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Amigas y amigos de Atrio:

Quizá mi voluntad por publicar estas líneas no hable demasiado bien de mí. En definitiva, no pretendo más que contarles algo que me ha ocurrido y que aún me está ocurriendo, de tal modo que quizá no tenga más valor que el valor que tienen las cosas personales. Así y todo, me animo a escribirles porque estas líneas contendrán algunos elementos muchísimas veces conversados en este patio de amigos, si bien como les he anticipado, desde un lugar muy personal, muy subjetivo.

ICAR, dulce ICAR…

Recordarán, algunos de ustedes, que cuando comencé a interactuar en este foro, lo hice con el seudónimo (o “nik”, para ser más moderno) de Mariano.

Ello supo de una razón: ocultar mi nombre en público, me otorgaba más libertad para opinar críticamente sobre la institución que no sólo podría juzgarme moralmente y apartarme de espacios pastorales que valoraba muchísimo, sino, y sobre todo,  porque además me desempeñaba laboralmente en esa institución dirigiendo uno de los servicios sociales más importantes y significativos del país. Aclaro, por si fui medio oscuro, que la institución  a la que me refiero es la iglesia católica, la ICAR.

Desde hace ya algunos años, resolví superar ese temor y compartir mis opiniones dando nombre y apellido. Para ser franco, debo decir que nada ocurrió, no recibí ni percibí reproche alguno, explícito ni implícito. Pero a pesar de ello, las ‘fuerzas ocultas’ (y no tanto) de la ICAR, parece que nunca descansan del todo, siempre están al acecho. Y hace apenas un mes, sin mediar palabra y sin que nadie, en ocho años de labor, haya cuestionado mi responsabilidad laboral, ni mis capacidades, ni mis habilidades, ni mi entrega, ni ninguna otra cosa que se les parezca, recibí un telegrama de despido firmado por el apoderado legal del arzobispado. Pero lo más triste, lo despiadado y verdaderamente inconcebible, es que su texto, sólo a efectos de no pagarme la indemnización que corresponde y con la pretensión de desgastarme en conciliaciones (‘arreglos’) y, eventualmente, en el embrollo de un juicio, siempre lejano en el tiempo, apela lisa y llanamente a la mentira culpabilizándome de injuria laboral y de incumplimiento de mis obligaciones.

Claro que este despido no llegó absolutamente de la nada, tuvo algunos antecedentes en los que no me detendré demasiado y enunciaré sólo dos.

El primero y tal vez más importante, es el económico: desde hace bastante tiempo que los emprendimientos eclesiásticos han ido perdiendo sistemáticamente capacidad de autofinanciación. Esto significa que los donativos espontáneos de las feligresías, se tornan cada vez más insuficientes como para sostener espacios configurados en épocas de mayor afluencia y de mayor credibilidad. La ecuación es sencillísima: menos gente, menos plata.

El segundo antecedente aparece más ligado a mi persona. Tanto el párroco (el Servicio Social funciona en la estructura de un santuario-parroquia, el más visitado del país) como los funcionarios del arzobispado que en el último mes habían ‘intervenido’ nuestro trabajo en búsqueda de “soluciones”, sabían muy bien que yo no aceptaría ningún cambio estructural importante que incluyera despidos o achicamiento de personal; que para mí, el Servicio Social, no podía considerarse un gasto sino una inversión y que, entre otras muchísimas cosas, era necesario establecer mecanismos sistemáticos de procuración de recursos por fuera del templo. Nada de esto estaba en la mente de estos cristianos y por ello, me convertí –supongo, ya que nadie me dijo nada y sólo hablaron con la mendacidad de aquel telegrama- en el primero de los despedidos. Así pues, hoy soy un desempleado que posee el privilegio de haber sido excluido del sistema, desde el mismo lugar en el que tanto yo, como muchos otros, hemos trabajado denodadamente por favorecer caminos de inclusión. ¡Qué paradoja! Ni siquiera tuvieron el coraje de hablar conmigo para exponer las posibles diferencias que, legítimamente, podrían existir. Optaron por el silencio, la oscuridad, la farsa…

Por supuesto, ya inicié los trámites legales correspondientes y mi intención, por ahora, es la de llegar a juicio y cobrar todo lo que me corresponda, aunque ello pueda llevarme dos o tres años. Veremos si lo logro.

Amor y soledad

Tal vez no hubiera escrito estas líneas si mi historia reciente no contase con este otro apartado.

