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La Jerarquía Vaticana y su Brazo Secular Financiero

GEORGEA George, la Redacción de ATRIO, tras algún comentario en que mostraba su información sobre finanzas vaticanas (¿y sobre qué no tiene información acumulada George?), le pidió un informe sobre las mismas. Lo ha hecho en tres entregas escalonadas que van de lo más genérico a lo más concreto. El miércoles pasado contó la historia del Patrimonio de San Pedro. Hoy el análisis de la reforma de Francisco y sus pesados lastres. Y el próximo miércoles concluirá apuntando hacia un personaje clave que maneja entre bastidores. Gracias, George.

Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede desmintió oficialmente las alegaciones basadas en los documentos que desde enero de 2012, venían siendo filtrados en el contexto de los Vatileaks.

Entre ellos figuraba una carta que el arzobispo Carlo Maria Viganò había enviado enviada a Benedicto XVI directamente sin someterla primero al cardenal Bertone, Secretario de Estado.

En dicha carta Viganò pedía al Papa la posposición de su democión a la nunciatura de Washington para protegerse de cualquier impresión de pérdida de confianza. Le trasladaba su superior inmediatamente bajo el propio Papa, cardenal Bertone, en reacción a las varias denuncias formuladas por Viganò sobre corrupción en la Santa Sede, durante la primera parte de 2011.

El 19 de octubre de 2011, pocos meses antes de Vatileaks, el arzobispo Carlo María Viganò, abruptamente removido de su posición como Secretario General de la Gobierno de la Ciudad del Vaticano, asumía su nunciatura en Washington

En el contexto de su reforma de la Curia, el 24 de febrero de 2014, Francisco firmó una “carta apostólica en forma motu proprio” instituyendo la Secretaría para los Asuntos Económicos de la Santa Sede y del Gobierno del Estado de Ciudad del Vaticano, en la que participaría, aunque sin derecho a voto, el nuevo Secretario de Estado, Pietro Parolin que reemplazaba al cardenal Bertone  (Cf. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/motu_proprio/documents/papa-francesco-motu-proprio_20140224_fidelis-dispensator-et-prudens.html.

El 8 de julio de 2014 Francisco transfirió a dicha secretaría la administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. El  22 de febrero de 2015 el Papa puso en vigor los estatutos de dicho “dicasterio”.

La secuencia de los hechos indica que aun en el caso de que no haya habido “opacidad” envolviendo la democión sentida por Viganó a la posiblemente más importante nunciatura vaticana, parece obvio que Francisco trataba de remediar una conflicto de intereses y mejorar la administración financiera vaticana, al relevar al Secretario de Estado de una responsabilidad que tenía desde el siglo XVII.

Si casos como el de Cesare Bugnini en abril de 1972 y de Viganó en octubre de 2011 no ocurrieran (por nombrar dos casos recientes) no fuera obvio que en el gobierno central de la Iglesia quienes sean demasiado celosos contra el ejercicio del poder corren el riesgo de, como Fouché en tiempos de Talleyrand, ser objeto  del principio promoveatur ut amoveatur (ser promovido para ser removido, mi traducción). Si tal riesgo puede arruinar a un funcionario alto pero alto al interior de la jerarquía, la expectativa silente de sometimiento involuntario de los laicos admitidos en los círculos de la administración vaticana es todavía más precisa.

La exhortación del propio Francisco a no temer al actual Prefecto de la Congregación de la Fe, es obvio que el miedo sea real en el Vaticano. (Cf. http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/10/09/francisco-a-los-padres-sinodales-no-tengan-miedo-de-que-muller-se-les-eche-encima-religion-iglesia-sinodo-divorciados.shtml).

Tardíamente pero ha hablado sobre el efecto corruptivo del poder en la Iglesia el propio Benedicto xvi, quizás tras de un examen de su propia conciencia (Cf. http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2010/documents/hf_ben-xvi_hom_20100629_pallio.html). Juan XXIII, Pablo vi, Juan Pablo ii, Benedicto xvi pidieron públicamente perdón al Mundo en nombre ambos, la Jerarquía y el Laicado, por los excesos e injusticias cometidos a través de la Historia.

Siguiendo al Concilio Vaticano II  (Cf. Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Decreto sobre el Laicado, y Decreto sobre el Orden del Presbiterado), el “Catecismo Católico” enseña que la jerarquía debe y necesita escuchar de boca de los laicos/as, comprometidos o no, lo que tengan que decir con respecto al vivir de la Iglesia y asigna a éstos laicos el deber de colaborar con la Jerarquía activa y críticamente. (Cf. Catecismo Católico, 1ra. Parte, Sección II, Cap. 3, Art. 9, Párrafo 4, II: 898-913).

