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 La primera república española (XVI)

Isorna

Estos días Cataluña es noticia política en los medios de comunicación sí, pero también es tema de discusión política en el Parlamento y en la calle. También lo que sucede en Cataluña sobrevuela, matiza e informa, no pocas veces, los comentarios a los artículos en ATRIO. En todo caso, y atendidas las diversas circunstancias, parece cierto que la inquietud informativa y discursiva sobre la Cataluña de hoy, hunde, sin duda, sus raíces en la nuestra común historia. Así que, arrastrados meramente por la fuerza y objetividad de los hechos constitutivos del relato de la Primera República Española, nos corresponde hoy significar algunos de ellos que conciernen a Cataluña y al común relato de nuestra Primera República.

 I – ¿QUÉ SUCEDE EN BARCELONA?

Esta es la pregunta que muchos parlamentarios se hacían y formulaban en la sesión de la Asamblea del 10 de marzo de 1873 (Gaceta del 11). Y a ella hubo de contestar Pi y Margall en su condición de Ministro de la Gobernación y Presidente interino del Ejecutivo dada la temporal ausencia de Figueras en esa fecha, pues precisamente se había ausentado de Madrid para dirigirse a Cataluña e intentar resolver lo que allí pasaba. (NOTA 1)

Hasta el día 9 de marzo, dirá más tarde Pi, no había tenido el Poder Ejecutivo conocimiento de los acontecimientos de Cataluña. Fue en ese momento cuando supo que era precisamente el domingo día 9 la fecha fijada para llevar a cabo el intento de “golpe”. Así que, en la sesión de la Asamblea del día 10, Pi no tenía sino el conocimiento de los hechos que a través del telégrafo le había facilitado el Presidente de la Diputación provincial y el que él mismo había adquirido en esas pocas horas a través de las gestiones que había efectuado ante diversas personas e instancias catalanas para resolver la situación. Por otra parte, el Presidente Figueras no llegaría a Barcelona hasta el día 11 y Pi en su doble condición de Ministro de la Gobernación y Presidente interino del Poder Ejecutivo, hubo de responder ante la Asamblea Nacional con la veracidad y con la prudencia que la situación requería (y sin un conocimiento exhaustivo de la situación).

En la sesión de la Asamblea Nacional del día 10 de marzo, en respuesta a algunas de las varias preguntas que sobre la situación en Barcelona se le formularon, dijo, entre otras cosas, Pi Y Margall:

«La ciudad de Barcelona viene perturbada hace algún tiempo, y la perturbación empezó a la salida del General Gaminde. Corrieron allí voces de que había planes reaccionarios, y que de esos planes eran autores ciertos Jefes del ejército; introdujese la alarma en la población, y hubo entonces un batallón que se apresuró a ponerse a las órdenes de la Diputación provincial para defender la República. La conducta seguida por ese batallón fue imitada sucesivamente por todos los demás del ejército que componían la guarnición de aquella importante ciudad. Gracias á los esfuerzos de la Diputación provincial, pudo contenerse la insubordinación de aquel ejército. Las cosas, sin embargo, no han seguido tan tranquilas como era de desear. “

Y haciendo expresa referencia a lo sucedido el día 9 de marzo, añadió:

«Ayer hubo en Barcelona temores de que se alterase gravemente el orden, y las noticias que recibió el Gobierno al principio eran a no dudarlo alarmantes; pero después, gracias a los efectos de la persuasión, a los medios que pudo poner en juego el Gobierno y al anuncio de que salía para Barcelona el Sr. Presidente del Poder Ejecutivo, el orden no sufrió la alteración que se temía; así es que ayer tarde se había restablecido por completo la tranquilidad, sin que se hubiese cometido desmán de ningún género (…) ».

Pi insistirá en que los sucesos de Cataluña no eran para combatir la República, sino para defenderla: «Se temió que algún jefe del ejército hubiera entrado en planes reaccionarios y con este motivo los regimientos que había en Barcelona se pusieron a las órdenes de la Diputación provincial, no para combatir a la República, sino para defenderla y salvarla de los planes reaccionarios».

