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¿Y si el Papa renunciase a ser Jefe de Estado?

Esta semana Joseph Ratzinger, el jefe religioso con más poder en el mundo –por eso nos ocupamos de él en Atrio, no por obsesión clerical o anticlerical– celebra un doble aniversario. Los 85 de vida y los 7 de papa. El veterano periodista Juan Arias lo comenta, insistiendo en la confusión político-religiosa del papado. Que a nuestro juicio no solo depende de su condición de jefe de estado sino de la concepción pesimista y antievangélica de que la iglesia sólo puede mantenerse con privilegios y apoyos legislativos de los estados.

El sucesor de Ratzinger estará atado a su doble y ambigua función de político y religioso

Por Juan Arias, El PAÍS 16 ABR 2012

Hoy, día 16 de abril, el Papa Benedicto XVI, cumple 85 años y el día 19, siete años de un pontificado “sin pena ni gloria”. Mi experiencia me dice que ya deben estar en marcha las negociaciones para organizar la sucesión del Sucesor de Pedro, y Jefe del Estado del Vaticano, del que debería ser símbolo de aquel profeta de Nazaret, expresión del antipoder que acabó clavado en un madero como un agitador cualquiera.

En vísperas de un nuevo sucesor de Pedro, se vuelven a alborotar pasiones, intereses políticos y ambiciones personales y hasta esperanzas de los cristianos aún puros, que sueñan con una renovación radical de la Iglesia.

Entre las esperanzas de cada nuevo Cónclave aparece como símbolo de cambio positivo y progresista en la Iglesia la posible llegada al Papado de un africano o de un latinoamericano.

Ignoran que lo más seguro es que pueda ser elegido alguien más conservador y retrógrado que cualquier europeo. Podría ser uno de esos cardenales de la periferia que lo que desean en verdad es ser europeos. He conocido en la Curia Romana a africanos y latinoamericanos totalmente europeizados y que se avergonzaban de pertenecer al Tercer Mundo.

Los cristianos que aún creen en esa renovación deberían, antes que nada, pedir que el futuro Papa comenzase por renunciar a ser a la vez cabeza espiritual de la Iglesia y Jefe de Estado, un político con todos los privilegios y compromisos del cargo. Sin ello no habrá reforma posible de la Iglesia, ni del Papado.

La promiscuidad entre lo temporal y lo espiritual en la Iglesia Católica se remonta al siglo VIII, cuando en el año 756 Pepino el Breve, rey de los Francos, concedió a la Iglesia, un día perseguida por su oposición a adorar al Emperador, grandes territorios en el Centro de Italia.

Aquel poder temporal de los Estados Pontificios acabó en 1870 con la anexión de los mismos por parte de Víctor Manuel y del Estado del Vaticano al Estado de Italia. Pío IX decidió considerarse prisionero y empezó a vivir de las limosnas de los fieles.

Duró poco aquel sueño de los cristianos de un Papa y una Iglesia sin poder temporal. En 1929, Benito Mussolini, fundador del Fascismo, ofreció al entonces Papa Pío XI la devolución del pequeño Estado Vaticano, el título y los privilegios de Jefe de Estado y una serie de palacios de la ciudad de Roma.

Esta vez, el Papa aceptó que la Iglesia de Roma volviera a entrar por la puerta grande del poder temporal. El precio fue alto: Mussolini pidió a Pío XI que los católicos que militaban en la Democracia Cristiana dieran sus votos al Partido de Mussolini e hicieran profesión de fe fascista. Y el Papa bajó la cabeza y le entregó a los católicos. Y la Iglesia de Roma se hizo fascista.

Desde entonces, aquel poder temporal y aquellos privilegios políticos concedidos al sucesor del humilde pescador de Galilea fueron la piedra maldita que obligó a la Iglesia a convivir con la ambigüedad de dos poderes muchas veces antagónicos, como el temporal y el espiritual.

La Iglesia se modeló así, también, como poder temporal, con sus derechos Canónicos, copiados del derecho Romano, sus relaciones espúreas con los Estados totalitarios y su derecho a intervenir en los conflictos mundanos, en las leyes de Parlamentos democráticos y laicos y hasta en los asuntos de alcoba.