Las organizaciones seglares o laicas tienen en virtud de los Cánones 207, 224, 225, 226, 227, 228, 229, 231, 275, 298, 327-329) un lugar “por derecho propio” en la obra de la Iglesia, que han de desempeñar protegiendo siempre la propia conciencia y por deben poder disentir, protestar y, llegado el caso, desobedecer, cuando se sientan obligados a ello y poder comunicarse al respecto sin miedo (Cf. Tomás de Aquino: Suma. Teología I-II, 96, 4;(q.81 a.5 ad. 3; II, 104, 2; Del Gobierno de los Príncipes, I, c. 9; Agustín citado por Tomás de Aquino en I-II Qu.96 a.3).

Cuando los laicos/as con acceso al oído jerárquico son previamente seleccionados por la jerarquía, como históricamente ha ocurrido, aquellos que por carrerismo o por alguna justificable ignorancia (aun cuando sea difícil de justificar) obedezcan con sumisión indiscriminada o incondicional, violan en última instancia las propias enseñanzas del Evangelio esgrimidas como raison d’ être de la misión de la Iglesia.

Esto ha escrito Francisco al introducir el motu proprio instituyendo la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede: “Del mismo modo que el administrador fiel y prudente (Lucas 12, 42) tiene la tarea de cuidar con esmero cuanto le ha sido confiado, así la Iglesia es consciente de la responsabilidad que tiene de salvaguardar y gestionar diligentemente sus propios bienes, a la luz de su misión evangelizadora y con particular solicitud hacia los necesitados. Especialmente, la gestión económica y financiera de la Santa Sede está íntimamente relacionada con su misión específica, no sólo al servicio del ministerio universal del Santo Padre, sino también del bien común, en aras del desarrollo integral de la persona humana” (Énfasis nuestro).

Y esto en los estatutos del Consejo de Asuntos Económicos: “ejercerá sus funciones a la luz del Evangelio y la doctrina social de la iglesia”.

Aquello válido para la alta administración de la Iglesia, ha de ser válido para las instancias bajo ella y por lo tanto para los laicos/laicas que la jerarquía llame a colaboración a cualquier nivel.

La forma del “brazo secular” hoy día

El llamado “brazo secular” de la Iglesia está hoy día mucho mejor definido, dentro y fuera de ella porque ya no se limita al gobierno civil como en la Edad Media. Hoy día está constituido por organizaciones eclesiales autorizadas y con liderazgo autónomo. Esta es la situación de una organización devenida muy poderosa e influyente sobre la Jerarquía de la propia Iglesia y a su servicio en el Mundo La Orden de Caballeros de Colón que además constituye una ONG legalmente registrada en los EE UU.

Esta Orden es una organización que indudablemente ayuda a la Iglesia a mitigar significativamente la miseria del mundo a juzgar por la magnitud de sus recursos monetarios y conectivos, pero mientras lo hace, tiene que necesariamente descubrir las raíces opresivas de la misma y sobre todo su carácter de “pecado social”. Aun valiéndose del cuestionable principio de la ética escolástica conocido como “doble efecto”, también tiene que reconocer que la especulación bursátil y la usura en el contexto del sucio capitalismo de mercado libre sean anti-evangélicas. La Historia obliga a la visión en profundo. El tiempo solo puede causar mayor compasión y misericordia de cara al discernimiento de lo bueno y lo malo, o mayor insensibilidad y dureza de corazón. Por lo tanto esta Orden de Caballeros de Colón tiene el deber de ejercer su derecho a negarse a cualquier maniobra financiera so pretexto de la necesidad de costear acciones pastorales. La magnitud de financieras implicadas y de su membresía la obligan a utilizar sus recursos para mitigar la miseria en cualquiera de sus formas y todo parece indicar que no lo hace.

Hoy día las institución laica más poderosa en lo financiero y lo político constituyente del “brazo secular” de la Jerarquía Eclesiástica, sea la Orden de Caballeros de Colón. (La Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta, más simplemente conocida como “Orden de Malta”, es una institución con similares propósitos, pero cuyo liderazgo hace votos religiosos de pobreza, obediencia y opcionalmente de castidad y está indirectamente regida por la Jerarquía Eclesiástica pero un Cardenal (hoy día el ultraconservador Raymond L Burke” quien no fue como Viganò promovido para ser removido, sino propiamente promovido a una fuente financiera de enorme influencia y muy exclusiva) el cual sirve de liaison con la Secretaría de estado y otras estructuras vaticanas, si bien el propio Gran Maestre de Malta se comunica  directamente con el Papa.

Este reporte se centra en la Orden de Caballeros de Colón

La Orden fue fundada en 1881 por iniciativa del cura de la parroquia de New Haven, Connecticut (EE UU), Michael J. McGivney, quien era hijo de inmigrantes irlandeses obreros y conocía de primera mano la penuria de las familias irlandesas pobres.

