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¿Misterio y/o milagro? o ¿ni misterio ni milagro?

 

Es un sermón navideño (2017)

        No es la primera vez que hacemos esta eucaristía ya casi contemplando el pesebre. Recuerdo que algún año hice una “lectura política” sobre lo que el pesebre nos podía decir. Hoy haré más bien una “lectura teológica”.

Recordar la “lectura política”

        Delante del recién nacido, acostado en un pesebre (Lc 2, 12), nos pueden surgir dos exclamaciones. Una sería “el hijo de la virgen”, haciendo referencia al “nacido de María virgen”, el tema de la concepción virginal; la otra sería “y habitó entre nosotros”, haciendo referencia a “la Palabra se ha hecho carne”, el tema de la encarnación de Dios, de la filiación divina de Jesús. 

        Pero esta doble afirmación que hoy podemos hacer, ningún documento del Nuevo Testamento la hace. La afirmación sobre “el hijo de la virgen”, que “había quedado embarazada por obra del Espíritu Santo”, sólo la encontramos en los evangelios de Mateo y de Lucas y, para concretar un poco más, en los llamados evangelios de la infancia en los dos primeros capítulos de uno y otro evangelio. Ni en estos capítulos ni en el resto de los evangelios de Mateo y Lucas sabríamos encontrar alguna referencia al tema de la encarnación de Dios. Se pueden leer perfectamente los 26 capítulos restantes del evangelio de Mateo y los 22 restantes del evangelio de Lucas sin saber nada de esta concepción virginal de Jesús ni, naturalmente, de un dios encarnado en Jesús.

        Por otro lado, la afirmación de “la Palabra se ha hecho carne” sólo la encontramos en el prologo del evangelio de Juan, en su versículo 14. Pero ni este prólogo ni en el resto del evangelio de Juan encontraríamos referencia alguna al “hijo de la virgen”. Y también podríamos decir que quien leyera el evangelio de Juan prescindiendo del prólogo e incluso, prescindiendo sólo del versículo 14, se quedaría sin saber nada de un dios encarnado ni, naturalmente, de una concepción virginal.

        Y esto quiere decir que en el resto de todos los otros documentos del Nuevo Testamento no encontraríamos eco alguno ni de una afirmación (sobre una concepción virginal) ni de la otra afirmación (sobre un dios encarnado). Las comunidades que leían el evangelio de Marcos, por más que leyeran una y otra vez este evangelio, se quedaban sin saber nada de estas dos afirmaciones que hoy pueden parecer tan esenciales para la creencia cristiana.

        Y los lectores de las cartas de Pablo, ¿cómo podían pensar en una concepción virginal leyendo en la carta a los Gálatas la expresión “nacido de una mujer, nacido bajo la ley” (4, 4), o la de la carta a los Romanos “nacido de la descendencia de David según la carne” (1, 3)?

        Una y otra afirmación surgen en contextos diferentes y, en principio, no tienen ninguna relación entre ellas. La afirmación de la filiación divina de Jesús no depende de ninguna manera de que haya sido concebido sin el concurso de un padre humano.

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Intentos de relacionar los dos temas
Misterio y milagro de Navidad
Un texto (¿ya superado?) de Karl Barth

        Son dos maneras diferentes de querer interpretar, pasados ya unos cuantos años de su vida y muerte, la figura de Jesús de Nazaret, pensando en auditorios diferentes. ¿A qué lectores se dirige Lucas? ¿En qué lectores piensa el evangelio de Juan? ¿A qué viene leer en una parroquia de barrio obrero (por decir alguna cosa) aquello que está escrito pensando en los neoplatónicos del siglo II? De este evangelio de Juan, ni el autor ni los lectores son pescadores del lago de Galilea. Quiere mantener un diálogo con las clases cultas de la cuenca mediterránea.

        ¿Cuántos de estos parroquianos de barrio obrero o cuántos pescadores del lago de Galilea habíab leído los libros de Filón de Alejandría, el filósofo/teólogo judío que había escrito unos cincuenta años antes que el evangelio de Juan?

Para Filón, el Logos emana de Dios. Es la primera criatura de Dios (ui`o.j prwto,gonoj), su imagen (eivkw.n), su copia (avpeiko,nisma), otro dios, su réplica (e[teroj qeo,j( deu,teroj qeo,j). Es el portavoz (logo,foroj), el mensajero (a;ggeloj) del Altísimo. Este Logos es también el mediador entre los hombres y Dios, es el sumo sacerdote, el suplicante (i`ke,thj) del Mundo, y es en este papel como se le repreenta ante Dios. Es también el arquetipo inicial sobre el cual fue concebido el hombre terrestre, el Hombre en sí, hecho a la imagen de Dios (o` katV eivkona a;nqrwpoj, avrce,tupoj tou/ aivti,ou).

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El trasfondo de la Palabra encarnada
En las escrituras hebreas y en la literatura
del judaísmo helenístico pre-cristiano

        ¿Y cuántos de estos parroquianos o pescadores habían leído algún libro de los neo-platónicos?

