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Cipriani se agarra al poder en la Iglesia peruana

religión digDesde hace más de dos años no hemos hablado en ATRIO del conflicto en la Iglesia peruana con el cardenal Cipriani, tras haberle dedicado varias entradas entre 2012 y 2013, antes de la llegada de Francisco. ¿Que hay ahora del opusiano y resistente cardenal Cipriani? Nos lo explica muy bien el gran periodista José Manuel Vidal, director de Religión Digital, que se ha pasado una semana por allí para hacer este reportaje con detalles muy novedosos.

En un claro ‘aviso’ al purpurado, el Papa se salta Perú en su gira

Cardenal Cipriani, el ‘problema’ de la Iglesia peruana

Roma quiso promoverlo a Prelado de la Obra, pero el Opus Dei se opuso

José Manuel Vidal, 19 de abril de 2015 a las 18:51

Podría salvar su puesto, si se pliega a los aires romanos y si firma la paz, de una vez por todas, con la PUCP

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Cipriani

  • Cardenal Cipriani
  • Cipriani, en la entrevista a El Comercio
  • Juan Luis Cipriani
  • Francisco recibió al cardenal Cipriani
  • El cardenal Cipriani
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(José Manuel Vidal).- Acabo de estar una semana en Lima, la bella ciudad peruana donde casi nunca llueve. Un viaje corto, pero muy intenso, repleto de encuentros, charlas y entrevistas con eclesiásticos de las diversas sensibilidades, en los que pude pulsar en profundidad el latido de la Iglesia peruana. Con un denominador común que se repetía en todas las conversaciones: el “problema” delcardenal Cipriani.

Nadie habla bien del arzobispo limeño. Hasta los más moderados resoplan al referirse a él y terminan poniéndole casi más peros que los progresistas. El resumen que hacen del personaje es el de un cardenal malquerido, solo y sin apoyos eclesiales, pero con fuerte sostén en los círculos más ultras del poder político, financiero y económico. Un lobby derechista que, en un país tan conservador como el Perú, sigue detentando mucho poder.

En cambio, en el ámbito eclesiástico el cardenal se encuentra más sólo que la una. Ni siquiera le apoya a fondo, según me cuentan, su propia organización: el Opus Dei. A pesar de ser de los pocos cardenales con los que cuenta (junto al español, Julián Herranz), para la Obra es un verso suelto y le ocasiona muchos problemas, especialmente en Perú y en Latinoamérica.

Problemas que se acentuaron tras la llegada de Francisco al solio pontificio. Todo el mundo cuenta por aquí que Bergoglio y Cipriani nunca congeniaron, siempre pertenecieron a sensibilidades eclesiales distintas, cuando no opuestas. Y citan, como prueba del algodón, Aparecida.

Bergoglio fue uno de los máximos líderes del encuentro latinoamericano. Y todavía hoy coloca el documento final (que el mismo redactó) en el frontispicio de su pontificado, junto a la Evangelii Gaudium. En cambio Cipriani, descontento con la línea del documento demasiado abierta para su gusto, regresó a Lima antes de terminar la asamblea y, lo que es más grave, sin firmar el documento. Es decir, rechazándolo.

Cipriani es un problema para la Iglesia peruana. Sin sintonía con Francisco y con pocos apoyos eclesiales en Perú, Roma le está buscando una salida honrosa. La ideal sería que presentase la renuncia motu proprio, que facilitase la labor del Papa.

Con escasa humildad para facilitar una salida de este tipo, en Roma se pensó incluso en promoverlo a Prelado de la Obra, sucediendo en el cargo a monseñor Echevarría, ya mayor, cansado y enfermo. Pero el Opus se opuso, no lo quiso como líder de su prelatura  personal y se abortó la salida vaticana para ‘El loco’, ‘La gárgola’ o ‘La esfinge’, como le llaman en Lima.

La tercera opción, sin duda la más traumática, pero que no se descarta, sería que Roma le exigiese la renuncia con una disculpa de por medio. Con la agravante de que no se trata de remover a un simple obispo, como el paraguayo monseñor Livieres, sino de un cardenal. Y eso, como es obvio, complica las cosas.