Y el Papa, recibido en sus viajes por el mundo con los honores de los jefes de Estado, nunca pudo ya ser el jefe espiritual libre de ataduras para dedicarse a lo que le compete, que es el reino espiritual y la condena de todos los atropellos a los derechos humanos.

¿Por qué extrañarnos, después, que el Papa llegase a Chile y se abrazase a Pinochet, que aterrizase en Cuba y abrazase a Fidel Castro y que no pudiera encontrarse con los disidentes y defensores de las libertades? ¿O que, más atrás, Pío XII, enviase un telegrama al dictador Franco cuando entró en Madrid, bendiciéndole porque con él, España “recuperaba su antigua tradición cristiana”? Es que el Papa, Jefe de Estado, debe respetar la liturgia política.

La Iglesia nacida de la idea revolucionaria del respeto universal a la dignidad de todos como hijos de un mismo Dios, perdió su primera virginidad cuando el emperador Constantino, en el siglo IV, hizo de los cristianos, de una secta perseguida por no querer plegarse al poder temporal, un nuevo poder mundano traspasándole todos los privilegios imperiales para suplir al poder de un Imperio en crisis.

Y volvió a perder su virginidad cuando, en la persona de Pío XI, vendió la independencia de la Iglesia original, por un plato de lentejas: un territorio de 40 hectáreas, el título de Jefe de Estado con banco propio y la potestad de dictar condenas a muerte.

Eso es historia. Cualquier tentativa de renovación del papado y de la Iglesia, sin que antes el Papa se quite de encima el peso de su poder temporal y los privilegios que le acompañan, serán meros remiendos porque, sea quien sea el sucesor del Ratzinger, estará atado a su doble y ambigua función de político y religioso, olvidando sus orígenes antipoder de los que parece haber perdido hasta la memoria.

15 comentarios

  • Javier Renobales Scheifler

    Santiago,

    Destruid este templo, y yo en tres días lo reedificaré, dice el evangelista, quien fuera el desconocido que escribió eso en el que se ha dado en llamar NT.
     
    Anteproyecto, proyecto, visado del colegio de arquitectos, licencia municipal de obras y contrato de trabajo de fijo de obra (obra relámpago) todo incluido en el bíblico plazo de tres días.
     
    (si el templo era, según ponen en boca de Jesús, el propio Jesús, si el templo era su destrozado/asesinado cuerpo humano

    ¿por qué hoy los templos de la ICR -que dices es el cuerpo de Jesús- no son los cuerpos de las innumerables víctimas -conmigo lo hicisteis-, y han vuelto a ser, para la ICR, los templos esos escandalosos inmuebles becerros de oro que han dejado muy pequeño el Templo de Jerusalén que destruyeran los romanos hacia el 70 de nuestro calendario?)
     
    http://www.elplural.com/2012/04/23/la-iglesia-se-apropia-de-un-inmueble-cada-tres-dias/
     
    En esto conocerán que sois mis discípulos. ¿En esto, Santiago? Sí, ya sé, tú lo tienes que defender como sea, estás obligado, no lo puedes criticar, y menos en público, en un foro de internet …

    Pero es un grave escándalo, Santiago, estafa incluida.

    Laus deo, siempre bendito y alabado, hágase su santa voluntad del Señor … jerarca. Todo se ha consumado, cada tres días, y sigue y sigue, el negocio católico.
     
    ¿Cómo he podido yo estar tantos años dentro de semejante estafa como es la ICR? (el cuerpo de Jesús –o sea de Dios, y su esposa de Dios-, dices Santiago que es la ICR, qué morro) Otro misterio, otro don de Dios?. Dejad de anipular a Dios de una maldita vez.

    La fe y la estafa’ (Ediciones El Quilombo) es el título de un libro –de una preciosa trilogía- de un sacerdote católico, Enrique de Castro, de Entrevías (San Carlos Borromeo, siempre un santo por medio, por lo menos) ¿Quien dijo que no hay nada bueno en la ICR? Enrique de Castro y Entrevías son luz del mundo. 

    ¿A cuánta gente de buena voluntad espantan del mensaje de Jesús, con estos bodrios de arcaicas y hoy obsoletas creencias, y con estos bodrios de comportamientos episcopales, los de la ortodoxia fiel de la ICR?
     
    Ay del que escandalizare, más le vale una piedra de molino atada al cuello, o algo así se encolerizaba Jesús, impotente ante semejantes bestias.
     