        Me parece que san Agustín y yo alguna vez hemos tenido alguna reacción semejante. A mi un día me pasaron un libro y, mientras lo empezaba a leer, me iba diciendo: “Si este señor me está copiando…”.

        A san Agustín un día le pasaron un libro, el evangelio de Juan y, mientras lo iba leyendo, se iba diciendo: “Si esto yo ya lo he leído”. Sí, ya había leído en los libros de los neo-platónicos que

        Em sembla que sant Agustí i jo un dia van tenir una reacció semblant. A mi un dia em van passar un llibre i, mentre començava a llegir-lo, m’anava dient: “Si aquest senyor m’està copiant…”

        A sant Agustí un dia li van passar un llibre, l’evangeli de Joan, i mentre l’anava llegint, s’anava dient: “Si això ja ho he llegit”. Sí, ja havia llegit en els llibres dels neoplatònics que…

…en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios. Y Dios era el Verbo, Este estaba desde el principio en Dios; todas las cosas fueron hechas por él, y sin él no se ha hecho nada; lo que se ha hecho es vida en él; y la vida era luz de los hombres; la luz luce en las tinieblas, mas las tinieblas no la comprendieron

…el alma del hombre, aunque da testimonio de la luz, no es la luz; sino que el Verbo, Dios; ése es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo

…en este mundo estaba, y que el mundo es hechura suya, y que el mundo no le reconoció

        Y de la misma manera que yo podía reconocer que no todo lo que decía aquel libro estaba copiado de mi, san Agustín también reconocía que había cosas en el evangelio de Juan que no había encontrado en los libros de los neo-platónicos, por ejemplo, que..

        I de la mateixa manera que jo podia reconèixer que no tot el que deia aquell libre era copiat de mi, sant Agustí també reconeixia que hi havia coses en l’evangeli de Joan que no havia trobat en els llibres dels neoplatònics, per exemple, que…

…él vino a casa propia y los suyos no le recibieron, pero a cuantos le recibieron les dio potestad de hacerse hijos de Dios creyendo en su nombre

…el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

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Tres preguntas a
Aurelius Augustinus Hipponensis

        En el evangelio que decimos de Lucas el nacimiento de Jesús es anunciado a los pastores que “pasaban la noche a la intemperie, velando el rebaño por turno”, pero el evangelio (mejor dicho, toda la obra lucana, el evangelio y los hechos de los apóstoles) no está dirigido a los pastores de Palestina que seguían “pasando la noche a la intemperie, velando el rebaño por turno”, sino a las clases altas cultas del imperio, representadas por este “Teófilo”, calificado de “excelentísimo”. Estas clases altas cultas podían comprender la narración de una concepción virginal como una más de la larga lista de concepciones milagrosas atribuidas, en diversas culturas, a personajes famosos, no sólo del mundo religioso (Krihna, Buda, el hijo de Zoroastro), sino también del mundo de la política (Perseo, Rómulo, en el siglo XVII antes de Cristo ya encontramos leyendas que cuentan el origen divino de la V dinastía egipcia, Alejandro, Augusto, el del edicto), y del mundo de la filosofía (Pitágoras, Platón, Apolonio de Tiana, contemporáneo de Jesús)…

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Concepciones virginales y milagrosas

        En primitivos “credos” no hay mención ni de la concepción virginal de Jesús ni de la encarnación de Dios en Jesús. En uno de los “credos” más antiguos, utilizado por la iglesia romana (posiblemente en el ritual del bautismo), se hace profesión de fe en el Cristo Jesús como el “nacido del Espíritu Santo y de María la virgen”, pero sin hablar de la encarnación aunque lo afirma como “hijo único suyo” del Padre omnipotente.

        En las iglesias del Oriente sí que ya creen que el Señor Jesús, el Mesías, el hijo único de Dios, es el “encarnado del Espíritu Santo y de María la virgen y que se hizo hombre”.

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Los primitivos credos

        Podríamos ahora reseguir aquellos primeros concilios ecuménicos de los siglos IV y V, e intentar explicar todo aquello de una sola persona y de las dos naturalezas en Jesús, y todo aquello de las tres personas iguales, pero realmente distintas de la Trinidad. Pero temo que, tentadas por Lutero, ahora que acabamos de celebrar los 500 años de sus 95 tesis clavadas a las puertas de la iglesia del palacio de Wittenberg, me digáis: “Para el carro! ¿Qué nos importa a nosotras si Cristo tiene dos naturalezas? ¿Qué nos importa si él, por naturaleza, es Dios y hombre? El que Cristo sea una persona que es Dios y hombre, esto no sirve de nada a nadie… Lo que nos importa es que él haya dedicado su su vida para ser mi Salvador y mi Redentor… Creer en Cristo es creer que él, por nosotros, ha salido de Dios y ha venido a este mundo”.