Su salvación, la Católica

Por las vueltas que da la vida, al final, su obsesión, su diana preferida y martirizada durante los últimos años puede convertirse en su salvavidas. Hasta ahora, la Universidad Pontificia Católica del Perú (PUCP) ha sido su principal caballo de batalla. La excusa, para arremeter sin piedad contra ella, es el control doctrinal de la Teología que allí imparte un grupo de teólogos de los más prestigiosos y preparados del país.

Lo que realmente pretende Cipriani es el control real de la Pontificia, una de las mejores y más prestigiosas universidades de Latinoamérica. Y, sobre todo, el control de una herencia multimillonaria en dinero y en solares, que legó a la Universidad limeña el potentado José de la Riva Agüero. Dinero, control total y poder absoluto es lo que pretende el purpurado limeño.

El conflicto entre Cipriani y la PUCP está enquistado desde hace tiempo. El centro sigue funcionando, sin impartir clases de Teología (pero sí de pensamiento social cristiano) y con gran parte de la pastoral universitaria en manos de miembros de Pro Ecclesia Sancta, un grupo rabiosamente conservador.

Conflicto, pues, en stand by, pero con mucho sufrimiento acumulado. Al rector y ex ministroMarcial Rubio le amenazan, le insultan por teléfono, le llaman protestante y, cuando va por la calle, los ultras le conminan a dejar la Iglesia católica.

Para tratar  de poner fin al largo y enconado conflicto, el Papa Francisco mandó a Lima a una comisión cardenalicia de alto rango. Integrada por los purpurados Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, Peter Erdo, arzobispo de Budapest y Gerald Lacroix, arzobispo de Quebec. Con un objetivo claro y preciso: “Encontrar una solución definitiva y consensuada” al contencioso que desangra a la iglesia limeña y enfanga su imagen y su credibilidad social.

Han pasado seis meses y la sentencia vaticana continúa cocinándose. Lo que si parece casa vez más claro para los observadores eclesiales limeños es que la salvación de Cipriani, al menos momentáneamente, pasa porque dé su brazo a torcer y respete la autonomía de una universidad pontificia, amén de limar asperezas con sus hermanos obispos peruanos.

Hasta ahora, Cipriani se ha creído el ‘jefe’, que no líder reconocido (de hecho nunca fue elegido por sus pares presidente del episcopado del país) de la Iglesia peruana. Su modelo, en este sentido, así como en sus líneas de fondo, estrategias y actitudes, siempre fue el cardenal Rouco Varela. Por cierto, el purpurado madrileño jubilado acaba de estar por aquí, apoyando a Cipriani y al obispo de Callao, el madrileño José Luis del Palacio, de los Kikos, al que por aquí consideran tan ‘malo’ como el propio Cipriani.

Lo que pasa es que, tanto para él como para Rouco, las tornas han cambiado: ya no mandan los suyos en Roma. Más aún, su estilo, su modo de vida y su modelo eclesial allí no son bien vistos. Tuvieron carta libre durante mucho tiempo, pero, ahora, se les piden cuentas.

Desde Roma, se promueve una dirección más colegial de la Iglesia peruana y que sintonice a fondo con la primavera de Francisco. Aquí dicen que Cipriani es incapaz de un viraje de este tipo. Pero, a la fuerza ahorcan y, si quiere conservar su sede, el cardenal limeño tiene que hacerse ‘franciscano’ al menos de apariencia y, como requisito imprescindible, dejar en paz a la pucp.

Los recados de Francisco

De la mano de Cipriani, el episcopado peruano y, por ende la Iglesia del país, se encuentran profundamente divididos. Y lo que es peor, muchos aquí consideran imposible la unión, mientras él siga en Lima, moviendo los hilos de la galaxia neocon de sodalites y demás  asociaciones afines.

Pero Francisco, que conoce y ha sufrido a Cipriani desde hace tiempo, le urge a menudo y no cesa de mandarle recados, unas veces directa y otras indirectamente. El último, clamoroso y evidente: saltarse el Perú en la primera visita papal a Hispanoamérica, que le conducirá a Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Francisco salta de Quito a Bolivia, sobrevolando a la fuerza Perú, en un gesto que, como todos los suyos, esta cargado de significado y que aquí leen en las siguientes claves.