    Pero el negocio es el negocio, Olga, eso es la ICR: un multinacional  negocio.
     
    Hubo una época en que yo lloraba por esto. Hoy, colocados los estafadores dictadores jerarcas y sus acólitos en su sitio (también los de este foro), ya estoy curado de espanto

  • Javier Renobales Scheifler

    Olga,
     
    Ellos, los machos de vida consagrada a su ICR –cuyos jefes les obligan al celibato, y ellos se dejan sumisos-, se hacen llamar padres: aunque es mentira que lo sean, y aunque en el NT figura expresamente que a nadie llaméis padre en la tierra porque sólo el del cielo es vuestro padre.
     
    Son ganas absurdas de ser en algo como Dios manipulando a Dios, hacerse llamar padres; ministros ‘de Dios’ se hacen llamar, mentira tras mentira: ni padres, ni de Dios. Ministros del obispo del papa, y ni siquiera son ministros de la comunidad, pues ésta no puede elegirlos democráticamente, la tienen castrada, sometida, subyugada.
     
    A la ICR no sólo la llaman madre (otra mentira) y santa (más mentiras), sino también esposa de Jesús. Mentira tras mentira, eso es todo el constructo del magisterio católico.  No saben qué más mentiras inventar para divinizar a su ICR y ponerse ellos por las nubes o más arriba (no hay más que ver su santoral, plagado de eclesiásticos, obispos, papas, curas y monjas …).
     
    Escrivá inventó lo del opus ‘de Dios’, Maciel lo de legionarios ‘de Cristo’ mentira tras mentira toda una gran colección de falsedades.
     
    Dice Santiago que la ICR es el cuerpo de Jesús.
     
    Cuando se lo comen al comulgar, al cuerpo de Jesús le llaman cuerpo de Dios –de Cristo-, de forma que la divinización de su ICR (es la locura, a lo que les lleva tanto engolamiento con ‘lo divino’) la tienen tan mentida que hasta se la tragan físicamente, en la doctrina que se inventa su magisterio, que se arroga ser infalible: con lo cual se equivoca aún más que si fuera un poco humilde y valiente.
     
    No hay por dónde coger tanta mentira, tanto absurdo, tanto narcisismo arrogante lleno de pretenciosa apariencia de lo que no son. Por eso el papa es un Jefe de Estado y no puede dejar de serlo, a la vez que se finge ‘SuSantidad’, que suena tan fatuo, nada que ver con lo que fue Jesús.
     
    ¿Otro nombre para la ICR, preguntas Olga? El que más se acerca a la realidad, a mi modesto modo de ver, es el de negocio, un negocio multinacional que trata de acumular cuanto más poder y más patrimonio.
     
    En España oí por TV ayer que la ICR tiene unos 100.000 inmuebles. Así que la I de ICR debería significar Inmobiliaria, no Iglesia.
     
    Por supuesto el inventario de tanto negocio no lo publican, actúan como la empresa privada que son, a pesar de que es la verdad lo que nos hace libres.

  • oscar varela

    Hola!
     
    El Art. del Sr. Arias puede parecer interesante.
    Y hasta valedero en un sentido.
    A mi me resulta un entretenimiento retardatario, porque:
    ¿Papa o Papado? Para Jesús:
    * Ni POLÍTICO
    * Ni RELIGIOSO
    ······················
    La edición española del Nuevo Testamento realizada por Juan Mateos en 1987 tiene una nota explicativa al pie en torno a Mateo 16, 18 donde se lee: “Ahora te digo yo: Tú eres Piedra y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad...”
    ························
    Dice la Nota: “Piedra/Pedro y roca no son equivalentes: la piedra puede lanzarse; la roca es inamovible“.
    ························
    Esta aclaración de Juan Mateos resultó, a todas luces, inaceptable. Reducía a polvo el supuesto fundamento evangélico sobre el que se había basado históricamente la institución del papado.
     
    La traducción: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra…” solo es adecuada para el marketing religioso.
     
    La traducción hecha por Juan Mateos es intachable. No tiene discusión. Por eso se atacó la nota y no la traducción. No cabe oponerse a la traducción. No hay base para hacerlo.
     