        Cristo tiene dos naturalezas. ¿Qué significado tiene esto para mí? Si él lleva el nombre de Cristo, magnífico y consolador, es a causa del ministerio y de la tarea que ha tomado sobre sí; esto es lo que le da ese nombre. El que Cristo sea por naturaleza hombre y Dios, esto nada significa para él mismo. Pero el que haya consagrado su ministerio y haya derramado su amor para convertirse en salvador y redentor mío, eso es lo que constituye mi consuelo y mi bien… Creer en Cristo no quiere decir que Cristo sea una persona, que es hombre y Dios: esto de nada nos sirve. Esto significa que esa persona es Cristo, o sea,que ha salido de dios y ha venido al mundo por nosotros. Su nombre le viene de este oficio.

        Y aquí, en un pesebre, lo tenemos: Os ha nacido un Salvador

        De acuerdo, paro el carro y no hablaré de los concilios. Lo que os perdáis será responsabilidad vuestra. Pero, ¿quién sabe?, quizás no perdáis gran cosa, porque el tercer concilio ecuménico, el de Efeso (año 431), nos dice que quiere explicar aquello que es incomprensible, inexplicable e indecible.

        Y no porque sea un “misterio”, uno de los misterios de Dios, sino porque es un “galimatias”, un misterio, no de Dios, sino creado por un grupo humano reunido en concilio. No intentemos, pues, explicar aquello que el mismo concilio dice que no se puede explicar.

        Pero, ¿cómo hablar de Jesús “Dios por nosotros” sin querer saber quién es este Dios? No habríamos de tener miedo hoy día de plantearnos las mismas preguntas que los cristianos del siglo II ya se planteaban, a las cuales los concilios de los siglos IV y V quisieron dar una respuesta. Y estos concilios, tan criticados hoy día por muchos cristianos, nos dirían:

        ¡Y qué manía que nos tenéis desde hace un cierto tiempo! ¿No os iría mejor que, en vez de criticarnos, os pusierais a hacer lo que nosotros hicimos? Nosotros encontramos un “consenso” para nuestro tiempo, utilizando los paradigmas culturales y las palabras de nuestro tiempo… La verdad es que fueron los emperadores los que nos exigieron este “consenso”, pues pensaban que la unidad política del imperio necesitaba sustentarse sobre una unidad religiosa… Si este “consenso” nuestro -que tuvo una cierta utilidad en aquel tiempo a pesar de que comportaría muchas “muertes en la hoguera” durante unos cuantos siglos- ha durado demasiado tiempo… no es un problema nuestro… Poneos, pues, a la faena y buscad otro “consenso” para vuestro tiempo, pero quizás sería mejor dar de nuevo paso a la rica pluralidad de interpretaciones sobre Jesús que existió en los primeros años.

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Los concilios

        ¿Quién es este Jesús, un hombre que vivió hace más de veinte siglos, condenado como toda persona humana a ir desapareciendo entre las brumas de los tiempos, a quien nosotros, monoteístas de toda la vida, no tenemos miedo de adorar, de rendirle un culto como si fuera un Dios? Plantear la misma pregunta no quiere decir dar la misma respuesta. Y esta otra respuesta, en el ámbito de la iglesia católica, parece que todavía no ha llegado y los intentos de darla han sido rápidamente cortados.

        Mientras estas respuestas no llegan o, por lo menos, las que se van proponiendo no llegan a conseguir un “consenso”, sería bueno -a mi parecer- poner una cierta sordina a las respuestas que se dieron en unas circunstancias culturales y religiosas que hoy día han desaparecido. Pero esperando el día en que “el hijo de una virgen embarazada por obra del Espíritu Santo” y “la Palabra se hizo carne” sean consideradas sólo como dos maravillosas metáforas que invitan e incitan a hombres y mujeres de toda la humanidad a vivir, moverse y ser en el Misterio que a todos nos envuelve (cf. Act 17, 27-28).

La Selva del Camp

Diciembre 2017

13 comentarios

  • Jorge

    Mi objetivo central y esfuerzo ha sido y es hacer compatibles los dogmas sobre todo cristológicos con la Ciencia. Nada tiene esto que ver con la verdad ni con la búsqueda de la verdad. La literalidad de las Escrituras es un asunto que no le presto atención, no tengo ni preparación ni interés por la exégesis. La Biblia está escrita por hombres (todos varones), desde muy diversos contextos históricos, con características y capacidades personales muy distintas. Decir que es Palabra de Dios cuando se leen en ella tantas barbaridades humanas y divinas (un Dios cruel y sanguinario), cuando se han hecho en el texto tantas modificaciones, versiones, errores, malas copias, introducciones, tergiversaciones, transposiciones, etc., resulta imposible desde mi punto de vista apoyar la literalidad. A pesar de ello para mí la Biblia y sobre todo el NT es un libro fundamental en mi fe, no en su literalidad sino como MOTIVO Y MOTIVACIÓN de un encuentro con Dios. No busco en ella la verdad, sino expresar mi fe y mi religiosidad, motivada por una lectura atenta.