A los pocos días del telegrama y mientras me hallaba en plena búsqueda laboral, me hicieron una ecografía destinada a encontrar cálculos en la vesícula o algún problema en el aparato digestivo. El responsable de ese estudio ha sido mi cuñado –médico cirujano-, que en realidad es más hermano y amigo que esposo de mi hermana. Y que ahora, además, se ha convertido en una especie de salvador personal. Acepté, por su insistencia, acudir al hospital en el que trabaja y realizarme esa bendita ecografía; estudio que no dio con afecciones vesiculares, ni intestinales, ni estomacales, pero sí, con un aneurisma de la aorta en la zona abdominal; una importante dilatación de la arteria con riesgo de reviente. ¿Se entiende?

— Ahora tenés que olvidarte del trabajo —me dijo— y dedicarte exclusivamente a resolver este ‘problemita’ de tu salud. Conversamos un rato y al día siguiente resolvimos ir a la clínica que aún me correspondía por mi Obra Social (Nota: los trabajadores despedidos cuentan con atención médica pagada hasta los tres meses de su desempleo. Luego, hay que acudir a la salud pública, que no es mala, pero está desbordada y subequipada.)

Ya en la clínica, le entregamos los estudios (ecografía y tomografía) al cirujano vascular de guardia y decidieron internarme.

A partir de ese momento comenzó a producirse, en mi existencia, un cambio trascendental. No es que me haya hecho más bueno, ni mucho menos, es que experimenté aquello de lo que tanta veces había hablado, pero que desconocía vitalmente: la situación límite. Y se trataba de un límite absolutamente objetivo, constituido por una delgadísima pared de la arteria aorta, capaz de quebrarse en cualquier instante y sin avisar.

¡Qué suerte que tengo!, pensé. Si todo esto me hubiese ocurrido algunos años atrás, cuando creía que Dios tenía potestad para intervenir o para abrir y cerrar caminos a gusto y piacere, el sufrimiento hubiera sido muchísimo mayor. Se me habría hecho insoportable aceptar que el mismo Dios a quien le había sabido confiar mi vida, permitía que me quedara sin trabajo y se me quebrara la salud en el término de dos semanas.

Los primeros cuatro días en el sanatorio fueron de análisis, de estudios, de pruebas… Querían asegurarse que mi cuerpo estuviera en condiciones de soportar la cirugía. Y parece que se aseguraron, pues en la tarde del miércoles 9 de mayo me avisaron que al día siguiente, a las siete de la mañana, entraba en quirófano. Me tembló todo. Tuve miedo.

No quedó fibra de mi existencia que no se haya estremecido. Pero lo que más me impactó, fue la sensación de habérseme instalado una suerte de amplificador de afectos que me hizo amar, como nunca, a mis amados. A todos, que no son pocos, pero especialmente, a mi esposa y a mis hijos.

A la vez, tuve otra durísima experiencia: honda, desgarradora, triste, espeluznante. Experimenté una soledad, tan profunda, como nunca la había vivido. Porque nada ni nadie del más allá, podía hacer nada por mi más acá. Es que entre otras cosas, ese era el momento de ‘poner a prueba’ mis asentimientos intelectuales respecto a la oración de petición, las intervenciones divinas y la salvaguarda milagrosa de vírgenes y de santos. ¿Quién me hubiera juzgado si en esa circunstancia me echaba un pedido al cielo? Nadie, excepto yo. Y opté por el silencio, dejándome envolver por el misterio.

Llegué al quirófano desbordado por esa doble sensación de amor y de soledad. De amor a los que amo y de soledad ante un Algo infinito que parecía abrazarme, también amorosamente, pero inhabilitado para disponer de esto o de aquello. Es que ya todo lo dispuso en el principio, para qué más… Y ahí quedamos, apenas, mi yo con el cirujano. No era poco, pero podría haber sido insuficiente.

Desperté en cuidados intensivos viendo la cara de Adriana, mi esposa.

— ¡Zafé!, le exclamé. — Si, me dijo en voz bajita. Y me dio un beso.

………………………….

El trabajo, la iglesia, la salud, la mentira, el amor, la soledad, las convicciones más importantes y profundas, las amigas y los amigos, la familia, la muerte, Dios, el misterio, la injusticia, el dolor, la angustia… ¡La puta! Cuántas cosas vividas en tan pocos días. Por eso quise compartirlo con ustedes. Y en una de esas, hasta sirve para reflexionar, para dialogar, para seguir construyendo.

