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Concilio de Nicea: un veinte de mayo

Héctor –como Amenábar hizo en su película Ágora o Gaarder en su novela Vita Brevis– nos ofrecen datos reales del siglo IV –o V, recreándolos con ojos de hoy. Esto no es una traición a la historia. Es entender que nuestra historia pudo ser diferente. Es una ayuda muy importante para purificar la fe cristiana de viejas doctrinas que desde aquellos siglos la están esclerotizando y haciéndola impresentable a los hombres y a las mujeres de hoy. Este ir al meollo de la ética y la espiritualidad, desechando las adherencias con que se presenta en cualquier tradición religiosa, es un objetivo fundamental de ATRIO.

20 de Mayo, 325 AD.

La ciudad, protegida por recias murallas, se reflejaba orgullosa en las aguas  tranquilas del lago Ascani en aquel precioso día de primavera. Se acercaba ya el verano y mucha gente empezaba a agolparse a lo largo de las murallas para no perderse la entrada del Emperador.

Entre los concurrentes se destacaba un grupo que seguían de cerca los sucesos del día. “Mira, Cornelio, aquí están. El Emperador por delante, seguido de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos de la Iglesia enganchados a él”, dijo Lía, la esposa de Cornelio.

Sonaron las trompetas y empezaron a llegar los primeros jinetes de la escolta imperial.  Con el Emperador y en el mismo carruaje venían Osio Obispo de Córdoba, Alejandro Obispo de Alejandría y Eusebio Obispo de Cesarea. Les seguían los generales del Ejército y luego los representantes de la iglesia.

Eusebio, el Obispo de Nicomedia, el defensor del arrianismo y Teodosio, no se unieron a la pompa oficial para estar con sus amigos Cornelio, su esposa Lía y las dos acompañantes que habían venido de España con el Obispo Osio: Talita y Ruth.

“Fijaos en lo ornamentos sagrados de los obispos y las vestiduras de los generales”, señaló Talita, “más de los mismo”.

“Exacto”,  confirmó Troas, “más de los mismo. También ellos son generales de sus respectivos ejércitos… de fieles seguidores. Hasta en lo que creemos tenemos que vivir sometidos a la opresión de otros. ¿Para qué se nos dio la inteligencia? Nosotros, hombres y mujeres que no acertamos a encontrar a Dios dentro de nosotros buscamos la seguridad  sometiéndonos a otros hombres”.

El Obispo de Nicomedia intervino: “Algún día dirán que las circunstancias se apoderaron del Concilio y que no dejaron actuar a los obispos, pero como dijo Horacio ‘Lo que hace falta es someter las circunstancias, no someterse a ellas’.  ¿Qué están haciendo los obispos para librarse de las garras del emperador?  Muchos de ellos, y particularmente los de oriente, son filósofos y pensadores que encontraron refugio en la religión. Lo suyo ha sido hacer del mensaje sencillo del Nazareno un discurso ideológico, que según ellos dará esplendor a la religión. Piensan que el lenguaje discursivo la hará más sólida, comprensible y atractiva. Impresionará y atraerá a los mismos paganos. ¡Qué horror! Cómo me gustaría verles sentados alrededor del Nazareno oyendo y meditando su mensaje sencillo y directo como sus primeros seguidores”.

Teodosio añadió: “en su mayoría vienen de oriente y el norte de África. Los mil ochocientos que esperaba Constantino han quedado reducidos a esto. No obstante, si todo saliera como desean, terminarán diciendo que fue un Concilio Universal. Ya veis, excluyendo el laicado, que son la verdadera Iglesia”.

“Me asusta pensarlo”, añadió Talita, una de las acompañantes de Osio,  que vinieron con él para atenderle en su largo viaje. “Me asustan las guerras en las que mandan los emperadores y los generales, en las que nada tenemos que decir las madres que nos quedamos sin hijos y sin sus padres. Laicos como Troas y Cornelio y todos los que se quedan en sus casas tendrán que aguantar las lecciones de los poderosos sin poder decir nada”.

El  Cortejo ya había llegado al recinto que se permaneció casi vacío cuando entraron  los obispos, presbíteros y diáconos. De cada seis asientos cinco quedaban desocupados.  Constantino ocupó el estrado central rodeándose de tres Obispos: Osio, Eusebio y Alejandro. Saludó a los presentes, dándoles la bienvenida y afirmando que el Concilio había sido posible gracias a los sacrificios de todos.

“Tenéis en vuestras manos la oportunidad de acabar con las persecuciones de mis antecesores. La paz y la unidad que deseáis solo os la puede traer la generosidad de otro emperador. Poneos de acuerdo subsanando las diferencias que os separan y os prometo que el Imperio aceptará vuestra religión y vuestro Dios. Tendréis plena libertad para extender vuestras creencias. Con esto  cedo la palabra al Obispo Osio de Córdoba para que él lleve adelante las ordenanzas necesarias en mi ausencia”.

Constantino se retiró y Osio evitó los enfrentamientos ideológicos proponiendo asuntos de fácil solución. La Pascua debía celebrarse en una fecha común para todos: el domingo siguiente al primer plenilunio de primavera. Aquel año ese plenilunio había ocurrido el 21 de Marzo. Presentó asimismo las decisiones del Sínodo de Illiberis en España sobre el celibato obligatorio para los clérigos ordenados sin haber contraído matrimonio anteriormente.

La sesión de apertura terminó  para dejar las cuestiones teológicas para cuando Constantino pudiera estar presente.

Unos días más tarde Constantino volvió a tomar la tribuna y dirigió la palabra alegando que el Obispo de Roma le había insistido en la necesidad de unir la religión y el Imperio para evitar futuras persecuciones.  Osio agradeció al Emperador su generosidad y pidió al diácono  Atanasio que comenzara el tema del Credo.  Atanasio, joven diácono de unos veintisiete años, que acompañaba al Obispo de Alejandría, empezó afirmando que Arrio había sido presbítero  en Alejandría  y que se atrevió a contradecir a su Obispo. Este lo excomulgó sin más.  Por lo tanto  se podía pasar a la exposición de los credos de Alejandría y Palestina que eran la única  verdad revelada.

Constantino reaccionó como si se tratara de una  estrategia militar: “Para enfrentarse al enemigo hay que conocerle lo mejor posible. Dado que el arrianismo es hoy la fe de la mayoría de mis súbditos por todo el Imperio, no podemos  ignorar su vigencia y su fuerza. Tenemos que examinarlo de frente y oír lo que nos tengan que decir”.

Atanasio replicó: “Aceptamos tu sugerencia, señor, pero permítenos dejar por sentado que, si el Cristo no fuera verdaderamente Dios, no podría otorgar vida a los arrepentidos y liberarlos del pecado y la muerte.  Todos los herejes deben arrepentirse si no quieren morir en su pecado. Con tu venia permíteme pedir al Obispo de Nicomedia aquí presente que nos exponga las aberraciones de Arrio,  ya excomulgado”.

Eusebio de Nicea subió al estrado y comenzó explicando que Jesús fue un hombre como nosotros, que nos enseñó a vivir y a luchar por la libertad de hombres y mujeres de todas las clases, resistiendo someterse a la opresión de los  poderosos. “Así llegaría el Reino de Dios, Reino de Justicia y de paz donde sólo gobernaría el amor.  Este mensaje del Nazareno ha sido aceptado por los pueblos jóvenes que conviven con el Imperio romano gracias a la magnanimidad del Emperador. He logrado llevar este mensaje a miles de Suevos, Vándalos. Alanos y en estos últimos tiempos a los Godos, los pueblos que pasan por estas tierras dirigiéndose hacia el  oeste. Los romanos les llaman bárbaros porque no entienden sus costumbres y manera de vivir. Ellos  están sustituyendo sus costumbres paganas por la caridad cristiana y enseñándonos a cambiar las espadas por las rejas de los arados. Tendríamos que abrirnos  a ellos y hacerles un lugar entre nosotros. La opresión del Imperio es contraria al mensaje del Reino de Dios”.

Se oía un murmullo por todo el recinto…

Eusebio continuó… “Su manera de seguir al Nazareno no tiene nada que ver con dogmas incomprensibles.  Me temo que a las nuevas formas de religión, que afirman que  Dios se ha hecho hombre,  se sucederán otras que harán que los hombres que se hagan como  Dios. Esos hombres se subirán muy alto para gritar a los demás  por encima de sus cabezas haciéndoles sentir su poder.  La verdadera religión debería ser el encuentro de Dios dentro de cada uno, en nuestro ser, para encontrarle en el ser del universo. El Maestro dijo: ‘El Padre y yo somos una misma cosa’. Y estos señores Obispos tradujeron  ‘la naturaleza del Padre y su hijo son una sola cosa, la misma substancia’, ahí está el centro de su error”.

Se oyeron gritos de ¡Blasfemia!. Un Obispo cercano a Eusebio se arrojó sobre él y le arrancó de las manos los pergaminos de su tesis haciéndolos pedazos.

Pasaban los días, las semanas y los meses. La confrontación no cedía.  Hacia el 15 de julio Constantino pidió el consenso por una de las dos partes: “Quiero que se presente el credo compuesto por Eusebio de Cesarea y Atanasio y que se acerquen a firmarlo los que estén de acuerdo”. Trescientos diez Obispos añadieron sus firmas a las de los tres presbíteros representantes del  Papa Silvestre, y a las de Osio, Eusebio de Cesarea y  el Obispo de de Alejandría.  Solo 5 arrianos se negaron a firmar.

Y así Constantino pudo constatar que había ganado una batalla más decisiva que la del puente Milvio. No hubo derramamiento de sangre ni clamores de victoria… Siguieron las formalidades que se esperaban. Fue como la calma inexorable que sigue al final de una tormenta. Los Obispos salieron todos deprisa tras el Emperador. Allí comenzó la paz y la unidad de Nicea.

Sólo quedaron en el recinto Eusebio de Nicomedia y Teodosio.

Eusebio  comentó: “La gran perjudicada ha sido la verdad. Y hablando de vencidos, quienes más sufrirán son la generaciones venideras. Un arma peligrosa ha sido confiada a la Iglesia: cuando  los obispos y el papa perciban que no podrán equivocarse, llegarán tiempos en que serán ellos quienes declaren guerras,  organicen persecuciones, torturen a los que no crean hasta hacerles decir lo que creen ellos”.

“Se sienten dueños de la verdad”, añadió Teodosio, “impondrán todo tipo de creencias en nombre de Dios, seguirán diciendo que la tierra no es redonda. Definirán por decreto lo que es bueno y lo que es malo: Millones y millones de personas vivirán torturadas interiormente sintiendo que están haciendo mal, que se van a condenar.

“Presiento algo más”, dijo Eusebio, “Me asusta el poder que puede procurar esa arma tan peligrosa: un hombre dios ha venido a decirles que solo ellos poseen la verdad. El hombre dios le da a la iglesia sus poderes. ¿Pero cómo lo saben ellos? Te contestarán: ‘lo dicen las escrituras que contienen la verdad sobre el hombre-dios’. ¿Pero quién les dice a ellos que las escrituras son la verdad? ¿Lo has pensado alguna vez? Tiemblo cuando lo pienso: Los Obispos, la Iglesia, el Papa han decretado el dogma de que las escrituras son la verdad. Esto supone que ellos se dan la verdad a sí mismos”.

Ese fue el final del Primer Concilio de  Nicea.

72 comentarios

  • Cristina W.

    Buenos días,

    Interpreto el comentario de Ana como una sugerencia, no exenta de imposición, a redefinir la religión desde una teología racionalista, basada en los conceptos de la metafísica, contraria a la Revelación que se basa en las Escrituras y en la experiencia religiosa. Para mi eso es prescindir de los orígenes de la Fe, es trasformar la religión en una ideología que puede amoldarse a las personas y a los tiempos. A mi no me interesa esa teología.

    Habría que especificar, para diferenciar el trato que sufre la mujer en las tres religiones que se mencionan, no es lo mismo en el judaísmo, en el islam, o en el cristianismo. En el primero, en parte, y sobre todo en el último, la religión es básicamente una opción que se realiza libremente y en la privacidad, existe una separación real entre vida pública y vida religiosa, aunque haya prácticas conjuntas en algunos casos. En la segunda la implicación de religión y política es evidente, la vida pública y civil está influenciada por la religiosa. Las leyes en los países cristianos gozan del consenso democrático entre los ciudadanos sin importar su condición religiosa, de raza, ni de sexo. En el Islam sí influye la religión y el sexo de la persona, y eso condiciona las leyes.

    Yo como mujer católica sí creo que sería posible una mayor implicación de la mujer en los actos litúrgicos, “que son de servicio a la comunidad”, pero no lo considero tan importante. Yo en mi comunidad administro la comunión, y participo de la administración de la misma, cuando estoy en mi país. Nos reunimos con el Obispo y tratamos de los temas que n os afectan a la parroquia y a nuestra comunidad, no recuerdo ninguna imposición por parte de ninguno. No le doy tanta importancia a quién esté en la silla de Pedro, son pequeños detalles que pueden cambiar. Me interesa más la persona que el sexo que tenga. Y no me siento discriminada como mujer, participamos por iguales y tenemos acceso a los mismos estudios teológicos, los cursos y los retiros nos lo dan casi siempre mujeres teólogas.

    Se confunde religión con política, vida pública y vida privada. Queremos hacer público lo privado y eso es un error. Ya se que su país, España, ha tenido esa vinculación, pero no es lo habitual entre piases cristianos.