    Me hablas de sentimientos o emociones grupales o tribales identitarios. Esto no va conmigo. Carezco de esos sentimientos identitarios (religiosos, nacionalistas, …). Me gusta sentirme libre no identificado con un grupo sea cual sea, quizás estoy demasiado en el lado opuesto, celoso de mi individualidad, orgulloso de mi identidad como ser humano único e insustituible, como lo somos todos y todas, de la que deriva nuestra dignidad personal intransferible, que nada tiene que ver con el egocentrismo o el egoísmo.

     
    Mi fe en Jesús de Nazaret y en Dios, como Misterio-Trascendente y Plenitud Humana, no se va a romper porque no logre encontrar un acomodo suficiente de los dogmas con la Ciencia. Mi planteamiento no es que los dogmas son la verdad y para asumirlos desde mi posición cientificista tengo que resolver las incompatibilidades. La verdad no forma parte de mis planteamientos. No me pregunto si son o no revelación de la verdad y menos en sus formulaciones literales. El problema es más simple, los dogmas están ahí y son un incordio de coherencia. Y caben dos actitudes o los quitamos y ya está, y no pasa nada por hacerlo, o bien tratamos de acomodarlos a nuestro contexto que es en lo que me he esforzado por hacer. Y es que los dogmas son para mucha gente un muro infranqueable en donde choca la fe, la destruye y terminan por abandonarla. Y yo lo que intento hacer es rebajar el muro tanto como pueda para que no estorben. Pero mi fe personal no depende de los dogmas, no tengo una actitud dogmática que se aferra a una verdad incuestionable. Mi espíritu crítico y racionalista es opuesto a una actitud dogmática.

  • Isidoro García

    La mayor contradicción en que caes, Jorge, es que por una parte, asumes férreamente la hipótesis de la exclusión de todo lo sobrenatural en la historia humana, pero por otra parte, aceptas tan tranquilamente, que todos los planteamientos doctrinales de la Iglesia, así como los textos tradicionales (Nuevo Testamento), sobre los que se apoya esa doctrina, son perfecto reflejo de la voz de Dios, por lo que contienen plenamente la verdad de la realidad.

    ¿Por qué esa fidelidad absoluta a la literalidad de la expresión de los dogmas enunciadas por la Iglesia, que luego te hace tener que dar tantos volatines para que te cuadren científicamente?.

    Una de dos. O porque crees en una asistencia sobrenatural a la Iglesia, al definir su doctrina, o porque psicológicamente te es imposible poner en cuestión lo que aprendiste de niño.

    Según J. A. Marina, Santo Tomás de Aquino advierte de que “las cosas que se aprenden desde niños, se confunden con la experiencia”. Están tan profundamente arraigadas, y tienen añadidas tantas emociones agradables y nostálgicas de tiempos pasados, que se nos hace muy difícil cuestionarlos.

    Pero dice E. Schillebeeckx, en “Soy un teólogo feliz”: «La palabra de Dios es la palabra de los hombres que hablan de Dios. Decir “sic et simpliciter” que la Biblia es la palabra de Dios, no se corresponde con la verdad. 

         Cuando la Biblia dice: “Dios ha dicho, Cristo ha dicho…” no es Dios que lo ha dicho, no es Cristo quien lo ha dicho en sentido estricto, sino los hombres que han contado su experiencia de relación con Dios».

    Y si no hubiera habido intervención sobrenatural para garantizar la fidelidad literal de los textos, la hipótesis de que han existido inevitables tergiversaciones unas inocentes y otras no, malas interpretaciones y recuerdos, y errores de todo tipo, es una hipótesis mucho más sencilla y razonable que la de  la doctrina basada en la fidelidad literal de los textos.

    De ahí la necesidad de emprender una labor de reconstrucción e interpretación muchas veces simbólica de los textos. Hay que descubrir cuál es la nuez el cristianismo, su verdadero kerigma, desechando la hojarasca y el polvo que el tiempo va acumulando en todas las cosas. Y a eso se han dedicado muchos y prestigiosos teólogos e investigadores especialmente protestantes, (por tener más libertad intelectual).

    Claro que es más cómodo no calentarse los cascos, y asentir obedientemente. Pero cada uno tiene su carisma – vocación personal y a mí me da, que ese no es el tuyo en realidad. De ahí tu eterna búsqueda inconformista. Quieres pero no quieres, y acabas intentando la cuadratura del círculo, o encontrar las puertas del campo.

    Ayer leí un artículo de mMnuel Arias Maldonado http://www.revistadelibros.com/blogs/torre-de-marfil/la-religion-dentro-de-los-limitesde-la-mera-emocion, en la que se reseña un libro de Tim Crane, sobre la práctica religiosa, y sus ventajas psicológicas.

    Dice:   “Tenemos las hipótesis evolucionistas, que ven la religión como un resultado natural del desarrollo de la vida social, a la que proveen de códigos morales que facilitan la supervivencia del grupo generando cohesión y orden en su interior ¡Para eso sirve exigir obediencia a los padres y fidelidad a los cónyuges!

