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La salvación, en el bolsillo

    Ya conocemos la seriedad y originalidad con que Salvador lee los evangelios, guiado por la ciencia de Juan Mateos, su propia perspicacia y el seguimiento de Jesús en su vida de cada día. Para nosotros será siempre un intérprete de fiar. Y el martes próximo iniciaremos en ATRIO una serie de tres artículos suyos dedicados a entender la figura de María de Magdala. Nos lo ha enviado tras superar una serie de enfermedades y problemas que han dificultado más ese y este trabajo. ¡Gracias en nombre de todos, Salvador, por esos pasos tuyos que valen un mundo. Tres enlaces para seguir a Salvador Santos en ATRIO:

La semilla de la Igualdad. (Mc. 6,3 a 8,32). 2010

Leyendo a Marcos. Curso-taller por Oscar Varela, siguiendo la novela de Salvador Un paso un mundo. 2012

Todos los artículos de Salvador Santos en ATRIO. (Total 56).

 

  1. El inquietante más allá

      La idea del más allá sobrecoge e inquieta a una multitud de personas de toda raza y credo. La preocupación por ese supuesto y desconocido mundo aumenta a medida que se avanza en edad. Pensar en ello encoge el estómago, produce hormigueo. A más de uno le trae de cabeza y pasa el día cavilando sobre el asunto. En cambio, ante ese tema las religiones se encuentran en su salsa. Cada una de ellas defiende que el más allá está bajo su exclusivo control. Todas sostienen que tienen el pasaje asegurado en su mano. Y no dudan en ofrecer la garantía de una vida eterna, sin límites, a quienes obedecen sus normas, ritos y dogmas. La mayoría de sus fieles creen a pie juntillas que no hay mejor vía para tener la salvación en el bolsillo.

      En el evangelio de Lucas encontramos signos evidentes de intranquilidad respecto al más allá. Por si no bastaba una, hay dos preguntas idénticas sobre la cuestión. Dos diferentes personajes se las plantearon al Galileo:

      “¿Qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?”.

  1. Un entendido en la ley religiosa

      El primero de esos personajes (Lc 10,25ss.) es un entendido en la ley religiosa (“un jurista”). Lleva malas intenciones con su interrogante acerca del más allá:

      para ponerlo a prueba” (v.25).

      Pero resulta que el Galileo no estaba en esas. Lo suyo eran cosas menos alejadas. Él vivía empeñado en materias de por aquí abajo. Caminaba de pueblo en pueblo e Invitaba a comprometerse con su propuesta de sociedad alternativa, el Reinado de Dios. El compromiso que exigía afectaba a lo más sagrado, a lo más íntimo, apreciado e intocable de la mayoría de las personas: el dinero. Pero, como era de esperar, el entendido en asuntos religiosos soslaya ese compromiso. Va por diferente camino. Uno de altos vuelos. Ante la cuestión que le plantea, el Galileo no se complica y le remite a su código religioso:

      “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas?” (v.26).

      El segundo de esos interrogantes alude a la oración que todo judío varón y adulto estaba obligado a recitar dos veces al día. El singular: “recitas” genera una distancia impropia de un buen judío. Lo lógico habría sido usar el plural: “¿Cómo es eso que recitamos?”. También incumbía al Galileo tal precepto. Al parecer, él no cumplía con ese deber tan sagrado. (El desconocimiento del texto conduce no pocas veces a afirmar erróneamente que Jesús era un buen judío).

      El jurista, claro, no tiene dudas en contestar citando dos textos de la Ley que tan bien conoce:

      “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo” (v.27; citando Dt 6,5 y Lev 19,18).

      El Galileo confirma su respuesta como la adecuada. Y le conduce a la praxis. Según él, basta hacer lo que dice:

      “Bien contestado. Haz eso y tendrás vida” (v.28).

      Es decir, en opinión del Galileo, al entendido le bastaba con cumplir la Ley para gozar de la vida eterna. No lo necesitaba a él en absoluto para conseguir tal objetivo. Tampoco precisaba aceptar la invitación a comprometerse en su proyecto.

      Ahora bien, cuando el versado en materia religiosa le repregunta con el fin de quedar bien:

       “¿Quién es mi prójimo?” (v.29).

      El Galileo, que sí está en esos asuntos de proximidad, avanza un paso más y, tras exponerle la parábola del samaritano, le da un giro a su pregunta:

      “¿Cuál de estos tres se hizo prójimo…?” (v.36).

      La enseñanza resultaba obvia: el próximo es aquél al que uno se aproxima. En especial a quien necesita que alguien lo haga. Tal compromiso es lo realmente sagrado. Porque eso sí afecta al sacrosanto bolsillo. Además de arriesgar, el samaritano había llegado hasta remover la calderilla de ese recóndito lugar. En la reseña de su actuación predomina el tema económico:

      “…sacó dos denarios de plata y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta” (v.35).

      El relato se cierra con el Galileo remitiendo al jurista a esa determinada praxis. Ya no tendrá la escapatoria de sus teorías:

      “Jesús le dijo: Pues anda, haz tú lo mismo (v. 37b).

  1. Un político de alto rango

      El segundo personaje (Lc18,18ss.) es un magistrado. Un alto cargo político. Él tiene la vida resuelta. Pero le preocupa el más allá. Quiere asegurárselo. Reconoce la autoridad del Galileo. Su opinión le ofrece garantías de autenticidad. Su pregunta es exactamente igual a la del jurista. Sabe, como aquél, que no se trata de creer, sino de hacer:

      “¿Qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?”

      Como en el caso anterior, el Galileo también le remite a la Ley, aunque ahora es él quien la cita. Lo hace de un modo muy singular. Siguiendo su manera de ver las cosas, un estilo libre, desajustado de cualquier ley divina; haciendo uso del texto como nunca lo habría hecho un buen judío. Probablemente, dejó al magistrado boquiabierto:

      “Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, sustenta a tu padre y a tu madre” (v.20).

      El magistrado es un experto en la Ley. El Galileo no lo pone en duda (“Ya sabes los mandamientos”). Pero nada le importó que los supiera. Él solo le mencionó ¡la mitad: cinco! No es que no recordara los otros. Los redujo a conciencia. De los referidos a Dios, de los cuatro primeros, no dijo ni uno. Los calló todos. Únicamente citó preceptos sociales. Y, además, trasladó el primero de ellos, el relacionado con la familia, al último lugar. Según su respuesta, para alcanzar la vida del más allá no es preciso ser religioso. ¡Ni siquiera él es necesario para lograr hacerse con ella!

      Como el magistrado, a su modo, reclamaba mayor seguridad al estimar que eso lo cumplía (“Todo eso lo he cumplido desde joven; v. 21), el Galileo le ofrece otra alternativa:

      “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, que tendrás en Dios tu riqueza; y, anda, sígueme a mí” (v.22).

      La opción que el Galileo le plantea coincide con la primera bienaventuranza de Mateo: “Dichosos los que eligen ser pobres, porque esos tienen a Dios por rey” (Mt 5,3).

      Pero por ahí no pasó el magistrado. Tenía demasiada pasta (“se puso muy triste, porque era riquísimo” v. 23). Rechazó, pues, la alegría de vivir y se quedó en la tristeza y la desazón en espera del más allá. La reacción del Galileo no tiene desperdicio. Da que pensar:

      “Viéndolo tan triste dijo Jesús: ¡Con qué dificultad entran en el reino de Dios los que tienen el dinero!” (v.24).

      Resulta evidente: Una cosa es la vida en el más allá y otra es la que comienza aquí con el reinado de Dios, la sociedad alternativa que propone el Galileo. La gran dificultad para acceder a ella está en el bolsillo.

      Pero, entonces, ¿qué es la salvación? ¿Cuándo comienza? ¿Y cómo conseguirla?

  1. Zaqueo y la Salvación

      El término ‘salvación’ (‘griego: ‘sotería’), enunciado en sentido concreto, aparece en boca del Galileo en solo una ocasión. Lo usa en respuesta a una actitud de un “jefe de recaudadores y además rico” (Lc 19,2), un tal Zaqueo (del hebreo Zakkay: ‘puro’, ‘inocente’). El significado de su nombre refiere paradójicamente lo contrario de lo que él es. El individuo no tiene nada de inocente. Es un colaboracionista. Un rastrero traidor al pueblo. Despreciado por su oficio de recaudar impuestos de la gente para el engorde del imperio dominante y extorsionarla con un gravamen añadido para su bolsillo.

      Pero Zaqueo no es un tipo de corto alcance. Sabe de qué pie cojea. Y busca su salvación. No ignora que le resultará muy difícil conseguirla. A la llegada del Galileo a Jericó, él quiere encontrarlo con la mirada (“trataba de distinguir quién era Jesús” v.3a), aunque la gente frustra su deseo debido a su bajeza (“pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura” v.3b). A pesar de todo, él no ceja, se ha propuesto echarle un ojo sea como sea. Por nada del mundo desaprovechará esta oportunidad. El Galileo le llama poderosamente la atención. Él es también un marginado. Está lejos de ser un judío ejemplar. Las autoridades civiles y religiosas lo han colocado en su punto de mira, dispuestos a apretar el gatillo en cuanto surja la ocasión. Se la tienen jurada. El hombre de Nazaret ha puesto en solfa las leyes religiosas, se ha saltado a la torera todas las de la pureza e incumple a los ojos de todo el pueblo las normas que ponen muros a la libertad. Y, por si fuera poco, ha rechazado de plano las creencias religiosas que obnubilan y anulan la razón.

      A los oídos de Zaqueo han llegado con seguridad noticias sobre su atrevimiento. ¡Frecuenta las casas de recaudadores y descreídos y hasta come con ellos! Y, a pesar de su descuidada praxis con los deberes religiosos, un grupo de amigos le acompaña y le tienen como líder. Incluso un número no pequeño de mujeres se han unido al colectivo de seguidores y han viajado con él desde Galilea. Y si es el pueblo…, el pueblo siente una especial admiración por él.

      Zaqueo, en cambio, únicamente tiene la soledad por compañera. Así que, entusiasmado, toma carrerilla, sale a escape y se adelanta al Galileo. No hay tiempo que perder. Busca el lugar idóneo. Desde una humilde atalaya podrá apreciar con detalle al hombre de Nazaret que pasa (“Entonces se adelantó corriendo y, para verlo, se subió a una higuera porque iba a pasar por allí” v.4).

      Su sorpresa será mayúscula. Al Galileo no se le escapa una. No pasó de largo. Se detuvo justo ante el hombre encaramado a la higuera. Se ha fijado en él. Y no lo desprecia. Le llama por su nombre. Y… ¡se hospedará en su casa! La casa de un traidor (“Zaqueo, baja en seguida, que hoy tengo que alojarme en tu casa” v. 5). Ningún buen judío se hubiera atrevido a hacer tal cosa. Pero él se saltó de nuevo la ley para aproximarse al despreciado. Zaqueo no podía imaginarlo. Era mucho más de lo que esperaba. La alegría entró en su vida (“lo recibió muy contento” v.6). Sin mediar palabras, sin preguntas o respuestas de por medio, sin una invitación del Galileo a seguirle, Zaqueo, emocionado, de golpe y porrazo, se atrevió a dar un paso decisivo. En el texto despuntan los datos económicos:

      “Zaqueo se puso en pie y dirigiéndose al Señor le dijo:

La mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres, y si a alguien he extorsionado dinero, se lo restituiré cuatro veces (v. 8).

      Tal decisión sobrepasaba lo establecido por ley como recargo a una cantidad defraudada: el veinte por ciento (Lev 5,24). Comportaba quedarse con los bolsillos vacíos. Y no le importó. La alegría que le produjo el Galileo le llevó a saltarse todas las vallas. Zaqueo no se quedó a medias. Hizo el mejor negocio de su vida. Entendió que el dinero encorseta la vida. Y optó por la auténtica. La vida plena no tiene el bolsillo como límite. Ahí se encuentra la salvación: en la anulación de fronteras para la vida.

      Ante la decisión de Zaqueo, el Galileo intervino de inmediato:

      Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (v. 9).

      La Salvación no es cosa del mañana, sino de hoy. Mañana puede ser tarde. La Salvación no viene, se va a por ella. La Salvación no se logra con el sentimiento o la espiritualidad; con los ritos, los dogmas, el conocimiento o las creencias. No se conquista con el lamento y la pena ante los insignificantes; con el desgarro y sufrimiento ante la muerte de tanto inocente o el clamor frente a las injusticias. La Salvación nada tiene que ver con la palabrería hueca de los discursos parapetados en la neutralidad y la inoperancia cómplices. La Salvación se alcanza aquí a base de hacer. Está asociada a la decisión y el compromiso capaces de romper todas las barreras. También la más férrea e impenetrable: la del bolsillo. Y supone el alcance, la posesión y la experiencia de la vida auténtica: la vida que no conoce límites.

70 comentarios

  • Santiago

    Jorge, gracias por tu palabras…Admiro de verdad lo que escribes y de la manera que tu esposa y tu enfocaron el amor en vuestras vidas cristianas…Pero la cita mía que transcribes no contradice tu comentario pues yo nunca dije que la confesión sacramental era algo mágico. Por supuesto que el Proyecto de Jesús no requiere que seamos sumamente perfectos…Por eso en mi comentario me refería a que Dios “mira el corazón” y nuestras intenciones y nuestros esfuerzos…mas que nuestras obras externas…y también, si me lees detenidamente verás que escribí “la gracia del sacramento de la confesión no consiste en inmunizarnos del pecado, sino en ayudarnos a no “caer mas abajo”..”..