    El caso de Juan Mateos y su traducción no trascendieron al público. No convenía levantar mucha polvareda. Convino el silencio diplomático y encerrar el libro en el escondrijo. El tema se mantuvo, pues, en la confidencialidad. Se buscó que no trascendiera para no dar publicidad a la traducción. La mejor vía fue que la gente lo ignorara. “La verdad se esconde“.
     
    La comprensión del mensaje requiere de lectores y grupos humanos dispuestos a eliminar prejuicios para poder oírlo con objetividad. Una gran mayoría prefiere, sin embargo, prestar oídos a las palabras huecas de los voceros de la insensatez.
     
    La genial traducción del Nuevo Testamento no se conoce suficientemente porque se ha escondido en los armarios. Si está en juego el poder, se silencia el mensaje.
     
    (Tomado de las pág. 620-621 –Cap.28 de Un paso, un mundo – Salvador Santos)
     

  • Iñaki S:S,

    Me maravilla sentir que mi libertad interior, como pesona, es realmente  inexpugnable.  Ni el mismísimo dios omnipotente de Benedicto XVI puede privarme de ella. Siendo así, soy yo mismo quien elige mi camino hacia la tan ansiada felicidad. Pues bien, intalado en mi “pequeño vaticano”, (un buen piso, comida caliente y abundante todos los días, coche particular, siempre unos euros en el bolsillo, etc.), disfruto de unos niveles de bienestar material imposibles de alcanzar para miles de millones de terrícolas. Todo ellos estarían convencidos de llegar a ser inmensamente felices alcanzando mi status social. Nunca podrían imaginar el cúmulo de problemas y angustias que, con mas o menos intensidad, me zarandean en el día a día, a pesar de mi mini-poder y mis mini-placeres. Esto me da que pensar. La distancia entre mi bienestar material y el de la pobre gente condenada a vivir en campos de refugiados, por ejemplo, es enorme. Probablemente mucho mayor de la que pueda sacarnos, a muchos de los dialogantes de ATRIO,  cualquier multimillonario. ¿Son estos mas felices que nosotros?. Pues va a ser que no, si tomamos como ejemplo la familia real española. ¡Esta si que es  gente desgraciada, a pesar de todo lo que tiene!.  Total que el camino del poder y el placer parece que no acaba de llevarnos hasta la anhelada y siempre esquiva felicidad. La Europa opulenta no es mas feliz que Africa. ¿Que pueden tener ellos que a nosotros nos falta?. Probablemente y desde su debilidad,  mas sacrificio y amor solidario, fiel reflejo de la primacía del ser sobre el tener. ¿Como no creer que el Jesús de Nazaret cristiano está mucho mas cerca de ellos que de nosotros?. Empezando por Benedicto XVI, nosotros somos auteénticas  ovejas perdidas.  ¿Quien vendrá a rescatarnos si no lo hacemos nosotros mismos?.

  • olga Larrazabal

    Querido Luis Henríquez:  Está claro que la Iglesia no va a cambiar su condición de Estado, porque así se protege, a menos que como Estado le declaren la guerra.  Pero lo que si es cambiable, es el apelativo que le dan gratuitamente de “Madre ”  Lo lamento, pero las madres no somos asi.  Somos mujeres, la Iglesia es de hombres, trata pésimo a sus hijos, y se vende al mejor postor.  Mejor sería darle otro nombre, pero relacionado con el sexo masculino, el que tu quieras.  pero a nosotras, déjanos afuera, por favor.

  • Héctor

    Peor que lo Pepino es Breve en el Siglo VIII fue lo de Juan Pablo II en Nicaragua en pleno siglo XXI.
     
    Ernesto Cardenal, un sacerdote Nicaragüense Había decidido apoyar la revolución Sandinista que terminó con la dictadura de la familia Somoza. A la llegada del Papa al Aeropuerto  Juan Pablo se dirigió  a saludar a los ministros. Ernesto era entonces Ministro de Cultura. Al llegar a él se negó a aceptar su saludo le reprendió duramente frente a las cámaras y le exigió que regularizara su situación acusándole severamente con el dedo.
    El mismo Cardenal lo describió así:
    El Papa quería una revolución que persiguiera a la Iglesia, como había sido el comunismo en Polonia, que era un país tremendamente católico con un gobierno antirreligioso e impopular.
    Lo que menos quería era una revolución apoyada masivamente por los cristianos como la nuestra, en un país cristiano, y por lo tanto una revolución muy popular. ¡Y lo peor de todo para él que fuera una revolución con sacerdotes!.Nicaragua era muy católica, pero apoyando una revolución de orientación marxista, aunque cristiana. Y el Papa creyó que hablando contra la revolución en la plaza ante 700.000 personas en la misa papal, el pueblo lo aclamaría. Y entonces el pueblo empezó a gritarle en contra y a faltarle el respeto, hasta el punto de que el Papa tuvo que gritar varias veces: “¡Silencio!”.”
     