           Esa misma querencia por el propio grupo, naturalmente, estaría en la raíz del nacionalismo. Y el propio deporte de masas sirve a ese fin en nuestros días. Esa pertenencia, como todas las pertenencias, puede adoptar formas agresivas.
           Pero también servir como espacio para la curación de las heridas o la canalización de las desadaptaciones personales: de los heroinómanos que tratan de desintoxicarse a la secta de los davidianos.
           No es que tener una religión y sentirse miembro de una nación sean la misma cosa, pero “existe esta similitud: al identificarte con tu fe o tu iglesia, pasas a verlas como algo que forma parte de tu identidad. Eso es lo que significa pertenecer a algo, o a algún sitio” (Tim Crane).
        Pero la identificación con un grupo, que implica la exclusión de los demás, tiene que verse acompañada por la práctica religiosa. No basta con estar: hay que hacer cosas juntos. «Hacer lo que hace el grupo no es un extra prescindible, sino algo absolutamente central a la creencia religiosa» (T.C.).
     

  • Jorge

    Con todo me parece más fácil admitir en María la concepción de un hombre en plenitud, y por ello de origen divino, que asumir el milagro de la concepción de Dios en María por obra del Espíritu Santo. La explicación o el relato del cómo sucede sigue siendo un misterio, que al menos por ahora no podemos desvelar por ausencia de datos.

  • Jorge

    Cierto que esta hipótesis particular mía, cientista y futurista, sobre la concepción de Jesús chirría o encaja muy mal con un planteamiento serio y riguroso de la fe. Cuando se la dije a mi mujer opinó que sonaba a creencia en extraterrestres. Y cuando la leyó en mi libro Gonzalo Haya dijo que algo grave fallaba en mis planteamientos de fe. Reconozco que es así y por ello insisto en que la hipótesis que he expuesto sobre la concepción de Jesús NO forma parte de mi fe. La hipótesis ni es científica ni es religiosa. Es simplemente un juego de la imaginación que busca una remota posibilidad más bien como entretenimiento que como una búsqueda de la verdad. En este asunto no hay datos que podamos manejar y por tanto el misterio no puede ser desvelado. La concepción de Jesús para mi fe religiosa sigue siendo un MISTERIO. Es un misterio por desconocimiento, sobre el cual al menos por ahora no caben formulaciones de hipótesis que tengan cierta validez, por ausencia de datos.

     
    Es un misterio que AÚN no podemos resolver, pero afirmar que se trata de un milagro, un milagro por el cual el Espíritu Santo fabricó de la nada un zigoto humano y lo colocó en el seno de María, o que en el útero de María se formó milagrosamente un zigoto, afirmando que lo imposible es posible para Dios, rompe la causalidad y las leyes de la Ciencia, y se carga de un plumazo la cosmovisión científica-tecnológica y por supuesto el materialismo cientificista que no admite lo sobrenatural, ni intervenciones directas de Dios en el mundo, ni magias, ni milagros. Los milagros no entran en mi fe religiosa, ni siquiera me planteo su posibilidad. Admito que la concepción de Jesús es un misterio, pero no un milagro. En ningún caso un milagro puede ser para mí una explicación satisfactoria.

  • Jorge

    El lenguaje científico sobre la concepción de Jesús no forma parte de mi fe. Mi fe sí dice: “verdadero Dios y verdadero Hombre” sobre Jesús. Y es el lenguaje científico de principios del s.XX, con los conocimientos de la Biología y la Genética, lo que imposibilita un relato plausible de la concepción de Jesús.  En consecuencia, poco o nada es lo que nos pueden decir o aclarar las Escrituras sobre el problema, tendrá que ser el lenguaje de la Ciencia, de la Biología y de la Genética, desde los cuales se abra alguna posibilidad.

    Si Jesús no retiene su divinidad sino solamente constitutivamente la plenitud humana, de lo que hablamos es de la concepción de un ser humano de la Plenitud. Y esto es posible pensarlo desde los conocimientos actuales que disponemos de Física, Biología y Genética, sin alterarlos ni contradecirlos. Y para decir que Jesús es Dios y Hombre habrá que decir también que ese ser humano, que es concebido desde la Plenitud, tenga un origen divino.

    Ese origen divino puede provenir de un único proceso resurrección-encarnación, por la acción directa de Dios, dando la vida al cuerpo muerto de Jesús, y transportado al tiempo de Plenitud. Es decir, por el proceso único de encarnación-resurrección Dios mismo entra en la Realidad Física como ser humano, despojándose de su divinidad, para retener solamente la plenitud humana. Y una vez instalado Dios como ser humano en Jesús resucitado en el tiempo de la Plenitud, iniciar el proceso de la concepción de Jesús en María.

    Es verdad que son proposiciones complejas, porque el asunto es en sí mismo complejo, pero pienso que abren una posibilidad que no contradice la Ciencia ni al materialismo cientificista. No hay aquí mezcla de lo divino ni de lo sobrenatural con la Realidad Física. Solo se propone un punto de contacto, de intervención directa de Dios en el mundo, que corresponde a la resurrección-encarnación de Dios en Jesús.