    Claro que el que está amarrado totalmente y encadenado a un “estado” de adicción al mal…para poder iniciar el Proyecto de Jesús ha de tratar de salir de ese penoso estado…al menos en el deseo de arrepentirse…pues solamente así podremos decir que estamos en el camino del Reino porque no solo el que dice “Señor, Señor” sino el que hace “la Voluntad del Padre” es el que entra por el camino que quiso Jesús que camináramos..Una cosa es “predicar” a los demás y otra cosa es vivir la vida del Evangelio aunque sea sólo en la intención…Por eso, coincido contigo que la mejor manera, como católicos, para vivir esta vida que es la de Cristo, es con la ayuda de los sacramentos evangélicos, que no son una “meta” ni un fin en si mismos, sino solamente “una vía” hacia el Señor…No podemos creer que la gracia sacramental se nos da sólo como un ritual eclesiástico y para disfrute personal…sino para alcanzar el Proyecto de Jesús en nosotros…La alegría es cuando comprobamos que la gracia de Dios es infinita y que nos saca, sin nuestros méritos, de las garras del mal…Entonces estamos listos para seguir avanzando por la senda del bien, a pesar, de nuestras inevitables caídas..

    Un abrazo, amigo Jorge

    Santiago Hernández

    • Jorge

      En este último comentario estamos muy cerca, amigo Santiago. Porque también pienso que atrapados en el mal, cargados de vicios y pecados no podemos iniciar el camino con Jesús. Se precisa el arrepentimiento, la intención de dejar las ataduras del mal, mediante una conversión sincera. Pero yo no me refiero al inicio de este caminar con Jesús, sino al caminar de los que llevamos muchos años en él. Y este caminar nada tiene que ver con el circulo vicioso pecado-culpa-arrepentimiento que es fundamental y necesario en su inicio. Pero, una vez iniciado ya no se trata de examinar de continuo nuestra conciencia bajo el peso de la Ley y los mandamientos viviendo sometidos a su dominio, culpándonos de todo, sino al contrario colocando la Ley y los mandamientos a nuestro servicio como GUÍAS de nuestro caminar con Jesús, y libres de su dominio culpabilizador. Insisto en esto porque he leído en tus comentarios lo contrario.

      No me tienes que insistir en la importancia de los sacramentos. Tengo una práctica sacramental (eucaristía y confesión) que creo suficiente. Tienen alto valor para mí, porque renuevan mi intención de seguir “con” Jesús y la refuerzan. Pero mis confesiones ordinarias, con la periodicidad convenida entre mi confesor y yo, no versan sobre transgresiones de los mandamientos y su larguísima extensión y concreción en el Catecismo de la Iglesia. Nunca me sitúo bajo su dominio culpabilizante. Versan sobre mi caminar mejor o peor de mi seguimiento a Jesús, de los impedimentos, fallos, fracasos, problemas, …, y también impulsos, éxitos, respuestas, soluciones, …, tratan de la mochila en la que cargo alimento y lastre en el itinerario del Proyecto de Jesús hacia la Plenitud Humana.

      Un abrazo

      • Santiago

        Muy cerca estamos Jorge..aunque sinceramente creo que me aventajas en muchos aspectos de esta carrera en la aventura del espirítu..

        Por eso cada uno puede avanzar en la misma fe pero en caminos covergentes pero diferentes. Por otro lado, cuando escribo aquí -no sé si ti ocurre a ti- soy consciente de que mi comentario no solo es leído por nuestro interlocutor a quien va dirigido, sino por una serie de amigos que también nos pueden leer Y es por esa razón que muchos de mis comentarios hablan en general puesto que me baso en ciertas ideas comunes a mucha gente que creo necesitan cierta clarificación, a pesar de que no intento “enmendarle la plana a nadie”, sino escribir mi opinión.

        De otra manera, también yo me he apartado bastante de lo puramente legalista que mira a la letra de la l e y y trato de avanzar por el camino de la misericordia y la confianza ya que, así, no nos saldremos del Evangelio.

        Un abrazo

        Santiago Hernández

  • Jorge

    Recojo la última frase de Santiago, porque me viene al pelo de lo que quiero decir: “Después de estar listos nosotros, alegres y en paz, podemos dedicarnos por entero al Proyecto de Jesús”. Si esto fuese así, jamás podríamos dedicarnos por entero al Proyecto de Jesús, nunca llegaríamos a considerarnos dignos, preparados y listos para emprenderlo. Es que nuestros numerosos pecados y tendencias no se eliminan de repente por arte de magia (la confesión sacramental) sino que continúan con nosotros, aunque hallamos iniciado por la gracia un proceso más bien largo de transformación. Ponernos en marcha en el Proyecto de Jesús no puede esperar hasta que estemos listos, cuando el proceso de transformación culmine. Nuestros pecados y tendencias al mal no pueden impedirnos el caminar con Jesús en su Proyecto.

    Me gusta comparar el seguimiento a Jesús y mi amor por él, a los años (1970-2018) de mi vida junto a Cami mi mujer y mi amor por ella. Jamás nuestra relación se vio interrumpida por los fallos (o pecados) ni de ella ni de mí. El inicio de nuestra relación no esperó a que eliminásemos de nosotros todos nuestros defectos, vicios, tendencias al mal, …, sino que se inició y progresó tal y como éramos, sabiéndolo todo el uno del otro acogiéndonos mutuamente, sin tener que de continuo rendir cuentas. Nos lo perdonábamos todo. Eso sí nos lo contábamos todo, sin guardar secretos. Inútil sería el mentir o el disimular pues su carita linda, su mirada, sus gestos, …, me decían que había un problema, y lo mismo ella de mí, así que pronto preguntábamos ¿pasa algo? Y los problemas siempre los resolvimos juntos. Sí, fue un amor de los buenos y duraderos, cargado de ternuras y complicidades. No fue simplemente una cosa de suerte un regalo, sino algo muy trabajado porque ambos sabíamos de nuestro amor y queríamos estar juntos por encima de cualquier cosa, y ambos sabíamos que no existía ningún defecto (pecado) que pudiese romperlo. Y la vida nos golpeó duramente primero con la muerte de nuestra hija de pocos meses, y los últimos 20 años con la larguísima enfermedad de Cami, que vivimos también juntos.

    Yo aprendí mi relación con Jesús en la escuela de mi mujer. Sé que Jesús me ama tal y como soy, lo mismo que mi mujer, pero a lo grande. Sé que Jesús me perdona todo cuanto haga, lo mismo que mi mujer y al igual que ella lo hace porque quiere estar conmigo pase lo que pase. Y yo quiero estar “con” Jesús a pesar de mis numerosos pecados. A veces me separo un poco y otras me hundo y quiero alejarme porque me siento indigno, y le digo a Jesús que me deje en paz, que se “aparte de mí porque soy un pecador”, pero él nunca me ha hecho caso, acude a mi rescate y me recompone. En este caso recurro a la confesión sacramental, porque me he salido de madre e interrumpido el caminar de mi seguimiento a Jesús. Y recompuesto me preocupo y ocupo no en mis pecados ni en la lucha contra el mal que hay en mí, sino en el Proyecto de vida de Jesús, en las cosas del amor y del servicio a los demás.

  • Santiago. Me tiene usted intrigada.

    Ya se lo pregunté una vez, pero no recuerdo lo que dijo, supongo que porque aunque contestase impecablemente, en realidad no contestó. Se escabulló , que dicen en mi tierra.

    De verdad piensa, está usted convencido de todo lo que dice? Porque usted no tiene un pelo de tonto, si me permite la expresión. Es usted un maestro en retórica y dialéctica. Me da mil vueltas en eso y en conocimiento del los textos evangélicos y de padres de la iglesia y de encíclicas y demás. Solamente soy una aficionada. Pero le aseguro que digo lo que  pienso , aunque la mayoría de las veces diga tonterías, obviedades o cosas que no he entendido bien.

    Y usted? Está convencido de todo lo que dice? Porque si es así es usted un católico de libro.

    Perdón por mi mi osadía, pero ya sabe, soy una imprudente. No termino de madurar y ya a estas alturas he perdido toda esperanza de hacerlo.

    Tenga paciencia conmigo, es una virtud de esas teologales o algo de eso.

    Un saludo cordial

     

    • Mª Pilar

      Carmen, eres increíble.
      Lo realmente interesante es:

      Que Jesús ¡jamás! dijo ni dio… semejantes explicaciones, ni dogmas, ni ordenaciones mágicas, ni nada de nada.

      Pero si decirte, que seguirlo según su Buena Noticia… es mucho más exigente que seguir las normas que la iglesia jerárquica se sacó de la manga, para mantener su “negocio”… de tener todo lo que ella iba fabricando, atado y bien atado.
      Hizo a las personas, dependientes de sus mandatos, igual que hacían los sacerdotes del templo en tiempos de Jesús; y que Él, jamas lo dio por bueno, precisamente, porque eso les hacía esclavos de sus mandatos, y poco a poco les iba quitando la vida y su libertad.

      Por eso, aquellas personas que le escuchaban y decidían cambiar sus actitudes… ¡Quedaban liberados!

      ¿Verdad que suena totalmente distinto y esperanzador?

      Un abracito.
      mª pilar

      • Lo que soy es una irresponsable, que me decía mi hermana mayor.
        A veces me río sola del valor que tengo, pero no lo puedo evitar.
        Vaya una compañera guay que tenemos. Me ha encantado lo que ha escrito Asun
        Un abrazo

    • Santiago

      Muchas gracias por sus palabras..y su intetés.
      No me considero un maestro de “retórica y dialéctica” en el sentido estricto..sino un seglar converso desde joven a Jesucristo y que quiso adentrarse en la fe y estudiarla detenidamente puesto que yo no aceptaría ninguna proposición de la fe que no tuviera una base real, tanto doctrinal como disciplinar. Cuando escribo lo hago porque así lo creo..Puedo ampliarlo con citas y lecturas, pero para poder aceptar cualquier afirmación tengo que vislumbrar su posibilidad como cierta. Si no, es inútil que me engañe en la mentira..engañe también a mis lectores. Los que creen en que el cristianismo es falso y que fue “inventado” gradualmente muestran un desconocimiento total del contexto judío de donde surgió la Iglesia que es el Pueblo de Dios. Ninguna religión puede mostrar al mundo una filosofía y una fe tan coherente y detallada y armónica como la que ha ofrecido y ofrece al mundo la Iglesia Catolica para la salvación en el amor de Cristo después de Su vida y de Su muerte hace más de 20 siglos.

      Claro que yo sé que tengo que ser motivo controversial en los tiempos de fe tan negativos que vivimos en el momento actual. No se trata ya de cuestionar la fe, sino de destruirla totalmente. Pero a pesar de los ataques furibundos y feroces a la fe de la Iglesia, pasa ahora, y como ha pasado en siglos pasados, desde el siglo I,…. la FE permanece porque NO depende de la malicia de los humanos, sino del carisma de Cristo que la infundió de nosotros en nuestro deseo del bien que es El mismo. Esta fe es eterna, es un don que debemos apreciar aunque no podamos siempre corresponder totalmente.

      Admiro su sinceridad. En su propio magisterio se que supo infundir mucho amor a sus alumnos. Su larga docencia tuvo muchos frutos que quedaron grabados indeleblemente en el corazón de ellos. Un maestro honesto y con dedicación es un tesoro que el alumno siempre recuerda. Esa es su satisfacción personal y el premio interno que uno recibe ya alejado de la profesión activa. Salvando a los demás es por lo que estamos destinados a salvarnos nosotros. Solo somos instrumentos de Algo que siempre se encuentra encima de nosotros y de lo cusl no tenemos control. Solo podemos percibir “Sus huellas”

      Con un saludo afectuoso

      Santiago Hernández

      • Uf, gracias. Me daba miedo leer su respuesta. No sabía por dónde iba a salir. Normalmente cuando hago una pregunta así me la cargo por todo lo alto. Uf, gracias.
        Pues sí. Le encaja todo y todo se lo cree. Debe de tener una cabeza de esas que no dan saltos en el vacío. Si usted fuese una pieza de ajedrez sería una torre, quizás un alfil. Yo soy un caballo, siempre desconciertan.
        Me alegro por usted.
        Lo de buena maestra me ha gustado. No sé. He intentado no hacer daño, pero vaya usted a saber. Los niños a las edades en que los he tenido son absolutamente frágiles, aunque traten de aparentar que pasan de todo. Por eso el tema de la pederastia me produce tanta angustia.
        En fin.
        Prometo no , no sé exactamente qué, pero lo voy a dejar tranquilo.
        Hasta la próxima

      • Santiago

        NO existe cosa más importante que la educación de un niño. Por eso ser maestro es un don especial puesto se nace siéndolo, y cualquiera puede ser un erudito pero no podrá enseñar su ciencia a los demás porque no posee ese carisma,…y no terminará esa vocación hasta que terminemos aquí abajo. Por eso, no solamente “no hizo daño” sino que procuró dar lo mejor de sí, pues cuando uno tiene una vocación definida siempre antepone sus defectos para ponerse al servicio de los más pequeños y vulnerables.