Sergio Zalba

21 de mayo de 2012

Zalbas

22 comentarios

  • Margarita Aguirre

    Sergio:
    Me acabo de enterar de todo.Hace tiempo que no entro en Atrio
    .Edad, nietos, problemas de mis hijos, que los vivo profundamente.
    Discúlpame. Es posible que ni me hayas echado de menos, debido a mi largo silencio.
    Sigo queriendo a todos, y me alegro del final feliz de tu desventura ,y de los sufrimientos de tu familia

  • MAR Medina

    Creo que es muy difícil lograr expresar con tal sinceridad sentimientos tan profundos en una carta abierta, aunque se dirija a una comunidad como Atrio. Me ha conmovido profundamente cada uno de los aspectos que has narrado, desde la decepción ante el maltrato recibido de una institución que se dice cristiana y el drama que supone quedarse sin trabajo, así como la vivencia de la amenaza de una enfermedad grave y la convulsión que produce en quien la padece y su familia, hasta la revisión de los valores más profundos que dejan el alma a flor de piel.

    Y todo ello lo compartes con nosotros, nos lo regalas como testimonio y motivo de reflexión personal a todos quienes apreciamos tu generosidad y valor. Muchas gracias, querido amigo de Atrio, amigo de mis amigos, de Juan Luis, por ejemplo, cuya amistad también debo  a esta magnífica obra de Atrio.

    Ánimo, encontrarás lo que buscas, lo haces desde la esperanza y el amor.

    Un abrazo de corazón. Mª Asun
     

  • Mª Asunción Poudereux

    He entrado a echar un vistazo, tras haber recibido noticias de Joxema. Y sin más he picado Amigas y amigos de Atrio. Os veo muy unidos cuando hace falta como los verdaderos amigos.
     
    Sergio, el Mariano perdido,  me llega esto de tu hermosa experiencia: Nadie, excepto yo. Y opté por el silencio, dejándome envolver por el misterio”. Creo que ese yo es tu verdadera identidad, la que calla,  y no siente separación alguna con el misterio, los otros y el universo entero.
     
    Aceptar lo que viene, nos libera.  Intentar hacer justicia nos libera más.  Feliz que estés rodeado de amigos y personas que comparten.
     
    Un abrazo cariñoso.

    PD.- Desde Enero ando muy mal de tiempo. Muchos recuerdos a todos.

    Asun

  • Elizabeth

    Querido amigo de la vida.! Que hermosa familia!!!
    Tu carta me emociona, me trae recuerdos, me hace celebrar tu vida!!! y descubrir que hay mucho trabajo que hacer dentro de la iglesia institución para limpiarla de sus miserias. ´Todo mi cariño y el de mi familia Eli

  • Sergio Zalba

    Gracias, gracias, muchísimas gracias a todos, a todas.
     
    Me cuesta releer sus comentarios sin dejar de llorar.
     
    Gracias por las cosas que me han dicho pero, sobre todo, gracias por haber generado este espacio en el que pude comunicarme y expresar lo más profundo de mí. Eso es lo que más valoro y lo que más agradezco.  Y no me refiero sólo a Antonio como creador y administrador de la web, que también, por su puesto, sino a todos los contertulios que le dan vida, calor, humanidad, a punto de provocarme esa especie de confesión que les he dejado.
     
    Aprovecho para contarles que cada día me siento un poco más fuerte,  que la recuperación física parece andar bien, aunque aún tenga que hacer reposo alguna semana más y que espero con ansias fortalecerme lo necesario para volver a la calle a buscar  trabajo y continuar con las acciones legales que tuve que suspender.
     
    Abrazo fuerte para todas las amigas y los amigos de Atrio
     

  • ELOY

    Un abrazo Sergio y mi solidaridad.   

  • Carmen (Almendralejo)

    ¡Que familia! tan bella…

  • Carmen (Almendralejo)

    Gabriel… Deseo que cuando surja tu entrada en quirófano recuerde que tienes una familia virtual tambien que te desea pronta recuperación, (aunque no sé exactamente que te pasa) así es como será.
    Un abrazo.

  • Gabriel Sánchez

    Gracias querida Anita, pero como ATRIO ES UNA COMUNIDAD DE SOBREVIVIENTES, YA VES LO DE SERGIO, LOS DE SORRI, LO DEL MISMO ANTONIO…ESPERO NO DESENTONAR…GRACIAS…con cariño Gabriel

  • ana rodrigo

    Gabriel, como se dice por aquí, “no vale copiarse”. Ya nos pondrás al día, pero vete acumulando calor y cariño de esta comunidad atriera.