    Espero seguir en otro momento, para hablar de los Domas y el Magisterio de la Iglesia. Si se lo permiten a esta intrusa “Yankee”. Ahora me vuelvo al trabajo.

    Que tenga buen día.

    Cristina W.

  • Héctor

    Hola Luis Cobiella, tu mensaje,  solo una linea, me ha llegado al alma. Lo mejor es su contenido. Un abrazo muy fuerte y gracias desde Nicea, Héctor

  • Santiago

    Iñigo,   te agradezco tu interés en seguir este tema y tus interesantes aportaciones a el…Con respecto a esto Stuhlmacher esta claro en afirmar que “el contenido” o sea lo que hay en el evangelio de Juan no es solo que tiene “alguna relacion” con el apostol, sino que “directamente”  pertenece a Juan el Apostol porque el llamado Presbítero es “su portavoz y su transmisor (II pag. 6)…Se explica porque Juan el Apostol vivio en Efeso y creó una escuela religiosa y teologica….basado en que Juan fue testigo ocular y está claro que este testigo ocular es precisamente AQUEL que estaba junto a la cruz, que es el discipulo amado, al que Jesus tanto quería (Juan 21,24-13,23-20,2-10, 21,7 -1,35,40-18,15-16)..y que por supuesto transmitio no solo la historia sino la FE en Cristo como el Logos, el Verbo de Dios.
    Por otro lado, hay autores que creen que Juan el Apostol es el mismo que Juan el Presbítero..porque Papías que entronca directamente con el Apostol Juan dice que “tenia ocasion de tratar con alguno que hubiese conversado con los Presbíteros..le preguntaba con interes por los dichos de los Presbíteros: que solía decir Andres y Pedro; que Felipe etc…Por fin, lo que dicen Aristión y Juan el Prebítero”…PERO Papías ha reservado la palabra de “presbíteros” para los Apostóles y sin embargo llamando como llama discipulo del Señor a Aristión, NO le da el nombre de presbítero, sino que este lo RESERVA para Juan, que es el Apostol”….De cualquier manera, si Juan Apostol no escribió de puño y letra su evangelio, por los datos que tenemos y por el analisis interno del texto, EL APOSTOL JUAN fue su director y autor intelectual…con toda la experiencia extraordinaria que vivio junto con su Maestro, en la calidad del “discipulo amado”., era normal que quisiera escribir sobre ello…gracias por tu atencion….saludos afectuosos de Santiago Hernandez 

  • Olga Larrazabal S

    Iñigo:  Yo lo descubrí hace muy poco, vi 4 videos  de Sabán, mostrando su filiación con las escuelas de su época, incluyendo los Esenios, y me acordé de un libro que tengo en una biblioteca que todavía no desembalo, de un rabino húngaro que  mencionaba que en el siglo I había existido una proliferación de rabinos carismáticos, pero que él reconocía que lo notable era que el único que prendió y que hizo escuela fue Jesús. La información de Sabán sirve para historizar la persona de Jesús, haciéndola más verosimil, ya que hay muchos que  somos más aficionados a la ética que a los milagros.  Y la capacidad ética de Jesús es impresionantemente clara. Y lo que vemos como sanaciones milagrosas de Jesús,a mi modo de ver, pueden corresponder a lo que se llama “toque terapeutico” y es la capacidad que tienen ciertas personas de aliviar dolores solo con imponer las manos, o detener hemorragias.  Lo se porque sufro de la columna y estando doblada, una persona x que estaba de visita en mi casa, me puso su mano en la espalda y los dolores desaparecieron. 

  • Iñigo

    Perdón: el enlace.
    http://www.youtube.com/watch?v=84rjH10ABq4
     
    Gracias por  tu interés y por leerme X. Gundín. Pepe gracias por tu testimonio me hace recordar tiempos parecidos, pero en diferente lugar, en diferentes circunstancias, que con los años intentas olvidar aunque siempre vuelven los recuerdos y los sentimientos enfrentados.
     
    Un abrazo.

    Un abrazo.

  • Iñigo

    Santiago si has leído a Eugen Ruckstuhl,  Peter Dschulnigg y Peter Stuhlmacher, ninguno afirma que el Apóstol San Juan sea el autor del Evangelio de San Juan, esto queda para la tradición dentro de la iglesia. Efectivamente afirman que pudo existir una escuela joánica cuyo líder era “Juan el presbítero”  que pudo tener alguna relación con el apóstol, y al que estos autores le otorgan la autoría definitiva del texto evangélico. Lo mismo sucede con los tres anteriores. Y eso en cuanto a la autoría, después está el análisis filológico e histórico, nuevamente encontramos errores y discordancias, quizá por ser el más teológico y menos histórico de los cuatro canónicos. Un elemento en el que incide es en contemplar la realidad de Jesús con ojos de fe, lo importante es que el lector crea, no busca informar sino transformar.

    Ana el libro de John Dominic Crossan “El nacimiento del cristianismo”, es uno más de los muchos libros publicados sobre los orígenes del cristianismo, en mi opinión es un estudio serio pero con matices como sucede con todos los libros que tratan sobre este tema. Pero deberíais remitíos a España que tiene importantes y muy reconocidos investigadores que seguro que conocéis y habéis leído.
     

    Olga gracias por tu información, he visto un video de Mario Sabán y en mi opinión no aporta ninguna novedad a lo que ya sabemos. Pero siempre es importante la interpretación de los especialistas: judíos o cristianos que nos ayudan a los laicos a matizar e interpretar aspectos específicos que desconocemos. Hay una crítica sobre el libro “El judaísmo de Jesús” de Sabán escrito por el profesor Antonio Piñeiro, uno de los grandes especialistas que le comentaba a Ana, que vale la pena leer:

    http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2008/12/21/el-judaismo-de-jesus-y-2-un-libro-de-mar

    Hay un programa antiguo, creo que los mayores lo recordarán, la Clave de José Luis Balbín de 1993, que aborda el tema de la historia humana de Jesús, con la presencia del profesor Piñeiro, el profesor Montserrat, el profesor Broshi, profesor Vargas-Machuca y el padre Díez-Alegría, vale la pena verlo. Yo modestamente participe años atrás en un debate sobre Roma, en el mismo programa,  que por interés personal me gustaría tener,  pero no se encuentra en internet.

    Un abrazo.

  • Olga Larrazabal S

    Iñigo:  si tienes tiempo y ganas, échale una mirada a Mario Sabán en youtube, en El Judaismo del siglo I.  Este señor es un judío sefaradi argentino, experto en Sagradas Escrituras, en movimientos judaicos de los primeros siglos de nuestra era, y está convencido de la existencia física de Jesús.  El lo reivindica como un rabino afin a la  Escuela de Hillel, que también tiene algo de los Esenios, rabino que fundó su movimiento propio, movimiento que en algún minuto se separó del judaismo.  Lo interesante es que él como conocedor de la cultura judía puede leer  entre líneas ciertas cosas que nosotros no podemos hacer por no estar inmersos en esa cultura. 

  • Una vez más, gracias, Héctor. Y un abrazo.

  • Santiago

    Iñigo,   gracias por las citas…si, cuando digo que es cierto que llegaron los evangelios hasta nosotros sin deformacion es porque no fueron alterados esencialmente desde que fueron escritos en el siglo I..o sea lo que narran es esencialemente verdadero como lo vieron los testigos…todos ellos vivían entonces….Claro que la critica racionalista ha querido destruir el testimonio de estos escritos desde el siglo XIX…pero esto fue hecho prescindiendo y deformando la historia y sus datos..Y asi Papías discipulo de Juan y compañero de Policarpo, por nombre hierapolitano afirmó que el cuarto evangelio de Juan fue publicado y entregado a las iglesias por el mismo Juan, en vida aun segun el prologo antiguo del evangelio de Juan Hay que recordar que en Efeso hubo una escuela joánica que hacia remontar su origen al discipulo amado de Jesus, testigo ocular, que habia formado muchos discipulos en vida de Juan. A la muerte del apostol fueron los depositarios de la doctrina del Apostol.Por eso es que Peter Stuhlmacher dice que el contenido del Evangelio de Juan se remontan “al discipulo amado”, el que Jesus amaba de manera especial y a sus discipulos como transmisores y portavoces de Juan Y en el mismo sentido se expresan otros autores como Eugen Ruckstuhl y Peter Dschulnigg “El autor del Evangelio de Juan, es por decirlo asi, el administrador de la herencia del discipulo predilecto” (pag 207)..por lo tanto no esta ni remotamente probado historicamente que Juan no escribiera o fuera del director de su evangelio..Todo lo contrario, lo dificil, es quitarle la paternidad a Juan…Analizando la critica interna y externa no se podría afirmar otra cosa….un saludo cordial de Santiago Hernandez… 

  • Olga Larrazabal S

    He tenido mucha alegría de ver que es posible conversar, aunque veamos el mundo diferente, si tenemos la confianza de que nadie será tomado a mal.  Y que si otro piensa distinto no es descalificación a la persona. Que nadie nos va a dar un bofetón por pensar diferente, ni nos va a señalar con el dedo.  Confianza era la palabra que faltaba. Confianza en nuestro prójimo y nuestras instituciones religiosas y civiles y en los pequeños mundos que armamos en Internet. Pienso que lo que más tristeza  y rabia nos produce es andar por el mundo teniendo que desconfiar. Y a veces abrir los ojos nos lleva a desconfiar, y nos resistimos porque nos duele hasta el alma. Y otras veces las ideologías nos rompen la confianza con los que más queremos, sobre todo cuando somos niños y creemos que las personas valen por sus creencias, y no por sus acciones, como el caso contado por Pepe.    Y si llego a ir por allá, organizaremos una comida en el resturant de Pepe, y podremos comer, discutir y cantar hasta que nos de puntada.  ¿Qué tal?

  • X. Gundín

    Iñigo, 2-II, 8:37 am
    A mi no me cansas, al contrario. Si por mi fuese, sigue.

  • Javier Renobales Scheifler

    Íñigo, Íñigo

    Gracias, gracias Íñigo, montón de gracias. No imaginas el bien que me hacen tus palabras, querido amigo; además me emocionan.
     
    No conecté nunca con lo que transmite Unamuno, respecto de uno mismo ante la muerte.
     
    Sí en cambio con lo que leí y releí a Hans Küng hace muchos años: la característica del cristiano, ante la vida, es la confianza absoluta en Dios (si hace falta busco el libro y las palabras exactas de la cita). Se me quedó lo de la confianza absoluta en Dios.
     
    Creo, estoy convencido, de que Dios no interviene en nuestra vida terrena, pues el universo es así, sin que Dios intervenga en el funcionamiento de sus leyes, misteriosas para nosotros aún en tan grandísima parte.
     
    Pero si hay Dios (e imagino que por tanto también en ese caso hay otra vida), creo que sí interviene en la llamada ‘otra vida’: en ella todo estará en manos de Dios.
     
    Mi confianza absoluta en Dios me permite despreocuparme 100% de lo que sea después de la muerte, pues lo que Dios haga, es evidente que bien hecho estará, incluso si a mí no me resucita, o me ‘manda al infierno’: será lo mejor para todos.
     
    Jesús, una vez ya comprendió, instantes antes de morir, que Dios no iba a intervenir en la lucha de Jesús contra los romanos que le estaban asesinando, dijo después de decir ‘Padre, por qué me has abandonado’: ‘En tus manos encomiendo mi espíritu’ Y murió exhalando una gran voz, recuerdo que dice el evangelista.
     
    La confianza de Jesús en Dios fue absoluta:
     
    –         tanto cuando Jesús creyó y apostó su vida en que Dios liberaría a Israel de la invasión del Imperio Romano y de los poderosos que oprimían a los pobres,
     
    –         como cuando comprendió que Dios no intervenía, y a pesar de ello siguió confiando en Dios, creyendo Jesús que en seguida estaría en ‘la otra vida’
     
    Pensando como Jesús, ¿de qué preocuparnos ante la muerte, amigo Íñigo? No hay nada de qué preocuparse ante la muerte. NO hay que confesarse, no hay que tomar el viático, no hay más que vivir satisfactoriamente, disfrutando de la sensación de vivir; disfrutando hasta el final.
     
    Díez Alegría, con su desarrollado sentido del humor, decía que, cuando le llegara el momento de morir, querría vivirlo riendo.
     
    No sé si logró reir mientras moría, pero si mis circunstancias lo permiten, intentaré vivirlo al menos con una sonrisa. Sonrisa de satisfacción por la vida que, si no hay otra después …¡nadie me quitará lo bailado!
     
    Nadie me quitará el amor humano, todo el que haya podido conseguir, cuanto más mejor, que me ha salvado en esta vida. Y que me salvará en la otra vida, si es que la hay.

  • pepe sala

    Es agradable leer mensajes que muestran el ” buen rollo”  resultante cuando se comparten malas experiencias .
    Nadie pondrá en duda ( supongo) lo negativo que conlleva tener que exiliarse para sobrevivir. ( Olga e Iñigo, Josemi y otros-as.  Mi hija sigue ” exiliada” en Suecia y no vuelve a vivir en España ni atada.)
     
    Siento tener que insistir en la enorme SUERTE que tuvieron al poder vivir lejos de lo que nos tocó vivir a miles de españoles, cuyoas familias no pudieron exiliarse.
     