  • Jorge

    Para seguir a Jesús no hace falta ningún conocimiento teológico. Su palabra es llana, simple, directa al corazón de las personas, sin necesidad de instrucciones o formación filosófica, metafísica o teológica. Y la actitud de seguimiento a Jesús que me parece la más coherente es la que describe MªPilar: asumir interiormente las palabras de Jesús y aplicarlas a la vida de cada día, con todas las personas que nos vamos encontrando por el camino o convivimos. Por esto se repite con insistencia en los Evangelios que las palabras de Jesús van dirigidas a la gente sencilla, pobres y humildes, mientras que a los que dicen saber, los instruidos y doctores de la Ley, lo que reciben de Jesús son más bien reproches.

    Sin embargo, cuando nos topamos con problemas de comprensión, lo razonable es dejarlos de lado para que no estorben en el seguimiento a Jesús, porque en el fondo sabemos que nos toparemos con misterios imposibles de resolver y más aún si se trata del Misterio-Trascendente Incognoscible. No obstante, muchos no pueden dejar de lado los problemas que surgen de la fe en Jesús que les han transmitido, pues afectan seriamente a la coherencia y plausibilidad de la justificación de esa fe y la abandonan. A mí me ocurrió y la abandoné por un ateísmo cientificista militante. Para retomarla, pues mi corazón en la cuarentena de mi vida me reclamaba retornar a Jesús, tuve que rehacer toda la fe que me transmitieron de niño (trentina) y de mi primera juventud (mística), desde su base, desde el centro nuclear de la fe: ¿quién digo yo que es Jesús de Nazaret? Y mi respuesta fue y sigue siendo “Jesús es Dios, Dios con nosotros” y en consecuencia o me explico de alguna forma plausible la encarnación o se trata simplemente de una corazonada injustificable. Y mi mentalidad racionalista se resiste a asumir proposiciones injustificables. Así que no me quedó otra que meterme a estudiar, que meterme en el túnel del galimatías teológico, el de la dogmática conciliar cristológica.

    Años de esfuerzo de búsqueda autodidacta, apasionada casi obsesiva, entre montañas de libros y apuntes, oficiales de la Iglesia y heréticos, dieron su fruto al encontrar una salida: la Plenitud Humana. Dios está implicado en salvar a la humanidad al completo sin exclusiones por medio de la Plenitud. Empeñado en que la humanidad alcanzase la Plenitud como condición necesaria para salvarla, para llevarla a su ámbito divino en lo eterno. Y ese empeño de Dios es tan fuerte que asumió para sí la condición humana en plenitud para mostrar, enseñar y manifestar, la ruta hacia la Plenitud de la humanidad. Jesús tiene constitutivamente la condición humana en plenitud, por su origen divino, cosa que justifica y hace plausible la encarnación de Dios en Jesús.

    No veo modo alguno para entrar en una acción de Dios directa como lo es la encarnación. Pero Jesús es un ser humano y por tanto tiene que ser concebido mediante un zigoto, que desarrolle un embrión con sus células y cromosomas. Y si yo no creo en magias ni milagros pues no puedo admitir que fuese el Espíritu Santo quien formase el zigoto y lo colocase en el seno de María. Tampoco me interesa un lenguaje simbólico o metafórico, quiero un lenguaje científico que pueda entender. Y sí, en la Plenitud futura hay un material biológico que pudiera haber sido empleado en la concepción de Jesús: el cuerpo vivo de Jesús resucitado. ¿Por clonación? Pues me parece una posibilidad sin recurrir a milagros, pues aquí sólo interviene el conocimiento científico-tecnológico, que supongo enorme en el tiempo de plenitud.

  • George R Porta

    Hace mucho que no se me ocurre mirar una obra de arte y especular acerca de la clase de pinceles o materiales que utilizó el artista, sobre todo, desde que ha comenzado a pulular por todas partes el arte hecho por medio de ordenadores. Frente a un pesebre, solo presto atención a la belleza que ofrezca y si alguno no me parecebello, pues sigo de largo.

    Quizás a Lucas le pareció necesario escribir sus relatos de la infancia inventándose esta compleja novela que se ha mantenido un «best seller» por 21 siglos y me parece bien que la haya escrito con tanto éxito; y eso quienquiera que fuera Lucas o quizás el grupo conocido por ese nombre.

    No me parece mal que otras personas hagan lo que hice por mucho tiempo: Estudiar los relatos evangélicos, etc. Afortunadamente ese tiempo ha pasado para mí.

    El tema de Sunyol en este hilo ya no me atrae. Jesús fue lo que haya sido y quien haya sido y no lo podré saber con total certeza nunca, pero lo que me ha llegado acerca de él, representa para mí un ideal que encuentro atractivo, que deseo seguir e inevitablemente lo quiero seguir en la dirección que relata, por ejemplo, Mateo 25, 31-46.