Benedicto XVI le declaró Venerable en 2008. No dudo que pronto se le puedan atribuir milagros aunque si el Papa lo desea, éstos no sean estrictamente necesarios.

En el reciente pasado ascendieron a los altares a velocidad ultrasónica José María Escrivá de Balaguer y Juan Pablo II. En tiempos de Francisco Pedro Fabre olvidado desde 1872 fue canonizado (por medio de la canonización equivalente) por Francisco, un jesuita, en el primer año de su pontificado. No es difícil comprender que, bajo la debida influencia, dichos procesos generalmente lentos puedan ser acelerados.

Juan Pablo ii y los Caballeros de Colón desde el primer día de su pontificado hasta hoy día, después de su muerte

Los siguientes datos dan una idea del dinero que la Orden de Caballeros de Colón donó a Juan Pablo II (esta información puede ser verificada en español en:  http://www.kofc.org/un/es/about/history/johnpaulii/decades.html.

Dada la vulnerabilidad del enfermo pontífice, no es imposible hipotetizar que, sobre todo después del año 2000, sus colaboradores le predispusieran a favorecer a los Caballeros de Colón y a reconocer públicamente su gratitud (Cf., por ejemplo, las cartas anuales de agradecimiento y en particular esta de 2002 por el 120º Consejo Supremo de los Caballeros de Colón (Cf. este enlace: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/letters/2002/documents/hf_jp-ii_let_20020806_knights-columbus.html)

En 1978, La Orden financió la transmisión televisiva de la ceremonia inicial del pontificado de Juan Pablo II.

De 1979 a 1988 la Orden financió la publicación y divulgación de estos documentos del Papa: “El Papa habla a la Iglesia de Estados Unidos” y en colaboración con el Centro para el Estudio de la Fe y la Cultura (Cambridge, Massachusetts), la colección completa de las alocuciones del Papa a los católicos de Estados Unidos.

En 1979 la Orden financió la filmación de la primera visita de Juan Pablo II a la Ciudad de México y al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe; y poco después la de su viaje a los EE UU.

En 1981, la Orden cofinanció la construcción de las grutas de la Basílica de San Pedro, la construcción de la capilla dedicada a San Benito y a los santos Cirilo y Metodio; la ampliación del 50% de la anterior capilla de Nuestra Señora de Czestochowa, para Juan Pablo II; la creación del Fondo Vicarius Christi, el cual hasta 2007 produjo 35 millones donados personalmente al Papa; la Orden financió, en apoyo de la postura del Papa contra el ateísmo y el comunismo, un coloquio celebrado en el Vaticano sobre “La raíces cristianas comunes de las naciones europeas”, y la impresión y distribución, por toda Europa del Este aún comunista, de 1500 ejemplares (de dos volúmenes) de las actas del Coloquio.

En 1982 la Orden cofinanció la visita del Papa a Canadá.

En 1985, los Caballeros donaron un estudio de televisión móvil para el Centro Televisivo Vaticano; a petición de Juan Pablo II, donaron una planta transmisora a “Radio Veritas” (Filipinas) aún hoy posiblemente sea regionalmente la radioemisora de onda corta más potente en Asia; renovaron la fachada de la basílica de San Pedro (primera en 350 años), gesto al que Juan Pablo II correspondió donándoles la cruz de bronce de 400 años de instalada en la estatua de Jesucristo, del techo vestibular de la basílica de San Pedro en 1614, ahora conservada en el museo de la Orden (New Haven, Connecticut).

En 1986 la Orden financió la transmisión satelital de la Jornada Mundial de la Paz, celebrada en Asís.

En 1987 la Orden de Caballeros de Colón cofinanció el viaje de Juan Pablo ii a los EE UU.

En 1989, la Orden editó y distribuyó una guía de estudio de la encíclica Christifideles Laici.

En 1991 y 1993 respectivamente, los Caballeros donaron equipos móviles de producción al Centro Televisivo Vaticano.

De 1992 a 2002, la Orden financió la digitalización las oficinas de la Congregación para las Causas de los Santos (1992); el sistema de catálogos de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma; y la producción de un recorrido virtual de la capilla privada del Papa, Redemptoris Mater, cuya renovación también cofinanció la Orden, dando relieve a los mosaicos diseñados por el sacerdote eslovaco Marko Ivan Rupnik, restaurador de la capilla de la Sagrada Familia en la sede romana de la Oficina Suprema (2002).

En 1993 los Caballeros de Colón financiaron la restauración del techo de la capilla del Santísimo Sacramento en la basílica de San Pedro.

En 1995 la Orden financió la transmisión satelital de la Jornada Mundial de la Juventud en Manila.