    Con la venia, repito una historiuca que creo haber contado ya hace algún tiempo. Vaya como muestra de lo que afirmo, no como argumento comparativo entre los ” exiliados  afuera” y los del ” exilio interior”:

    ——

    HABLANDO DE PERDONES

    Hay una cosa que jamás perdonaré al franquismo, puesto que ni a mí mismo me lo podré perdonar. Pasó a la historia y ya solo me sirve de remembranza lejana y sin ningún tipo de resentimiento, las carencias de espacio para dormir, comer, jugar y simplemente charlar un rato con mis hermanos o padres. La falta de ropa y calzado, la falta de alimentos adecuados, la lucha tremenda contra las ratas y las pulgas durante las noches, la falta de respeto social que cualquier niño-a merece por el mero hecho de serlo…todo ello, y mucho más, se ha traducido en lo que la sabiduría popular enseña al respecto: “ lo que no te mata te fortalece”.

    No perdonaré jamás que la presión social, los maestros y sacerdotes que manejaron mi mente como si de un guiñol se tratase, consiguiesen hacerme odiar a mi propio padre. Las “enseñanzas” de la época no perdonaron a los “ rojos” y trasmitieron un odio cainista contra todo y todos los que no se dejasen uncir al yugo falangista y a las directrices de la Iglesia Católica. Yo era un buen alumno y un gran “ patriotero” y no podía soportar tener un “ rojo irredento” en mi propia casa ,y para más INRI era mi propio padre.

    Aún me duele el recuerdo del día que mi tío me informó sobre la muerte prematura de mi padre. Íbamos al velatorio y al entierro en Santander. Cuando pasábamos por Artebakarra ( recuerdo hasta la curva que era) comentábamos la complicada vida de mi padre-hermano y lo difícil que sería la situación a partir de su muerte. Una viuda pueblerina con 6 niños que alimentar no dejaban mucho hueco a la esperanza de tiempos mejores. Mi respuesta fue brutal y, confieso con mi mayor vergüenza, que expresé mi sincero sentimiento de aquella época de mi vida: “ Mejor, ya era hora de acabar con éste tormento” ( Juro que es cierto)

    Tendrían que pasar un montón de años para que mi vergüenza se hiciese presente en mi conciencia. Sólo era necesario CONOCER la realidad que le tocó vivir a mi padre y hacerlo sin la presión del entorno social que no permitía la menor reflexión y , mucho menos informaba de realidades respecto a los odiados “ rojos”. LA VERDAD OS HARA LIBRES, dijo alguien y el conocimiento de la realidad requiere un cierto esfuerzo de investigación, pero vale la pena por los resultados que se obtienen. Hoy me siento LIBRE del odio hacia mi propio padre que la sociedad del franquismo me inyectó con sangre, mentiras e ignorancia.

    Pondré un pequeño ejemplo para ilustrar la forma de ser de un “ rojo” a quien llegué a odiar y hoy admiro por lo que fue, además de por ser mi padre:

    En el año 1967 mi padre seguía cumpliendo su condena. Lo llamaban “libertad vigilada” y confinamiento en Liébana sin posibilidad de salir del Valle (salvo casos muy especiales, siempre con previa autorización). Yo ya trabajaba en los camiones de Mediavilla y tenía suficiente conocimiento para ir atando cabos, pero me faltaba tiempo para investigar. (nuestro padre jamás nos contó nada sobre su condena ni sobre la guerra civil. Sólo nos contaba cuentos montañeses preciosos). Franco visita Liébana para respirar aire puro en los Picos de Europa, en el chalet del Rey que está ubicado en Aliva. Mi padre será encarcelado mientras dure la visita y será nuevamente puesto en “ libertad” cuando el tipejo se vaya con viento fresco para Madrid. (Recuerdo cosas terribles respecto a las salidas del cuartel de la Guardia Civil de Potes, pero no vienen al caso ahora.)

    Los maestros, maestras, curas, monjas, falanges y somatenes se pusieron a trabajar a destajo para recibir al eminente visitante. (La película “ Bienvenido Myster Marchal” refleja perfectamente lo que pasó en Potes.) Una de las actividades que obligaron a los-las alumnos fue que cada uno-a debía fabricarse una banderita española ( la franquista) y acudir con ella al paso del cortejo franquista. (pasaban en coches de marca “Tiburón”, con los cristales ahumados y a una velocidad que ni los falangistas se enteraban de nada.)

    Mi hermanita pequeña era la niña de los ojos de mi padre. Ella era demasiado pequeña para fabricarse la banderita por sí misma. Los hermanos más mayores harían cada uno la suya, pero de ningún modo harían la de su hermana pequeña. Yo no tenía tiempo para ayudarla. Mi hermanita acudió al único que le podría sacar del atolladero.

    Mi padre puso en marcha toda su imaginación para evitar hacer lo que le parecía una traición a su propia lucha, por la que llevaba casi treinta años pagando. Intentó asustar a mi hermana recordándole el atentado de la boda de Alfonso XXIII y trasformando la realidad un poco, le decía que la bomba había matado a unos cuantos niños. “Mejor no vayas, güapina, a ver si van a poner una bomba y te pasa algo…”— Intentó evitarlo de todas las formas que se le ocurrieron, pero sin PROHIBICIONES a quien quisiera ir al paso de quien destrozó su vida y destrozó la vida de su familia.

    Mi hermanita pequeña, llevó la banderita más bonita de cuantas estuvieron en la pasada (y tan pasada) de la comitiva fascista que visitó Potes en el año 1967. Y la banderita la fabricó un hombre HONRADO Y CAVAL que prefirió no disgustar a su hijita, por más que le disgustase a él semejante trabajito.

    Entonces no lo entendí. Hoy en día comprendo perfectamente a los “rojos” y perdonaré muchas cosas ( si alguien se dignase pedir perdón, que no creo que lo hagan), pero hay cosas que no perdonaré JAMAS, y jamás olvidaré.””

    ———-

    Hoy no se puede pasear por Punta Galea… hace mucho frío.

  • ana rodrigo

    Me extraña el debate que han iniciado Santiago e Iñigo acerca de la historicidad de Jesús puesto que yo pensaba que esta cuestión estaba ya superada. Otra cosa son las fuentes o los vehículos a través de los cuales han llegado hasta nosotros los evangelios, con los que se puede o no estar de acuerdo.
     
    Si alguien se atreve (por lo dificultoso de su lectura) con el libro de John Dominic Crossan “El nacimiento del cristianismo”, el autor nos demuestra la complejidad de hurgar en los años anteriores a los 40 y cómo se fueron escribiendo los distintos evangelios. Después de su lectura quedan pocas o ninguna duda sobre el hecho histórico como tal. Se puede leer en internet.

  • Iñigo

    Olga compartimos lugares y experiencias con referencia a nuestras familias, como bien dices, a mi aún me quedan primos en Chile, a los que no conozco, que también tuvieron que emigrar de su tierra como les paso a tus padres y a mi con los míos. Como me decías en otro comentario, intentaré llegar a Punta Galea en tu honor, me temo que la copa no la podré tomar en el Hotel Eguía, pero la tomaré en otro lugar a tu salud.

    Estoy de acuerdo contigo en que lo importante es tomar ejemplo de las acciones y actitudes, en tu caso de Jesús, en el mío también de otros personajes de la historia, para ser “mejor persona”  y por consiguiente para colaborar en construir un mundo mejor. Pero: y con esto también contesto a Javier, al que envidio por su vitalidad y por su positivismo existencial; pienso que todos nos resistimos a desaparecer, a que el único significado de nuestra existencia sea tan limitado, al capricho de la naturaleza y del destino, y surge la lucha unamuniana entre el sentimiento de mortalidad y la necesidad de inmortalidad, y la fe en Dios nos da un significado de salvación ante la nada. El pensamiento clásico nos refiere una inmortalidad que quizá vosotros aceptaríais, más racional, que sacrifica la individualidad centrándose en el universo y en la fusión en una única sustancia. Pero, aún siendo irracional, aspiramos a una inmortalidad que no renuncia a su ser individual, a lo que es sustancial en nosotros. En fin, quizá chocheces de viejo, que como le pasaba  a Unamuno siente cercano su final.

    Gracias Ana por tus palabras, ojalá sea lo que tu dices y pueda aportar algo a Atrio, lo que si es cierto es que Atrio me lo está aportando a mi.

    Un abrazo.

    Inigo.

  • Fico Sánchez Peral

    La intuición de Dios siempre ha estado presente en la historia de todas las culturas, por eso es normal que exista la teología como herramienta de reflexión que intenta profundizar y avanzar en el análisis y conocimiento del concepto Dios, y por eso es normal que la doctrina de la Iglesia tenga también su teología. Lo que ya no es tan normal es que tales avances –y retrocesos, que de todo hay- se conviertan primero en creencias y luego en objeto de fe; porque entonces es cuando se está produciendo la suplantación.
     
    También es normal que las creencias sirvan para darnos a conocer e iluminar el objeto de la fe, que es el mensaje de amor de Jesús y el autor del mensaje: Jesús y, una vez recibida, sirvan también para sustentar la fe; ¡pero las creencias no son la fe! La fe sigue siendo en el mensaje y en el mensajero, que no dijo de sí que fuera Dios, sino el camino, la verdad y la vida.
     
    Y el problema viene cuando la teología además de ahondar en el concepto Dios, se convierte en árbitro de las desviaciones que en el devenir histórico religioso se producen; sobre todo cuando, sujeta a los conocimientos y a los limitados modos de la relación humana propios de su tiempo, a veces, para “remediar” un problema produce otro peor que se convierte en norma (léase: los dogmas), norma equivocada: ¡pero norma!, y que a la larga primero pasa a ser creencia y después a ser parte de los componentes de la “fe” de los creyentes, para, finalmente, convertirse en un “totum revolutum” al que el creyente poco informado llama: “fe”; y que por eso se ofende y lo defiende apasionadamente cuando alguien critica esas creencias, porque si se las desmontan ¡se queda sin nada!, puesto que a depositado su confianza (y confianza tampoco es fe) en un objeto equivocado que no resiste la crítica.
     
    Mis creencias, las que recibí cuando fui educado en la fe católica, eran, aparentemente, muchas: las contenidas en la Biblia; aunque luego uno termina por depurarlas y quedarse con muchas menos. Para mi las esenciales están en N.T., son la historia de Jesús de Nazaret; su mensaje de amor, las Bienaventuranzas, la enseñanza –motivo de reflexión- contenida en las parábolas, su relación con los discípulos, la enseñanza contenida en las reacciones y evolución de éstos. Pero sobre todo su vida y su persona: mensaje y mensajero.  
     
    Todo lo cual tiene poco o nada que ver con las construcciones que luego hará, para bien y para mal, la teología y la doctrina de la Iglesia a lo largo y ancho de su historia. Y por eso creo que se está hablando de cosas distintas, que no hacen más que abocarnos a una discusión religiosa inútil, que sólo logra herir susceptibilidades y alejarnos del verdadero objeto y objetivo de la religión: favorecer y promover el crecimiento humano y espiritual que da acceso a la fe. Y por eso sí tiene valor e interés (sea divino o no, que eso vendría después y de momento no afecta al primer desarrollo necesario) recuperar el aspecto humano del mensajero: Jesús de Nazaret, porque nos marca de manera humana asequible, el camino de desarrollo humano a seguir para avanzar hacia Dios.
     
    Mientras que el camino de la teología, más centrado en sus aspectos divinos, muerte, resurrección, transustanciación, transignificación, transfinalización, herejías, anatemas, ritos, dogmas, reglas, sacramentos, oraciones repetitivas, etc., etc., etc…, no hacen más que alejarse del mensaje y del mensajero y por tanto, es un contexto necesario de conocer para hacer un diagnóstico correcto de la situación, pero teniendo claro que forman parte del problema, pero no de la solución. La solución, en mi opinión, está en volver al mensaje y al mensajero y, a ser posible, totalmente desnudos de nada que no trajeran puesto ellos solos desde el origen.
     
    Jesús hablaba de no poner vino nuevo en odres viejos, y de no reparar un traje viejo con una tela nueva, pero no dijo cómo hacer el odre nuevo que no se rompa, ni cómo hacer el traje nuevo que no envejezca; eso lo dejó expresamente sin decir, no para que ahora venga la jerarquía religiosa y se erija ella en representante e intérprete de la autoridad divina y nos lo diga ella en un catecismo de más de mil páginas, sino para que ese interrogante fuera fermento de búsqueda y fermento de fe, y para que el ser humano se buscara y Le buscara, se descubriera, se desarrollara y, en ese proceso de búsqueda, siguiendo la senda del Jesús humano, descubriera y se encontrara con el Dios que le sale al encuentro desde dentro de sí mismo.
     
    Todo un proyecto y un camino, paralelos, pero diferentes del que ha seguido la doctrina de la Iglesia. ¿Probamos ahora el otro, el del Jesús humano, a ver qué pasa?

  • Javier Renobales Scheifler

    Tienes razón Maria Antonia.
     
    Son mera imperfecciones del uso del lenguaje. Lo de después de la muerte lo digo en condicional. Y suelo añadir que en esta vida no me preocupa en absoluto, cómo sea después de la muerte, si es que es algo.
     
    Pero existe la idea y la práctica, equivocadas en mi opinión, de encontrar a Dios en lo que llaman ‘la casa de Dios’ (los templos), o en la eucaristía, o en la oración, o en la concentración en los propios pensamientos y sentimientos.
     