  • Gabriel Sánchez

    Estimado Sergio, ante que nada un abrazo lleno de calor fraternal, tal vez porque en tu experiencia que se parece bastante a una que estoy viviendo, pero con alguna connotaciones diferentes, me siento profundamente cercano a tu persona y nos alegramos que la vida que siempre tiene la última palabra aunque las fuerzas de las sombras lo oculten, me gustaría que a esta comunidad de hermanos que somos en ATRIO, nos sintieras cercanos, sintieras el calor se que otros de ATRIO ESTÁN VIVIENDO INSTANCIAS DIFÍCILES Y MUY DURA DE SALUD, ellos supongo que en su momento socializarán el tema, pero a hay que saber algo que en los momentos más duros nos debe acompañar, algo que es una verdad, que sale de adentro nuestro y es que aquellos que amamos hacen un lazo con nosotros que ni siquiera el dolor, la enfermedad y la muerte quiebran y que permiteme decirlo por que lo pienso, es un lazo eterno…Esa cualidad, siento, creo, pienso que tiene el amor, me gustaría que la patota de ATRIO, la sintieras así querido hermano y compa Sergio, yo supongo que iré al cuchillo justamente por un tumor, en junio o julio…Espero llevar la imagen de toda la gente de ATRIO QUE CONOZCO, ESPECIALMENTE LA TUYA Y DE TU FAMILIA, cuando me lleven al quirofano, en la que me entregare en las manos del eterno…Un abrazo grandes, largo y fuerte y un matecito a la uruguaya…Gabriel

  • mª pilar garcía

    ¡¡¡Gracias Sergio, por “compartirte” con esta familia de Atrio!!!
     

    Es una buena noticia, tu mirada lejos de las “magias”.

    Es dura la actuación de la ICAR. Lucha sin tregua, con paz, para que cumplan con sus obligaciones y sean capaces de ser justos; cada vez lo vamos a comprobar con más intensidad, y si no es así, cada día se quedarán más solos.
     

    ¡¡¡Lucha!!!
     

    Me emociona como nos compartes tus vivencias, amores, soledades, miedos… y sobre todo, tu hermosa y fuerte experiencia; te siento/os siento tan cerca…

    Habéis formado una familia estupenda; no te conozco, pero me fío cuando escucho lo que nos comentan quienes te conocen; porque a su vez, esas personas, son también estupendas, verdaderas, fieles, cercanas, amigas.
     

    Todo cuanto has realizado en tu caminar diario, junto a tu esposa y luego tus hijos, es la mayor, mejor, verdadera esencia, de Dios (en la infinitud de nombres que la humanidad le otorga) que hará realidad su presencia en tu ser todo.
     

    Sin magia, sin ritos vacíos, sin palabras huecas, sin asideros solo para unas pocas personas…
     

    Ese paso es lo primordial, para llegar a ser una persona:
     

    ¡¡¡Libre y responsable de su hacer cotidiano!!!
     

    La única y verdadera labor que el ser humano, tiene que llevar adelante lo mejor que pueda.
     

    Mi cariño, fuerza, cercanía, abrazo entrañable, y el deseo de que todo salga bien. Lo deseo para ti,  tu esposa, hijos; no dudes que el sol saldrá de nuevo, y tendrás nuevas ocupaciones para seguir haciendo el bien.
     

    ¡¡¡Os quiero!!! y adelante.

    mª pilar

  • Equipo Atrio

    Para quienes no hemos tenido la suerte de conocer a la familia Zalba en Buenos Aires, os pongo en el post una foto de Sergio, Adriana y sus dos hijos. Tenía otra en que estaban los 4, que forman un conjunto musical, en plena actuación. Y también un vídeo. Juan Luis es el único que fue hospedado en su casa y nos habló maravillas de toda la familia que estám hoy más que nuna, en el corazón de ATRIO.

     

  • pepe sala

    Recuerdo el bombardeo de Israel sobre Gaza. Era tan brutal y tan injusto que me impuse ( lo hice públicamente en ATRIO y lo cumplí )  que dejaría de fumar mientras los bestias judios no dejasen a bombardear a los Palestinos. ( hice un poco de trampa y volví a fumar cuando los bombardeos dejaron de salir por la televisión y ya parecía que los palestinos podían salir a la calle sin ” morir en el intento”)
     
    Salvando las distancias y reconociendo que la situación es mucho menos dramática que la de Gaza en la época que todos -as recordamos, me propongo hacer lo mismo ante la INJUSTICIA que asola la vida de quien me sentiría muy honrado por ser catalogado entre sus amigos.
     