        Por otro lado, no me considero, en verdad, una excepción sino un average que se aprovechó de la enseñanza de los demás, y de todo lo que la vida nos va diciendo a cada momento. Por ser de lo ordinario participo de “saltos al vacío” de vez en cuando, como todo los humanos. Sin embargo, suelo agarrarme de algún asidero con luz para no rodar al abismo. La vida es la gran maestra. Tenemos que aprender y ceder a cada momento. Sin embargo, no me lo creo todo..sino sólo lo que es digno de ser creíble.

        Un saludo para un magnífico fin de la semana

        Santiago Hernández

  • Jorge

    Durante muchos años tras mi conversión del ateísmo a la fe religiosa en Jesús, pensé que era imposible acceder al “estado de gracia”, porque tras una confesión no pasaba mucho tiempo, más bien lo contrario, que volvía al pecado, a los mismos pecados. Y me fustigaba implorando a Dios la limpieza del corazón y la purificación total de mis defectos, de mis tendencias e inclinaciones, de mis ataduras hacia el mal, convencido como estaba que Dios si quería podía transformarme. Sólo entendía el “estado de gracia” purificado y liberado de todo mal. Y entré en el círculo vicioso pecado-culpa-arrepentimiento, que desvirtúa el Proyecto de Vida de Jesús. Más que en “estado de gracia” vivía en “estado de pecado” pues mi conciencia de forma obsesiva “vigilaba” culpabilizándome por “casi” todo.

    Pero con la lectura atenta de los Evangelios me di cuenta de algo muy importante, Jesús no hablaba del mismo modo al círculo de sus íntimos que a los fariseos, escribas, doctores de la Ley, …, en general a los de fuera. Y mi pregunta fue ¿es que acaso los seguidores íntimos de Jesús dejaron de pronto de pecar? ¿se operó en ellos el milagro de transformación de sus características personales, de sus apegos y tendencias, de sus estructuras psicológicas, …? Pues no, y vemos en ellos problemas parecidos a los que cada uno tenía antes de dejarlo todo para seguir a Jesús. Entonces ¿qué había cambiado? Pues precisamente el seguimiento a Jesús que los liberaba de toda culpa, sabiéndose perdonados y por tanto en “estado de gracia”, pero sin transformaciones milagrosas, siendo tal cual eran. En realidad, la gracia no es un estado milagroso concedido por Dios de un plumazo por nuestra oración implorante, sino un proceso de transformación en el tiempo que hemos iniciado desde nuestra conversión. Y lo importante no es que pequemos una y otra vez pues esto no nos desviará del camino, siempre y cuando no nos impida seguir en el proceso de transformación siguiendo a Jesús. El pecado para los que estamos “con” Jesús es marginal, un accidente, una piedra en el camino, y no una barrera que nos impide el paso.

    Nadie ni los más santos y santas han sido liberados del mal y del pecado. Entonces, ¿qué decir? ¿acaso no hay nadie en “estado de gracia”? ¿que es hipocresía y disimulo decir que se está en gracia? ¿acaso la gracia sólo dura unas horas tras la confesión y comunión para retornar al pecado? ¡Pero qué contrasentido es este! ¿Dónde queda el perdón, la liberación, la salvación? Más parece una condena centrar el seguimiento a Jesús en una lucha perdida de antemano contra el pecado; y si se trata de una condena pues lo que llevaría precisamente a una liberación sería el dejar lo religioso ya que de este modo se olvida el pecado y serena la conciencia.

    Dejemos de centrar el seguimiento a Jesús en el círculo vicioso pecado-culpa-arrepentimiento y pongamos nuestra atención en el Proyecto de Vida de Jesús que es realmente de perdón, liberación y salvación, centrado en el amor y la actitud de servicio.

    • Mª Pilar

      Ufffff…¡Que complicado… con lo sencillo que Jesús lo hacía!

      Demasiada palabra… para mí.
      mª pilar

    • Santiago

      Jorge, todos hemos pasado por ese camino..Como dices tú nunca vamos a lograr esa suma perfección que pertenece a la otra vida, en la visión salvifica divina.

      Me decía un sacerdote amigo cuando era colegial que Dios “mira el corazón” primero. La gracia del sacramento de la confesión no consiste en inmunizarnos del pecado, sino ayudarnos a no “caer más abajo” puesto cuando hacemos un mal pequeño y lo toleramos solemos seguir rodando hasta llegar importarnos ya nada y a justificarlo y racionalizarlo todo.
      La confesión es el reconocimiento de la culpa..pero esto es motivo de gozo pues nos hace ponernos al día y empezar de nuevo “a tratar”. El cristianismo es luz y es intrínsecamente optimista y es “tratar”
      El perdón nos hace alegres puesto que Dios nos da la medicina para recuperarnos y seguir adelante. La gracia es invisible pero podemos reconocer sus efectos. Por eso los santos se confesaban frecuentemente…para adelantar y no irse para atrás y llegar a la “adicción al mal”, y estar atrapados sin poder salir del vicio. Esto si es un mal difícil de vencer. Debemos pues servirnos del tesoro de los sacramentos como los llaman mis amigos los protestantes conversos al catolicismo. Después de estar listos nosotros y alegre y en paz, podremos dedicarnos por entero al Proyecto de Jesús.

      Un abrazo

      Santiago Hernández

  • oscar varela

    El retruécano del deutsche tiene varias aplicaciones,

    Por ejemplo:

    * no digo pavadas PORQUEsoy” Pavo

    sino que

    * “soy” Pavo PORQUE digo pavadas.

    ……………….

    Comprendo que me quedaría por explicar:

    por qué lo de “SALVADOR

    aplicado a Jesús

    es una reverenda PAVADA.

    ……………….

    Pero ¡vaya uno a saber si a alguien le interesaría!

  • oscar varela

    Hola!
    En 1967 intenté una incursión a la lengua alemana.
    Así que, chapuceando el deutsche,
     me anoté en la Universidad de München.
    Wintersemester, nieve y frío, pero ahí iba.
    Asistí a Lecciones de Filosofía Moderna que leía Max Müller.
    También a las de un “teólogo”.
    Daba yo por supuesto que no habría de entender nada.
    Experiencia que no es tan mala como pareciera.
    Acá viene al caso la del “teólogo”,
    quien resumía el Mensaje “salvífico” de Jesús
    en ell acróstico del pez: IXZÜS = “Jesús Cristo de Dios Hijo Salvador
    I: Jesús
    X: Cristo
    Z: de Dios
    Ü: Hijo
    S: Salvador.
    …………………
    Lo interesante de este “teólogo” afamado en München
    era la interpretación que hacía del acróstico del esencial Dogma
    El tipo, bien ‘a lo alemán’, retorcía la frase. Así:
    * Jesús no nos salva PORQUE “es” Salvador,
    sino que
    * “es” Salvador PORQUE nos salva.
    …………………
    El retruécano era interesante porque fundamentaba
    * lo que se “es
    en
    * lo que “se hace”.
    …………………
    Y así pasé varios añitos repitiendo estas pavadas.

  • M.Luisa

    El realismo metafórico que nos presenta el enunciado “La salvación esta en el bolsillo” Supone dar por hecho que el estudio de las neurociencias ha de establecer relación no con la psicología sino con la psiquis humana. Es una reflexión que dejo ahí después de haber leído los últimos comentarios.

  • Isidoro García

    Jorge hace un bonito canto a la fe madura y adulta. Pero la fe madura, como toda nuestra moral madura, y en general nuestra vida madura, es el fruto natural de la maduración humana, de llevar adelante hasta el final ese proceso evolutivo de maduración, autorrealización, transpersonalización, individuación, etc. (terminologías de las diversas escuelas psicológicas).

    Ese proceso, evolutivo, que dura toda la vida, tiene dos facetas. Por una parte el saneamiento de nuestras neurosis, psicosis y demás trastornos de la personalidad, mas o menos graves, que arrastramos en nuestro proceso vital.

    Y por otra parte el disolver y eliminar, los múltiple errores cognitivos, que se no han ido adhiriendo en nuestro proceso de aprendizaje, llegando a acercarnos lo más posible al conocimiento de la realidad.

    Antes, cuando la psicología no existía como ciencia independiente y solo era una rama de la filosofía, íbamos por ese camino transformativo muy a tientas, y dado palos de ciego. O directamente nos declarábamos incapaces humanamente hablando de ese proceso evolutivo, y todo lo poníamos en manos de la gracia sacramental eclesial.

    Hoy ya vamos sabiendo más. Libros como “El hombre autorrealizado” de Maslow, son verdaderos libros espirituales para el hombre moderno, y en el se puede leer que el hombre realizado, maduro es “deiforme”, (¿hay algo mas “religioso” que esta frase?).

    Lo que pasa es que parafraseando al apóstol Santiago el atriero, “si de hecho no existiera el mal en este mundo, (si todos fuéramos maduros y humanos completos), no tendríamos necesidad de Redención alguna. ¿De qué se nos iba a redimir? ¿Para que la Iglesia sacramental?”.

    Esa es la razón de la gran enemiga de la Iglesia respecto a la Psicología, a la que ningunea e ignora maliciosamente.

    Sin embargo las nuevas investigaciones sobre el comportamiento de la mente, nos llevan a la conclusión de que las prácticas sacramentales, y la oración, pueden tener eficacia psicológica natural, en el proceso transformativo madurativo humano, independientemente de su eficacia sobrenatural para el creyente.

    Por una parte por el efecto placebo, (autosugestión y efecto profecía autocumplida). Pero sobre todo por el gran efecto movilizador de dichas prácticas en nuestros programas arquetípicos autónomos subconscientes, de los que está dotado nuestro inconsciente colectivo genético.

    La psicología profunda arquetípica, es el nexo de unión de la Ciencia con la Espiritualidad religiosa.

     

    Y, por último, corrigiendo al amigo Santiago, yo creo que Jesús no perdonaba el pecado, sino que su filosofía en este tema se expresa en la cruz: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”.

    Que es una frase con contradicción interna: Si no sabemos lo que hacemos no procede perdonarnos, sino compadecernos y disculparnos.

     

    • O entender que así somos. Contradictorios, pacientes a veces, iracundos otra, cariñosos, agresivos, soberbios, humildes, creativos, aborregados, independientes, serviles, héroes y heroínas, villanos y villanas, generosos, egoístas, razonables, irracionales,..capaces como especies de dar artistas increíbles, científicos alucinantes,y asesinos de masas horribles…
      Así somos, según nos dé el aire. Según nos ha dado el aire.
      Dios tiene que estar superentretenido. Pero no creo que nos juzgue. No creo ni siquiera que se plantee el perdonarnos. No creo que tengamos capacidad para ofenderle, no creo que se sienta ofendido. Nosotros tenemos que solucionar nuestros jaleos, nuestros problemas. Ayudarnos entre nosotros.
      Lo único que podrá hacer, digo yo, es echarte una mano , darte fuerza interior para hacer lo que creas que tienes que hacer. A mí desde luego me la ha echado.
      Leí una vez en un artículo de Miret Magdalena que alguien decía que entendía a Dios como’ la fuerza de mi fuerza ‘ creo que hacía referencia a , no me acuerdo el nombre, este señor del siglo XVII que está muy de moda ahora y que antes no se le hacía ni caso. Spinoza, ya me he acordado.
      Pues sí. Eso es para mí Dios: la fuerza de mi fuerza. Precioso .
      Un abrazo a todos

    • Santiago

      Gracias Isidoro por tu comentario y por la cita, y por poder dialogar contigo de nuevo.

      No hay duda que leyendo las distintas versiones de los Evangelios Jesús combate el pecado continuamente. El expulsa a los vendedores del Templo, habla contra los falsos profetas, perdona pecados, combate la hipocresía, la avaricia, el escándalo con menores, la cizaña, el pecsdo contra el Espíritu Santo..El mismo empieza su vida pública predicando el “arrepentimiento” pues el Reino De Dios estaba ya cerca..,y al mismo tiempo Jesús mostraba con sus obras y palabras la Misericordia del Padre

      En Su hora final Jesus trata de excusar a los que le clavaban en la Cruz. En esto ponía en práctica el Sermón de la Montaña. “Porque no saben lo que hacen” Jesus en su Misericordia trata de disminuir la culpa de los que maliciosamente planearon Su muerte. Esta “ignorancia” disminuye sin duda la culpa y abre la puerta para la conversión de Sus verdugos.Pero en su esfuerzo Jesús solo ruega al Padre por los malhechores. Esta excusa, en el contexto, no impide el daño hecho…es una ignorancia culpable puesto que revela una dureza de corazón de los que condenaron a Jesús capaz de resistir la llamada hacia la verdad pues los judíos atribuían los milagros de Jesús a Belzebú, principe de los demonios. Quiso Jesús llevar Su Misericordia hasta el final. De hecho muchos judíos llegaron después de Su muerte a creer en El.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

  • M.Luisa

    Aquí el drama que se respira es que  como se entiende que la culpa es lo primero,  la marca del cristianismo ha de ser la salvación.

