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Crisis neoliberal y sufrimiento humano

El balance que hago de 2010 va a ser diferente. Hago énfasis en un dato poco señalado en los análisis: el inmenso sufrimiento humano, la desestructuración subjetiva, especialmente de los asalariados, debido a la reorganización económico-financiera mundial.

          Hace mucho que se operó la «gran transformación» (Polanyi), colocando la economía como el eje articulador de toda la vida social, subordinando la política y anulando la ética. Cuando la economía entra en crisis, como sucede actualmente, se sacrifica todo para salvarla. Se penaliza a toda la sociedad, como en Grecia, Irlanda, Portugal, España e incluso en Estados Unidos, en nombre del saneamiento de la economía. Lo que debería ser medio, se transforma en un fin en sí mismo.

          Colocado en situación de crisis, el sistema neoliberal tiende a radicalizar su lógica y a explotar más aún la fuerza de trabajo. En vez de cambiar de rumbo, se hace más de lo mismo, cargando una pesada cruz sobre las espaldas de los trabajadores.

          No se trata de aquello relativamente estudiado del «asedio moral», es decir, de las humillaciones persistentes y prolongadas de los trabajadores y trabajadoras para subordinarlos, atemorizarlos, y llevarlos a dejar el trabajo. El sufrimiento ahora es más generalizado y difuso, unas veces más y otras veces menos, afectando al conjunto de los países centrales. Se trata de una especie de «malestar de la globalización» en proceso de erosión humanística.

          Se expresa por una especie de depresión colectiva, destrucción del horizonte de esperanza, pérdida de la alegría de vivir, deseo de desaparecer del mapa y, en muchos, por el deseo de quitarse la vida. Por causa de la crisis, las empresas y sus gestores llevan la competitividad hasta límites extremos, estipulan metas casi inalcanzables, infundiendo en los trabajadores angustias, miedo, y a veces síndrome de pánico. Se les exige todo: entrega incondicional y plena disponibilidad, dañando su subjetividad y destruyendo las relaciones familiares. Se estima que en Brasil cerca de 15 millones de personas sufren este tipo de depresión, ligada a las sobrecargas laborales.

          La investigadora Margarida Barreto, médica especialista en salud del trabajo, observó en una encuesta hecha el pasado año a 400 personas, que cerca de un cuarto de ellas tuvieron ideas suicidas por causa de la excesiva exigencia del trabajo. Y decía: «es necesario ver el intento de quitarse la vida como una gran denuncia de las condiciones de trabajo impuestas por el neoliberalismo en las ultimas décadas». Están especialmente afectados los empleados de banca del sector financiero, altamente especulativo y orientado hacia la maximización de los lucros. Una investigación de 2009 hecha por el profesor de la Universidad de Brasilia, Marcelo Augusto Finazzi Santos, descubrió que entre 1996 y 2005 se había suicidado un empleado bancario cada 20 días, a causa de las presiones por metas, exceso de tareas y pavor al desempleo. Los gestores actuales se muestran insensibles al sufrimiento de sus funcionarios.

          La Organización Mundial de la Salud estima que cerca de tres mil personas se suicidan diariamente, muchas de ellas por causa de la abusiva presión del trabajo. Le Monde Diplomatique de noviembre del presente año denunció que entre los motivos de las huelgas de octubre en Francia se hallaba también la protesta contra el acelerado ritmo de trabajo impuesto por las fábricas, que era causa de nerviosismo, irritabilidad y ansiedad. Se volvió a oír de nuevo la frase de 1968 que rezaba: «metro, trabajo, cama», actualizándola ahora como «metro, trabajo, tumba». Es decir, enfermedades mortales o suicidio como efecto de la superexplotación capitalista.

          En los análisis que se hacen de la crisis actual es importante incorporar este dato perverso: el océano de sufrimiento que está siendo impuesto a la población, sobre todo a los pobres, con el propósito de salvar el sistema económico, controlado por pocas fuerzas, extremadamente fuertes, pero deshumanizadas y sin piedad. Una razón más para superarlo históricamente, además de condenarlo moralmente. En esta dirección camina la conciencia ética de la humanidad, bien representada en las distintas realizaciones del Foro Social Mundial entre otras.

[Traducción de MJG]

         

4 comentarios

  • Josefina G.C.

     Este balance que hace nuestro querido L.Boff, me recuerda mucho a mi vida laboral de los últimos años…
    ahora ya no lo padezco en directo…, por cuanto tiempo??, pero sufro porque soy consciente de que mis compañeras-os  aún lo padecen, hasta cuando ese exclavismo, esa cruz,  en personas de buena voluntad??, inhumano el sistema, sí Sres.

    A propósito de tu tango querido Oscar, decía  mi madre, -mujer luchadora, genial-  permitidme el recuerdo: –medio mundo está loco y locos nos quiere volver al otro medio-, al mundo le faltan varios tornillos,
    pues eso, y buen y saludable año para tod*s, con un abrazo muy cordial,
    Josefina  

  • oscar varela

    Hola!