 

 II – LA GESTACIÓN DEL GOLPE

El gobierno de Figueras había librado y ganado una importante batalla parlamentaria en la Asamblea el sábado 8 de marzo de 1873 para dar vía libre a la disolución de la Asamblea y convocatoria de elecciones. Hasta el último momento muchos republicanos, digamos que “viejos”, temían que los republicanos “nuevos”, es decir los antiguos radicales, obstaculizaran la formación de la Federal Pero además, en Barcelona hacía tiempo que se daban las circunstancias y había movimientos dirigidos a proclamar, por los republicanos federales, el “estado catalán” habiéndose fijado para “el golpe”, según ya dijimos, el domingo día 9 de marzo.

El clima para este movimiento había venido gestándose desde el intento de golpe contra el Gobierno, del Capitán General de Cataluña, Eugenio de Gaminde y Lafont, el 21 de febrero, y aún de antes si se tiene en cuenta que, en palabras de Pi, “En Barcelona había empezado pronto la agitación política. Los jefes militares no habían manifestado el mayor entusiasmo por la República, y se los miraba con desconfianza”. Y sigue diciendo Pi: “(…) Observose a poco que se aglomeraban fuerzas en la capital, contra lo que exigían las necesidades de la guerra (…). Alarmados los republicanos se creyeron en la necesidad de tomar medidas decisivas y enérgicas; y no viendo otra más eficaz que la de quitar las armas a los que miraban ya como enemigos, recorrieron los cuarteles, arengando a los soldados en pro de la República y en contra de las maquinaciones de sus jefes, comprometieron a los sargentos, sembraron el recelo y la discordia entre oficiales y tropa. // (NOTA 2)

A este respecto Hennessy (“La República Federal en España“, citado, capítulo 8) recuerda el comportamiento desleal de Martos en la sesión del día 8 de marzo de 1873 y las repercusiones que hubiera tenido la derrota parlamentaria del Gobierno de Figueras en la situación del orden social, caso de no haberse aprobado el voto particular de Primo de Ribera; y, seguidamente relata Hennessy lo sucedido en Barcelona en los siguientes términos:

« (…) La gran temeridad de Martos quedó demostrada con la violenta reacción de las provincias ante el rumor de una posible derrota del Gobierno. Los informes de las ciudades andaluzas indican como los federales estaban preparados para levantarse si el Gobierno fuera derrotado. Sin embargo la amenaza más grave procedía de Barcelona , donde la proclamación del Estado catalán, el 8 de marzo, por el grupo intransigente recién formado llamado El Estado Catalán, dirigido por Lostau y apoyado por los internacionalistas, fue revocado solo después de que Almirall y Pi, independientemente uno del otro, echaran el peso de su prestigio del lado de los moderados de la Diputación en conversaciones telegráficas desde Madrid el 10 de marzo, y después de que Figueras hiciera el día 12, una vista apresurada a Barcelona».

Por su parte Sisinio Pérez Garzón (“Historia Política 1808-1874” citado, página 400) señala como factores que estaban presionando la situación vivida en Cataluña, la presión de las partidas carlistas, el internacionalismo obrero, las aspiraciones federales “con claro contenido catalanista” y “las disputas entre federales intransigentes y el Gobierno de la República“.

 

 III – LOS HECHOS

José Luís Fernández Rúa (1873. La Primera República“, citado, págs. 265 y 266) narra así lo sucedido en Cataluña:

«Reunidas las Diputaciones de Cataluña y Baleares, decidieron crear su propio Estado autónomo. // En esta Asamblea, en la que fueron principales adalides los señores Roig, Minguet, Roseli, Rabella, Carreras y Lostau, se acordó solicitar la disolución del Parlamento y la convocatoria de Cortes Constituyentes para la creación del “Estat Catalá”. (…) Contraviniendo las ordenes del capitán General, Contreras, nombrado por el Poder Ejecutivo, tropas del regimiento de Navarra, al mando del comandante Muñoz, ocuparon la Lonja barcelonesa y otros puntos de la ciudad a la par que se ponían a las ordenes de la Diputación, constituida en autoridad suprema.