    Sin embargo, mantenernos en esta idea es un error. No se nace con culpa. Se nace con la tarea de habernos de realizar en lo que somos.  Digo habernos y no tenernos que realizar porque la realidad que somos es algo que ya  tenemos orgánicamente, algo ya constituido en nosotros y por tanto  abierto a su estabilización, a su   forma de ser propiamente humana.

    Por esto cuando a Santiago le leo conversando con Jorge:

    “hemos sido creados en libertad, podemos decidir…de hecho estamos decidiendo cada día” dice.

    Pienso que no se trata de “estar” decidiendo sino de “ser” decisivos en nuestros actos.  Son dos niveles distintos de entender la libertad.

    La libertad de “hacer y de decir” y la libertad de “ser”. Son dos libertades inseparables pero en cierto sentido irreductibles. Porque si bien la libertad de ser supone o exige la iniciación libre   del  hacer y del decir, no es válida la reciproca, pues la libertad de acción no implica necesariamente la libertad de ser, pues se puede vivir simplemente con lo que se quiere  en el plano de la espontaneidad y del gusto de cada cual sin ser propiamente vivientes en el plano de lo intimo y lo personal que es, precisamente,  el plano que da consistencia y estabilidad a nuestro organismo, no sólo tenido sino también  poseído ya como  propiamente humano.

    Saber diferenciar estos dos órdenes de libertad  es fundamental, a mi modo de ver,  para el futuro de la humanidad.

  • Jorge

    Es verdad que los católicos en general, de las demás confesiones cristianas poco sé, en lugar de sentirse salvados y liberados por Jesús entran en una espiral de culpa y pecado, aplastados por normas y mandamientos, obligaciones y deberes, …, a lo que se añade una dogmática irracional y una moral que en lugar de tirar de las personas hacia su plenitud las hunde. Con el prestigio y honor de la Iglesia por los suelos, empeñados en conservar una liturgia obsoleta (con escasas modificaciones del ritual del Imperio Romano), comunidades que no funcionan, escasamente participativas y comunitarias, …, el panorama es desolador, que solo pueden aguantar los más sumisos, tradicionalistas, conservadores… ¿Dónde está la salvación y la liberación en la Iglesia?

    Me duele, me duele profundamente mi Iglesia. Me gustaría que mi Iglesia fuese muy diferente, sobre todo acogedora, cargada de amor y con actitud de servicio. Que los cristianos y sus comunidades fuesen reconocidos por el amor mutuo que se expresasen entre sí y que se derramase hacia todo el mundo sin exclusiones. Pero estamos lejos, muy lejos de esto. Aún así, yo sigo apoyando a mi Iglesia, acudo (¿participo?) a/en la liturgia y soy un miembro disponible y activo de su comunidad, en una parroquia concreta. ¿Por qué? Pues porqué veo una clara continuidad de la Iglesia Católica de hoy con la comunidad primera apostólica a lo largo de todos los siglos de su historia. La línea de continuidad está ahí aunque sea quebrada, a veces más de lo razonable, pero está.

    Entiendo que para seguir a Jesús no hace falta ninguna Iglesia, pues el mensaje de Jesús es universalista y abarca a toda la comunidad humana. Sin embargo, Jesús no se ocupó de extender su mensaje por el mundo conocido como hizo Pablo de Tarso, sino que se ocupó y preocupó de formar una pequeña comunidad de discípulos, los apóstoles, bien preparados que fueran sal y levadura para el mundo, no sectaria para sí mismos sino abierta para el mundo. Yo podría imitarlo y formar mi pequeña comunidad al margen de la Iglesia. ¿Cuántas veces se ha intentado a lo largo de la historia acabando por lo general en fracaso, sin duda con excepciones maravillosas?

    Entiendo también que puede hacerse el seguimiento a Jesús individualmente en el medio en el que se va desarrollando mi vida con la gente de mi entorno, la que me voy encontrando. Pero si quiero comprometerme en la misión de Jesús y participar en ella surge el sentido comunitario de su seguimiento. ¿En qué comunidad? Y aquí viene el discernimiento y el descarte, y por coherencia he elegido aquellas vinculadas por Jesús a la Iglesia.

    • Román Díaz Ayala

      Bien Jorge,
      Nos resulta dificilícimo abordar el sentimiento de culpa. ¡Qué le vamos a hacer siendo hijos de nuestra generación!
      Que sí reflexionamos sobre lo mismo dalo por seguro, y no como algo casual, sino obligado, si empeamos a especular sobre una salvación mínima que cabe en un bolsillo, aunque sólo sea por lo crematístico del dinero.
      Ese sentimiento de culpa existe aunque creamos que está escondido. Se refleja en “Quien la hace la paga”, “Te lo tienes merecido” “por tu culpa estamosa así…” etc.
      Vivimos insertos en un materialismo que acapara todas nuestras formas de pensamiento, que nos dominan, pero que en algunas personas no les llega hasta el hondón del alma, donde hay inquietudes espirituales y donde el testimonio de culpa se refleja mostrando nuestras pobrezas, nuestras debilidades. Nos hace gritar : ¡Ay de mí, que hago lo que aborrezco!

      • Jorge

        Cierto Román es difícil abordar el sentimiento de culpa. Sin embargo, en mi opinión es de vital importancia saber autogestionarlo, porque tiende a hundir la vida religiosa. Muchos abandonan el seguimiento a Jesús y dejan la Iglesia por sobrecarga de culpa. Recuerdo con humor que alguien me dijo que no podía ser una persona religiosa por lo que llevaba entre piernas. Es que la insistencia de la Iglesia en que tengamos siempre presente nuestros numerosos pecados, con acento especial en lo sexual, recomendando hacer casi de continuo examen de conciencia o revisión diaria de vida, con la atención puesta en confeccionar un listado de nuestros pecados, para proseguir con el dolor de contrición y arrepentimiento, no ayuda en nada a una buena gestión de la culpa sino todo lo contrario. La Iglesia desde siempre ha tomado a sus fieles como inmaduros en la vida religiosa, catecúmenos en vías de conversión y no como adultos con una fe madura. Siempre interpreta las Escrituras tratando de lanzar flechas envenenadas, para mover las conciencias hacia la conversión y el arrepentimiento.

        En una fe madura no necesitamos de continuo una conversión, se supone que desde hace muchos años ya estamos convertidos y arrepentidos de haber llevado antes una vida contraria al Proyecto de Jesús. Cuando estamos implicados de lleno en el Proyecto de Jesús y le somos fieles, el sentido de culpa cambia radicalmente, puesto que ya no se trata de una conversión, ya lo estamos, sino de seguir adelante con el Proyecto de Jesús. Entonces la atención de la conciencia no apunta a una lista de pecados o mandamientos para arrepentirnos y confesarlos, (estamos libres de la Ley según Pablo), sino a aquello que impide que nuestro seguimiento avance. Y la culpa sólo podrá aparecer cuando nos estancamos, retrocedamos o nos salgamos de madre. Cuando esto no ocurre deberíamos tener la conciencia limpia, sabiéndonos perdonados de todo pecado y liberados de toda culpa.

        Tener la conciencia limpia no es óbice para que con cierta periodicidad revisemos nuestra marcha. En esto la Iglesia en mi opinión acierta al fijar solo dos tiempos penitenciales: el Adviento y la Cuaresma, por algo será. Salgamos del círculo vicioso pecado-culpa-arrepentimiento, que desvirtúa de raíz el Proyecto liberador de Vida de Jesús hacia la Plenitud Humana.

  • Asun Poudereux

    Hola a todos. Digo todos, porque,  aunque en principio copio de Santiago de su comentario del 15 septiembre 2018, 2:45 am, y veo contradicción en lo que después se expresa, es el compartir vuestro el que me ha movido:
     
     “Carísimos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios. Y TODO EL QUE AMA, de Dios ha nacido y conoce a Dios. Quién no ama no conoció a Dios porque Dios es amor” (1 Juan 4, 7-8) (las mayúsculas son mías)

    El otro día hablando con una persona experimentada, quiero decir de la vida y de todo lo que entraña,  habiendo sido formada desde la cosmovisión católica, me dijo:
    – ¿Si es cierto lo que dice la religión que Jesús  con su muerte nos redime de los pecados a toda la Humanidad, para qué la Iglesia Institución, entonces,  con todo lo que implica y se nos impone, si ya estamos perdonados y salvados?

    Pues nada tiene que ver con el conocimiento de Dios Amor. La Vida.  Estaba convencida de la incongruencia de la Iglesia Institución, enfocada totalmente en sí misma,  siendo que no comprende la hondura y espaciosidad del Amor.

    Sí. El Amor no puede concebirse que esté ladeado y  solo abierto a la separación  de los que se proclaman “los elegidos” de Dios. Ese “Dios” tan limitado es una proyección del hombre, que se siente especial y diferente, cuando realmente el Amor no ve diferencia separadora en todo lo que abraza,   sino la Unidad entrelazada y conectada de lo múltiple y diverso.

    Jesús se liberó de la angostura y estrechez de la religión, sea la que sea. Su humanidad le hizo comprender desproveyéndose  de lo que lo impedía,  y hacerse uno con todos en el Amor de lo  que llamamos Dios, que para él como judío, Es Lo Que Es, y que llamó Padre,  también Vida, Verdad, Amor,  etc….

     En todo caso no se quedó en esas bellas palabras. Lo saboreó, lo vivió haciéndolo Real: Muy humano y coherente con todas las personas con las que interrelacionaba cruzándose en la vida, interactuando con ellas, anhelando que vieran lo que a él mismo le liberó y lo hicieran a su vez Realidad.

     El Amor no impone  que haya méritos, ni levanta barreras en distintos niveles,  lo entendamos o no,  solo  vive y se expresa en el Amor,  el que salva, el de la vida auténtica sin límites.
    Gracias a todos.

     

    • Santiago

      PERO hemos sido creados humanos y hemos sido creados en libertad, podemos decidir…de hecho estamos decidiendo cada día acciones buenas, otras menos buenas y otras malas. Estamos lejos de ser perfectos y nuestra imperfección y la malicia de nuestros actos es motivo de dolor, no solo para nosotros, sino para los demás. No podemos negar esta realidad que es evidente. Racionalizar el mal es querer relativizar esa misma evidencia. Solamente oyendo y leyendo a los medios de información diariamente comprobamos el horror que causa el mal moral en este mundo…No debemos enfatizar exageradamente en nuestras culpas, sin embargo, tampoco podemos trivializar el mal, como inexistente o inconsecuente, sino que debemos situarlo en su verdadera realidad y hacer todo lo posible por evitar hacer el mal..y reconocer que muchas veces somos totalmente responsables de sus consecuencias malignas.

      Por supuesto, si de hecho no existiera el mal en este mundo no tendríamos necesidad de Redención alguna. ¿De qué se nos iba a redimir? ¿Para que la Iglesia sacramental? Sin embargo Cristo perdonaba la culpa del pecado, nos recomendaba no pecar más, combatió con denuedo el pecado e instituyó el sacramento de la Reconciliación para darnos el perdón, previo arrepentimiento. Por eso Jesús concedió el perdón e indulgencia total al ladrón en la Cruz, ya que antes de prometerle el Paraíso inmediatamente después de la muerte, el ladrón expresó su contrición y reconoció su culpa con estas palabras dirigidas al otro ladrón en la cruz:

      “¿Ni siquiera temes tu a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros, a la verdad lo estamos justamente, pues recibimos el justo pago de lo que hicimos; más éste nada inconveniente ha hecho.
      Y decía a Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres en la gloria de tu reino. Díjole:! En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso.” (Lucas 23, 40-43)..La Misericordia de Dios no está separada de nuestra libertad…Por eso el perdón va asociado a nuestra decisión de acercarnos a Dios por medio de nuestro reconocimiento de nuestra culpa y con una contrición sincera. La absolución de nuestros pecados sería inválida si falta nuestro arrepentimiento doloroso y si no tenemos firme decisión de reparar el daño hecho a los demás con nuestras faltas.

      San Juan no EXCLUYE a nadie del amor puesto que “el amor proviene de Dios”, ni Juan ni la Iglesia han establecido una casta de “elegidos”… pero todo el que rechaza el amor y se niega voluntariamente a amar..es evidente que “no conoce a Dios”..ni siquiera se le aproxima naturalmente, pues “Dios es amor” y en Su amor nos llama constantemente a un amor efectivo de caridad. Por eso en ese rechazo esa persona se auto-excluye del camino del Reino porque es imposible entrar en el Reino de Dios sin al menos, una contrición amorosa.

      Gracias por los interesantes comentarios y por las citas.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

      • Jorge

        Es verdad que muchas veces hacemos lo que no queremos y que no somos perfectos, a pesar de estar implicados con toda nuestra fuerza, empeño e intención en el seguimiento a Jesús, fallamos. Pero el centro de atención para el seguidor de Jesús con fe adulta, no son los propios fallos, el pecado que cometemos, el mal que hacemos, …, de todo ello nos tenemos que sentir redimidos, liberados, perdonados, …, pues nuestro centro de atención es el bien y no el mal, el centro es el amor y el servicio a los demás, y no la purificación de nuestra conciencia con sacrificios y arrepentimientos vanos.