    En aquella gira por Centro América al Papa se le acumulaban las contradicciones. Por razones similares en El Salvador muy bien podría haber dado la mano al asesino del Arzobispo Oscar Romero, si lo hubiera encontrado,  si quería seguir condenando al pueblo revolucionario y apoyando o los regímenes totalitarios.  Ernesto apuntó alguna vez que la beatificación de aquel hombre, de Wojtyla,  se la podían haber ahorrado.
     
    No cabe duda que mientras sigan siendo Jefes de Estado y manteniendo embajadas costosas por todos los países , incluyendo países de regímenes totalitarios que  aplastan a la población,  los papas no sirven para decirnos como vivir el evangelio. Lo tendremos que vivir cada uno como pueda, buscando a Jesús aquí y ahora donde está, acompañando a los más pobres del mundo .
    Un abrazo Héctor

  • luis henríquez l.

    Durante más de 1.500 años -prácticamente desde que con Constantino en el siglo IV la Iglesia es declarada oficial en el Imperio, esto es, el culto cristiano-, el poder imperial de emperadores, reyes, nobleza y resto de gobernantes del mundo y el poder del papaso han disputado entre sí por el dominio terrenal. El papado bien es cierto que a menudo pensando en lo espiritual, lo eclesial, pero no raramente mezclado todo eso con demasiadas concesiones a lo mundano, a intereses espurios terrenales, de connivencia con el poder de turno establecido, etcétera.

    En definitiva, una muy larga historia que arranca con el Edicto de Milán, promulgado en el año 313 por el emperador Constantino: libertad de culto en el Imperio, orden de devolución de los bienes confiscados a los cristianos, privilegios judiciales y fiscales a éstos, dificultades inusitadas a la práctica de los cultos paganos…

    Mucho ha llovido desde entonces. Innúmeros ejemplos de santidad, la mayoría anónimos, del Pueblo de Dios: papas, obispos, presbíteros, monjes, monjas, laicos… Pero junto a todo ello, la como  inevitable cercanía del papado al poder terrenal. Muy tristes páginas de la historia de Occidente y aun del mundo entero están sacudidas y manchadas por esa funesta relación entre poder del papado y poder imperial, el poder terrenal, el poder de los poderosos y opresores de la tierra.

    De ahí me parece que resulta que el Papa, por muy buena voluntad que tenga -que no pongo en duda, como tampoco la de Juan Arias al escribir el artículo que nos ocupa-, junto a una clara imagen de entrega espiritual y misionera y vicaria a Cristo, despliega en su persona, en su misma persona, unos poderes terrenales que chirrían tanto si se hace la comparación con el modus vivendi de Jesús de Nazaret…

    La cúpula de la Iglesia católica, los que manejan las principales decisiones, sus órganos de poder -excusas por las expresiones, que no se quieren ofensivas sino expresivas, coloquiales- arguyen que solamente una Iglesia católica capaz de contar con la apoyatura de un Estado, por minúsculo que éste sea, garantiza la independencia de acción de la propia Iglesia católica frente a toda posible injerencia de los distintos países, naciones y poderes terrenales. Podría ser: la Iglesia universal, siempre pecadora por sus hijos, siempre necesitada de reforma, es Madre y Maestra. Y como posible mostración de la eficacia de disponer de un Estado también se suele argumentar con el ejemplo de lo que históricamente a menudo ha sucedido con las Iglesias ortodoxas. Siendo éstas autocéfalas constituidas en torno a la funcionalidad de un Santo Sínodo pero no garantizadas por un Estado propiamente constituido, se han visto más salpicadas que la Iglesia católica misma por injerencias del poder político nacional-nacionalista, hasta el extremo de que la mayoría de esas Iglesias ortodoxas más que católicas, es decir, universales, son nacionales, fuertemente identificadas nacionalistamente con un determinado territorio.