Así mismo se hizo público un manifiesto en medio del fervor popular, en el que se convocaba a Cortes catalanas, y una comisión nombrada al efecto, disolvió el Ejercito de Cataluña, sustituido por otro, dependiente del nuevo Estado e integrado por 30.000 hombres, que tendrían como principal misión combatir al carlismo. // Informado por el telégrafo de lo que acontecía en la Ciudad Condal, el Gobierno de Madrid decidió enviar a su Presidente, don Estanislao Figueras». (…)

De este relato sale maltrecha la figura del General Contreras; a este respecto dirá Pi, en 1874, y en relación con estos hechos, que si tras la indisciplina que siguió al intento de golpe de Gaminde, se hubiera enviado otro general a Cataluña, quizá se hubieran evitado los sucesos del 9 de marzo, asegurando que “No le faltaba a este General corazón pero sí cabeza. Y era tan aferrado a su opinión, como poco amigo de examinar la ajena“:

 IV – “¿ERA ESTE EL MODO DE FAVORECER EL CANTONALISMO?

Pi y Margal en el escrito “La República de 1873. Apuntes para escribir su historia”, quiere dejar bien claro que en modo alguno se quiso aprovechar de los sucesos del 9 de marzo de 1873, para intentar poner en marcha su “ideario” federalista“. ¿Porqué? Quizá podríamos decir, siguiendo el citado texto, que se mostró firme frente a esa posible “tentación”, por sus ideas democráticas, por su afán de defender la República que se vería en riesgo, por su sentido del “pacto” y porque, en definitiva, el proceso seguido no era el oportuno y eficaz para defender los ideales federales; y por eso concluye preguntando: “¿era este el modo de favorecer el cantonalismo?

Y aún más, ¿era tarde para rectificar por parte de la Diputación?. Pi replicará en contra “los que habían tenido medios para llevar las cosas al estado en que se hallaban, no dejarían de encontrarlos para deshacer su obra”. Y anteriormente había dicho a los rebeldes: “Tened en cuenta, les decía, que por vuestro camino podéis perder la misma causa que tratáis de salvar“. Veamos parte de su texto:

«(…) Todo hacía presagiar que el estado catalán iba a ser pronto un hecho. // Calcúlese la enorme importancia de un acontecimiento de esta índole. Proclamada y establecida la República Federal por el ejército y el pueblo en la primera ciudad de España (…) // ¿Qué ocasión mejor para mí si yo hubiese querido que la federación se hiciese de abajo arriba y se la empezase por las provincias? (…) No vacilé un sólo instante (…) apuré cuantas razones me sugirió mi entendimiento y mi patriotismo para disuadirles de su peligros empeño. Púseles de manifiesto los conflictos que podía nacer de su conducta (…) las grandes probabilidades que teníamos de llegar a la federación sin estrépito y sin sangre si (…) lográsemos que se reunieran dentro de un plazo breve las Cortes Constituyentes. Tened en cuenta, les decía, que por vuestro camino podéis perder la misma causa que tratáis de salvar (…) //

Confesábase que eran poderosas mis razones; pero añadiendo que ya era tarde. Replicábales yo que los que habían tenido medios para llevar las cosas al estado en que se hallaban, no dejarían de encontrarlos para deshacer su obra. si no se detenían ante el riesgo de hacerse impopulares, y apelaba a su honradez y su energía (…)».