    Eso sí; si Sunyol quiere persistir en estas especulaciones no me molesta que lo haga y como sé que el mejor modo de salir de un tunel es seguir caminando hasta encontrar el final, pues casi que deseo que lo haga. Afortunadamente ya no me atraen estos túneles, si bien a veces de repente me sorprendo en alguno, solo que no son estos túneles especulativos acercs de Jesús.

  • Mª Pilar

    A estas alturas de mi vida..:

    Me basta con mirar a Jesús el Galileo, escucharlo en silencio, dejando que su Palabra (la suya) aquella que en todo concuerda con su manera de vivir.

    Dejar que empape todo mi ser, mirarme en primer lugar… en mi misma y en mi vivir; contemplar cuanto me rodea, y dejar que ella me hable ahí, donde está escrita a fuego de amor, en mi entraña e intentar hacerla Vida en todo aquello por donde tengo la posibilidad de llegar.

    Los libros y las clases de Teología… hace un tiempo que se me caen de las manos… ya no me dicen nada, me cansan, porque pasan los acontecimientos de esta vida, y los que podrían hacerlo… viven en sus “mansiones” separados de cuanto acontece a pié de calle, y ni siquiera se esfuerzan por cambiar poco a poco el lenguaje tan separado… de lo que Jesús decía al corazón dolorido de cuanta persona le escuchaba.

    Me he quedado con los interrogantes de algún apartado:

    ¿De que le sirve todo este lenguaje o planteamiento..:

    ¿Cuántos de estos parroquianos de barrio obrero o cuántos pescadores …?

    a los sencillos de corazón, que sí parecían comprender el hermoso Mensaje que Jesús les proclamaba?

    Confieso… que no he podido leer todo el art. ya no quiero más explicaciones.

    Quisiera escuchar un lenguaje como el que Jesús utilizaba; que nos haga levantarnos de el conformismo que nos rodea, que volvamos a luchar por el bien… para todas las personas que lo quieran escuchar; que volvamos a sentir una esperanza sanante, una alegría, que nadie nos la pueda quitar; ni aquellas personas a las que nuestras miradas les molesten, y como tienen el poder de la oscuridad, no nos dejarán en paz.

    Si a Él le pasó… ¿que esperamos, en un mundo podrido por el poder y las riquezas?

    A mi personilla… ¡Le basta!   

    mª pilar

  • Jorge

    Pues al contrario de lo que dice Sunyol, para mí la propuesta de Jesús de Nazaret como verdadero Dios y verdadero Hombre conserva en nuestro contexto toda su fuerza y es fuente de una fe confiada y una esperanza viva. Es en mi opinión el núcleo central de la fe cristiana. Mi propuesta afirma con la máxima claridad sin matices de lenguajes simbólicos, metafóricos, metafísicos, …, que Jesús es Dios, Dios con nosotros y por nosotros. ¿Dos naturalezas? Quizás podríamos esforzarnos por decir lo mismo, pero de otro modo más comprensible. Si decimos que Jesús es Dios y Hombre, pues en consecuencia la encarnación tuvo necesariamente que darse. Es el relato explicativo lo que hay que trasladar a nuestro contexto y no simplemente ocultarlo o disimularlo o disolverlo o eliminarlo, …, como parece que intenta Sunyol interpretando las Escrituras para sus fines, según he entendido su propuesta.

    Para explicarlo con un relato coherente en nuestro contexto científico-tecnológico, incluso desde una cosmovisión materialista-cientista, que no admite milagros ni magias ni lo sobrenatural que es mi posición, es necesario no recurrir a filosofías helenísticas neoplatónicas, aristotélicas, …, de los siglos finales de la antigüedad con las que se elaboraron las fórmulas cristológicas de los concilios de la Iglesia, y menos aún a los mitos de divinización de héroes, reyes o emperadores u otros comunes en esas culturas, tal como hace Sunyol al interpretarlo.

    En el caso de que Jesús de Nazaret, el hombre que vivió en la Judea del s.I, no fuese Dios no pasaría de ser una figura relevante de la historia, la de un gran maestro de ética y de vida, a quien sería bueno seguir incluso imitar, pues daría lugar a la mejor clase de personas, a la excelencia humana. Pero en consecuencia no cabría atribuirle los títulos de Señor y Salvador del mundo, tal como dice de él la fe cristiana.

     
    Ningún ser humano, ningún conocimiento o sabiduría, ninguna ciencia o tecnología por muy avanzada o completa que esté, con toda la Realidad Física en sus manos, puede salvarnos del destino último de la humanidad en extinción y muerte, y de la destrucción de todo cuanto hayamos construido o hecho. Solo Dios puede hacerlo. Solo Dios puede ser el SALVADOR de la humanidad y darle permanencia para siempre en el ámbito divino de lo eterno. Y si el destino último de la humanidad no es la permanencia en Dios en lo eterno, sino la extinción y muerte se hunde la esperanza en el triunfo final del bien para todos y todas sin exclusiones. Y no, no es lo mismo vivir con esperanza última que sin ella.