    Considerando el beneficio que me aportará mi decisión ( cada paquete del tabaco, que antes era de obreros y ahora es para millonarios:  Ducados, supone 4,20 en el estanco y me fumo más de un paquete diario) creo que mi decisión me beneficiará al bolsillo y podré cantar mucho mejor en las fiestas que solicitan mi antigua voz…potente, pero desagradable.
     
    En definitiva, mi admirado Sergio Zalba ( abrazotrs enormes a Quiel y a tu familia), que será un enorme beneficio para mí si me mandas tu dirección  al correo electrónico que ya tienes; y si no lo tienes pídeselo a Antonio Duato. ( no lo pongo aquí, porque una vez que lo puse me llenaron de mensajes ” spam”.)
     
    Digo yo que si dejo de fumar por una buena causa ( los problemas de mis amigos son mis propios problemas) saldré ganando un montón. Se haría realidad la ” alabanza” que seguro habrás cantado con tu musical familia:
     
    ” Sigue tirando el pan sobre las aguas
    tarde o temprano volverá a tí”…
     
    Como verás, amigo Sergio, yo no doy los ” duros a cuatro pesetas”. Pero se me revuelve el estómago cuando detecto las injusticias y la HIPOCRESIA de tanto meapilas que no son capaces de cuidar adecuadamente a los de su propio entorno y van presumiendo por el mundo de cuidar a los ” pobres”.
     
    Bueno, Sergio, si este mensaje obtiene la venia te contaré mi propia experiencia de TERROR cuando me metieron en el quirófano. Llevo más de 10 años sin visitar al médico y no les quiero volver a ver ni en pintura. ( salvo ” error u omisión”, claro.)
     
    Xarri es demasiado inteligente para mi cerebro fontaneril; pero te puedo asegurar, por experiencia, que no habla por hablar. De Teresita ( su compañera) tedría que escribirse un libro y dudo que algún escritor fuese capaz de captar su sensibiliad. Mi esposa quedó prendada de la sensibiliad de tan ” extraña”  mujer . Yo soy demasiado bruto para ciertas cosas y me define muy bien lo que se dice por éste pais llamado España:
    ” no está la miel para la boca del asno”.
     
    ( por cierto, Sergio, mi ofrecimiento de hace años respecto a la casa de Cantabria sigue en vigor.)
     
    Con mis mejores deseos para tu pronto restablecimiento, quedo en espera de tus propias decisiones.
     
     

  • Teresa TUMINI

    Estoy entre el asombro, la pena, el desconcierto…
    Porque uno no esperaba un golpe tan bajo, pero comprueba
    que pueden asestarlo, y lo hacen.
    Ya creo que Josemaría te ha dicho de nuestra parte que podés contar
    con nosotros para lo que necesites.
    Sólo añado mi abrazo solidario, que abarque a tu hermosa familia
    Teresita

  • sarrionandia

    Sergio: me has hecho temblar las entrañas. Sé lo que es la soledad que en su momento me tocó sufrir en parecidas circunstancias a las tuyas. Te conocí en Atrio. jubilado, viudo y sin el hijo, esperando en un geriátrico el gong de la eternidad. Tú conoces a Teresita, conoces su bondad y, si en algo pudiéramos ayudarte, no dudes en llamarnos.

  • h.cadarso

      Sergio, me siento muy cerca de ti…Desde las profundidades de tus últimas experiencias se v en claras muchas cosas que antes parecían oscuras. Tu escrito es un regalo precioso para todos nosotros, gracias. Seguiré leyéndolo y pensándolo. Me encantaría que peleases hasta el fin por tus derechos laborales. Tal vez entre vosotros la ICAR anda más escasa de poderes que acá…Un abrazo como para partirte en dos…

  • Carmen (Almendralejo)