    Por ejemplo en la misa, diseñada desde el Estado Vaticano para todos, se pone imaginariamente en el centro a Dios, y el protagonista de toda la ceremonia es el cura en su calidad de ministro ‘de Dios’, no de las personas.
     
    Incluso se pretende que se comen a Dios al tragarse la hostia (se prohibía incluso masticarla, porque se estaría mordiendo a Dios … Recuerdo, cuando era monaguillo, que si se caía la hostia al suelo, había que dejar un paño en el lugar, una vez recogida la hostia, para evitar pisar en esa parte del suelo donde había estado la hostia …). Espero que se haya avanzado en esto.
     
    Pero la conexión con Dios, que imaginariamente suministra al comulgante la gracia santificante, se produce porque éste se ha comido la hostia (así ha recibido a Dios, al Señor). Creo que todo esto se sigue haciendo igual que hace cien años, igual que hace siglos.  
     
    Trato de imaginar cómo sería si en el centro de la misa pusieran a un pobre, al más pobre, y en los lugares preferentes a todos los pobres del lugar -y les dejaran hablar a la comunidad-, en lugar de poner en los lugares preferentes a las autoridades.
     
    Los pobres suelen estar, en las parroquias ricas, fuera, en la puerta, pidiendo limosna, pidiendo caridad; y en las celebraciones más importantes, cuando hay autoridades –imaginemos si van los Reyes, estarían también los altos jerarcas-, entonces ni les dejan estar en la puerta por fuera)

    ¿Te imaginas a los pobres en el concilio de Nicea?

    Hoy son los mismos jerarcas, civiles, militares y eclesiásticos, de siempre. Los collares son muy similares. El diseño del tinglado es el mismo.

  • Iñigo

    Santiago, no se puede afirmar que haya referencias arqueológicas que las podamos relacionar con Jesús, los lugares que se veneran no tienen fiabilidad, son descubiertos por la madre de Constantino, Santa Elena, que recibió la llamada de Dios a través de un sueño para descubrir los lugares santos, elegidos sin ningún criterio científico. Los lugares a los que nos refieren las fuentes escritas, de las que luego comentaré, no concuerdan con el periódico histórico de Jesús sino con el que fueron redactadas. Jesús no dejo ningún texto escrito y la investigación filológica para reconstruir la historia que únicamente nos queda es sobre otros autores. La fuentes de los historiadores romanos es mínima y referidas a la actividad de los cristianos, Tácito es del siglo I, Suetonio, el biógrafo de los Emperadores, del siglo II. La fuentes judías también son escasas y probablemente manipuladas posteriormente como el “Testimonio Flaviano”. El documento Q escrito en el año 40 o 60 tiene pequeñas aportaciones complementarias a los textos evangélicos posteriores. San Pablo escribe sus epístolas entre el año 50 y 60 con insignificantes referencias históricas y bibliográficas, son textos básicamente teológicos. De los evangelios sinópticos (oficializados en Nicea), que ya he escrito anteriormente, están redactados muy tardíamente a la muerte de Jesús. El de Marcos, año 70,  es el más antiguo y el más riguroso aunque comete fallos geográficos y de tiempo garrafales que denotan que el autor o los autores desconocían la región, pero sirve de referencia al menos a los de Lucas y Mateo, que se limitan a completar algunas lagunas de la biografía de Jesús, que serían  ampliadas con los evangelios apócrifos, escritos posteriormente, que se utilizarían para justificar dogmas aprobados en Nicea. El Evangelio de Juan está escrito entre el año 90 o 100, y está demostrado históricamente que quienes lo escribieron no guardan ninguna relación con el apóstol San Juan. El Nuevo  Testamento  aporta datos interesantes, históricamente hablando, aunque los redactores de las fuentes actuaron movidos por intereses básicamente religiosos, presentando a un personaje entendible y asimilable para las diferentes regiones y culturas de la época, que en parte es lo que se busca en Nicea al canonizar los cuatro evangelios. Te doy la razón cuando afirmas que los evangelios “llegaron hasta nuestro dias sin deformación, ni alteracion basica…de otra manera en 20 siglos habrían desaparecido…, es cierto pero desde el mismo momento en que se “cerró el canon”. No quiero extenderme más por lo que he sintetizado al máximo.

    Santiago dices que “la historia se hace por testigos presenciales que primero “hablan” del hecho…y después el hecho o hechos o lo biográfico se pone por escrito”, sí las fuentes orales son anteriores a las escritas, pero en el caso que nos ocupa es complicado hablar de testigos presenciales por el tiempo que transcurre desde el hecho relatado y su redacción escrita. De los personajes que mencionas hay referencias históricas y arqueológicas suficientes para afirma su historicidad. Por ejemplo, si quieres una referencia visible arqueológica sobre Tiberio pásate por el museo de tu ciudad, y en la sección de arqueología, en numismática, seguro que encontrará monedas acuñadas en la época del Emperador Tiberio con su efigie. Bueno tu mismo das por hecho su historicidad para demostrar la de Jesús cuando dices: “Jesus nace bajo Augusto y muere bajo Tiberio. Cristo vive en plena historia y en plena civilización”. De Aristóteles y del mismo Herodoto tenemos escritos filológicamente e históricamente aceptados y además sus biografías están hechas por sus contemporáneos. No quiero cansar a los que nos leen.

    Un abrazo.

    Iñigo

  • Santiago

    Iñigo,   pero es precisamente de Jesus donde quedan muchas fuentes arqueológicas importante todavia visibles…que comparándolas con personajes históricos antiguos son inmensamente superiores…¿donde estan las fuentes arqueológicas de Aristóteles, de Tiberio, de Confucio, de Sidarta Gautama etc. etc.? que es lo que queda de ellos…como signo de que vivieron en esta tierra…Solamente tenemos relatos que los aceptamos como reales  sin una verdadera tradición fidedigna..Y así la primera “mención” literaria de Herodoto es en Aristóteles nada menos que 100 años despues de la muerte de Herodoto…y la segunda, en Cicerón mas de 300 años despues….y Bickel decía que de todos los autores latinos no se conservan sino 30 manuscritos que lleguen al siglo IV…Las fuentes de estos autores son muy tenues y sin embargo generalmente NO se cuestionan, sino que se aceptan ciegamente como históricas..Sin embargo, con los evangelios todo cambia…de ellos se hace -y se ha hecho- el analisis mas minucioso que se puede hacer de cualquier libro…PERO ELLOS SI  presentan mas fuentes que ningun otro…En primer lugar, la principal fuente de la historia en general, no es arqueológica sino oral…La historia se hace por testigos presenciales que primero “hablan” del hecho…y despues el hecho o hechos o lo biográfico se pone por escrito..Por supuesto, el que esté mas cerca de los hechos o de la vida relatada como cierta, es el que mas se aproxima a la verdad…Y los evangelios se escribieron en pleno siglo I…todos los testigos todavía vivian..el ultimo apostolo Juan murió hacia el año 98..Y a diferencia de Buda Cristo no vino al mundo en una epoca de “nublados” históricos..Jesus nace bajo Augusto y muere bajo Tiberio. Cristo vive en plena historia y en plena civilizacion. Los evangelios nacen en este mundo heterogéneo, mundo sabio y culto, que echó la semilla de todas las civilizaciones y culturas que han venido despues.Por otro lado, su valor histórico no disminuye por su contenido teológico…hay que considerar que fueron escritos por semitas y en griego que era su segunda lengua…y que los aparentes errores no eran esenciales…sino inadecuadas traducciones…que los especialistas pueden descifrar hoy en dia…La genuinidad y la autenticidad corresponden con la critica interna…por eso llegaron hasta nuestro dias sin deformación, ni alteracion basica…de otra manera en 20 siglos habrían desaparecido….un abrazo   de Santiago Hernandez  

  • Mª Antonia Martínez

    Plenamente de acuerdo contigo, Javier:”la única forma de llegar, conocer, respetar y amar a Dios es haciéndolo con el prójimo.” Por eso  tu última frase no me suena con lo otro que dices, porque si  lo hacemos con el prójimo ya lo hacemos con él, no hace falta llegar a “después de nuestra muerte”.
    Jesús nos lo dijo, la persona humana es el camino para llegar a Dios, así lo creo.
     

  • Javier Renobales Scheifler

    Debe de ser porque creemos que ya tenemos los deberes hechos, por lo que nos tratamos de dedicamos en esta vida a intentar conocer y llegar a Dios.
     
    Qué obsesión, siempre con lo mismo. Y además es vano intento. Porque no es en esta vida donde quiere Dios que le lleguemos y le conozcamos: por eso no lo vemos, porque no se deja ver en esta vida: por eso en esta vida sólo vemos y nos relacionamos con el prójimo.
     
    Ya llegaremos y conoceremos a Dios cuando muramos, si es que hay Dios. Ésa no es la cuestión aquí y ahora, en esta vida.
     
    Pero no, sabemos bien que es demasiado difícil llegar y conocer (y respetar ya amar al prójimo –aún a nuestros enemigos- como dijo Jesús). Sabemos bien que la única forma de llegar, conocer, respetar y amar a Dios es haciéndolo con el prójimo.
     
    No se llega a Dios con oraciones, misas, comuniones y demás sacramentos varios etc.
     
    Pero no: tenemos que eludir esta durísima tarea con el prójimo, porque es tan, tan durísima, que a Jesús le asesinaron por ello, por dedicarse a hacerla.
     
     Y para ello, para eludirla, nos dedicamos a intentar (directamente y sin el prójimo) llegar, conocer, respetar y amar directamente a Dios.
     
    Vana tarea, pues eso sólo podemos intentar hacerlo con el prójimo, nunca podremos en esta vida terrena hacerlo directamente con Dios.
     
    Con Dios lo haremos, si es que existe, después de nuestra muerte.

  • Olga Larrazabal S

    Iñigo de Las Arenas:  Para tí es importante que Jesús sea divino, y si para ti es importante, es válido.  Para mi no es importante que Jesús sea divino, en el sentido de Nicea, ni siquiera es importante que sea un personaje histórico o la fusión de varios personajes históricos, si no lo importante es el mensaje que viene contenido en su discurso y también en sus acciones y actitudes, porque me da la clave de lo que podría ser un mundo mejor.  Y es mi particular creencia, y por lo tanto también es válida. Y de paso me agrada el Dios de Jesús, sabiendo que de Dios solo puedo tener intuiciones o experiencias místicas, pero nunca certezas científicas.
    ¿Nos separan estos hechos?  Yo creo que no, si es que  nadie se descalifica mutuamente (y esto es figurado, no ha sucedido) Puede que más nos una cantar viejos zortzikos y el hecho que tu seas vecino de mi familia estando yo a unos  12.000 Km de distancia. ¿ No será por ahí donde debemos buscar?  Tu te fuiste a Australia
    mi familia salió exiliada a Chile ¿Son acaso nuestras penas mayores que las tuyas?  Por supuesto que no. Ni mayores que las penas de los que se quedaron.  ¿No es nuestra humanidad con todas sus viscicitudes  la que nos une, a fin de cuentas? ¿No es por las limitaciones en nuestra humanidad que Jesús se nos hace un personaje cercano y querible?  No es superman el que nos atrae, por lo menos a mi.  Para eso tengo las películas de Hollywood.  Es el personaje lleno de humanidad.  Y a ese tengo que rescatarlo por su decencia.   Y cuando la Iglesia se pone indecente (disculpa) y aparecen los escándalos, ¿Dónde echamos mano? A Jesús por ser la reserva moral de la institución.

  • Javier Renobales Scheifler

    Aceptar a una persona es mucho más difícil que aceptar a Dios porque:
     
    –          aceptar a una persona exige aceptarla como es: y además esa persona puede no aceptarte a tí.
     
    –         En cambio aceptar a Dios es aceptarlo como lo modelamos con nuestra imaginación a nuestra conveniencia. Y lo imaginamos que nos ama, nos espera en la otra vida, nos ayuda en ésta vida … vamos, la de Dios.
     
    Durante siglos y siglos mucho es el miedo a la condenación eterna que se ha metido a la gente. Y se le ha metido a la gente que Dios ha creado el cielo para que viva en él feliz toda la eternidad.
     
    Pero si la gente consigue liberarse de esas creencias (opio del pueblo para Marx y para tantos) el miedo a la muerte puede disminuir e incluso desaparecer.
     
    Se puede aceptar la muerte con serenidad dignidad y alegría, pues la muerte es algo natural que forma parte de la vida.
     
    Después, Dios dirá, si es que hay Dios.

    Íñigo, mejor no cerrar puertas; quedan abiertas, para salir a fumar un pitillo, o el aire, y volver a entrar cuando a uno le de la realísima gana, sin plazos.

    Atrio es así, al menos por el momento.

  • ana rodrigo

    Querida Olga, ¿recuerdas lo del grano de mostaza? No debemos darnos por derrotados y derrotadas. Si la religión cargada de magia ha llegado a dos mil millones de cristianos, ¿por qué no va a llegar una religión más humanizadora?
     
    Y estimado Iñigo, si crees que debes irte de atrio por las razones que sean, yo sí te pediría el favor de que de vez en cuando nos hagas alguna de tus muy interesantes aportaciones. Con personas como tú siempre se aprende algo o mucho.