  • Inmaculada Sans Tache

    Estoy con Carmen. No hace mucho tiempo la Iglesia tuvo que vérselas con nuevas teoría cosmogónicas y evolucionistas y hubo de admitir que los relatos de la Biblia debían de tomarse como unos bellos relatos míticos, metafóricos, poéticos y que correspondían a unos esquemas propios de la época en que fueron escritos. Y nadie, salvo algunos fundamentalistas, se se rasgó las vestiduras.¿ Por qué en los escritos relativos al NT no se adoptan con toda tanquilidad unas actitudes parecidas que para nada desmerecen la figura universal de Jesús. La gente tiene hoy una capacidad mayor que hace poco tiempo para asimilar razonablemente las nuevas explicaciones. Por otro lado por qué no insistir y darle la importancia central que merece su extraordinario mensaje que se desprende de sus palabras, su vida, su actitud, su anhelo y su esperanza. Un mensaje por lo demás sencillo y claro. Pero ¿ Han caído en la cuenta de que en el Vaticano que tan meticulosamente organiza y controla todo lo relativo a poner en práctica dicho mensaje tiene una importancia extraordinaria La Congregación para la Doctrina de la Fe pero no hay indicios de una Congregación para la Doctrina del Amor, la Justicia y la implantación del Reino de Dios ( Un mundo más humano, solidario y en paz)?

     

  • oscar varela

    Hola!
    El Título tiene “ganchos” con los que uno se puede, también, en-cerrar:
    – “¿Misterio y/o milagro? O
    – ¿ni misterio ni milagro?”-
    ………………….
    El final comprueba el “en-cierro”:
    – “… metáforas que invitan e incitan a hombres y mujeres de toda la humanidad a
    – vivir, moverse y ser en el Misterio
    que a todos nos envuelve (cf. Act 17, 27-28).
    ………………….
    El cumpa Miquel está honestamente como M. Heidegger -“Holzwege” “Camino sin salida”;pero la está buscando.
    Mi pregunta es: ¿Y si la respuesta no fuera otra mejor que la de “andar buscando”; un “afán d comprender”?
     
    Miquel, entonces, nos estaría dando la clave que hay que leer.

  • carmen

    Preciosisimo.

    Supongo que este sermón no se hizo ante un auditorio de católicos sin ningún tipo de preparación teológica, como usted diría, no iba dirigido a los pescadores de galilea, sino más bien a las clases cultas de la cuenca mediterránea.

    No sé entre ustedes los teólogos quienes pensarán en esta línea o no, hay mucho voto oculto entre ustedes, piensan una cosa y dicen otra tratando de ser los más honestos posibles, supongo que tendrán sus razones.

    Pero nosotros, los pescadores, también tenemos derecho a oír esta línea de pensamiento, adaptada, claro está, a nuestros pobres oídos. Pero no, en los sermones de navidad se siguen oyendo las mismas cosas una  otra vez. ¿Así lo piensan los sacerdotes que hablan? pues tengo mis dudas. Pero hasta que no se aborde el problema de raíz, hasta que no se busquen respuestas como dice el artículo ,acordes al siglo XXI y no al siglo IV, no mejorarán las cosas entre los católicos que nos hacemos preguntas  y que cada vez somos más y más ; y cada vez está más dificil, muchos han pasado ya a la abstención porque hay cosas que les parecen un puro disparate.

    Pero ustedes dirán si estamos o no preparados para oír cosas razonables.

    Me hizo sonreir el intento aquel de renovación y se habló de que no existía vaca ni buey, menuda se armó. La respuesta fue ¿ veis? a la gente del pueblo no se le puede decir nada. Madre mía, menudo error. Cuando se quiere tratar de cambiar ideas durante veinte siglos , o 16, me da igual, metidas en la cabeza de la gente, con un simple libro no basta. Es un proceso gradual , una carrera de fondo y  se tendría que abordar diciendo que es una tradición preciosa pero que en fin, hay que tomarlo como eso. Pero no. La respuesta fué: tonto el que se lo crea, nosotros ya hemos avisado. Pero no se trata de romper tradiciones, se trata de romper esquemas que ya no se valen a estas alturas, porque los pescadores de galilea hemos cambiado las artes de pesca tradicionales por otras más modernas, poquito a poco y solicos hemos ido evolucionando y ya  muchas cosas de las que nos dicen los predicadores de la palabra de Dios no nos cuadran.  Y sabemos, aunque no lo crean, distinguir entre leyenda y realidad. Y esto no tiene nada que ver con el hecho de querer celebrar la navidad y poner nuestro belén, pero  ni tan siquiera eso nos lo aprueban los grandes teólogos que en el mundo son, porque celebramos unas navidades heréticas. Pues bueno.

     

    Me ha gustado un montonazo, siempre es un placer volver a leer algunos escritos del señor Sunyol.

    Un saludo cordial.

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