    Bien por Boff!
    Esquema breve y claro.
    También fundamentado.
    ··········
    Sin embargo …
    la gente prefiere practicar este Sistema
    – “comprar según deseo
    ··········
    ¿Por qué?
    Why?
    Warum?

    -me pregunto.
    ··········
    ¡Chau 2010!
    ··········
    AL MUNDO LE FALTA UN TORNILLO – Tango de 1933
    Música: José María Aguilar – Letra: Enrique Cadícamo
     
    Todo el mundo está en la estufa,
    Triste, amargao y sin garufa,
    neurasténico y cortao…

    Se acabaron los robustos,
    si hasta yo, que daba gusto,
    ¡cuatro kilos he bajao!

    Hoy no hay guita ni de asalto
    y el puchero está tan alto
    que hay que usar el trampolín.

    Si habrá crisis, bronca y hambre,
    que el que compra diez de fiambre
    hoy se morfa hasta el piolín.

    Hoy se vive de prepo
    y se duerme apurao.
    Y la chiva hasta a Cristo
    se la han afeitao…

    Hoy se lleva a empeñar
    al amigo más fiel,
    nadie invita a morfar…
    todo el mundo en el riel.

    Al mundo le falta un tornillo
    que venga un mecánico…
    ¿Pa’ qué, che viejo?
    Pa’ ver si lo puede arreglar.

    ¿Qué sucede?… ¡mama mía!
    Se cayó la estantería
    o San Pedro abrió el portón.

    La creación anda a las piñas
    y de pura arrebatiña
    apoliya sin colchón.

    El ladrón es hoy decente
    a la fuerza se ha hecho gente,
    va no encuentra a quién robar.

    Y el honrao se ha vuelto chorro
    porque en su fiebre de ahorro
    él se “afana” por guardar.

    Al mundo le falta un tornillo,
    que venga un mecánico.
    pa’ ver si lo puede arreglar

  • Gabriel Sánchez

    Son las aquí en Montevideo las 14: 32, y estoy terminando el año absolutamente agotado…por lo que aprovecho este medio para desearle a la gente querida de ATRIO, felicidad…vi los otros interesantes hilos, en los que mañana sin falta voy aportar…Pero no querida pasar este, porque me parece un importantisima reflexión…El sistema genera oceanos de dolor, de sufrimiento…muchos responderán con indiferencia, pero justamente para los que desamos fervientemente como decía Pagola seguir a Jesús, la compasión…el padecer con nuestros hermanos, nos activa la necesidad de cambiar, esta realidad, de hacer que el sufrimiento que esta pulsiòn por acumular poder, honor y riqueza…que esta en la base de este sistema inicuo, causa, y esto empieza dentro de nosotros…también en la necesidad de articularnos comunitariamente para luchar contra el sistema…Tengamos en cuenta que este sistema lleva a los seres humanos a la catastrofe y que el sufrimiento que el sistema causa, se esta volviendo cada vez más generalizado, incluso…extendiendose por el norte geopolitica, es hora de que todos nos levantemos y comencemos andar, para que el sistema caiga.- Gabriel

  • Iñaki S:S,

    Si creyéramos realmente que el sistema económico basado en el crecimiento continuo puede  llevandonos  a una catástrofe global, seguro que el espíritu de supervivencia nos arrastraría a un cambio de actitud colectiva.  Construiríamos un mundo mas justo e igualitario en el que la solidaridad, y no la riqueza, fuera el auténtico signo de distinción social. ¿Cómo llegar a una sociedad en la que todos vivamos mejor, trabajando y consumiendo menos?. No faltan idealistas capaces de proponer soluciones concretas: 1. Compartir el trabajo, aumentar el tiempo de ocio y frenar los despidos. 2. Restaurar la agricultura campesina, más local y natural. 3. Reducir el movimiento de personas y mercancías, integrando en el coste del transporte los gastos en carreteras, puertos y aeropuertos. 4. Penalizar la publicidad que incita al hiperconsumo. 5. Acabar con el despilfarro de energía actual. 6. Reorientar la investigación científica y la aplicada. 7. Reordenar la educación, la sanidad y todo el sistema de pensiones. Suma y sigue. ¿Problemas?. Los neoliberales, controladores hoy por hoy del poder político, no quieren ni oir hablar de estas cosas. Tampoco se ha encontrado la fórmula que anime a los ricos a ser menos ricos, para que los más desfavorecidos puedan salir de la miseria y un mundo habitable para todos evite su autodestrucción. Confiemos en la capacidad de reacción del conjunto de la humanidad. La esperanza es lo último que se pierde y los buenos propósitos, tanto a nivel individual como colectivo, nunca faltan. Vamos a ver que nos depara este 2011 que estamos a punto de estrenar. Felíz Año nuevo. Urte berri on.

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