  • Iñigo

    Querido Honorio, aceptar a un hombre, por muy extraordinario que haya sido, es más difícil que aceptar a un Dios, esto es un hecho antropológico que comienza desde nuestros primeros ancestros y que lo llevamos en nuestros genes. La vulgaridad humana no da respuestas, al menos convincentes, a nuestras preguntas existenciales. La misma fe hay que tener para creer, con los datos históricos que tenemos, en un Jesús humano que en un Jesús divino, bien es cierto que esto último es más asimilable desde la razón, pero ¿puede dar respuestas a esas preguntas?.

    Hemos asimilado a Cristo, es decir a un Jesús desde arriba, no es fácil hacerlo desde abajo. Nos enseñaron que esas cualidades, que ahora dicen ser humanas, de Jesús eran de procedencia divina. Hemos creído en el Cristo, en el sobrenatural, el universal,  no en un Jesús judío humano y derrotado. Quizá la relación Jesús-Dios no sea identitaria sino que sea una unidad desde realidades diferentes.Quizá como se afirma sea ese Jesús humano, con sus imperfecciones y grandezas, el camino a seguir para conocer y llegar a Dios. Pero mucho antes que Jesús existiera otros seres humanos  predicaron mensajes similares al suyo, de hecho hay tanta similitud que parecen copias exactas.
    El Jesús divino suscita una esperanza, que se puede calificar de irracional e inmadura, pero que da consuelo. Mi colega el gran historiador e investigador sobre Jesús de Nazaret, el profesor José Montserrat i Torrents afirma algo con lo que estoy de acuerdo:

    “Yo veo un lugar para Dios y para las creencias religiosas en el mundo actual. La fe ayuda a vivir y a enfrentarse a la muerte. Yo tuve fe, la viví muy intensamente y guardo de esa época recuerdos extraordinarios. Lo cierto es que yo no expulsé a Dios. En todo caso fue él el que me expulsó a mí, el que se apartó de mi lado. Pero Dios aún cumple una función. Verá usted, yo no tengo mucha confianza en la razón humana. Es muy poca cosa, pero no hay nada más. La razón, además, no puede hacer nada frente a la muerte, que es el cero absoluto. Yo he visto morir a mucha gente, y recuerdo que los creyentes morían con una cierta tranquilidad. Lo desesperante era intentar consolar al ateo: era imposible“.

    Un abrazo.
     
    Iñigo Urrutia

  • Héctor

    Me he quedado un largo rato, sentado en el vacío Recinto Conciliar  de Nicea, acompañando al Obispo Eusebio y a Teodosio en su desapasionada meditación.

    Nos entendimos muy bien los tres: al principio me miraron con algo de recelo, luego se dieron cuenta de haberme visto pasar a su lado tomando notas los días anteriores. Me miraron asombrados cuando les dije que en el siglo XXI y por las tierras de Teodosio, se hallaban meditando sobre el Concilio de Nicea un grupo de Atrieros que habían captado perfectamente las circunstancias que pesaban sobre aquellos Obispos y su impertinente Emperador.
    Después de tanto siglos los problemas eran los mismos: “no acepto lo que ha dicho ‘éste’ porque me lo impone como su verdad, pero la verdad la tengo yo y solo yo, no puede haber dos verdades.., ¿y que pasaría si pudiéramos seguir viviendo con dos verdades hermanas porque son la tuya y la mía?”. Les conté que los Atrieros habían captado aquella gran lección de Nicea. Los tres guardamos silencio por algún tiempo.

    No lo vais a creer: a Teodosio se le escapó esto:

    “Cuando la razón libre de sus cadenas enseñe a las gentes que hay un solo Dios, que yo creo que se descubre bajo mil nombres diferentes o ninguno, sino solo en los ideales concretos de la vida que nos elevan por encima de nuestra pequeñez, entonces los hombres serán mejores y menos supersticiosos.”

    “Pero Teodosio”. le dije, “si esas palabras son del hombre más odiado por la Iglesia del siglo XVIII, François Marie Voltaire”

    “Exacto” replicó él, “te creías que sólo tú podías volar sobre el espacio y el tiempo… Fíjate bien si lo que dice ese hombre no es exactamente una teología válida para vosotros,  para nosotros y para todos los tiempos. Habla del Dios de Jesús, el Dios de los primeros hombres que aparecieron en el planeta procedentes de unos desconocidos homínidos y que sentían que alguien les había puesto allí. Siempre ha habido un Dios, siempre ha habido un sentido de dependencia. La realidad asombrosa de cada día, que nos llama a descubrir a El que la sostiene en su existencia,  nos invita a buscar a ese mismo Dios, el que queda después del debacle  de Nicea.  Llamad a todo eso ‘chatarrería’ si queréis: una teología sobre  ese Dios sería la mía”.
    …Vuelvo a Atrio, un abrazo, Héctor

  • Antonio Vicedo

    Tal vez no le hemos dado la importancia que, creo, tiene y la oportunidad que desde siempre en la Comunidad Cristiana se nos ofrece, a esa señal orientadora  de un camino por el que no están ausentes o borradas las huellas de Jesús.
    Apelamos a los estudiosos y a las oportunidades de haber contactado con las eminencias teológicas de cada época, y, sin que signifique menosprecio alguno a ello, nos quedamos atrapados en sus más o menos brillantes reflexiones y conclusiones doctrinales y diatribas.
    ¿Pero no está ahí, como aportación de una vivencia comunitaria, como mayor o menor reflejo del testimonio y mensaje de Jesús, esa señal orientadora a la que antes me referia?
    ¿Qué valor e importancia le estamos dando en el diálogo abierto a lo que nos presenta el Ev de Mt. XI, 25-36: “-Bendito seas , Padre, señor de cielo y tierra porque, si has  escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido esto bien.”
    Tal vez, muchos de los problemas y complicaciones con las que nos encontramos en los asuntos de racionalidad y fe, nos los ayudaría a superar la atención a esa realidad que nos ofrecen las gentes sencillas que valoran a su modo, sobre todo, lo humano de la vida humana.

  • Fico Sánchez Peral

    Por cierto, cada vez que alguien dice su edad, yo, con mis 64 añitos, cada vez me siento más chaval!!!!!!
    Un abrazo a todos, y otro muy, pero que muy especial a la panda de chavales/as octogenarios/as.

  • Fico Sánchez Peral

    Te entiendo Ana, y estoy de acuerdo en lo que dices, en el contexto técnico-teológico en que lo dices, pero yo apuntaría el objetivo también en otra dirección. Entiendo que tras XX siglos de historia de la Iglesia, para analizarla, entenderla y diagnosticar sus problemas y sus posibles soluciones, es imprescindible tomarse en serio la teología (y en especial su historia) y, como en todo, pero en esto más aún, ¡jugar limpio con ella! Pero es, precisamente en ese intento, en el que se lleva fracasando XX siglos, porque no se juega limpio con la teología, con la historia ¡ni con las personas!, a lo largo y ancho de ella, porque se hace de forma apasionadamente partidaria. Y eso, mucho me temo, es poco menos que imposible cambiarlo.
     
    Por eso yo creo –como ya dije en mi comentario anterior- que lo doctrinal (lo técnico-teológico) nos seguirá situando en posiciones enfrentadas, donde cada cual defenderá apasionadamente la suya diciendo hacerlo por el bien de la Iglesia, aunque ello lleve a unos (siempre los adeptos a la autoridad inmovilista) a descalificar y excluir a la otra mitad (siempre los críticos evolucionistas; que critican: sí, pero no excluyen) con la que no están de acuerdo; y de nuevo estaremos en el callejón sin salida de siempre.  Por eso creo que hay hacer un cambio drástico de rumbo, porque vamos en una dirección  equivocada que no lleva a ninguna parte, más que a más de lo mismo.
     
    Y ese cambio de rumbo consistiría en ir a lo esencial del cristianismo: la figura humana de Jesús de Nazaret. Para lo cual hay que hacer el mismo esfuerzo de reflexión, o más, que se ha hecho por intentar descifrar al Cristo de la teología, pero esta vez dedicado al Jesús humano; pues por ser humano como nosotros, podemos imaginarle haciendo el mismo esfuerzo de profundización en sí mismo, a la búsqueda de sí y de Dios, que intentamos hacer nosotros; y viceversa, ¡y más enriquecedor aún!, imaginarnos a nosotros haciendo el mismo esfuerzo de búsqueda que debieron hacer él ¡y los discípulos!, pasando –por contagio- por los mismos estados interiores que pudieron pasar él y ellos, y avanzando, lenta, pero progresivamente por ellos; lo cual es una continua e inagotable fuente de crecimiento espiritual y humano, capaz de transformar al ser humano en ser amante.
     
    Yo creo que la cosa debería ir por ahí, que es la vertiente que siempre ha quedado tapada e inexplorada (o como mínimo: infrautilizada), al quedar oculta, -o mejor dicho- al dispensar al creyente de una actividad y un esfuerzo de búsqueda, que se le daban hechos en el Cristo Resucitado, incuestionado por una teología dogmática de obligada aceptación.
     
    Volvemos a lo que decía antes: el efecto atrofiante de la utilización oportunista de la Jerarquía, de la tendencia al conservadurismo y a la necesidad de seguridades, de los creyentes. Y sé que el uso de estos adjetivos, tan crudamente realistas, resulta muy “práctico” para quienes prefieren huir de los problemas (hacerse los ofendidos) antes que afrontarlos y resolverlos, sobre todo si en ello se ven apoyados por el interesado interés de la jerarquía, a la que tal actitud viene muy bien para reforzar su posición dominante del tinglado eclesiástico. Y como en un lugar abierto como Atrio hay “gente pá tó” acostumbrada a tratar a cualquier persona y cualquier tema a cañonazos, luego llueve sobre mojado, y no hay manera de poder tratar las cosas con respeto pero con rigor, porque siempre surge alguien –nuevo en el lugar o no- que se siente ofendido y que, interesadamente o no (¿?) hace que la conversación pase a ser discusión inútil.
     
    ¿Alguien puede creer que un creyente interesado seria y honestamente en estos temas, puede utilizar esos argumentos y esos calificativos con ánimo de ofender a los causantes de esas situaciones y a los afectados por ellas? ¿Alguien puede creer que en Atrio, que quiere ser lugar de encuentro, puede haber alguien interesado en expulsar de mala manera a la gente nueva que esporádicamente tenemos la fortuna de que nos visiten? No parece fácil que todos entendamos que el respeto debe ser mutuo y que, tan presionado se siente el criticado por las críticas que indirectamente recibe (siempre indirectamente, pues se critican situaciones y actitudes, no personas), como el crítico por las respuestas que obtiene (estas sí suelen ser personales), sea la crítica en la dirección que sea. Yo pienso que no, y por si acaso, afirmo que en mi caso: ¡rotundamente no! Lo que pasa es que las conversaciones pasan por donde pasan porque hay interés en que no se salga del atasco y se moldea a la gente para que, cuando surgen esos temas, la gente esté habituada a tratarlos de forma que el atasco se siga produciendo ¿?
     
    Por eso en mi opinión, la única salida con posibilidades de éxito, es volver al mensaje original y a su autor: Jesús de Nazaret. Y lo demás, si eso se cumpliera, se daría, a su tiempo, como fruto maduro.
     
    Saludos cordiales.

  • h.cadarso

    Iñigo Urrutia: Tu mensaje de ayer 31 de enero me da mucho que pensar, y me parece fruto de una reflexión y estudio muy serios sobre la religión y sobre la figura histórica de Jesús.
    Tú pareces decir como que necesitas ver en Jesús algo más que un hombre excepcional, y que en la historia de la humanidad encuentras figuras que han llegado a la talla ética y profética y todo lo que quieras de Jesús, o tal vez parecen haberlo superado.
    Pero a pesar de todo te aferras a tu visión de un Jesús más que hombre, a la visión que de El tiene la iglesia. ¿En base a qué, Iñigo? No me cabe en la cabeza pensar que tomas esa opción sin unos motivos muy válidos.
    Ahora bien, digo yo que tal vez no es tan necesario, que tal vez es demasiado pedir a Jesús una altura humana excepcional por encima de la media o de la más sublime realización a la que haya podido llegar otro ser humano. Tal vez en El se ha cumplido ese pacto de amor entre Dios y su creatura, el hombre, y El puede ser considerado como “primus inter pares”, nuestro hermano mayor…Hay todo un entorno histórico que hace verosímil esa concepción de Jesús, y que tal vez hace innecesario considerarlo Dios al estilo de Nicea y aplicarle una identificación con la divinidad tan difícil de comprender por nuestra limitada inteligencia como la misma idea de Dios.
    Modestamente creo que la teología de Dietrich Bonhoeffer, que seguramente conocerás por haber vivido y trabajado en Alemania, nos conduce por estos caminos que yo señalo, pero al mismo tiempo afirma con absoluta seguridad y convencimiento la dignidad divina de Jesús. La cual conlleva, creo yo, la dignidad divina de todo ser humano.
    Lejos de mí  la pretensión de enseñar nada, simplemente planteo esto como pregunta, y agradecería recibir vuestro juicio sobre ella.
    Y ya lo dije, y lo repito, Iñigo. Por favor, no nos dejes!

  • olga Larrazabal (Chile)

    Hola Ana:  comparto 100%  tu posición expresada claramente en tu intervención de hoy. Repensar desde la comunidad cultural multidimensional, en un contexto actual el mensaje de Jesús, su validez, su aplicación para construir algo bueno para el futuro.  Y tener la valentía de dejar atrás lo que ya dejó de ser válido dado los cambios culturales, que ya no aportan y que más bien obstaculizan.  Es difícil y yo pensé que este espacio podría servir de ensayo.  ¿Y por qué no? ¿Seguimos intentando? Si un conjunto de unas pocas personas que andamos buscando, nos enredamos tanto, porque nuestro ego nos juega malas pasadas, ¿Que queda para 7.000 millones de personas?