Tras apurar Pi sus razones, tras su apelación a la honradez, a la esperanza en las Cortes Constituyentes y a lo poco apropiado del método utilizado, podemos vislumbrar que Pi está haciendo un llamamiento “al pacto“; pacto al que posteriormente se referirá el propio Pi en el Anexo Quinto, (bajo el título “El Pacto” ) de la edición de 1936 de “La Nacionalidades” (cuya primera edición es de 1877). En dicho Anexo Quinto dice:

«(…) No se ha concebido nunca alianza sin pacto, y la federación no es más que una alianza general y permanente. (…) que se alíen, que se confederen, lo hacen siempre por pactos. (…) Sólo en virtud de pactos podemos obtener los unos de los otros el cambio de servicios de productos. (…) Sólo por pactos se agrupan legítimamente las familias y se fundan los pueblos.(…) ”

El telégrafo fue decisivo en esa ocasión al punto que dirá Pi “De derrota telegráfica se califica aún hoy la entonces sufrida por los que, tal vez con más previsión que yo, quisieron propiciar los acontecimientos. No me limité, sin embrago a dirigir la palabra a los conjurados. Por si no lograba disuadirlos, mandé que se incomunicara la ciudad con el resto de España, y previne contra el movimiento a los gobernadores de las provincias limítrofes. (…) // Afortunadamente, la borrasca antes de estallar se deshizo. (…)».

 

 V. ¿ PORQUE EN CATALUÑA NO TRIUNFÓ EL CANTÓN ?

Se pregunta Hennessy cuáles fueron las razones por las que Cataluña no llegó a formalizar el Cantón en julio de 1873 cuando si se formalizó en otros lugares de España y lo atribuye fundamentalmente a la actividad carlista en Cataluña y a las características propias del republicanismo barcelonés:

«Durante los primeros meses de la República pareció que Barcelona forzaría el paso del cambio político. En dos ocasiones anteriores al 8 de marzo – el 12 de febrero y otra vez el 21 de febrero, después del fracasado golpe de Gaminde – la Diputación de Barcelona proclamó el Estado catalán. A pesar de ello, uno de los rasgos más chocantes de la Primera República fue el fracaso de los extremistas de Barcelona en adueñarse del poder y declarar su independencia de Madrid, como harían otros centros federales en el levantamiento cantonal de julio. Esto puede explicarse de sobra por la actividad carlista en Cataluña, la cual condicionó el desarrollo del republicanismo en 1873. Aunque los extremistas de Barcelona podían excitar la opinión en pro de la independencia respecto de Madrid, las otras tres provincias catalanas, directamente amenazadas por los carlistas, no deseaban debilitación alguna de sus lazos con el Gobierno central. La persistente negativa de sus representantes a ser desdeñados por la Generalidad fue uno de los mayores impedimentos para quienes exigían la independencia catalana. Además el republicanismo barcelonés se basaba firmemente en la clase media inferior, que, con los obreros textiles reformistas, constituía la espina dorsal de la milicia en la que hasta los comités internacionalistas formados en cada batallón fracasaron en minar su lealdad a los moderados de la Diputación durante las crisis del 21 de febrero, 8 de marzo, 19 de junio y 14 de julio. Además el papel dominante desempeñado por los catalanes en la política republicana era una garantía de que los intereses catalanes no serían descuidados. La influencia de Figueras en Barcelona, más bien que el prestigio de Pi y Margall, era el factor más importante, pues el primero, a diferencia de Pi, estaba en íntimo contacto con las dos alas de la opinión federal catalana, al ser amigo de Almirall, director entonces de “El Estado Catalán”, en Madrid, y de Rubaudonadeu, que en marzo desempeñaba la función de secretario particular de Figueras y además era simpatizante del internacionalismo». (NOTA 3)

 NOTAS

 NOTA 1. Pi y Margall complementará posteriormente su intervención parlamentaria en las páginas 18 a 24 de su escrito “La República de 1873. Apuntes para escribir su historia”, publicado en Madrid en 1874.