        Con fe adulta tenemos que reconocernos en “estado de gracia” y no de pecado. Redimidos, liberados, perdonados, …, LIBRES de las ataduras del pecado. Y aunque fallemos, no tenemos por qué percibirlo como atadura, como lazo que atrabanca nuestros pasos al caminar que oscurece con la culpa el camino, sino como algo circunstancial y marginal. Porque el centro de nuestra lucha no está en deshacer el mal y el pecado nuestro y de los demás, esto es cosa de Dios, lo nuestro es estar disponible para el amor y atentos a las necesidades de los demás para ayudarlos y no para juzgarlos.

      • Santiago

        Gracias Jorge por verte por aquí. Coincido en muchos de tus opiniones….LO ideal es lo que dices tú, que debemos reconocernos en “estado de gracia”, es decir, no solo tratar de “estar”, sino vivir “en gracia”. Clásicamente,en católico, ES el que sigue a Cristo en los mandamientos ya que El no vino a destruir la Ley sino a “darle su cumplimiento”. “Guarda los Mandamientos” dice Jesús como “primer paso”…Pero la FE adulta, como dices, no se puede conformar con la parte negativa de la Ley, sino que EXISTE un camino mejor, como escribe Pablo en la Epístola de la Misa de hoy, 19 de Septiembre..Es el camino del amor de Dios donde ni se piensa ya en quebrantar la Ley, no pensamos en hacernos daño a nosotros ni a los demás, ya no somos egocentricos, sino que nos remontamos a las alturas del amor divino con la ayuda de “la gracia”

        PERO NO todos los humanos se encuentran en esta disposición idealística, sino que existe nuestra tendencia al mal y sufrimos por nuestras caídas y fracasos, y por la adiccion al mal, aunque queramos imaginar que actuamos bien, y que no necesitamos ni reforma, ni penitencia.. y, por otro lado, no podemos esperar que TODO lo haga Dios..de otra manera seriamos “quietistas”..Dios coopera con nosotros y nos da la gracia, siempre que nosotros cooperemos con El en el combate contra nuestras propias inordinadas pasiones y tratemos intencionalmente de dirigirnos a El por medio del bien.

        Por eso en el Evangelio Jesús habla contra el mal moral continuamente fustigando a los fariseos, a la impenitencia, la avaricia. Perdona a la adúltera pero le dice “no vuelvas a pecar” ya que el PRIMER paso en la vida de la gracia hacia Cristo es escaparnos de nuestra aficción al mal, ESTA es nuestra real atadura que no nos dejarà avanzar por el camino del AMOR de Dios, ya que no podemos servir a 2 entidades al mismo tiempo: o a la ciudad celestial o a la ciudad mundana, a Dios y al prójimo,o, por el contrario, a mi mismo en mi egoísmo. O servimos al Señor o nos dedicamos exclusivamente a complacer todas las exigencias de nuestro EGO personal egoísticamente.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

      • Jorge

        No Santiago, no es “idealista” el camino que señala Pablo para los que estamos “con” Jesús. Es la realidad de sentirnos en él, salvados, liberados, perdonados, …, LIBRES DE LA LEY y por tanto de los mandamientos. Jesús nunca les leyó a sus íntimos la carta de los mandamientos pidiéndoles cuenta sobre ellos, sino que fue al joven rico quien no era de su círculo y como dijo que ya los cumplía le invitó a seguirle. Las proclamas de Jesús sobre la conversión y el arrepentimiento nunca se dirigen a sus íntimos, sino a los de fuera como fariseos, … Pensar que los que estamos “con” Jesús estamos divididos al servicio de dos señores por un lado el “ideal” de vida que Jesús propone y por otro nuestros egoísmos, el dinero, nuestras ataduras y tendencias al mal, … es en mi opinión un error muy negativo y poco saludable. La renuncia al pecado que hacemos los que estamos “con” Jesús implica que no estamos a su servicio, sino todo lo contrario. Aunque fallemos y pequemos no nos conduce a la esclavitud del pecado, ni nos tiene porqué llevar a una lucha feroz contra él, sino que los consideramos accidentes marginales, porque estamos preocupados y ocupados en otras cosas, cosas del amor y del servicio a los demás. A nadie le interesa nuestros egoísmos, envidias, soberbias, pensamientos o acciones lujuriosas, nuestros cabreos, …, sólo le interesa a nuestra conciencia que quiere verse a sí misma limpia y pura de todo pecado, lo que refleja un pelín de soberbia.

  • Jorge

    El sentido de culpa en general no es malo, significa que hay algo que hacemos o hemos hecho, pensamos, decimos, …, que no está en línea con la Plenitud Humana, algo que está pidiendo un cambio para seguir avanzando. Y el primer paso para cambiar es reconocer el error, en dónde y en qué fallamos, cuál es el obstáculo con el que chocamos que frena o impide el avance. Y esto en mi opinión es bueno porque significa que no nos conformamos, que queremos seguir adelante, mejorando poco a poco con lo que podamos hacia la Plenitud. Si nuestra actitud es que todo lo hacemos bien, que no tenemos fallos, que somos perfectos, …, creo que nos equivocamos al optar por la comodidad de suponer que todo está bien, que las cosas son como son, y conformarnos con lo que tenemos no solo con lo bueno, sino sobre todo con lo malo, con las maldades y el daño que hacemos pensamos o decimos. Hoy parece que cierta psicología recomienda que para huir de las culpabilidades nos asumamos a nosotros mismos tal y como somos. No puedo ni quiero estar de acuerdo. Con el mal, con las acciones malvadas que hacen daño no quiero caminar ni un paso. Suceden, pero al menos no con mi consentimiento.

    Pero una cosa es reconocer nuestros errores y fallos, cosas que tenemos en nuestra agenda de cambio, por tener la conciencia despierta y atenta, y otra cosa es pintarlo todo de negro sumidos en la culpabilidad. Nuestra agenda de cambio puede ser muy larga, compleja y difícil, pero podemos desglosarla y separar aquello que podemos hacer, lo que ya estamos haciendo, de aquello que aplazamos por sus dificultades y también cosas que relegamos al final de la lista por su manifiesta imposibilidad para nuestra capacidad y circunstancias actuales.

    No podemos vivir pintándolo todo del negro culpable, amenazados por el terrible juicio de Dios, del que la Iglesia se ocupó durante siglos dibujando con malvado detalle e interés, un mundo sumido en la oscuridad de la culpa y el pecado. Es que en este tema parece que la Iglesia lea las escrituras del NT a contrapelo, pues en lugar de leer la liberación de la culpa, el perdón del pecado del mensaje de Jesús, justamente la misión asumida por él en el mundo, le han dado la vuelta pintándolo todo de negro. El seguidor de Jesús entiendo que tiene que vivir precisamente liberado de la culpa y sabiéndose perdonado de todo pecado. Seguir a Jesús significa centrarse en la Plenitud del Reino y olvidarse de culpas y pecados que impiden seguirlo. Sólo cuando haya culpa y pecado que nos paralice, que detenga nuestro caminar de seguimiento a Jesús, debemos ocuparnos de él para cambiar nuestro comportamiento y si no podemos relegarlo al final de nuestra agenda, para poder seguir adelante. Empeñarnos en arreglar cosas (pecados) contra los cuales carecemos de capacidad para hacerlo, significa detenernos o lo que es peor salirnos del camino y abandonar el seguimiento a Jesús, y esto sí que empora y mucho las cosas.

    Si somos seguidores de Jesús pues está claro al menos para mí que sí hay Juicio de Dios, en el cual Jesús mismo se sitúa como juez: “Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre …” Pero los que estamos caminando “con” Jesús, esperamos un juicio de benevolencia y misericordia. Confiamos en la liberación de la culpa y en el perdón del pecado, confiamos en sus propias palabras. Por esto el juicio de Dios no debe causarnos temor ni mucho menos paralizarnos por la culpa. ¿Rechazado por Dios? A los seguidores de Jesús nos basta que no le neguemos sabiendo que seremos perdonados y liberados de las cargas que llevemos, cualesquiera que sean.

    • Mª Pilar

      Jorge:
      La culpabilidad en si misma, es un mal camino para avanzar.

      Lo primordial es: Un conocimiento interno de lo que hay en mí, y porque me lleva a actuar como lo hago.
      Una vez trillado cada día ese camino, y especialmente, cuando detecto que no estoy obrando rectamente… hacer… ¡lo que tengo que hacer!

      Los golpes de pecho, confesarse, lloriquear, nunca arreglará el mal causado por mis acciones.

      Hay que repara el mal causado… y eso amigo… te aseguro que es mucho más duro, que arrodillarse y cumplir la “penitencia” poner velitas y otros miles de trucos.

      Hay que ir al grano… aunque a nuestro amor propio le duela.

      ¡Bienaventurados los limpios de corazón, porque esos/as… van a ver a Dios!

      Ese Misterio que nadie sabe como es, que es, pero que intuimos en lo más profundo de nuestra entraña.
      mª pilar

      • Jorge

        Cierto hay culpabilidad malsana, tal como dices Pilar “el lloriqueo, darnos golpes en el pecho, …, el confesarnos” como arreglo de lo que hemos hecho mal con un sentido completamente mágico. Pero también dices que es primordial un conocimiento interno por el cual puedo detectar cuando no estoy actuando rectamente. Y añado que al darnos cuenta del mal hecho, lo que no es coherente es poner el ventilador y culpar de ello a otros o a las circunstancias, lavándonos las manos como si nada hubiese pasado. Por coherencia tenemos que asumir el grado de culpa que corresponda, precisamente para ocuparnos de ello y arreglar las cosas reparando el daño causado, cuando sea posible pues a veces no lo es y en la medida de nuestra capacidad, pues si la excede la culpa puede enquistarse y hacernos daño.

        Si de la confesión como sacramento prescindimos de la carga mágica que se le asocia, en mi opinión puede servir de descarga de tensiones y culpabilidades si topamos con un confesor apropiado, del mismo modo que puede servir la consulta de un psicólogo adecuado o simplemente un buen amigo. No siempre toda culpa puede arreglarse o repararse o simplemente no tenemos la fortaleza para hacerlo. No me parece sano vivir con una carga de culpabilidad. Y si la tenemos pues lo que debe hacerse creo que es abrir el corazón, cortar y extirpar el quiste de culpa que se nos ha metido dentro. Es verdad que el perdón de nosotros mismos y en la relación con los demás no arregla las cosas, pero si limpia el corazón de los quistes de la culpa.

        Y el sentido de sacramento de la confesión, lo que viene a significar es dar al perdón un sentido sagrado, al ponerlo en conexión con Jesús y con Dios. No tiene para mí un sentido mágico sino religioso.

    • Mª Pilar

      He debido explicarme muy mal… porque le has dado la vuelta totalmente a parte de lo comentado por mí.

      Mejor dejarlo…
      mª pilar

  • Jorge

    En mi opinión seguir a Jesús, empeñados en estar viviendo con y en él, significa “unir” tanto en el entendimiento teológico como en la práctica de vida, los dos polos Dios-Ser Humano, con el acento puesto por igual en ambos. Quiero decir yo no me acerco a una persona, para acogerla, acompañarla, atender a sus necesidades, …, porque de este modo agrado a Dios o cumplo sus mandatos, con lo cual tendré recompensa (¿eterna?).  (El acento puesto en Dios). Mi acercamiento es llano, simple. Me acerco, por ser un humano con quien puedo compartir experiencias de vida mutuamente, y además como Jesús me propone abierto al amor. Y sé por Jesús, que si de verdad las relaciones humanas están abiertas al amor, sin malos rollos, sin discriminaciones tanto que alcanza a los enemigos a los que nos hacen la puñeta, pues esto se sitúa en la línea con la dirección y sentido hacia Dios. Cuanto más humanos seamos más cerca de lo divino estaremos. (El acento puesto en el Ser Humano).

    Pero, pero … este comportamiento de excelencia humana no es nada fácil, sino más bien todo lo contrario. Tenemos que tener un bagaje personal con altas dosis de bondad, mansedumbre, paz, paciencia, humildad, comprensión, perdón …, y esto no nos viene de fábrica de herencia ni tampoco del medio social en el que vivimos. La teología tradicional los reconoce como “dones del Espíritu Santo” propios del “estado de gracia”.

    A mí no me gusta meter lo sobrenatural en mi vida ni lo hago. Si se hace a mí me parece que la consecuencia es que mi comportamiento hacia la excelencia o plenitud dependerá de que el ES quiera o no darme sus dones. Aunque es verdad que dicen que si no peco y los pido el ES me los concederá. No creo que esto pueda funcionar de este modo pues la pregunta es ¿cómo? ¿Acaso de pronto se me inyecta una dosis de bondad, de …, que proviene del ES? Creo que el proceso es mucho más lento, complejo y laborioso, porque hay que transformar estructuras, redes neuronales, arraigadas por el uso en nuestro cerebro, que marcan nuestra personalidad y modo de hacer las cosas.