  • Iñigo

    Con este comentario, en un hilo supuestamente histórico, finalizo mi intervención en este espacio tan sugerente que es Atrio. Me he sentido acogido y respetado, al margen de alguna discrepancia o malos entendidos, que son fruto del debate, muchas gracias. Espero  que cada vez los temas permitan más participación por el interés que susciten, por su diversidad sin llegar claro al desbordamiento. Ojalá se recupere, si es que se ha perdido como dice Josemi, el “Encuentro” entre ideas y el interés que puedan suponer como enriquecimiento mutuo. A mi me supone un esfuerzo andar mirando el ordenador y seguir los hilos, francamente tengo otras apetencias y otras obligaciones que me llenan más mi jubilación, también soy una persona demasiado profesionalizada y, aunque soy curioso, me llenan más los debates en otros espacios que además no impliquen la sujeción en tiempo y espacio.

    Gracias, y buenos debates.

    Un saludo.

    Inigo Urrutia.

  • Josemi

    Pienso que todos nos miramos constantemente el ombligo, disertamos simple o académicamente, y tendemos a hacer corrillos con los que nos son afines y comparten nuestras ideas, ignorando o, en el peor de los casos, enfrentándonos a quien discrepa. Atrio.org es un ejemplo. Desde hace varios años intervengo, con largos paréntesis, y no he visto una evolución positiva, hace unos meses un comentario con el que daba por finalizada mi intervención en el portal  suscitó una reflexión que me pareció interesante. No obstante los viejos hábitos no se han perdido.

    Si se quisiera que Atrio fuera lo que indica su subtítulo, “Lugar de Encuentro entre lo sagrado y lo profano” se debería hacer un esfuerzo por parte quién participa con sus colaboraciones y con sus comentarios, y no me olvido del moderador, que al margen de su parcialidad reconocida a la hora de abordar y exponer los temas, creo que tiene mis respetos por su apertura dialéctica a todos los que desean participar en Atrio, actitud muy diferente con la que tienen algunos de los intervinientes.

    Me imagino que a muchos, la mayoría, lo que aquí expongo no les interesará, aunque no ha sido así en otras ocasiones. No sería mejor plantearse el ¿por qué de la existencia de este portal, de lo que puede aportar?, ¿si puede ser “ese lugar de encuentro” para exponer nuestras dudas y experiencias, para llegar entre todos a un aprendizaje colaborativo?, ese era el interés que en mi suscitaba el portal cuando comencé a participar, por lo atrayente del subtítulo “Lugar de Encuentro…….”. Me temo que se ha convertido en un recurso para llenar la soledad, los miedos y rencores pasados, aunque no llene los vacíos existenciales que se puedan tener, pues no creo que les haga salir de la realidad de sus vidas y del por qué de sus problemas pasados o presentes. No sería negativo este aspecto terapéutico, aunque no cure, pero no parece que sea la finalidad de Atrio.org.

    En el Concilio de Nicea se juntaron muchas personas, muchas ideas similares y opuestas, unos ganaron y otros perdieron, el diálogo no era posible pues no se quería dialogar, no supieron ni quisieron discrepar con sencillez, con coherencia, sin llegar a la exageración, sin culpar ni llegar a la violencia verbal, sin polarizar y personalizar,  sin exigir. Esto no debería de hacer reflexionar a todos.

    jusqu’à toujours, amigos de Atrio

  • ana rodrigo

    Querido Fico, estoy de acuerdo contigo en lo que respecta a cómo cada individuo debe vivir su propia experiencia y los demás debemos dejar tranquilos a quienes no la viven como nosotros/as. Es por eso por lo que el otro día escribí que deberíamos dejar de lado los personalismos del yo y los vosotros, porque fácilmente podemos herir o molestar a quienes nos dirijamos como poseedores de la única verdad.
     
    Pienso que el problema teológico no está en los individuos, sino que está en la institución-Iglesia (en el caso del catolicismo) y en la disciplina llamada teología, lo mismo podríamos decir de otras religiones. Ni la institución ni la teología son cuestiones individuales, deberían ser el resultado de consensos entre teólogos, teólogas, comunidades de creyentes, especialistas en las diversas ciencias sociales que van desde la sociología, pasando por la siquiatría y sicología y, especialmente, la historia. Si aceptamos que todo estudio teológico  es de las imágenes de Dios o de la Tradición religiosa o de los dogmas, o de las escrituras, si no se estudian con perspectiva histórica, estaremos teorizando en abstracto en el mejor de los casos, o desde la ignorancia más supina de los contextos sociales en el peor de los casos.
     
    Y, por supuesto, querer iluminar la realidad social actual (de cada momento) con parámetros de hace siglos, se puede convertir en la mayor tontería de la que es capaz el ser humano. Dicho de otra manera, sacralizar costumbres, formas de pensamiento, teorías amputadas por la falta de conocimientos posteriores, etc. etc., lleva a los dogmas, y los dogmas son el absurdo más irracional, perdón por la redundancia con la que quiero señalar la gravedad que el dogma supone en una colectividad. El dogma cierra el círculo del pensamiento e impide avanzar.
     
    Creo que de esto se trata, de avanzar en el conocimiento de la teología como la reflexión que hacemos desde su esencia ética y sus propuestas de liberación.
     
    Los y las cristianas (y con esto contesto a Oscar) tenemos como referente a Jesús en su praxis y en su concepción de Dios. Y los cristianos-teólogos-papas-obispos-clérigos-varones, que se ponga al margen de y por encima de Jesús en sus particulares interpretaciones, deberían someterse a una urgente autocrítica, y dejarse de pamplinas diciendo que hablan en nombre de Dios.
     
    El otro día escuché una frase a Tamayo que me produjo escalofríos. Venía a decir que es una vergüenza que la Iglesia ponga el mensaje cristiano por debajo del nivel ético de la sociedad civil. Lo decía refiriéndose a cómo la Iglesia aún no ha firmado los acuerdos internacionales de los Derechos Humanos.

  • Fico Sánchez Peral

    Mi reflexión para el 23 o el 24 de Mayo, después de Nicea…
     
    La dificultad para que se dé en la Iglesia una convivencia armónica, entre personas en distintos grados de evolución, que ayude a que todos respeten mutuamente los ritmos de evolución de los otros, sin que unos y otros se empujen o se frenen, aduciendo los primeros que los otros están parados, y los parados que los otros empujan ¡hacia el abismo!; estriba en que llega un momento en la vida en que, superado el punto en que se desacelera el ímpetu y la generosa audacia de la juventud, si no se ha alcanzado cierto nivel de entrega, nos volvemos conservadores por naturaleza –seguramente es hasta biológicamente normal- y entonces prestamos más atención y ponemos más interés en aquellas cosas que ayudan más a conservar lo alcanzado, que a arriesgarlo por seguir acrecentándolo.
     
    Es ahí cuando nos volvemos apasionados por la tradición (tanto que hasta la blindamos como “revelada”…), en reacción conservadora por necesidad de seguridad, y contra todo lo que signifique búsqueda y por tanto riesgo. Y es ahí cuando, además de por razones prácticas de organización que vendrían en apoyo de lo conservador y en contra de la inseguridad y del riesgo implícitos en la búsqueda; cuando aparece la necesidad de religión organizada que dé seguridades, y cuando se recurre a divinizar prematuramente al Jesús humano, perdiendo a la vez, por miedo a los desconocidos caminos por dónde pudiera llevarnos, la necesidad de búsqueda de quién fue y cómo fue el Jesús humano; que queda así suplantado y tapado por el Cristo de la teología y por toda la doctrina de construcción humana que le acompaña.
     
    Con lo que el mensaje doctrinal humano, conservador de seguridades del Cristo de la teología, cada vez se aleja más del mensaje de amor original del Jesús humano; y es ahí, al alejarse de su origen y de su autor, cuando pierde autoridad, porque es mucho menos consistente la pretendida autoridad del discurso teórico y humano de la teología, sometido a múltiples y variables interpretaciones, que la inalterable autoridad natural de quien avala el mensaje extrayéndolo de su propia vida: ¡y qué vida!
     
    Por eso, mientras no se entienda este alejamiento del autor del mensaje original, como causa del debilitamiento actual de su autoridad y su eficacia, es normal que la mayoría (porque la dinámica del magisterio eclesial lo produce así), sean noveles o veteranos, y cuanto más doctrinalmente formados más conservadores se vuelven; se aferre a su seguridad eclesial y doctrinal, hasta el extremo de llegar a expulsar –excomulgar- a su oponente, aduciendo que nos llevan al abismo, a la herejía y a la destrucción de la Iglesia. Así es, en mi opinión (y ojala me equivoque), como la Iglesia actual –y la de siempre- discurre, en su huida hacia delante, hacia una progresiva especialización –y alejamiento del origen- en lo teológico.
     
    Y no digo que me quede sólo con el Jesús humano, que, en mi opinión no necesariamente excluye al divino (¿quién podría afirmar una cosa o la opuesta con certeza?), sino que la necesidad religiosa por divinizarlo precipitadamente tapó e hizo desaparecer al Jesús humano, perdiendo así la necesidad de búsqueda, creadora a su vez de vida espiritual creciente.
     
    Y así es la forma en que yo encuentro explicación humana a la espiral de despropósitos teo-ilógicos que representa la historia de los concilios. No sé si os parecerá una especulación exagerada, pero es lo que honestamente pienso, por ahora…
     
    Saludos.

  • Antonio Vicedo

    – Muy interesante, o mejor necesario que, para cualquier tratamiento de problemas humanos, tengamos en cuenta esto que Héctor cita de Horacio: “Lo que hace falta es someter las circunstancias, no someterse a ellas’. Y esto, claro está, porque,  el someter o someterse, dice clara relación a la persona actuando como sujeto activo o pasivo que también puede considerarse como objeto.
    La humanización en Jesús no parece ser otra cosa que dar testimonio y ofrecer proyecto generalizado de que la persona (toda mujer y todo hombre) tiene como condición existencial y final el someter las circunstancias en tanto sujeto racional, libre y responsable.
    Parece ser que, en su vivir humano, el anonadamiento de la divinidad y la subordinación del Sábado a la Humanidad, son polos del eje sobre el que gira toda su misión por él atribuida a   como el Padre se la confió.
    Tal vez el pensamiento y filosofías de algunos de sus seguidores, se apartaron de sus huellas humanas, buscando y creyendo haber encontrado refugio vital en la religión tal y como ellos la concebían desde la aceptación circunstancial de un dios circunstancia, pues no disponían del Dios Esencia. Por eso:  Lo suyo ha sido hacer del mensaje sencillo del Nazareno un discurso ideológico, que según ellos dará esplendor a la religión, siendo así que el auténtico esplendor, según Jesús, sólo está en todas y cada una de las personas por pequeñas e insignificantes que se las considere:”-Es CONMIGO con quien la hacíais…”
    Y de aquí que Jesús es presentado por sus testigos como la BUENA NOTICIA para la Humanidad y sobre todo para los pobres.
    El sometimiento a las circunstancias imperiales ya expresaba el alto grado de incoherencia  estratégica para quienes se atribuían la representatividad de la Comunidad de discípul*s.
    Puede que en lo fundamental del Credo,  estableciendo concreta y real relación entre la Humanidad y la Divinidad de Jesús: la humana concretada en el campo de la racionalidad histórica y la otra , la divina, en el campo de la fe, ambas conectadas a la transmisión tradicional del testimonio de los testigos, se salvara del sometimiento total a las circunstancialidades del poder imperial, quedando como bagaje de convicción vital para quien quisiera a sí considerar el contenido del Credo ya entonces y también en el devenir de los tiempos, pues, si nos planteamos con pleno realismo humano la adhesión al contenido de ese credo, podemos vivenciar sin absurda contraposición, nuestra racionalidad y nuestra actitud de fe en libertad  y responsabilidad plenamente humanas.
    No hay necesario condicionamiento  al sometimiento de la circunstancialidad  del poder imperial o  jerarquico-clerical  desde el contenido del credo de Nicea. La clara afirmación de la Humanidad de Jesús es sustento firme para que nuestra racionalidad no tenga que someterse a la circunstancialidad religiosa diferente a la que vivió Él y de la que nos dio testimonio y mensaje.
    En este sentido no creo haya que negarle al Concilio su condición de Universal, pues aún el arrianismo tenía reconocida su postura sobre la Humanidad  plena de Jesús, siempre que no negara su plena divinidad, como objeto de fe.
    Lo de que quedara en ese concilio excluido el laicado, es según desde el ángulo que se considere. No en el contenido, pues esa era la fe de las comunidades de seguidores de Jesús, sí desde las intervenciones directas en exposiciones y decisiones.
    El aguantar las lecciones de los poderosos sin poder decir nada, no casa bien con aquel procedimiento de apelar necesariamente a la Fe de los fieles como Fe Eclesial por largo tiempo ¿? mantenido en la relación Magisterio Iglesia.
    Dice Héctor: Un abrazo y cuéntame cómo te ha ido.
    Yo digo , desde mis 83 a.  que progresando en libertad responsable, tanto en la vertiente racional como en la de la fe, experimentando con gozo y riesgos que no hay puertas para el campo de la razón o ciencia, y me queda abierto el horizonte de la fe que pide coherencia práctica progresiva.
    Y valoro y coincido con eso de: “Lo bueno es que seguiremos buscando juntos.”

