Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

abril 2015
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930  
7181 Artículos. - 109444 Comentarios.

Cipriani se agarra al poder en la Iglesia peruana

religión digDesde hace más de dos años no hemos hablado en ATRIO del conflicto en la Iglesia peruana con el cardenal Cipriani, tras haberle dedicado varias entradas entre 2012 y 2013, antes de la llegada de Francisco. ¿Que hay ahora del opusiano y resistente cardenal Cipriani? Nos lo explica muy bien el gran periodista José Manuel Vidal, director de Religión Digital, que se ha pasado una semana por allí para hacer este reportaje con detalles muy novedosos.

En un claro ‘aviso’ al purpurado, el Papa se salta Perú en su gira

Cardenal Cipriani, el ‘problema’ de la Iglesia peruana

Roma quiso promoverlo a Prelado de la Obra, pero el Opus Dei se opuso

José Manuel Vidal, 19 de abril de 2015 a las 18:51

Podría salvar su puesto, si se pliega a los aires romanos y si firma la paz, de una vez por todas, con la PUCP

Cipriani/>

Cipriani

  • Cardenal Cipriani
  • Cipriani, en la entrevista a El Comercio
  • Juan Luis Cipriani
  • Francisco recibió al cardenal Cipriani
  • El cardenal Cipriani
  • Cipriani
  • Cardenal Cipriani
  • Cipriani, en la entrevista a El Comercio
  • Juan Luis Cipriani
  • Francisco recibió al cardenal Cipriani
  • El cardenal Cipriani
  • Cipriani
  • Cardenal Cipriani
  • Cipriani, en la entrevista a El Comercio
  • Juan Luis Cipriani
  • Francisco recibió al cardenal Cipriani
  • El cardenal Cipriani
  • Cipriani

(José Manuel Vidal).- Acabo de estar una semana en Lima, la bella ciudad peruana donde casi nunca llueve. Un viaje corto, pero muy intenso, repleto de encuentros, charlas y entrevistas con eclesiásticos de las diversas sensibilidades, en los que pude pulsar en profundidad el latido de la Iglesia peruana. Con un denominador común que se repetía en todas las conversaciones: el “problema” delcardenal Cipriani.

Nadie habla bien del arzobispo limeño. Hasta los más moderados resoplan al referirse a él y terminan poniéndole casi más peros que los progresistas. El resumen que hacen del personaje es el de un cardenal malquerido, solo y sin apoyos eclesiales, pero con fuerte sostén en los círculos más ultras del poder político, financiero y económico. Un lobby derechista que, en un país tan conservador como el Perú, sigue detentando mucho poder.

En cambio, en el ámbito eclesiástico el cardenal se encuentra más sólo que la una. Ni siquiera le apoya a fondo, según me cuentan, su propia organización: el Opus Dei. A pesar de ser de los pocos cardenales con los que cuenta (junto al español, Julián Herranz), para la Obra es un verso suelto y le ocasiona muchos problemas, especialmente en Perú y en Latinoamérica.

Problemas que se acentuaron tras la llegada de Francisco al solio pontificio. Todo el mundo cuenta por aquí que Bergoglio y Cipriani nunca congeniaron, siempre pertenecieron a sensibilidades eclesiales distintas, cuando no opuestas. Y citan, como prueba del algodón, Aparecida.

Bergoglio fue uno de los máximos líderes del encuentro latinoamericano. Y todavía hoy coloca el documento final (que el mismo redactó) en el frontispicio de su pontificado, junto a la Evangelii Gaudium. En cambio Cipriani, descontento con la línea del documento demasiado abierta para su gusto, regresó a Lima antes de terminar la asamblea y, lo que es más grave, sin firmar el documento. Es decir, rechazándolo.

Cipriani es un problema para la Iglesia peruana. Sin sintonía con Francisco y con pocos apoyos eclesiales en Perú, Roma le está buscando una salida honrosa. La ideal sería que presentase la renuncia motu proprio, que facilitase la labor del Papa.

Con escasa humildad para facilitar una salida de este tipo, en Roma se pensó incluso en promoverlo a Prelado de la Obra, sucediendo en el cargo a monseñor Echevarría, ya mayor, cansado y enfermo. Pero el Opus se opuso, no lo quiso como líder de su prelatura  personal y se abortó la salida vaticana para ‘El loco’, ‘La gárgola’ o ‘La esfinge’, como le llaman en Lima.

La tercera opción, sin duda la más traumática, pero que no se descarta, sería que Roma le exigiese la renuncia con una disculpa de por medio. Con la agravante de que no se trata de remover a un simple obispo, como el paraguayo monseñor Livieres, sino de un cardenal. Y eso, como es obvio, complica las cosas.

Su salvación, la Católica

Por las vueltas que da la vida, al final, su obsesión, su diana preferida y martirizada durante los últimos años puede convertirse en su salvavidas. Hasta ahora, la Universidad Pontificia Católica del Perú (PUCP) ha sido su principal caballo de batalla. La excusa, para arremeter sin piedad contra ella, es el control doctrinal de la Teología que allí imparte un grupo de teólogos de los más prestigiosos y preparados del país.