DE 1995 a 1999, compraron y terminaron totalmente la sede de la Misión del Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU (Nueva York).

En 1999, la Orden financió la transmisión televisiva mundial de la Apertura de la Puerta del Jubileo del Segundo Milenio que conjuntamente con el atrio del siglo XVII la misma Puerta habían restaurado preparando el Jubileo del Milenio celebrado por Juan Pablo II.

En 2000 la Jornada Mundial de la Juventud, en Roma y la visita del Santo Padre a Nazaret.

En 2002 la difusión televisiva de la Cumbre de la Paz, en Asís y la restauración de varias obras de arte en las grutas de la basílica de San Pedro.

Además, la Orden brindó asistencia económica al Santo Padre para ayudar a balancear el presupuesto operativo del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, en Roma, un lugar de oración para peregrinos jóvenes.

La imaginación profética pero “parroquial” del fundador

En la imaginación de Michael J, McGivney los Caballeros de Colón estaban destinados a ser una asociación fraternal masculina (algunos opinan que una especie de contraparte de la masonería), dedicada al servicio socio-pastoral de las familias pobres dentro o en las proximidades de la parroquia. Pero la historia ha demostrado que el brazo secular conserva una vida propia y que eso ha causado que las ambicionas del cura iniciador quedaran cortas.

133 años después de fundada, la Orden de Caballeros de Colón constituye la organización católica masculina seglar o laica más grande del mundo: Hoy cuenta con más de 1.8 millones de miembros que hacen que aquella pequeña asociación fraternal soñada por McGivney constituya una formidable maquinaria política y financiera, no solo en su trabajo Filantrópico, que lo efectúa, sino por su conectividad social que pudiera hacer enrojecer de envidia a Mark E Zuckerberg, el mayor accionista de  la Red Social “Facebook”.

No ser un “Estado” autónomo no le impide a la Orden ejercer enorme influencia política y filantrópica dentro y fuera de la Iglesia, como ONG autónoma, directamente a los Obispos diocesanos individualmente, a las Conferencias de Obispos de cada país y, sobre todo a la Santa Sede, en sumas de miles de millones.

Lutero protestó a menudo furiosamente el intercambio o venta de indulgencias por donaciones aunque se benefició materialmente del apoyo de los Príncipes Electores de su tiempo. Independientemente de otros casos, en el ámbito Católico se sobran los ejemplos de estas incongruencias o contradicciones  a lo largo de los siglos. Por esto es posible hipotetizar, sin temor a errar groseramente, que como cualquier otra institución mundana, la Santa Sede, sostenga un orden en gran parte “quid pro quo” para corresponder a  las donaciones que recibe, algo que Benedicto xvi no pudo subsanar y Francisco parece luchar denodadamente por erradicar.

Aunque no esté bajo control directo o explícito de la Santa Sede ni canónicamente sea una orden religiosa, la Orden de Caballeros de Colón brinda apoyo incondicional a la jerarquía eclesiástica, de Roma y de las iglesias particulares; no solo financieramente sino por medios de relaciones personales y de cabildeo (Cf. DRAE: cabildear. (De cabildo). 1. intr. Gestionar con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación) ante los centros mundanos de poder, internacionales o domésticos.

Por ejemplo los seguros de vida vendidos por las aseguradoras de la Orden han aumentado del 2000 al 2010 de $40, 400 millones de dólares a unos $79 mil millones, es decir, un incremento de 95% en una década, y casi 7% anual. Las ventas de anualidades (jubilaciones) también en ese período aumentaron: de $4 mil millones de dólares en 2000 a $7,770 millones de dólares en 2010, lo cual significa un crecimiento anual de 6.8%. No es necesario especificar cuan sucios y secretísimos son los manejos de la industria bancaria comercial en los EE UU e internacionalmente.

A pesar de las caídas del mercado de valores, la Orden ha conservado su solidez financiera. La suya es una de las cinco aseguradoras de EE.UU. que han recibido la suprema calificación tanto de A.M. Best (A++, Superior) como de Standard and Poor’s (AAA, Sumamente sólida).

Sus activos han aumentado de $8,500 millones de dólares en el año 2000 a más de $16,900 millones actualmente. De 2000 a 2010, la cartera de seguros que vende mejoró sustancialmente, y su cartera de inversiones aumentó un 5.5%, cifra muy competitiva. Las cifras, los mediaciones corporativas que utiliza, y su destinación hablan tanto a favor de la Orden cuanto contra ella.

¿Cómo se resuelve éticamente el conflicto de recurrir a prácticas de mercadeo y de especulación financiera neoliberales que los últimos Papas han condenado? Quizás la respuesta la ofrezca la difícil pero extraordinaria parábola del administrador astuto en Lucas 6, 1-13.

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