  • Santiago

    Héctor,   te agradezco la cita..pero la cortaste un poquitico…para que tenga el sentido que yo quise darle es asi: “Pero Cristo siempre fue una persona divina…la segunda de la Trinidad…lo visible en el fue su naturaleza humana asumida por la persona divina que empezó a existir en el tiempo”..O sea en la unión hipostática del Verbo lo “visible” y lo que se veía era el Hijo de Dios hecho hombre..Dios y hombre al mismo tiempo..Pero la persona divina no fue creada..existió siempre co-sustancial al Padre desde toda la eternidad…el credo niceno se refiere a personas que empezaron a existir…no a las que existieron siempre, en si mismas…Por eso Cristo no fue “adoptado” por el Padre…sino que fue el Hijo verdadero de Dios
    No hay contradiccion entre razón y fe..son distintas pero se complementan…Precisamente porque la razón no puede abarcarlo todo es porque tenemos la iluminación de la fe…Esta es un regalo…que iluminandolo todo pasa a tu lado…claro que la puedes rechazar…y sin embargo tambien la puedes aceptar…Ella es voluntaria…y como Ignacio de Loyola insinuaba necesitamos de la humildad,que es necesaria para la vida eterna, para tener fe..porque tenemos que aceptar que nosotros -como tu insinúas no somos dioses…No es la ignorancia la que te da la libertad sino el encuentro con la verdad…y precisamente la verdad solo reside en Dios…todo lo demas es completamente relativo…nada puede colmar nuestros deseos sino el encuentro con nuestro objeto final, que es EL mismo….un abrazo    de Santiago Hernandez….

  • oscar varela

    ¡Ana!

    No seas perezosa y tratá de ayudarme un poco más.

    Por ejemplo alguien “sabio” me ha contestado así:

    – “Percibo que la teología ha perdido el sitio
    y anda buscando donde afincarse para mantener lo que le queda de su difuminada identidad.

    Tiene un problema, a mi juicio:
    no reconocer que cuando uno camina por ruta equivocada
    cada paso acrecienta el error y alarga un regreso necesario para no perderse irremediablemente.
     
    Me parece que Jesús mostró una manera de vivir la vida
    frente a un sistema injusto.

    Lo hizo con un lenguaje entendible en un mundo religioso.

    Ningún arqueólogo despreciaría el objeto de su búsqueda para quedarse ensimismado con la tierra que lo cubría.

    La teología, por el contrario, se ha empecinado históricamente con el argumento religioso olvidando la vida que éste proponía. 
     
    ¿No sería interesante una teología profana que renunciara a imaginar a Dios
    para centrase en plantear cómo vivir la vida de manera que podamos descubrir quiénes somos nosotros?

    No me parece que a esa ruta haya que llamarle antropología. Está bien teología profana, ¿provisionalmente?”-
    …………….
    ¿Qué te parece?

    Animate a contarme algo y ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Iñigo

    Yo desde mi racionalidad, que no excluye ninguna creencia, me pregunto como Oscar, y me gustaría saber qué puede aporta la religión en nuestro mundo contemporáneo, y qué pensamos de Dios. Hace veinte años, nada menos, se hizo en mi universidad un estudio sociológico en el que se preguntaba a los alumnos ¿Qué pensaban sobre Dios y la religión?, el resultado fue demoledor: mentira, invento, sumisión, poder, engaño, ignorancia, conformismo, inutilidad, no vale la pena, negocio. Han pasado muchos años y no conozco otras encuestas para poder comparar. Desde luego que los encuestadores, alumnos de sociología supervisados por profesores de la facultad, describieron también el contexto, las circusntacias y la procedencia de los encuestados, una región de Alemania con un bajo indice de participación religiosa después de años de crisis de la Iglesia Reformada.

    Yo ya dije en un comentario que consideraba a la “cultura cristiana”, que se gestó durante más de dos siglos con importantísimas aportaciones de otras culturas, uno de mis mayores tesoros, me ha proporcionado unos valores que fundamentan mis acciones como persona. Yo puedo hablar sobre lo que conozco, la historia antigua, de la que he sido profesor durante más de cuarenta años en el norte de Alemania. Yo he incidido en todos mis comentarios en el respeto a todos, y me he envuelto en discusiones por ello, en donde se me ha acusado de defender una postura determinada, la de la ortodoxia de la Iglesia Católica, nada más alejado de la realidad, aunque siempre defenderé a quién no puede defenderse, y defenderé su derecho no sus hechos.

    Yo pienso que la Iglesia de la ortodoxia no ha sabido acompañar al hombre y a la mujer modernos con una propuesta de fe proporcionada a su crecimiento cultural y humano, deben reformular toda la dogmática a la que consideran verdades absolutas, la autoridad del Magisterio imposibilita un diálogo que es necesario y que se debe de hacer extensible ecuménicamente e interreligiosamente. Tampoco me convencen los cristianos sin Cristo, son como una casa sin tejado, reducir a la ética las relaciones que se constituye en la sociedad es exactamente lo que hace el secularismo, el modelo de un Jesús exclusivamente humano como historiador me puede seducir pero como persona que busca me decepciona, el conocimiento en materia histórica me proporciona otros modelos similares o superiores sin alejarme del mundo clásico y antiguo.

    Por esta noche ya he reflexionado un poquito.

  • ana rodrigo

     
    Querido Oscar, estoy segura que tú sabes la respuesta, pero, si me pides la mía, te diré que si a Dios nadie le ha visto, todo lo que sabemos acerca de él, es lo que hemos ido diciendo: dios omnipotente, todopoderoso, misericordioso, género masculino, padre, “Dios es amor”, etc. etc. Y esto sin recordar al dios cruel, excluyente o vengativo del AT. En otras religiones ha ocurrido lo mismo sin muchas diferencias, pero en muchas ocasiones, imágenes que responden a nuestras necesidades o intereses, proyectando sobre nuestro dios aquello que anhelamos o nos conviene.
     
    En esto se ha centrado la teología clásica, la de siempre, ¿responde esta teología a la sociedad actual? Cuando Sadam Husein y Bush rezaban a dios para derrotar al enemigo, ¿a qué dios rezaban?

  • Héctor

    Carmen, hermana, tu texto de hoy es una maravilla como siempre. En pocas líneas lo has puesto todo.
    Lo he estado meditando y como soy bastante torpón me he permitido darle la vuelta para mí solo y me ha salido esto,  aunque tu lo dices mejor:

    “Los que saben que siempre tendrán lo que siempre han tenido y les ha hecho felices toda la vida, esos se pueden permitir creer a ciegas en un Dios que todo lo tiene y que les dará todo lo que le pidan.

    Consecuencias:
    1) así nadie les molestará pidiéndole a ellos; que se lo pidan a Dios  que para eso está.

    2) se enfadarán si les dices que Jesús era sólo un hombre porque si es Dios ellos dicen  tener poder para interpretar lo que dijo el hombre Dios
    3)… y si no es Dios NO AGUANTAN QUE  TE COMPROMETAS CON ESE OTRO SER  HUMANO  QUE PUEDE Y ACCEDE A SENTIR LA HUMANIDAD EN OTROS SERES HUMANOS. A ese ellos no lo controlan. No es Dios

    4) Esto es  lo más difícil de hacer y comprender porque no te deja nada para guardar sino todo lo tuyo es de la otra persona…” ¡ Toma! esto es lo más gordo.

    Gracias Carmen, un abrazo muy fuerte, Héctor

  • oscar varela

    Hola ana rodrigo!

    Decís:
    – “Por eso cuando Tamayo dice que la teología es la reflexión sobre las imágenes que de Dios nos hemos hecho, rompe los esquemas de cualquiera que crea firmemente en todos los dogmas sin sentido crítico alguno.”-

    ¿Podés decirme -según tus pareceres y los de Juanjo, si los conocieras-
    cuál o cuáles serían las imágenes que de Dios nos hacemos
    los seres humanos de nuestro tiempo?

    Las Religiones y Teologías al uso no parecieran ser sino cacharros y estorbos,
    que ni valdría la pena hincar el diente sobre ellas
    para tratar de sacarle algún jugo vital nutriente

    Estoy muy interesado, pues esa es mi búsqueda.

    Por eso haré
    (lo vengo haciendo hace muchos, muchos años; y de contínuo acá en Atrio)
    haré al público extra-religioso en lugar profano
    un TALLER, que no un CURSO, de Teología profana;
    quiera decir con ello, tal vez, un “Dios mostrándose desparramado”
    (que esas son las raíces de “profano”: pro-phaino: salir al Escenario de la Vida y, así, ir mostrándose; una especie de “pasarela de Modelitos churros”)

  • ana rodrigo

    El hecho de que Héctor haya novelado un acontecimiento tan antiguo, no indica que frivolice sobre el mismo puesto que, independientemente del porcentaje de veracidad histórica, creo que el contenido base no está desfigurado.
     
    En estos primeros siglos se pusieron las bases de lo que posteriormente ha sido la teología: una serie de verdades absolutas e incontrovertidas a través de las cuales se ha ido modulando, creando y haciendo un dios a la medida de la mentalidad, los intereses y el conocimiento de cada momento. Por ejemplo decir de Jesús que era dios, no escandalizaba ni sorpednía de manera especial a mucha gente de aquella época porque eso mismo se decía del emperador.
     
    Una teología dogmática ha cerrado el paso a la evolución del pensamiento, al análisis racional o a la crítica esclarecedora. Por eso cuando Tamayo dice que la teología es la reflexión sobre las imágenes que de Dios nos hemos hecho, rompe los esquemas de cualquiera que crea firmemente en todos los dogmas sin sentido crítico alguno.
     
    En Nicea se pone las bases de muchos hechos que se han mantenido a lo largo de la historia, como es el maridaje entre el poder temporal y el religioso, y determinados dogmas que han configurado el modo de proceder a la hora de hacer teología dogmática.
     
    Y es aquí donde debemos avanzar y poner las bases del nuevo paradigma, porque la Iglesia, enredada secularmente en teorías más o menos trascendentes, más o menos imaginativas, más o menos fantasiosas, se ha olvidado de la praxis, se subido a las cumbres del poder y del boato, se ha exaltado asimisma, se ha alejado de lo que la sociedad actual espera y necesita de ella. Héctor pone en boca de uno de sus personajes: ‘lo dicen las escrituras que contienen la verdad sobre el hombre-dios’. ¿Pero quién les dice a ellos que las escrituras son la verdad? ¿Lo has pensado alguna vez? Tiemblo cuando lo pienso: Los Obispos, la Iglesia, el Papa han decretado el dogma de que las escrituras son la verdad. Esto supone que ellos se dan la verdad a sí mismos”.
     
    Dice Tamayo en la entrevista de otro post: “Coincido con Gustavo Gutiérrez en que la teología es una teoría o reflexión crítica de la religión y de la sociedad desde la experiencia de la fe, animada por una intención emancipatoria e inseparable de la praxis histórica”.
     
    Y
     Cuando un grupo de obispos, hombres todos, se reúnen, y de forma exclusiva yexcluyente no tienen en cuenta que entre los creyentes hay mucha más gente, y sobre todo hay mujeres, es imposible que pueda ser verdad absoluta, una verdad decretada de esta manera tan anómala, especialmente cuando durante siglos y siglos se ha mantenido el mismo método, el mismo sistema, y la misma dinámica. Algo que está viciado de principio, no puede ser algo sano.

    De ahí el inconformismo que debemos vivir, proponiendo alternativas a otra teología diferente que ilumine el caminar de nuestra época.

  • Carmen (Almendralejo)

    Creer a ciegas en un dios que todo lo puede, y que te dará lo que no te ha dado en esta vida, primero es de lo más fácil para quines saben que tendrán todo lo que han tenido en esta sus buen vivir.
    segundo que creer en un ser humano que puede y accede a sentir la humanidad en otros seres humanos sin ser dios, es lo más difícil de hacer y comprender porque no te deja nada para guardar sino todo lo tuyo es de la otra persona…
    ¡Vaya cuesta! ¿No? Sí creer en este, más que ese que está secuestrado en un trozo y cículo, entre oro y plata, entre habitos y faldas… entre dogmas y plegarias para que dios lo haga, cuesta menos, pero…
     
    ¿ Y lo tanquilo que comulgamos, rezamos y dormimos?

    Pues eso, pongamos todos y todas esto en práctica y veremos el Rostro de D*s más cerca de cada en cada persona

  • Héctor

    Cristo fue la “persona divina que empezó a existir en el tiempo…”.  Querido Santiago, piénsatelo despacio, tú no tienes por qué someter tu inteligencia a nadie, sé libre y dime si tratándose de Dios, a quien no vemos ni conocemos,  podemos afirmar una cosa así. Yo pienso que si pudiéramos decir de él una cosa tan seria o el dejaría de ser Dios o nosotros seríamos dioses como él.

    Me dirás que es la fe, basada en las escrituras, quien te lo dicta así. La Iglesia te apoya en esa fe… De acuerdo pero ese es el comienzo sin fin de un círculo sin comienzo. Para hablar de fe y de escrituras y de Iglesia necesitas antes dar por cierto que Cristo es persona divina – y eso  tendrás que hacerlo sin fe – pues todavía no hemos llegado al Cristo persona divina, recuerda estamos en camino, no lo olvides. Aquí tendrás que emplear tu razón y tu libertad.