    El asunto es más complejo, claro; simplemente lo esbozo. Comoquiera que sea, ya para ir acabando pregunto: ¿y si fuera verdad que muchísima gente de nuestro mundo, pero lo que se dice muchísima gente, lo que sucede es que sige viendo a la Iglesia católica como una institución excesivamente clericalizada, piramidalista, jerarcocéntrica, concentradora del poder y de las decisiones importantes en muy pocdas manos, en muy pocas cabezas y voluntades, invariablemente célibes y masculinas?

    Y acabo: ayer recibí un correo electrónico de una página católica muy piadosa. Se trata de una apología de la castidad en las relaciones afectivas, en el noviazgo, en la vida de solteros, en el matrimonio. Vamos, la doctrina oficial de la Iglesia católica, densamente apoyada en el magisterio de Juan Pablo II y su teología del cuerpo: el amor esponsal es donación, la sexualidad no debe cosificar al otro, etcétera. Nada susbtancial por mi parte que objetar a esa doctrina moral católica; nada salvo una consideración: si la doctrina moral de la Iglesia católica sobre la sexualidad humana es la que es, ¿cómo se entiende la hipocresía de mucha gente de la Iglesia y hasta de organismos e instituciones enteros con respecto a la pederastia? Sin duda alguna de ningún tipo, la pederastia es incomparablente más degradante de la sexualidad humana y aun de toda la condición y dignidad humanas, que la sexualidad libremente ejercida por dos adultos que, insisto en que libremente, deciden sexualmente amarse… o sencillamente pasar el rato. No es que justifique esto -allá cada cual con su libertad, obvio-, sino que extraña, como poco, “tanta insistencia” en un particular y no tanta en otro que es, ciertamente, mucho más grave, más deshumanizante y que inevitablemente le lleva a uno a considerar: ¿cuántos miles y miles de casos de terribles abusos de pederastia han sucedido en el seno de la Iglesia católica en otros tiempos en que la Iglesia sí era un poder, acaso el gran poder, sobre el cual las leyes civiles poco podían hacer?   

    ¿O será que estoy exagerando yo mismo con lo que afirmo, que me dejo llevar por los enemigos de la Iglesia católica que quieren destruirla? Diré que hace unos sábados me pegué una paliza de senderismo por varios barrancos, con un grupo de senderistas que frecuento. Uno de los pateantes, hablando conmigo de lo divino y lo humano, como es habitual en estas ocasiones, me comentó que él había conocido docenas y docenas y docenas de casos de pederastia en el colegio religioso en que había cursado todos sus estudios primarios y secundarios. Y entonces caí en la cuenta de algo que había querido casi siempre pasar por alto yo que escribo:  siendo pequeño en las oportunidades en que confesaba con él y cuando lo ayudaba a misa como monaguillo, etcétera, el cura de mi parroquia entonces -al que yo siempre tuve estima y aun se la tengo y que empero varios amigos míos acusan de pederasta-, era un verdadero sobón, sobiajoso se diría en Canarias.; y además, autoritario: más de un bofetón me llevé yo, muy niño, entiendo que sin ningún derecho a propinármelo él; pero en fin, así ha sido por desgracia también nuestra Iglesia católica: autoritaria, manipuladora de conciencias, estigmatizadora de disidencias…  
    En fin, nunca le di importancia a eso, no creo que me haya hecho daño, pero igual a otras personas sí, quién sabe. El caso es, volviendo al asunto o meollo del post, la condición del Papa como Jefe de Estado. Por mucho que nos parezca antievangélica, así como así no va a cambiar.        

  • Javier Renobales Scheifler

    Repetir siempre lo mismo es cansino …

    o sea que rezar el rosario … o en cada misa … siempre consumismo confiteor, consumismo credo, consumismo sanctus, consumismo milagrito simili modo postquam cenatum est, consumismo padrenuestro, consumismo comerse la hostia, consumismos cánticos, consumismo podéis ir en paz a seguir haciendo el mismo consumismo.
     
    Sí que los católicos pueden denunciar lo cansino/aburrido de repetir siempre lo mismo … mismas vigas invisibles en mismos ojos propios.
     