NOTA 2. “La República de 1873“, citado, págs. 21. Dice Pi refiriéndose a Gaminde: “El día 19 de febrero hizo el Capitán General renuncia de su cargo, y se embarcó de improviso sin esperar el relevo. Encargado del mando el Segundo Cabo, se dio a varios batallones de los que acababan de ganar los republicanos la orden de salir inmediatamente a campaña. Como, en cambio, se mandó venir a la capital nuevas fuerzas, se creyó que los conjurados se iban a levantar en armas. Auguraron mal de tan precipitada salida las mismas tropas; y la madrugada del 20, en el acto de ponerse en marcha, en vez de dirigirse a las puertas de la ciudad, se fueron a poner a las ordenes de la Diputación provincial al grito de ¡Viva la República!. La Diputación provincial de Barcelona había trabajado en aquellos días no poco para decidir en su favor al soldado; quedó desde entonces dueña de la situación, y la autoridad militar sin prestigio” .

El relevo del general Gaminde habría de hacerlo el general Juan Contreras y Román, nombrado el día 17 de febrero de 1873 (Gaceta del 18) . En efecto, Gaminde abandonó su puesto el día 19, es decir antes de la llegada de su relevo, el general Contreras, que llegó a Barcelona el 24 de febrero a las 8 de la mañana. Juan Contreras había salido de la estación de Mediodía de Madrid el sábado 22-02-1873. En Valencia le esperaba el general Lagunero. Se embarcaron en el vapor de guerra “San Antonio”, que salió del puerto del Grau a la cinco de la tarde destino a Barcelona. Con urgencia por llegar y considerando que el vapor “San Antonio” iba lento, pidieron otro más rápido, a cuyo efecto llegó a recoger a los viajeros el vapor de guerra “Lepanto”, que se encontró con ellos el día 23 a las doce del mediodía. Ese mismo día, a las 5 de la tarde, acordaron desembarcar en Tarragona. A las seis, hospedado Contreras en el “Hotel de París“, recibió a todas las autoridades. A las 12 de la noche reembarcaron y llegaron a Barcelona a las ocho de la mañana del 24. Se dirigieron a la Diputación Provincial que era la única autoridad tras la intentona de Gaminde en favor del príncipe Alfonso. (Ver “La Igualdad del 4 de marzo de 1873, páginas 2 y 3).

No olvidemos que el 14 de julio de 1873 Contreras se puso al frente del movimiento cantonalista de Cartagena.

NOTA 3. Sigue diciendo Hennessy: “El precio pagado para evitar la secesión durante la crisis de marzo fue muy elevado, un decreto de la diputación disolviendo el ejército en Cataluña. Esta aparente victoria de los intransigentes, que habían minado sin cesar la disciplina del Ejercito, nada dejó entre los carlistas y Barcelona, a no ser un ejército sedicioso y la milicia. Pero el derrumbamiento de la disciplina, que condujo a victorias inmediatas de los carlistas, culminadas con la toma de Berga afínales de marzo, solo fortaleció los argumentos de los moderados contra la debilitación de los lazos con Madrid. // La victoria del Gobierno calmó la opinión de las provincias, pero los radicales y los intransigentes mantuvieron su presión sobre Madrid (…)” Ver Hennessy, “La República Federal en España“, citado, págs.188 y 189. Por otra parte cabe señalar que Hennessy sitúa el epicentro de los hechos en el día 8 de marzo (quizá por error) y Pi y Margall claramente en el día 9, domingo.

NOTA FINAL. En los textos reproducidos, el subrayado de palabras o frases y la utilización de negrita son míos.

5 comentarios

  • ELOY

    Gracias Agustín Ferrero por tu comentario.

    No es posible  por mi parte dar satisfacción a lo que planteas.

    Por otra parte no conozco la serie de TV que citas.

    A lo largo de las series de artículos publicados en ATRIO sobre el “Camino de la República” y sobre “La Primera República Española”, se ha facilitado abundante bibliografía para el período tratado en cada momento.

    Quizá te interese consultarla.

    Como aproximación inicial a la Primera República quizá te interese la lectura de los artículos publicados hasta hoy que son 18.