    Y a todo esto me responderás:  prefiero afrontarlo desde la fe, rehúso emplear mi razón – y por lo tanto dejar de ser libre –  Hazlo como tú quieras. Yo ese salto en el vacío no lo doy contigo. Un abrazo y cuéntame cómo te ha ido.  Lo bueno es que seguiremos buscando juntos.  Héctor

  • Fico Sánchez Peral

    A mi todo esto que hacéis me parece un trabajo encomiable, digno de admirar y de agradecer. Pero no dejo de verlo más que como un trabajo técnico auxiliar, que puede venir en apoyo, como ayuda complementaria de lo esencial: el mensaje de amor de Jesús. O que, por el contrario, puede perderse en sí mismo y convertirse en justo lo contrario, un obstáculo que acabe ocultando y suplantando lo esencial, como, en opinión de muchos –a la vista está- ha sucedido en la Iglesia Católica; en la que el gran desconocido es el Jesús humano histórico, en beneficio del Cristo divinizado de la teología y sobre el cual se ha montado toda la doctrina de la Iglesia, en el forzado intento de fundamentar una religión y de conseguir, a la vez, que la muerte en la cruz y la resurrección sean el rescate a pagar, el centro de la esencia del catolicismo, a fin de hacerlo cuadrar como presunto plan divino de redención de la humanidad, por sus pecados, mediante el sacrificio del propio hijo de Dios (de sí mismo, para sí mismo, como autofagia) y a partir de ahí montar toda una teoría de la redención por nuestros pecados y una teología sobre divinidades trinitarias, virginidades, inmaculizaciones para una, pecado original para todos los demás, premios y castigos, infierno, purgatorio, cielo y vida o condenación eternas, etc., etc., etc… Todo ello, eso sí, claro, necesitado de un tinglado autoritario que lo administre.
     
    Que, bien mirado (ahí está la experiencia del fracaso religiosísimo sí, pero nada espiritual, de XX siglos de historia de la Iglesia), no ha favorecido gran cosa el desarrollo espiritual de los creyentes, que desde el púlpito siguen siendo tratados (pues deliberadamente así se les trata, se les moldea y se les ve) como adolescentes inmaduros, pues toda esa parafernalia no sirve, a la larga, en lo espiritual para nada.
     
    Mientras que el Jesús humano (que ya veremos si desde el principio era o no, o si acabó siendo, divino o no; no nos precipitemos, que una cosa no niega la posibilidad de la otra), el que precisamente por ser humano, era visiblemente semejante a nosotros y nos servía como enseñanza naturalmente asequible, permanece oculto, aplastado, desaparecido y convertido en indescifrable por el Cristo tan prematuramente divinizado.
     
    Para mí el Jesús humano (sin negar, al menos de salida, otras posibilidades) es –salvando las distancias entre su cumplimiento y el mío- en tanto que humano: ¡como yo! Y por eso su enseñanza y su ejemplo me son cercanos, legibles y útiles.
     
    Yo puedo imaginarme al Jesús de unos diecisiete años, haciéndose preguntas sobre sí mismo muy parecidas a las que yo me hacía, buscando respuestas, y hallando alguna que otra, que, de nuevo, le llevaba a otras diez más difíciles aún de responder. Y preguntándose por Dios; ahondando en sí mismo en Su búsqueda y hallando, de tarde en tarde, como destellos de luz de Su presencia en sí mismo, que le llevaban a seguir buscando y ahondando.
     
    Y entregándose en su entorno, con el arrojo de los veintitantos años, a toda “misión” que creía ver clara –por loca que fuera- en apoyo de los necesitados. Yo me recuerdo (porque le podía imaginar igual a él) con treinta años, enfrentándose/me, por preguntón, porque ya empezaba a detectar en la doctrina muchos anacronismos y contradicciones, por su forzada necesidad de justificarse a sí misma en lo injustificable, y que no tenían reparo en aplicar aunque ello fuera en detrimento del crecimiento de los noveles (sin importarles que a veces –la vida es así- estuvieran en situaciones personales dramáticas); pero lo primero era ¡la doctrina!, cuando a lo peor aquello costaba algo mucho más caro que “sólo” (que no es poco) la fe del pobre novel; que creyó en lo que le decíamos y se entregó a un proceso de conversión, y luego se vio traicionado y abandonado, ¡porque la doctrina era lo primero! Y pude, porque ambos éramos humanos, imaginar lo que hubiera hecho Jesús; y acabó pasando lo que en la Iglesia suele pasar: que ganó la doctrina.
     
    Pero todo esto no es más que vida. ¿A quién no le suena eso, o cosas peores, más altas y más anchas, a conocido? Pero a lo que voy es, a que el valor del Jesús humano es la cercanía, la semejanza con el resto de seres humanos; mientras que lo de la redención, la cruz y la resurrección, que está bien, es más lejano, artificial e indescifrable; y lo que es peor, disuade –porque la da por hecha- de la búsqueda del Jesús humano, a quien sustituye y suplanta por la doctrina.
     
    El valor del testimonio del Jesús humano está, no sólo en la asequibilidad de lo concreto que conocemos que se le atribuye, sino en la capacidad de inspiración para que inventemos nuestras personales formas de vida espiritual, las únicas que, precisamente por ser personales, se adaptan bien a nuestra necesidad de crecimiento interior.
     
    «Así (el discípulo) es realmente fiel a su Maestro; no limitándose a repetir lo que el dijo o hizo, lo cual estaría aún en la esfera de la Ley, ni imitándole exteriormente, sino inspirándose en él y prosiguiendo la obra que él inició. Esa obra, que sólo la fe permite y promueve, cuyo escrúpulo y vértigo sólo ella puede exorcizar, pide iniciativa libre y propiamente creadora, mucho más que conservación o que adaptación o reforma. Entonces la universalidad de Jesús rompe todos los marcos en los que la sociedad, incluso la más perfecta, con sus leyes y doctrinas, con sus despliegues lógicos y homogéneos, querría encerrar y contener al hombre; y alcanza plenamente la dimensión de lo humano. De este modo, en seguimiento de Jesús y bajo su influjo liberador, todo creyente vuelto hacia el más allá de los hombres, viviendo entre ellos de ese más allá y para él, es, ante ellos, un rostro humano del Dios creador, a semejanza de Jesús. »
    (Pág-172. Reflexión sobre el pasado y porvenir del cristianismo. Marcel Légaut. El cumplimiento humano II)

  • Iñigo

    Santiago,

    Para iniciar la investigación histotoriográfica tenemos que manejar una serie de fuentes documentales, y sobre esas fuentes realizar una crítica y posteriormente una síntesis. Sobre Jesús no tenemos fuentes arqueológicas serias, y muy pocas fuentes escritas como la de  los historiadores romanos y judíos mencionados, que utilizan también fuentes orales no solamente escritas, cuyas referencias sobre Jesús son escasas y algunas poco muy documentadas como las de Suetonio. La Biblia, antiguo y nuevo testamento, se transmitió oralmente hasta que se puso por escrito, y al tratarse de un texto sagrado  desde el mismo momento en que se “cerró el canon”, el texto tanto el hebreo como el cristiano se ha transmitido a lo largo de los siglos con absoluta y total fidelidad. Ahora bien ¿son fiables sus fuentes?. Dentro de las fuentes documentales la oral es la menos fiable por la variabilidad de su contenido, sí que es cierto que parecen personajes cuya historicidad ya se ha demostrado y se hacen  descripciones que coinciden con hallazgos arqueológicos, pero encontramos errores “importantísimos” en cuanto a fechas, lugares y acontecimientos en donde sí tenemos constancias por otras fuentes más reconocidas y sintetizadas. A esto hay que añadir que los textos se escriben con una perspectiva teológica que desborda el marco de la pura historia, y que per este motivo pudieron ser modificados en giros lingüísticos que cambian el relato y su sentido interpretativo. De esta complejidad interpretativa, que hoy en día seguimos debatiendo, en el Concilio de Nicea se debate sobre la naturaleza divina de Jesús, entre otras cuestiones.

    Un saludo.

  • Santiago

    Javier,  esta clasificacion de noticias ciertas, muy probables y simplemente probables es arbitraria…No se como Flavio Josefo y Tacito, con tan pocas citas directas de Jesus y con tan poquitas o ninguna fuente fidedigna pueden tener mas valor que los evangelios que ya se leían en el siglo I y que provienen de testigos que “han visto lo que escriben y mueren por confesar lo que han visto” ya que todos los Apóstoles y los evangelistas muerieron martires..uninimemente proclamando la misma fe  Sus tumbas se pueden visitar…Yo puedo creer con Pascal a testigos que se dejan matar antes de negar su fe…Puedes tu creer o no en lo que ellos habian visto y oido…Pudiste estar presente en la resurreccion del amigo de Jesus, Lázaro, y sin embargo, a pesar de que las hermanas testificaron de que su hermano  habia muerto ciertamente y que ya hedía a cadaver, y que ademas salio con la mortaja todavia en su cuerpo, a pesar de todo, tuviste la libertad de negarte a creer que hubo alli la resurreción de un muerto…  Lo que no se puede dudar es que el hecho ocurrió y que lo vio una muchedumbre y que este hecho no fue negado despues por la iglesia primitiva que sostuvo su veracidad hasta hoy…Una cosa es no creer y otra cosa es negar el hecho…HOY en día muchos tienen la osadía de negar el Holocausto, ese triste y monstuoso acontecimiento del siglo XX…Nadie de nosotros, los que nacimos en el siglo XX, y no tiene prejuicios anti-semíticos puede dudar de ello..Si existió el Holocausto…tenemos pruebas históricas…Pero existen esas personas y esos grupos..Imagínate Javier si tu hubieras sido discipulo de Cristo…¿Hubieras permitido que en tus reuniones dominicales, en el dia del Señor, se relataran hechos o dichos del crucificado, tu Maestro, que en realidad nunca ocurrieron y de los que tu fuiste testigo presencial?…No es posible deformar la fisonomía de Cristo en el siglo I cuando todos los discipulos de Cristo todavia vivían…particularmente Juan, el discipulo amado, que vivió hasta final del siglo I..y guardó en su mente y su corazon el profundo mensaje salvifico que oyó de labios del Señor,  y a quien el vio crucificado y resucitado…Ni tampoco es posible que aquellos pescadores, que no habian tenido mas horizontes que el Lago de Galilea -208 metros bajo el nivel del Mediterráneo- se les ocurra un dia ponerse de acuerdo sobre el “mito” de Jesus, sobre una nueva religión fundada toda ella en la divinidad de un artesano y de un crucificado, y ENTONCES salir de sus aldeas, cruzar los mares, correr el mundo y predicar lo que para sus compatriotas era un escándalo y para los civilizados griegos y romanos UNA LOCURA     (Porque si Cristo no hubiera sido proclamado por sus discipulos como Dios no hubiera sido ni escándalo, ni locura..Todo consistía en su divinidad) …Si algo podían esperar de esta patraña y osadía era acabar en la carcel, en la cruz, en la espada, en la lapidación, en las fieras etc. etc…..como de hecho sucedió..Javier, el cristianismo no pudo ser inventado, como tu pretendes, junto con otros…ni la figura de Jesus deformada…los hechos y dichos de Jesus sucedieron de la forma como lo han transmitido los evangelios…que son autenticos y genuinos…y que la iglesia desde el principio conservó esencialmente intactos y que todavía tenemos hoy…que ni la crítica mas severa a traves de todos los siglos ha podido desmentir ni cambiar, ni destruir..Jamas unos libros han tenido tantos ataques y tanta controversia…porque narran la identidad real de Jesus…no la reconstrucciones que nosotros queremos porque nos conviene….Si somos sinceros diremos que no estamos preparados para creer, que no podemos ahora, que nunca podremos aceptar la divinidad de Cristo…pero no podemos tampoco negar la historia y el valor histórico de la predicación apostolica que nos ha llegado a traves de innumerables fuentes desde el siglo I hasta el siglo XXI, sin interrupción…Afortunadamente el Cristo evangélico y apostólico es el Cristo de la fe…hay una coincidencia…sin embargo, yo puedo rechazarlo o aceptarlo…estoy en mi derecho que me concede mi libertad…Esta es mi modesta opinión..gracias, Javier, por tu atención…un abrazo….Santiago Hernandez 

  • Santiago

    Hector,   disfruto con tus argumentos…Sin embargo, el credo niceno al decir que todo lo visible e invisible ha sido creado…se refiere a lo que comenzó a existir..Pero Cristo siempre fue una persona divina..la segunda de la Trinidad..lo visible en el fue su naturaleza humana asumida por la persona divina que empezó a existir en el tiempo…Pero la segunda persona de la Trinidad fue engendrada por el Padre desde toda la eternidad…consustancial al Padre y al Espiritu Santo…en la divinidad..existió pues desde toda la eternidad…sin comenzar a existir…puesto que posee la existencia en si mismo..Por lo tanto, no fue creada…y Dios es solo creador, en este sentido, de lo que comenzó a existir en el tiempo..no se aplica pues a la Segunda Persona de la Trinidad que existió siempre….un abrazo….de Santiago Hernandez

  • sarrionandia

    Esto no es historia sino una caricatura.
    Si Nicea fue el primer mordisco ideológico e impositivo al evangelio, conviene recordarlo con más seriedad, a pesar de la distancia que nos separa de él

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