Lo que realmente pretende Cipriani es el control real de la Pontificia, una de las mejores y más prestigiosas universidades de Latinoamérica. Y, sobre todo, el control de una herencia multimillonaria en dinero y en solares, que legó a la Universidad limeña el potentado José de la Riva Agüero. Dinero, control total y poder absoluto es lo que pretende el purpurado limeño.

El conflicto entre Cipriani y la PUCP está enquistado desde hace tiempo. El centro sigue funcionando, sin impartir clases de Teología (pero sí de pensamiento social cristiano) y con gran parte de la pastoral universitaria en manos de miembros de Pro Ecclesia Sancta, un grupo rabiosamente conservador.

Conflicto, pues, en stand by, pero con mucho sufrimiento acumulado. Al rector y ex ministroMarcial Rubio le amenazan, le insultan por teléfono, le llaman protestante y, cuando va por la calle, los ultras le conminan a dejar la Iglesia católica.

Para tratar  de poner fin al largo y enconado conflicto, el Papa Francisco mandó a Lima a una comisión cardenalicia de alto rango. Integrada por los purpurados Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, Peter Erdo, arzobispo de Budapest y Gerald Lacroix, arzobispo de Quebec. Con un objetivo claro y preciso: “Encontrar una solución definitiva y consensuada” al contencioso que desangra a la iglesia limeña y enfanga su imagen y su credibilidad social.

Han pasado seis meses y la sentencia vaticana continúa cocinándose. Lo que si parece casa vez más claro para los observadores eclesiales limeños es que la salvación de Cipriani, al menos momentáneamente, pasa porque dé su brazo a torcer y respete la autonomía de una universidad pontificia, amén de limar asperezas con sus hermanos obispos peruanos.

Hasta ahora, Cipriani se ha creído el ‘jefe’, que no líder reconocido (de hecho nunca fue elegido por sus pares presidente del episcopado del país) de la Iglesia peruana. Su modelo, en este sentido, así como en sus líneas de fondo, estrategias y actitudes, siempre fue el cardenal Rouco Varela. Por cierto, el purpurado madrileño jubilado acaba de estar por aquí, apoyando a Cipriani y al obispo de Callao, el madrileño José Luis del Palacio, de los Kikos, al que por aquí consideran tan ‘malo’ como el propio Cipriani.

Lo que pasa es que, tanto para él como para Rouco, las tornas han cambiado: ya no mandan los suyos en Roma. Más aún, su estilo, su modo de vida y su modelo eclesial allí no son bien vistos. Tuvieron carta libre durante mucho tiempo, pero, ahora, se les piden cuentas.

Desde Roma, se promueve una dirección más colegial de la Iglesia peruana y que sintonice a fondo con la primavera de Francisco. Aquí dicen que Cipriani es incapaz de un viraje de este tipo. Pero, a la fuerza ahorcan y, si quiere conservar su sede, el cardenal limeño tiene que hacerse ‘franciscano’ al menos de apariencia y, como requisito imprescindible, dejar en paz a la pucp.

Los recados de Francisco

De la mano de Cipriani, el episcopado peruano y, por ende la Iglesia del país, se encuentran profundamente divididos. Y lo que es peor, muchos aquí consideran imposible la unión, mientras él siga en Lima, moviendo los hilos de la galaxia neocon de sodalites y demás  asociaciones afines.

Pero Francisco, que conoce y ha sufrido a Cipriani desde hace tiempo, le urge a menudo y no cesa de mandarle recados, unas veces directa y otras indirectamente. El último, clamoroso y evidente: saltarse el Perú en la primera visita papal a Hispanoamérica, que le conducirá a Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Francisco salta de Quito a Bolivia, sobrevolando a la fuerza Perú, en un gesto que, como todos los suyos, esta cargado de significado y que aquí leen en las siguientes claves.

Primero, que el Papa le hace un feo a Cipriani y le está reprochando la división del episcopado y de la Iglesia peruana, al tiempo que le reprocha su falta de cintura para poder solucionar el conflicto con la pucp.

¿Se dará por enterado el cardenal? ¿Tomara buena nota del recado papal? Parece que esta vez sí. Hombre de poder como es, sabe que plegarse a Roma son habas contadas para él: o las toma y salva, provisionalmente al menos, su poltrona, o Francisco tendrá que tomar cartas en el asunto y decisiones drásticas, que podrían pasar incluso por su destitución como arzobispo de Lima.

Bergoglio, como buen jesuita, no tiene enemigos preconcebidos. O sólo los tiene, cuando está en cuestión el mayor bien de la iglesia, es decir el amdg (ad maiorem Dei gloriam) de Ignacio de Loyola, el maestro espiritual por antonomasia del Papa  y una de las personas más libres de la historia.

Deja un comentario