    Es evidente para mí que yo solo con mis propias fuerzas e incluso con ayuda de otros, no podría hacer nada, solamente aceptar la mierda que soy y asumirlo. No soy pelagiano. Sin embargo, sin meter fuerzas o energías sobrenaturales entiendo que puedo sentirme atraído por las palabras de Jesús y mi confianza en Dios ejercer sobre mi un impulso que me lleva a remover mis pautas de comportamiento, lo cual afecta a mi estructura neuronal (deshaciendo conexiones que he dejado de usar y conectando otras nuevas) que me facilitan el camino hacia la Plenitud, por mi empeño en seguir a Jesús. (El acento puesto en Dios). Es Dios aquí quien toma la iniciativa y la delantera, yo solo lo sigo tratando de acompañarle.

    • Isidoro García

      Has vuelto a tocar, Jorge, el tema del perfeccionamiento humano, que desde Pelagio vs. Agustín, y (quizás antes), se ha mantenido en la iglesia, como en el tema de la predestinación protestante, y la sempiterna controversia entre fe y obras.

      Se decía hace poco por aquí que las religiones deben ser transformativas, deben servir como mecanismos para el perfeccionamiento humano, que la psicología moderna, denomina maduración y autorrealización personal.

      Se impone la visión evolutiva del humano, tanto en su cuerpo como en su mente, abandonando las visiones estáticas. Esta continua evolución es evidente, en el cuerpo, y también la mental sobre todo en los niños pequeños, que tienen una especie de reloj biológico universal, de tal forma que a cada edad, van haciendo determinadas funciones, (Piaget).

      Pero como además de lo genético, en la evolución mental humana, influye mucho la biografía y el aprendizaje, esa evolución humana se va frenando, fruto de errores cognitivos aprendidos y de cicatrices y heridas emocionales recibidas durante nuestra vida, (especialmente en los primeros años).

      Eso produce la enorme pluralidad humana con una enorme dispersión en nuestras personalidades y tomas de decisiones y actuaciones.

      Y se produce nuestra incapacidad para adecuar dichas actuaciones a nuestro ideal moral, fundamentalmente porque nuestra capacidad de discernimiento se resiente mucho por un inadecuado conocimiento de la realidad, y porque nuestro ideal moral, (con un altísimo contenido comunal = el zeigeist, o espíritu del tiempo), quizás no es el mas adecuado para la realidad auténtica, por los muchos errores cognitivos que arrastramos.

      Es lo que Pablo decía de que muchas veces hacemos lo que no queremos y no hacemos lo que queremos.

      Este es un problema general, pero para el religioso que en la religión, directa o indirectamente busca la perfección (= santidad), su Iglesia le promete con su intercesión, la ayuda directa de Dios para conseguirlo.

      Para vender esa burra coja, la Iglesia, ha tenido que declarar al ser humano incapaz por sí mismo de mejorar y perfeccionarse, utilizando para ello el falso mito del pecado original, que nos habría convertido en unos inútiles totales, (a pesar de que dicho “pecado” consistió en haber comido del árbol del bien y del mal, que les abrió los ojos”.

      Pelagio, que al fin y al cabo era un hombre religioso de su época, no negó la acción de Dios, sino que intuyó que la cosa era mas complicada.

      Pelagio ya intuyó la existencia de un tipo de gracia universal interior en el hombre, algo así como una iluminación de la mente, con lo que tuvo la preintuición de un “algo”, (una luz), que iluminaba la mente. Y muy lúcidamente advertía que esta “gracia interior” no sirve para que ella por sí, haga obras que salven, sino sólo para facilitar su realización.

      Con los avances de la nueva psicología, las intuiciones pelagianas, al final, lejos de ser soberbias y “voluntaristas”, hoy en día, nos permiten comprender, que la gracia activa es innecesaria y quizás inexistente, (excepto posibles casos excepcionales), porque ya se nos ha dotado en nuestra naturaleza profunda, (mente genética/neuronal arquetipal), de un depósito de gracia pasiva, de que disponemos todos los humanos, con la voz de Dios, dentro de nosotros: el maestro interior, daimon, ángel de la guarda, Cristo interior, etc.

      Y por ello el pelagionismo es un concepto muy moderno, y válido en estos tiempos científicos, porque el providencialismo agustiniano de la gracia activa, en realidad es la continuación de la religión primitiva de la relación directa Dios-humano.

      La religiosidad moderna, tiende a ver todo en el Universo, como el resultado de un proceso evolutivo, desde el momento de la Creación, por el que todo se va desplegando paulatinamente, siguiendo las leyes Generales del Universo, creadas por Dios.

      Eso explicaría además dos fenómenos: la existencia de muchas personas no religiosas maduras y autorrealizadas, y por el contrario, la existencia de muchas personas religiosas imperfecta e incluso atormentados por “no ser capaces de aprovechar esa gracia divina que se les promete”. (¿Sopla el Espíritu donde quiere y a quien quiere?: o sea la Tómbola de la feria).

  • Me puede explicar exactamente qué dice Juan sobre la vida eterna? En qué consiste?
    Es que a este señor no lo entiendo casi nunca.
    Porque si le digo lo que he entendido… que la vida eterna consiste en conocer al dios verdadero.
    Es tremendo eso. Porque entonces a ver qué hacemos con todos los demás, porque en China hay muchísima gente y no se yo si todos conocen al dios verdadero.
    Y la vida eterna consiste en conocer a Dios, quiere decir que lo vamos a entender cuando muramos o quiere decir que si lo conoces ya está todo arreglado?
    Es que este señor para mí , es imposible de entender. Por la visto escribía para gente culta y que sabían griego, algo de eso he oído.
    Un saludo cordial

    • Es para Santiago , que me tiene intrigada
      Y encima cita a Juan y ya es que no entiendo nada;
      Me he vuelto a equivocar, sorry.
      Ven? Si con cada equivocación que cometo me sintiera culpable…

      • Santiago

        En este caso, no hay necesidad alguna de sentirse culpables puesto que en esta época de “los ordenadores” es imposible no equivocarse alguna vez y muchas veces son estas máquinas las que nos derrotan. Sin embargo, también nosotros podemos encontrar donde se encuentra el error y subsanarlo, como ha pasado ahora.

        Juan el Apóstol o el Presbítero o el Teólogo pues todos ellos son la misma persona murió hacia el año 98 en Efeso, hoy Turquía. Según las fuentes históricas más auténticas la comunidad cristiana de Éfeso poseia un conocimiento de la fe cristiana muy elevado por el medio cultural en que se desenvolvió. San Juan, que fue testigo presencial de la vida de Jesus, de Su muerte y Resurrección, fue el encargadó de dirigir esa comunidad y su predicación adquirio la forma filosófica y teológica de esa cultura, insertando en ella “sus propia MEMORIAS” de Jesús de Nazaret, que sin duda había grabado en su cerebro desde la Ascención,…formando así una “escuela” que puede denominarse la escuela joánica de Éfeso. Es por eso que la predicación oral y escrita de S Juan es una obra teológica profunda que se puede llamar “la teología del amor de Dios”, y en la que completa a los Evangelios Sinópticos.

        Pero su teología del amor NO es excluyente. Cuando habla de que la vida eterna consiste en conocer a Dios, está hablando para todos los que de alguna manera, implícita o explícitamente, han llegado a conocer el bien y seguirlo ya que el bien se identifica con Dios y NO todos los seres humanos pudimos alcanzar el conocimiento máximo de Dios,…por muy diversas y variadas razones.

        Por eso San Juan nos dice, hablando de Jesus como el único y verdadero Hijo de Dios:
        “Y El (JC) es propiciación por nuestros pecados, y no por nuestros pecados solamente, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2,2)

        Y también esto: “Carísimos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios. Y TODO EL QUE AMA, de Dios ha nacido y conoce a Dios. Quién no ama no conoció a Dios porque Dios es amor” (1 Juan 4, 7-8) (las mayúsculas son mías)

        Es por eso que Juan dice que el que conoce a Dios tiene vida eterna, puesto que el amor verdadero le llevará al bien y a la verdad que es Dios, aunque haya nacido en la prehistoria o en el siglo de máxima cultura humana,.. puesto que Dios nos juzgará de acuerdo a nuestras posibilidades reales e individuales que tuvimos en esta vida para poder conocer su Revelación externa.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

    • Gracias por la información.
      Y dios no juzga a nadie. Se lo aseguro. Lo sé. Pero usted seguirá pensando que sí, y millones con usted. Y otras personas seguiremos pensando que no . Parecerá una tontería, pero quizás esto esté muy relacionado con el sentimiento de culpa , ese profundo que te impide salir de los pozos oscuros. No sé
      Pero tranquilo, me gustaría que le entrase en la cabeza, aunque sea por una neurona despistada: nada ni nadie le va a juzgar cuando muera, por mucho que diga Agustín de Hipona. Porque a lo mejor, en algún momento de su vida necesita pensarlo.
      Y si el esto no es hablar del sexo de los ángeles, que venga dios y lo vea. Pero me gusta. Esto sí que es hablar por hablar.

      De todas maneras, creo que me voy a tomar unas vacaciones. Me van a venir bien. Intentaré no entrar en Atrio y si no lo consigo, intentaré no escribir, y si no lo consigo, intentaré borrar el comentario antes de enviarlo
      A ver qué pasa
      Unas vacaciones.
      Un abrazo
      carmen.

      • Mª Pilar

        No te vayas Carmen ¡por favor! Eso desean algunas personas aquí y allá donde vayamos.

        Te convido a entrar en otro camino:

        “No leas todo aquello.. que sepas no va a cambiar ni un ápice comentes lo que comentes”

        ¿Por qué razón, vas ha dejar de enriquecerte y enriquecernos a los demás con tus vivencias?

        A mí me ha ido muy bien.
        Un abrazo entrañable
        mª pilar

  • oscar varela

    (el tanguito imprescindible)
    cuyo final concluye en el sentido del Galileo, así:
    En el banco de la vida al final siempre se pierde,
    no hay mortaja con bolsillos a la hora de partir.
    Vos que no sabés siquiera de un final “bandera verde”,
    aclarame, che amarroto… ¿para qué querés vivir?

    …………………
    https://www.youtube.com/watch?v=-4Cv-abpH_8
    Te pasaste treinta abriles de una esquina a otra esquina
    sin saber que era una mina, ni una copa, ni un café.
    La yugabas como un burro y amurabas meneguina
    practicando infantería de tu casa hasta el taller.

    Fútbol, timbas y carreras eran cosas indecentes,
    sólo el cine era tu vicio… si podías garronear.
    Y una vuelta que asomaste los mirones por Corrientes
    al marearte con las luces te tuvieron que auxiliar.

    Hijo de “Quedate quieto” y la zaina “No te muevas”,
    nunca, nunca te rascaste ni teniendo sarampión…
    Flor de chaucha que en la esquina no ligaste ni una breva
    porque andabas como un longhi chamuyándolo al botón.

    No tenías ni un amigo, “que el buey solo bien se lame”,
    según tu filosofía de amarroto sin control.
    Y amasabas los billetes como quien hace un salame
    laburando de esclavacho, como un gil, de sol a sol.

    Hoy te veo engayolado… Te chapó una solterona
    que podría ser tu nona y que es toda tu pasión…
    Y seguís amarrocando para que ella, tu monona,
    se las dé de gran princesa a costillas del chabón.

    En el banco de la vida al final siempre se pierde,
    no hay mortaja con bolsillos a la hora de partir.
    Vos que no sabés siquiera de un final “bandera verde”,
    aclarame, che amarroto… ¿para qué querés vivir?

  • oscar varela

    Hola!
    Se me ocurre que la estructura del Artículo es:
    ITEM 1- El inquietante más allá
    Donde se apunta la cuestión sobre la ‘salvación’
    ITEM 2- Un entendido en la ley religiosa
    Donde Jesús:
                – acepta su posición religiosa (que no comparte)
                – AGREGA el Paso imprescindible a dar (Samaritano)
                – señala dónde está la ‘salvación’:
                            – escuchar la circunstancia concreta
                            – responder con las costas y costos personales.
    ITEM 3- Un político de alto rango
    Donde Jesús
                – acepta y reitera que se trata de un ‘hacer’
                – acota y apuntala ese ‘hacer’ como asunto de ‘ciudadanía’
    Donde el Político
                – asegura cumplir con ese ‘hacer ciudadano’
    Donde Jesús
                – AGREGA que el pleno ‘hacer ciudadano’ consiste en
                            – el REPARTO de la RIQUEZA acumulada
                – por lo tanto, se ha de entender por POBRE (Bienaventuranza)
                            – SÍ: al que REPARTE (su tiempo y su bolsillo)
                            – No: al que NO TIENE.
    ITEM 1- Zaqueo y la Salvación
    Donde Jesús
                – ejemplifica.
    Donde Salvador
                – concluye:
                – ‘La vida plena no tiene el bolsillo como límite’
                – Ahí se encuentra la salvación:
                – en la anulación de fronteras para la vida’
    ……………….
    NOTA a regañadientes:
    para no molestar la sensibilidad
    de a quienes les resulte ‘chabacana’ mi recurrencia
    al barrio y al ‘tanguito imprescindible’
    dejo el aporte en comentario a continuación.
    (qui potest capere capiat)
    Gracias!