Primero, que el Papa le hace un feo a Cipriani y le está reprochando la división del episcopado y de la Iglesia peruana, al tiempo que le reprocha su falta de cintura para poder solucionar el conflicto con la pucp.

¿Se dará por enterado el cardenal? ¿Tomara buena nota del recado papal? Parece que esta vez sí. Hombre de poder como es, sabe que plegarse a Roma son habas contadas para él: o las toma y salva, provisionalmente al menos, su poltrona, o Francisco tendrá que tomar cartas en el asunto y decisiones drásticas, que podrían pasar incluso por su destitución como arzobispo de Lima.

Bergoglio, como buen jesuita, no tiene enemigos preconcebidos. O sólo los tiene, cuando está en cuestión el mayor bien de la iglesia, es decir el amdg (ad maiorem Dei gloriam) de Ignacio de Loyola, el maestro espiritual por antonomasia del Papa  y una de las personas más libres de la historia.

4 comentarios

  • Unos de los pecados capitales dentro del cristianismo, es el ORGULLO. Del orgullo, nace la desobediencia. Si bien es cierto, TODOS somos orgullosos. Pero lo importante, es darnos cuenta de lo que somos. Es fácil ver la paja del otro y no ver nuestra viga.
    Dicen los Padres de la Iglesia: “El que obedece es cristiano, el que desobedece no es cristiano.”
    Digo todo esto, porque, el Papa Benedicto XVI había enviado el Decreto N° 3168/12 y una carta al Dr. Marcial Rubio Correa sobre la prohibición de usar títulos de “Católica” y “Pontificia” a dicha Universidad. La palabra “Pontificia” no es un término “honorifico”, tiene implicaciones canónicas y jurídicas porque la Universidad ha nacido en el corazón de la Iglesia Católica.
    No se puede ser católico rechazando o desobedeciendo al Papa, hay una aptitud de “rebeldía” de parte del doctor Marcial Rubio no hacia el cardenal Cipriani, sino al sucesor de Pedro.
    Esta aptitud puede confundir al pueblo que es muy sensible y con poco conocimiento en estos temas. Hoy muchos teólogos sostienen y afirman que se puede ser católico aun desobedeciendo al Magisterio. Esto es muy serio. Es como querer cambiar el “creo” por el “pensamos”.
    El doctor Marcial Rubio y la Asamblea Universitaria no pueden desacatar al Papa y pretender apoderarse de unos títulos que la Iglesia Católica ostenta más de 2000 años.
    No olvidemos lo que dijo el señor Marcial Rubio “que los cardenales Bertone y Cipriani no quieren la paz, o que el padre Luis Gaspar es un “terrorista”. Y que aquí hay intereses económicos y de poder, y que no son intereses espirituales.”
    A mí a pesar de mi escaso conocimiento en materia de fe católica, lo que me llama la atención es en cuanto a la enseñanza que se da en esta Universidad y su incompatibilidad con el Magisterio de la Iglesia. Es posible que muchos padres de familias sigan pensando que se ofrece una educación compatible con la Iglesia. Veamos.
    La PUCP ha invitado a personas promotores del aborto, como por ejemplo a la española María Casado que en un artículo sobre el aborto llega a decir: “la cuestión del aborto, no es oportuno centrarla en torno a los términos matar y no matar, o justo e injusto, sino más bien en un conflicto de valores y de su jerarquización.”
    Curiosamente el Tribunal Constitucional Español “establece que el feto es un bien jurídicamente protegido, PERO QUE NO TIENE DERECHOS: los derechos fundamentales de la persona no se adquieren hasta el nacimiento.”
     
    Otra de las profesoras de la PUCP que defiende el aborto eugenésico y que apoyó a redactar “el proyecto de aborto a niños anencefálicos es, Paula Siverino Bavio.