    Claro que muchos católicos han mandado ya hace tiempo la misa con viento fresco, y quizá acaben haciendo lo mismo consumismo ‘legítimo’ obispo, e incluso con la ICR … que no cambia (ni manual ni automático, no tiene cambio, y menos aún en el papado, pues cuando muere uno lo tienen todo atado y bien atado para poner otro igual)

  • Javier Renobales Scheifler

    Pero el pesao sigue y seguirá sin renunciar a nada, siempre igual, siempre igual: le ha elegido Dios, dice

    Los disidentes le importan un pito, incluso le vienen muy bien, pues le reconocen como autoridad legítima en la ICR, le dan colorido a la ICR, y mueven la reafirmación de los fieles hacia esas autoridades tan ‘legítimas’: y todo sigue igual, siempre igual …

    Además, Ratzinger no puede renunciar a ser Jefe de Estado, porque los tribunales podrían perseguirle por encubrir pederastas eclesiales católicos: su calidad de Jefe de Estado le protege (inmunidad) ante los tribunales de la  justicia civil: el reino del papa es sobre todo un Estado independiente, con delegaciones del negocio  por todo el mundo; la jefatura del Estado es lo más importante para el papa.

    http://www.publico.es/espana/363179/ratzinger-acusado-ante-la-haya-de-ocultar-los-abusos-sexuales

     Y es que, además de su autoridad moral como líder de la Iglesia, Joseph Ratzinger tiene la inmunidad diplomática propia de un jefe de Estado. Otras denuncias en EEUU e Irlanda no prosperaron

    http://www.elesquiudense.com.ar/notas.php?id_nota=21953

    Funcionarios del Vaticano indicaron que el Papa Benedicto XVI no puede testificar en ningún proceso judicial porque posee inmunidad como jefe de Estado. Esta afirmación surgió luego de que Ratzinger fuera acusado por un tribunal de USA de ser el encubridor último de una serie de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia y, a consecuencia, fue llamado a declarar.

  • ana rodrigo

    Gracias, Pascual, por la aclaración. Un saludo cordial.

  • Pascual

    Ana,me parece que yo no escribí eso. Estoy contigo.

  • ana rodrigo

    Hago una pregunta inicial, Pascual ¿eres el mismo que escribió el post “Nos queda la palabra”? Pues eso, como no tenemos otros recursos para modificar la realidad, nos queda la palabra.
     
    Pero te doy toda, toda mi razón en que repetir siempre lo mismo como si diésemos vueltas a una noria, es cansino y aburrido. El otro día yo decía que si ya hemos dicho las cosas mil veces deberíamos pensar un poco antes de escribir lo mismo en la 1001.
     
     Creo que la palabra deberíamos utilizarla para ayudar a dar pasitos, aunque sean rocen un poca la retórica, para avanzar.  La palabra es el motor para remover ideas, pensamientos o emociones, y provocar reflexiones, reflexiones que se expanden en la sociedad, hasta que la presión social haga insostenibles determinadas realidades y cambien.

  • Pascual

    Jesús, Jesús, Jesús, Jesús: ¡Qué pesaos con la misma música e idénticas lucubraciones un día y otro día y otro día…¡Sí, el sistema está descuajaringado, vale! ¡Ideas, ideas, ideas pero nuevas! Porque con los llantos diarios todo sigue igual. Yo no las tengo, lo confieso;pero el coro de palmeros es que no para ni se sosiega para concebir algo nuevo, que rompa el sistema; y cuando hablo del sitema me refiero a los dos: al político y al confesional; que no crea nadie que me quedo corto. Y lo digo sosegadamente como lo siento, sin gritos de mayúsculas. Que la paz no sea con vosotros ni conmigo,hasta que haya una idea nueva, que nos levante la cabeza y dé un descansito a nuestras lenguas tan retóricas. No pido perdón.

  • Javier Renobales Scheifler

    A que no renuncia,  ni a Jefe de Estado ni a jefe de los católicos.

    Desde luego, renunciar sólo a lo primero, a Jefe de Estado, no, no: ni de coña, que si no se puede servir a dos señores, se renuncia al que menos interesa.

    Pero los poderes del papa le dan como para servir a esos dos señores, y a más que se pongan a tiro: no ha venido a ser servido, sino a servir.

    Son indisolubles, inseperables de hecho, ambas Jefaturas; las dos forman, soldadas por la Historia, parte intrínseca del cargo/papado católico (no olvidemos su origen y desarrollo Imperiales).

  • manix

    Felicidades por tu articulo, Juan.

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