  • Jorge

    Desde hace muchos siglos por no decir desde el principio de la teología cristiana siempre ha oscilado entre los dos polos Dios-ser humano, que recoge el resumen de toda la ley y los profetas, el amor a Dios y el amor al prójimo. La respuesta a la pregunta sobre quién es Jesús oscila también entre ellos con distintos acentos. La teología digamos más tradicionalista ha colocado el acento en Dios, mientras que la más progresista la ha colocado en el ser humano. Muchos fuerzan tanto el acento que la otra parte queda como accesorio inútil. Salvador Santos se posiciona tomando la relación con Dios y por tanto lo religioso como inútil en el seguimiento a Jesús. Santiago se posiciona en sentido opuesto, puesto que dice más o menos que el ser humano sin su relación con Dios, vinculado en Jesús el Hijo de Dios, es inútil (sin mí nada podéis hacer). Ambos se apoyan en las Escrituras.

    Resolver esta dicotomía no tiene nada de sencillo. Hay una inmensa cantidad de documentos y trabajos teológicos de todos los siglos de la Iglesia, pasando por multitud de herejías al respecto, que tratan de esta oscilación de acentos, valorando con meticulosidad levísimos desplazamientos en uno u otro sentido entre los dos polos, Dios-Ser Humano. Desde luego yo no soy ningún experto en la materia, no tengo la preparación necesaria, pero lo que veo desde fuera es que la solución, ni el acercamiento hacia ella, NO pasa por eliminar uno de los polos. Bien rebajando al ser humano a un mero medio para alcanzar una plena relación con Dios, guardando sus mandamientos con respecto al prójimo; o bien, quitando a Dios y lo religioso de las relaciones humanas, al considerarlas un obstáculo y fuente de división en alcanzar sus fines, el Reino de Plenitud o bien la Sociedad Alternativa que propone Salvador Santos.

    Seguir a Jesús, vivir con y por Jesús, es de una sencillez impactante, pero quizá por eso por su sencillez y claridad resulta en la práctica difícil, muy difícil. Con demasiada frecuencia nos damos cuenta de que lo traicionamos. La impresión constante de no estar a su altura, de que nos falta demasiado. Necesitamos ayuda mutua, apoyarnos unos en otros y aún así resulta insuficiente. ¿Por qué razón vamos a prescindir de la CONFIANZA en Dios? ¿Por qué razón prescindir de la confianza en que el Proyecto del Reino de Vida Humana en Plenitud es obra de Dios? ¿Por qué prescindir de la confianza en la implicación de Dios en ese Proyecto? Esta confianza no elude la responsabilidad individual y colectiva del ser humano en la realización aquí y ahora del Reino, dejándolo en las manos de Dios, sino más bien todo lo contrario.

    • Magnífica postura .
      Yo diría que Salvador Santos y su jefe, al que no conocí pero tuvo muy buena prensa para un sector de la iglesia, sencillamente no mete a dios en esto. Eso no quiere decir que no crea que dios no existe o que no importa. Sino que separemos la construcción de lo que Jesús llamaba el reino de Dios del.dios mismo. Me parece que dice que Jesús no quiso construir una teocracia. Esa ya estaba . Los judíos se regían por las escrituras y sus jefes eran sacerdotes. Y por lo visto no le gustaba mucho. No tendría sentido querer construir otra.
      Porque me da la impresión de que Jesús tenía una concepción de Dios que no se parecía a la de su pueblo.
      Pero en ningûn momento el.señor Santos y su jefe niegan que Jesús era un hombre profundamente religioso. Pero no religioso de cumplir preceptos, sino más bien, pues un místico.
      Eso creo haber entendido
      Un saludo cordial.

    • Román Díaz Ayala

      Bien por tí, jorge, me satisface que quieras ahondar en esa nueva perspectiva abierta, y que veas que es problema de siglo y que yo te diría que es anterior a la teología (tal como la conocemos y que ha llegado hasta nuestros días) porque es un problema de actitud ante el Misterio. Se reflejó en el Nuevo Testamento, pero no en las controversias que tuvieran Jesús y los fariseos, sino en la comunidad cristiana. La teología, y por supuesto una interpretación del mensaje, lo que venía era a adornar esa postura.
      La Carta de Santiago es un buen ejemplo; para nosotros el más claro. ¿Dices que tienes fé? – También los diablos tienen fe y tiemblan. ¿Dices que tienes fé? ¡Muéstrame tus obras!
      Pero lo que más perjudicó a esas sensibilidaes fue el arropamiento con la la mentalidad grecolatina fuera del contexto cultural judío situando a Dios en la esfera espiritual y “descontaminándolo” de todo lo material y perecedero.
      Y así podríamos hablar de Pelagio en tiempos de Agustín de Hipona….cuyos reflujos llegan hasta las costas de nuestro tiempo.
      Pero vayamos a lo que casi inmediantamente nos ha precedido. Lo que es esencial a la Iglesia no son sus teologías. Su importancia está en su vida interior, en la profundización religiosa a que nos sometemos los creyentes, y a la renovación espiritual cifrada en una práxis (El cristianismo es “práxico”, dice un predicador actual) El discernimiento de la acción del Espíritu es patrimonio de todo fiel cristiano. Cierto que la teologia tradicional cultivada hasta el siglo XIX empieza a romperse ante una telogía de las realidades terrenas corriendo el siglo XX.
      en ese contexto lo que transforma la piedad de la inmensa mayoría laical no son las novedosas ideas teológicas, sino el abandono progresivo de la teología de la “retribucíon” que conformaba nuestras formas de piedad.

      • Pelagio era un señor que negaba la divinidad de Cristo? O ese era Arriano? Lo miraré. De lo que no cabe duda es que lo que pensaba Agustín de Hipona ha llegado a las costas de nuestros días. Con su carga de profundidad de culpa y misoginia
        En fin. Cosas de la historia del cristianismo.
        Un saludo cordial.

      • Ya se quiénes son. Me han gustado los dos. Soy una hereje irredenta.
        Me hace gracia, queman sus libros y se creen que con eso está todo solucionado
        Como si las ideas se pudieran quemar.
        Aquí estoy, diecisiete siglos después pensando que eso del pecado original es de locos. Y que Jesús es estupendo, pero humano.
        En fin

    • Mª Pilar

      Hola Jorge:
      Me fijo de manera muy especial, en la última parte de tu escrito.

      Si metemos a Dios, tal y como nos lo enseñan … diría… que todas las iglesias o religiones:

      ¡No hay manera de comprender, en la medida de nuestras capacidades, el Proyecto de Vida que Jesús proclamo!

      Y la razón es, que nos miramos y sentimos siempre “culpables de algo”.
      Jesús nunca preguntó cuan mal hago las “cosas”, solo decía:

      Presumes de conocer los mandatos… pues… ponte en marcha y…

      ¡Haz tú lo mismo!

      En cada momento, en cada situación, en cada encrucijada que me encuentre.

      Hay que limpiar, reconstruir, lo que llamamos “pecado”; porque si no empezamos a vernos tal cual somos cada persona, con sus capacidades, temperamentos formación, situación donde mi nacimiento me ha colocado… y me reconozco tal cual bulle lo que poseo por ¡Don! en mi interior:

      ¡Nunca llegaremos a nada!

      Yo… nunca podré ser como Jesús… pero cada día intento vivir su Proyecto; no me fustigo… y a la vez… de alguna manera me ¡exculpo! de mis acciones no siempre limpias y sinceras; o jamás saldré de ese círculo vicioso, de depender, de pedir, de sentir culpabilidades que paralizan.

      Hay que averiguar, el porque de mis actos, deseos, decisiones:

      ¡Puedo hacerlo, debo hacerlo!

      Y desde ese conocimiento, y sabiendo, que jamás estamos en soledad por el camino optado..:

      ¡Todo tiene otro color, otra dimensión, otras posibilidades, mucho más esperanzadoras y hacedoras de Vida… por donde pasemos!

      Si nos pasamos la vida, dándonos golpes de pecho… baldíos… de alguna manera, hacemos responsables ha otras personas.

      El mayor demonio, el peor mal, que hoy reina en este mundo es:

      ¡El poder del dinero!

      Y el Reinado de Dios, que Jesús proclamaba, no tiene cabida en el; no hay como unir, los dos movimientos que maneja la humanidad.

      O estás en un lado, o estás en el otro.

      Hay que vivir en medio de ellos, pero con las ideas muy claras:

      ¡No hay manera posible de “casarlos” en armonía!

      Porque el rey de este mundo, mata, va pudriendo todo cuanto toca; por eso Jesús repetía:

      El Reino… ¡No es de este (clase de) mundo!

      O vivimos de manera diferente, y nos regimos por normas diferentes, con un profundo respeto a todas las personas, nos situamos al lado de los que sufren por el desenfreno del poder del dinero, y luchamos, por otra manera más justa de vivir; o estamos tocando el bombo.
      mª pilar

  • Román Díaz Ayala

    Bienvenidas sean todas aquellas iniciativas que cumplan con el cometido de rellenar un hueco, algo así como una asignatura pendiente de nuestro foro, me refiero a la exposición detallada y para la reflexión de las Sagradas Escrituras.(¿Qué no son si eso los Evangelios,siendo Marcos el segundo?)

    La teología sigue siendo harto cultivada,  dado que ha sido objeto de nuestra educación religiosa iniciada en el Catecismo que es el destilado teológico de la doctrina de la Iglesia  y muchas veces alejada de los anclajes propios de Las Escrituras, pero que acusa el desfase también con el devenir histórico de las mentalidades sucesivas hasta nuestros días. Filosofía teológica que no resiste, o lo hace apenas, los desafíos de la posmodernidad en la que estamos inmersos. Otras confesiones religiosas cristianas no tienen más catecismo que la Biblia. De ahí la incultura escriturística del pueblo católico, y, a veces, la falta de criterio para enjuiciar los textos.

    Ya sé que Atrio es foro distinto a otros medios. Fe Adulta se vertebra en las Escrituras mediante los ciclos del Año litúrgico. Iglesia Viva (Iviva) es manual de teología abierta a la reflexión de todo lo mundano, y así otras. Atrio es secular, abierto a las espiritualidades y a la religión, hace filosofía de la religión, pero permaneciendo abierta a los testimonios personales de una nube de posibles comentaristas y  lectores, y de algunos colaboradores.

    A los hombres de Iglesia, en su posición pastoral-docente, viniendo de este trasfondo ideológico arriba explicado les ha costado mucho adecuarse a los retos. La consolidación de los estudios históricos y bíblicos demandaban soluciones para los problemas exegéticos con  doctrinas muy arraigadas en la teología católica. Y no siempre aciertan conduciendo sus pensamientos por vías muy sugestiva, pero vías muertas en definitiva, o sujetas a posteriores revisiones. Por supuesto que la renovación de la teológica se hacía necesaria porque ya no respondía las preguntas de la nueva época ni llenaba las necesidades de los fieles.Tal cosa ya se hizo en gran manera con el clima reinante unos años anteriores del Concilio y con el posconcilio, y la Reforma  Litúrgica significó una nueva revaloración de Las Escrituras.

    Ahora corremos el riesgo de, una vez más, de someter los textos, especialemnte los evangélicos, al servicios de nuestras teologías, ideologías de otra naturales o a nuestras filosofías de vida.

     

     

  • M.Luisa

    …Permitidme este pequeño añadido.

    Por esto, con razón, podemos decir que  la tenemos en el bolsillo

  • M.Luisa

    ¿Algún otro atriero se anota? Dice Oscar  según lo afirmado por él: Jesús no es Salvador (contra el usado Dogma).

    Lo vengo repitiendo  desde hace mucho tiempo aquí: Jesús no es el Salvador, es el “realizador”, es Quien nos enseñó a hacernos cargo de la realidad! Lo primero no es sentirnos  salvados sino enfrentarnos con nuestra propia realidad

  • Santiago

    No hay duda de que Cristo vino, “no a destruir la Ley”, sino a “darle su cumplimiento…Por tanto, cuando Jesús habla sobre los Mandamientos del Decálogo, lo hace a los judíos que sabían ya que el primer mandamiento de la Ley era “amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu” y el segundo es semejante al primero “amar al prójimo como a ti mismo” (Mateo 22,34-40)

    Por eso, Jesús no quería que nuestro amor fuera “solo de palabra”…sino que fuera un amor “efectivo”…basado en El mismo, pues nosotros no somos nada sin El:

    “Permaneced en Mi, y Yo en vosotros….Quien permanece en Mi y Yo en él, éste lleva fruto abundante, porque sin Mi nada podéis hacer. Si alguno no permanece en Mi, es arrojado fuera como el sarmiento, y se seca” …(Juan 15, 4-5)….El mismo Jesús es la religión perpetua y en el han sido “recapituladas todas las cosas”…No bastan pues las obras de la Ley, sino que es necesario que la intención sea dirigida al bien que se identifica con el Jesús que revela…ya que los fariseos, y doctores de la Ley habían tergiversado el sentido de su cumplimiento al desviar su verdadero objeto que era Su autor…

    Por eso Santiago, en su Epístola universal, habla así con respecto a la fe y a las obras:

    “Cierto, si cumplís la regia ley conforme a la Escritura: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lev 19,18), muy bien hacéis, pero si hacéis acepción de personas, obráis pecado, y la Ley os argüirá de transgresores. Pues quienquiera que guarda los demás preceptos de la Ley, pero quebrantase uno solo, se hace reo de todos….Así hablad y así obrad, como quienes han de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque el juicio será sin misericordia para quien no hizo misericordia. La misericordia blasona frente al juicio. ¿Qué le aprovecha hermanos míos a uno decir “Yo tengo fe” y no tiene obras? ¿Puede acaso la fe salvarle?” (Santiago 2,8-14)

    Por eso, “los ritos, los dogmas, el conocimiento y las creencias” nos ayudarán en cuanto a nos conduzcan a practicar la caridad de Cristo, que fue infundida en nosotros para dirigirnos al bien, pues este deseo hacia la praxis del bien no es obra exclusiva nuestra, sino que es connatural a la existencia que recibimos de Dios…Esta es la salvación prometida por Jesucristo a los que le siguen en el camino del amor…Es, por supuesto, un llamamiento UNIVERSAL para todos los tiempos…pues la Misericordia de Dios es eterna….