    Es fácil localizarlos en ATRIO, por el nombre del autor, o por el buscador que figura en la parte superior de esta pantalla (a la izquierda del lector) bajo la palabra Temas.

    Gracias

     

  • Agustin Ferrero

    >A raiz de los acontecimientos actuales de cataluña me he interesado en leer la 1ª y 2ª república de la “Federación Ibérica” y Cataluña…y…me he perdido.¡¡Dios,qué rompecabezas¡¡Sería interesantísimo una serie de TV de varios capítulos que explicaran la Historia de España desde 1880 hasta 1936.¡¡es un “sindiós” como dicen en Amanecer que no es poco.¿Hay alguien que lo entienda?Resulta que Cataluña estaba dividida entre izq. y derch….unos 5 ó 6 facciones diferentes entre sí,mas los generaleslos reyes,los carlistas,los obreros..todo aderezado con los diferentes pueblos de la península ibérica(a su vez compuestos por 5 ó 6 partidos de tendencias de izq. a derch.¡¡Arrégleme Ud. ésto¡¡

  • ELOY

    Gracias Román por tu comentario de interesante contenido como siempre.

    Es también muy de agradecer el esfuerzo de lector interesado del que nos informas, robándole tiempo al  sueño.

    Todo lo resumo en una palabra: gracias.

  • Román Díaz Ayala

    Gracias, Eloy, por tu decidida voluntad de continuar tus estudios históricos sobre la I República Española  y que tanta luz arrojan sobre nuestro presente.

    He tenido que robarle tiempo al sueño para volver a repasar este tu trabajo y testimoniarte mi admiración y agradecimiento. Sí, es una lástima, que los juicios ponderables estén casi extinguidos en nuestro foro hispano, y al parecer, por contagio, en este rincón que es ATRIO.

    No me canso de repetir que lo que ahora se ha venido en llamar “pacto” y que tanto se reclama en nuestra vida pública  en la Transición Política  lo llamábamos “consenso”  filtrado de la filosofía del Derecho para darle un nuevo dinamismo y una configuración legal a la vuelta y recuperación de la normalidad democrática. Por cierto, aquello no pudo tener existencia sin el concurso de “ponderados” catalanes en las constituyentes que siguieron al proyecto de Reforma política impulsado por Suárez.

    Y volviendo a la historia ( La Constitución de 1978, más que un marco legal, es nuestro presente más firme) no puedo olvida que Castilla no pudo jamar nacer y evolucionar sin el concurso de los vascos quienes dieron un nuevo valor de configuración histórica; Hidalgos, hijos de algo, caballeros de a pie, que sin el caballo ni la espada insuflaron el proceso de un nuevo contenido a la identidad. El herrero más humilde, el trabajador de “oficios” gozaba de hidalguía.

    Y la España moderna forjada en las luchas y convulsiones del Sexenio Democrático ( 1868-1874) nada hubiera sido son el concurso de insignes catalanes “catalanistas” y “españoles”, igual que Figueras y Pi i Margall que asoman en este trabajo.

    Afirmar que España puede tener existencia, sin Cataluña, resulta una falacia, lo mismo que una Catalunya sin España. No es un asunto de simbiosis maledicente, sino de identidades comunes y compartidas.

    Bueno, me despido, deseando que vengan mejores tiempos y recuperemos la cordura.

  • ELOY

    Esta artículo está centrado en Cataluña, en uno de sus avatares históricos y en el papel que Pi y Margall quiso jugar en él con gran respeto a las leyes y sin hacer “aprovechamiento” alguno para imponer sus ideas personales.

    Tenía yo la impresión de que el tema – no yo ni mi texto – podría despertar alguna curiosidad en algún ámbito de ATRIO (articulistas, lectores, Administración) pero tengo la impresión de haberme equivocado.

    No obstante seguiré en el tema y espero poder ultimar al menos el relato del primer año de la República, es decir el período correspondiente a la República democrática, pues , como es sabido, la República de 1874 será una república “autoritaria”.

    Gracias a todos.

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