    Querido Sergio, antes de nada, me alegra saber que todo salió bien gracias a las manos expertas de esa persona que te operó.
    Decirte que trabajar para gente de la ICAR, es trabajar con la espada de Damocles en la cabeza, es perjudicial para la Salud, física y psíquica, aunque no puedo decir que mejor que estés despedido después de tantos años de trabajo.
    Tú experiencia, ahora despedido y convalecientes, será la que marcará definitivamente tu criterio para calificar o descalificar a tantas personas creyentes en ese dios todopoderoso, y también al D*s inmanente que contenemos y nos contiene.
    He llorado al leer “Llegué al quirófano desbordado por esa doble sensación de amor y de soledad. De amor a los que amo y de soledad ante un Algo infinito que parecía abrazarme, también amorosamente, pero inhabilitado para disponer de esto o de aquello. Es que ya todo lo dispuso en el principio, para qué más… Y ahí quedamos, apenas, mi yo con el cirujano. No era poco, pero podría haber sido insuficiente”
    Han sido lágrimas de experiencia vividas, de momentos duros donde todo era o estaba descolocado y subrrealista… Tantas personas hablando de dios, de fraternidad de amor de acompañar, de dar, que desaparecen cuando más falta hace una mano amiga…
    Por suerte no he tenido (hasta hoy) que entrar en el quirófano, pero sí he vagado caminando sin saber que hacer o donde ir, hasta el extremo de no saber cómo llegué a una cabina de teléfono para hablar con una persona.
    Dura experiencia, dura amarga pero vital y aclaratoria de todo ese paso que ya alguien vivió en soledad, el monte de los olivos.
    Solo decirte que despertaste teniendo a Adriana… Y en ella viste el rostro materno más amoroso que  D*s tiene para ti aquí y ahora, la persona que estuvo en todo momento contigo, dentro y fuera ESPERÁNDOTE y no dejándote solo.
    Quienes tienen o tuvieron la suerte de tenerla en esos momentos de soledad, nunca estuvieron, estuvo sol*, porque D*s existe mientras alguien le permita que exista.
    Sin magia potagia, sin aprovisionamientos de futuribles, porque hay que “curar” en el momentos, sanar cuando se está enfermo, amar cuando amas…
    ¡Después de muerto la cebá al rabo” decía mi querido padre, pues eso la otra vida, el amor de ese dios que casi nadie ofrece, importa un carajo cuando necesitas de la mano que se esconde, aún sabiendas que también esconde con su mano a la mano de D*s.
    Un abrazo, mi querido Sergio, y otro a Adriana, ambos soy una parte del mapa de D*s
    Aquí en la tierra
    Carmen

  • Antonio Vicedo

    Sergio, te ibas acercando, más o menos conscientemente, a Él tras sus huellas y te tocó, como a tantos, sentir sobre tus propios hombros algo del peso de la carga amorosa de solidaridad con la que Él cargó. Has tenido también la suerte de comprobar, como lo hemos hecho también muchos, el que, a medida que nos decidimos a acercarnos, voluntaria o forzosamente, a Él. sus hombros son realmente mas altos que los nuestros y cuanto más cerca de ellos, percibimos que la carga menos nos pesa.
    De la reacción hacia ti de los que en la ICAR pretenden acumular representatividad incoherente con la referencia evangélica, mejor que te alegres, pues estando como están, te han ofrecido la mejor prueba de que pisabas bien las huellas que el Maestro nos dejó. Ya nos lo advirtió:-“No es el siervo más que su Amo, ni el discípulo más que su Maestro…”
    Un gran abrazo de ánimo esperanzado y gracias por tu noticia testimonio.
    La desazón y preocupación natural de tener que arriesgar en la sementera, se convierte en gozo y alegría cuando se recoge la cosecha. Que sigas disfrutando el compartir vida y amor con los tuyos que somos, ademas de l*s más cercan*s, más de 7.000 millones sobre la tierra.

  • MARISA-EL TALLER

    Que suerte has tenido de que te disnocticaran a tiempo, porque es algo mortal, le doy gracias a la VIDA.
    Por lo que cuentas del trabajo, solo decirte que asi es y asi son.
    Un abrazo lleno de solidaridad.
    Marisa.

  • ana rodrigo

    ¡Qué grande eres, queridísimo Sergio!
    Yo que soy de palabra fácil, en este momento me quedo sin palabras para poder expresarte lo que te diría con un barazo fuerte, fuerte.
    Sólo decirte que te quiero, que me solidarizo contigo, que, ojalá pudiese yo resolver tus graves problemas, y que te deseo que alguna luz alumbre tu momento actual y futuro.
    Un beso lleno, lleno de amor para ti y tu familia.

  • Gustav

    Gracias, Sergio!!!

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