar. Algo que se ha perdido bastante. Pero sí, creo que el individuo aislado es una verdadera desgracia. De hecho, es imposible llevar la vida adelante y crear una sociedad feliz desde el aislamiento.

P. Sin embargo, buena parte de los deberes éticos son de carácter negativo.

R. Tradicionalmente hay una diferencia entre deberes negativos y positivos. Se dice que los primeros no admiten excepción, como, por ejemplo, “no matarás”, mientras que en el caso de los positivos es el sujeto quien ha de calibrar hasta dónde debe llegar, por ejemplo, en la ayuda a otros. En una sociedad alta de moral se trabaja activamente por respetar la dignidad ajena y la propia dignidad.

  • ¿Para qué sirve realmente la ética? Adela Cortina. Paidós. Barcelona, 2013. 184 páginas. 16 euros.
  • Neurofilosofía práctica. Varios autores. Coordinación: Adela Cortina. Comares. Granada, 2013. 344 páginas. 27 euros.
    • Esquema del libro:

    I. LAS ESFERAS DE LA NEUROFILOSOFÍA PRÁCTICA

      Neuroética: presente y futuro
      ADELA CORTINA (Universidad de Valencia)
      Neuroeconomía y Neuromarketing. ¿Más allá de la racionalidad maximizadora?
      JESÚS CONILL-SANCHO (Universidad de Valencia)Neuroestética.

      La facultad estética. Hacia un modelo cognitivo de la apreciación de la belleza
      CAMILO CELA CONDE y MARCOS NADAL (Universidad de Islas Baleares)

      Neuropolítica: una mirada crítica sobre el neuropoder
      DOMINGO GARCÍA-MARZÁ (Universidad Jaume I, Castellón)

      Neuro-religión. Modelos de investigación e implicaciones filosóficas
      ENRIQUE BONETE PERALES (Universidad de Salamanca)

      Neuro-retórica. ¿Vino viejo en odres nuevos?
      FRANCISCO ARENAS-DOLZ (Universidad de Valencia)

    II. ARTÍCULOS SEMINALES EN ESTE NUEVO MUNDO

      Del «es» neuronal al «debe» moral: ¿cuáles son las implicaciones morales de la psicología moral neurocientífica?
      JOSHUA GREENE (Universidad de Princeton)El perro emocional y su cola racional: un enfoque intuicionista social del juicio moral
      JONATHAN HAIDT (Universidad de Virginia)

      ¿Tenemos voluntad libre?
      BENJAMIN LIBET (Universidad de California)

      Nueva Neurociencia, viejos problemas
      STEPHEN J. MORSE (Universidad de Pensilvania)

      Ética e intuiciones
      PETER SINGER (Universidad de Princenton)

    III. BIBLIOGRAFÍA COMENTADA

      Bibliografía comentada

      PROCEDENCIA DE LOS TEXTOS TRADUCIDOS

      LISTADO DE AUTORES

5 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
     
    Lindo Artículo. Sencillito y bien explicado ¿no?
     
    Una evolución que se puso pies y echó a andar
    Luego las manos para palparlo todo
    Los sentidos, la apresuraron a salir del lodo
     
    Miró atrás y no vio su espalda
    sino la atropellada caverna de un adentro
    y tejió una red sobre el carnal cerebro
    que lo trasportara más allá del cuerpo
     
    Desde entonces la mente no ceja
    Quiere conocer lo que fue sabiendo
    ……………
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • M.Luisa

    Entiendo que bajo la idea expresada  aquí por Adela Cortina en esta entrevista sobre las consecuencias éticas que se extraen de estos dos opuestos  términos   competir y convivir subyace  lo que tantas veces  vengo insistiendo sobre la importancia de la diferencia a tener en cuenta cuando,  en orden a nuestros actos, los referimos  bien a un modo de ser nuestro o  bien al  modo   propiamente nuestro   de ser real. El competir recaerá en el primero el convivir en el segundo.

    Teniendo en cuenta la unidad psico-órganica de nuestra constitución es de  gran interés ojear el libro recomendado por Adela  titulado EL ERROR de DESCARTES.
     
    Y por último, por si a alguien le interesa pongo el siguiente enlace donde Adela Cortina en el Congreso zubiriano del 2010  da una conferencia sobre la Neuoética

  • Antonio Vicedo

    El fundamento de toda ética, moral y justicia, como sobre el que se asienta cualquier construcción, puede ser firme e inconmovible como la dura roca, o movedizo como la blanda tierra o las movedizas arenas.

    Y es el concepto y valoración práctica del ser humano, por su propio ser, e independientemente de cualquier circunstancia de tener, lo que concreta en realidad la firmeza y seguridad, o la movilidad e incontinencia de su firmeza o seguridad.

    El tema apunta al valor de la inalienable igualdad en dignidad, racionalidad, libertad y responsabilidad de TODOS los SERES HUMANOS, como soporte de CONVIVENCIA, o a la falsedad que niega esa igualdad, como soporte y caldo de cultivo de la COMPETIVIVIDAD.

    Muy interesante y apropiada esta analítica para aplicarla a la realidad del sistema liberal de mercado, pues, de su resultado, la sociedad de expoliados y angustiados podrá tener claro , por donde hay que buscar, hasta encontrarla y practicarla, la eficaz SOLIDARIDAD con la que se pueda cambiar la presentada como inamovible e intocable estructuración de poderes, que nos está llevando al más monstruoso y mortal desequilibrio global de la inhumana Humanidad.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Los atrieros recordarán el Curso/Taller de Roger Lenaers “Otro cristianismo es posible”(disponible en la parte superior de la Portada de ATRIO).
     
    Lenaers ha escrito, luego, un Libro de ÉTICA.
     
    Ya ha sido traducido al español por el mismo Manuel Ossa (de Chile); y ya está en imprenta en España.
     
    Tal vez fuera interesante conocerlo; pero habrá que esperar la Edición y sus permisos de re-difusión.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • roman diaz ayala

     
    El pensamiento que conforma a los hombres y mujeres de nuestra generación se alimenta de varias fuentes,que como corrientes confluyen en los planteamientos actuales de quienes sufren y buscan explicaciones para la actual crisis.
    La sociedad civil está inmersa en una gran crisis que afecta a todos los órdenes fundamentales de la vida. Se analizan conductas y comportamientos.
    Nos sacudimos los últimos residuos de la Modernidad, La moral liberal burquesa que atañía sólo a los individuos y que era un asunto de razón, creó la ficción de la amoralidad, bien porque el hombre civilizado era superior y estaba por encima del bien y del mal ( el superhombre) o bien porque todo se reducía a estructuras (superestructura en alguna filosofía) injustas, en todo caso ajenas al hombre en sí.
    Era valiosa para la moral de la dominación y para los imperialismos de finales del siglo XIX. También sirvió para levantar sistemas ideológicos con qué alimentar a las masas y que fueron muy útiles para las ideologías políticas totalitarias.
    Hasta que llegó la crisis de la Modernidad con el horror y el espanto de lo que fue capaz de hacer el hombre, con la crisis que sobrevino tras las dos guerras mundiales.
    Esa moral nos ha ido llevando a la autodestrucción. Pero, a nueva moral  social subordina la razón a la persona en la búsqueda del bien común.
    Estamos asistiendo al choque  muy violento de dos concepciones éticas en la sociedad civil.
    Pero lo nueva moral social es muy fuerte, está arraigada en lo más profundo de nuestras sociedades. De ahí surge la gran contestación de las calles, los movimientos de protesta y la petición cada vez más vehemente de un nuevo ordenamiento político y económico.
    roman
     

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