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

    • Ha hecho usted trampa. El segundo mandamiento para los judíos es o era en tiempos de Jesús, no tomarás el nombre de Dios en vano. Eso de amaos los unos a los otros fue de Jesús, que en realidad es la norma de oro, presente ya en otras religiones o similares, los egipcios creo que ya la conocían. No sé si la practicaban
      Nuestra religión y la de ellos tienen puntos en común, ya lo sabe usted. Que sí hay que preparar bien la otra vida, que si el juicio de la pluma y el corazón, en fin, cosas. Y no es extraño, por allí estuvieron añosy cuando hicieron una religión nueva pues cogieron lo que les gustó de otras.
      Pero tiene usted razón. El amor de palabras suele ser engañoso, el que se vale es el de las obras.
      Y Jesús es el mejor, al menos para mí.
      Un saludo cordial

    • Román Díaz Ayala

      Tienes razón, Santiago, cuando citas a Jesús diciendo que no era su propósito destruir o abolir la Ley de Moisés, sino de darla cumplimiento y las diatribas que se tenía con los estudiosos, lo cual pone de manifiesto que Jesús estaba “en el ajo” de lo que se cocía entre los “doctores” de la Ley, maestros del pueblo. Pero Jesús se pone en un plano diferente (¿superior?) a Moisé es, porque en citando el libro del Deuteronomio 6,5 dice que el mandamiento mayor de la Ley es : “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. “Este es el primero y el mayor mandamiento”. Pero acto seguido complementa a Moisés: ” “El segundo es semejante a éste: “Amarás a tu prójimo como a tí mismo, de estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas”
      Entonces, ¿de dónde qué Jesús era indiferente a la Ley? ¿No será mas bien que se insinúa superior a Moisés, pasando de las cuestiones académicas de los rabinos, como ésta o como esa otra de “la vida eterna”?
      En su dramática despedida de este mundo, cuando abrió su corazón dando las última instrucciones antes de morir y recomendándole a los doce que siguiesen tales instrucciones, les dió un nuevo mandamiento. Juan 15,12 : “Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado”.
      Un legislador superior a Moisés.

      • Santiago

        Gracias por vuestros acertados e interesantes comentarios, Carmen y Román, que me hacen volver a reflexionar…Pero no hay ninguna trampa en lo que dije porque Jesús vino, además de hacer efectiva la Ley, también a aclarar el sentido de ella para que nos fuera más fácil entender “el amor del Padre”…Por eso, Cristo resume toda la “Ley y los Profetas” en 2 mandamientos…El primero era recalcado constantemente por Moisés a su pueblo…El amor de Dios lo habría de cubrir todo, todas las acciones y personas bajo la Torá porque todo debía ser referido al amor de Yavé…El extracto de los demás mandamientos era el segundo que ya estaba i m p l í c i to en la misma Ley y que aparece repetidas veces en todo el Antiguo Testamento…Y en el mismo se lee:

        “Si hubiere en medio de ti un necesitado de entre tus hermanos, en tus ciudades, en la tierra que Yavé, tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que abrirás tu mano y le prestarás para que pueda satisfacer sus necesidades, según lo que necesite” (Deut. 15, 7)

        “Hijo mío, no arrebates al pobre su sostén, no vuelvas tus ojos ante el necesitado. Da al hambriento y satisfaz al hombre su necesidad. No irrites al corazón ya irritado y no difieras socorrer al menesteroso….Inclina el pobre tu oído y con mansedumbre respóndele palabras amables (Ecles. 4,1-8)

        Jesús pues resumió correctamente la Ley en 2 mandamientos fundamentales..Por eso le dijo al joven rico, que era importante en la comunidad, que lo básico para entrar en la “vida” era la guarda de los Mandamientos…”Guarda los mandamientos”..si lo haces, dijo, Jesús te salvarás..tendrás la vida eterna, que es la importante…Mateo aclara que ante la insistencia del joven que ya los guardaba desde “su juventud”….¿Qué más necesito? el joven increpa…Jesús le da este consejo: “Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto posees y dálo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; ven y sígueme”…Pero sigueme de una manera especial,…mucho mas de cerca…es evidentemente un mandamiento singular…pues no todos estamos llamados a deshacernos de TODO y dejarlo todo…sino aquéllos que han sido “llamados”…La guarda de los mandamientos de la Ley, con toda fidelidad, para la mayoría de los seres humanos, nos conduce a Jesús y a seguir su camino…Se entiende esto en el contexto y lectura unitario de los evangelios..

        En ese mandamiento NUEVO de la despedida final de Jesús a sus discípulos le promete la vida eterna…”Padre glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a Ti, según que le diste el dominio sobre toda carne, para que a todo lo que le has dado, a éstos de vida eterna. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el solo Dios verdadero, y a quien enviaste Jesucristo”..(Juan 17, 1-5)

        Saludos cordiales
        Santiago Hernández

  • oscar varela

    Hola!
    1- Leo:
         “Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, sustenta a tu padre y a tu madre” (v.20).
    El magistrado es un experto en la Ley. El Galileo no lo pone en duda (“Ya sabes los mandamientos”). Pero nada le importó que los supiera. Él solo le mencionó ¡la mitad:cinco! No es que no recordara los otros. Los redujo a conciencia. De los referidos a Dios, de los cuatro primeros, no dijo ni uno. Los calló todos. Únicamente citó preceptos sociales. Y, además, trasladó el primero de ellos, el relacionado con la familia, al último lugar. Según su respuesta, para alcanzar la vida del más allá no es preciso ser religioso. ¡Ni siquiera él es necesario para lograr hacerse con ella!
    …………………
    2- Destilo DOS cosas:
     
    UNA: acerca de lo que se debe hacer en la vida (los Mandamientos)
                – calló todos los referidos a Dios,
                – recitó únicamente los de precepto social, y
                – desplazó el de la familia hacia el final.
     
    DOS: Jesús no es Salvador (contra el usado Dogma).
    …………………
     
    3- Personal y epistemológicamente
                – yo me hago cargo.
     
    ¿Algún otro atriero se anota?

    • Estoy agotada de tanto decirlo

    • Y además, lo prefiero. Porque si es dios, no se vale, jugaría con ventaja. No podría ser un referente para mí, sería un dios. Lo tendría que adorar y todo el jaleo. Y esas cosas no me van. Para mí Dios es otra historia.
      Seguramente no soy cristiana. Pues bueno, no lo soy. Tampoco me muero por no serlo.
      No sé de dónde salió esa idea de que era el hijo del mismo dios y que tuvo que morir así porque…en fin, ya conocen la historia. Posiblemente estuvo muy bien en su momento. Lo de la virgen y todo porque todos los hombres dios tienen un origen raro, que si lluvia de oro, que si el sol, la luna o las estrellas, pero de eso hace dos mil años. Por dios. Dos mil años. Las cabezas han cambiado porque ha aumentado nuestro conocimiento.
      Me gustaría que hubiera una, lo que fuese,que nos permitiese estar juntos a los que creen que es dios y los que creemos que no.
      Nos estamos cargando entre todos su legado. Entre todos y me incluyo.
      Me canso ya de discutir sobre el sexo de los ángeles, como dice Alberto. Pero también me gustaría que se nos respetase a los que opinamos que los ángeles eran de sexo femenino exactamente igual a los que piensan que lo eran del masculino. Sin lobos por enmedio. Ni muchos ni pocos.

      De verdad…

      Por qué cuando un grupo se dedica a defender los derechos de las personas y lo hacen siguiendo a Jesús, se la cargan y se quedan sin respaldo de la iglesia cuando están en peligro de muerte ? Por qué solo se vale aliarse con el poder? Eso en nombre de Jesús? Por favor..

      Es que de verdad…

      Dejemos a dios tranquilo.

      Pobre Jesús. Pobre muchacho. Morir como murió para esto.

      • Cuando hablo así es cuando mis amigos,mis hermanos y mis hijos me dicen que entró en brote.
        Y seguramente tienen razón.
        En fin. Así soy. Sorry
        Me siento con una culpa enooooooooorme dentro de mi alma? Pues no
        Se siente.

      • Alberto Revuelta

        Sobre el sexo de los ángeles y angelas: Ayer estuve en sala celebrando un juicio en el defendía a dos transexuales, una que ha pasado legalmente de hombre a mujer y otro que ha pasado legalmente de mujer a hombre y ahora llevan unos meses viviendo en pareja. Como las cosas de la vida son las cosas del querer, y el color y la hermosura no tienen na que ver, pues resulta que la biológicamente mujer pero legalmente hombre se ha quedado embarazada del biológicamente hombre pero legalmente mujer. Su Señoría, un sevillano zumbón, me dijo “señor letrado ha leído la noticia del neardental enamorado de una señora de otra especie?”. Si, claro, Señoría. ¿Y?. “No había Registro Civil, Señoría, si me lo permite”. Lo de hoy va a ser más complicado.

      • Genial!!
        La Navidad del 16 compré un bestidico para mi nieta. Tuve que explicar mil veces que no era un angelico, que era una angelica. Inútil.

    • Asun Poudereux

      Ese “yo me hago cargo”, Oscar, sale solito, cuando se han desembalado y desechado los bultos y cargas inútiles de “seguridades” y “verdades” mentales,

      -que paralizan y ahogan
      -la libertad y crecimiento
      -en el ser quien se es.

      Jesús va muy por delante y sin miedos. Quien lo probó, lo sabe.

    • Mª Pilar

      Por supuesto, con toda claridad.

      El “dios” tan adorado por la mayoría de los que se llaman “creyentes” es un “dios” hecho a su imagen y semejanza.

      O somos aquí y ahora… o no tiene sentido el estar tan preocupados por la eternidad.

      ¡Gracias Oscar!
      pili

  • Oscar Varela (Editor AD)

    Hoy mismo, pero en otro hilo, Oscar ha puesto dos comentarios que también puede venir aquí.  Carmen sigue pensando en ello. Yo he adjuntado las entradas donde están los fascículos a que se refiere Oscar. Ale! a investigar… AD.

    Dice Oscar:

    ¿la verdad te hace libre
    o
    la libertad te hace veraz?

    A mi parecer,
    para entender alguito
    de lo que nos presenta Salvador Santos,
    se ha de partir de la “libertad”
    (ver la trilogía que presenta en “Un paso, un mundo”:
    Fascículo 14: El hombre esclavo
    Fascículo 15: El naufragio de los cerdos
    Fascículo 16: El hombre libre.
    …………………………
    Por el contrario
    cuando se parte de la “Verdad”
    las cosas se enredan
    en un interminable franeleo,

    cuando no en un camelónico gatopardismo.

  • Antonio Duato

    No quisiera haber alarmado a nadie con eso de “tras superar enfermedades y otros problemas”. La frase es totalmente de mi cosecha. Lo primero se refiere a enfermedades de siempre, sobre todo lo referente a la vista. Lo segundo -“problemas”- tiene que ver con cosas tras de cada día como mal funcionamiento del ordenador y de las conexiones a Internet.

  • m. pilar

    ¡Que alegría Salvador tenerte de vuelta con esta familia de Atrio… Bienvenido amigo!

    Cuando te leo-escucho… me viene a la mente la imagen de Juan Mateos, la calidez de su voz, su segura tranquilidad al explicarnos la Buena notícia… Siento el mismo gozo cuando nos presentas la Palabra del Galileo.

    Me siento en paz, su Palabra, su hacer, su vivir… son, como mi propia entraña, como mi necesidad de … Ser.

    Es, como una lluvia renovadora que da… Vida… Esponja mi alma, calma mi incapacidad ante la vida, porque  estoy lejos de vivirla en plenitud. Y aunque eso no me quita la paz, porque no dejo de intentarlo cada día, quiero conseguir esa serenidad sin sombras, que siempre emerge de su Palabra.

    ¡Gracias por volver… a pesar de las dificultades que te rodean! Siempre sales airoso, como si nada te doblegara. ¡Gracias!

    Me encanta esa sencillez al explicar la vida y Palabra de Jesús el Galileo, lo hizo tan fácil para quienes quisieron y quieren escucharle y hacerlo… ¡¡¡Vida!!!

    Un abrazo entrañable.

    m* pilar

     

  • Alberto Revuelta Lucerga

    !Bendito sea Dios y el Arca de Noé, ya era hora Salvador!. Un abrazo y recuerda que tu fe te ha sanado….y la medicina.

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