  • George R Porta

    Gracias, Antonio, por la corrección sobre la edad de jubilación de los obispos y por tu razonamiento acerca del Cipriani y la situación de Francisco.
     
    He de confesar que deseando comprender al Papa, me impacienten estas situaciones de ataduras que si previenen la arbitrariedad, sirven de barricada a quien desee retener su poder para  sabotear el esfuerzo renovador del Papa.

    En cuanto a la recepción que haya tenido mi último artículo, medida por los comentarios que haya engendrado, agradezco tu reconocimiento pero estoy consciente de que el artículo provee solo información y no es contenciosa. Se trata de un ejemplo, como bien dices, de la mundanidad sobre la que el propio Francisco ha echado luz: Documentación sobre un “fait accomplie” que por ser tan beneficioso a la administración eclesiástica financiera y políticamente hablando, internacional o localmente, y tan extendido por el número de personas que milita en sus filas, que hay que simplemente tolerarlo, sobre todo si en la apariencia hace alguna forma de bien a poblaciones que materialmente sufren.
     
    Los casi dos millones de miembros no por gusto son hombres y dada la situación, en general, de la mayoría de las mujeres en la familia católica tradicional, en realidad la influencia se extiende a cerca del doble de católicos y un poco más porque tiene una rama juvenil. Conozco un par de familias en las que los dos hijos varones sea miembros de la rama juvenil de la propia Orden.
     
    Mi intención fue  divulgar lestainformación pasiva y la generosa oportunidad de hacerlo la agradezco a Atrio y a su redacción.  

  • Antonio Duato

    George:

    La edad de jubilación de los obispos son 75 años. Hasta diciembre del 2018 no los cumple Cipriani. Aciertas a analizar el problema. Lo único que puede hacer que la Iglesia se renueve es cambiar el sistema de elección y permanencia en el cargo de los obispos.

    Francisco ha hecho cositas para renovar cuadros y personas. Pero siempre tiene las manos al menos medio atadas pues no puede atacar siempre de frente, sobre todo teniendo al conservador canadiense Ouillet, a quien  BXVI, en 2010, puso en el punto clave de la Congregación de Obispos y que Francisco confirmó en Diciembre 2013.  Si quisiera quitarlo necesitaría una gran diócesis libre, como hizo dando Madrid a Cañizares.

    Y ese es el problema de Cipriani. Francisco tendría que saltarse a Ouillet y su Congregación (algunas veces lo ha hecho, pero en estos casos se le rebelarían del todo) y después encontrar un puesto para Cipriani. Como hizo desalojando Valenckia para Cañizares, cargando nosotros con el “muerto”. El artículo de Vidal lo explica muy bien. Como es muy bueno también la otra entrevista que publica hoy al Rector de la Universidad Católica que recomiendo vivamente.

    En todas estas pugnas (Osorno, Lima, San Francisco…) la única solución es presionar y presionar desde la base hasta conseguir que se le haga imposible la vida al obispo y dimita sin más. Esto lo acaban de conseguir las comunidades cristianas de Kansas City, cuya satisfacción por la dimisión del obispo cuenta NCR.

    Ay! Lo que es la falta de tiempo. Se me ocurrirían muchas más cosas sobre este tema y sobre los otros en que se discute mucho o todavía no se discute, como los de “EL Yunke” o tu preciosa información  sobre los Caballeros de Colón. ¡Que apegada está la ultraderecha a las estructuras eclesiásticas. Y, aún con voluntad renovadora, es como quien quiere quitarse alquitrán de las manos…

  • George R Porta

    La ola expansiva del pontificado vacilante de Pablo VI, del nebuloso y breve de JP I y del radicalmente cuestionable de Juan Pablo II puso en lugares de Poder a sujetos entrenados para no renunciar a él.

    Si un obisbo tiene que servirse de la violencia para retener su poder pastoral lo hace porque ha perdido su credibilidad como pastor. Si la grey que le ha sido encomendada necesita del acompañamiento pastoral, la incapacidad del Obispo exige que la autoridad superior nombre uno Nuevo. Así de simple es la situación. No obstante ese no es el modo de actuar de las monarquías. Quien detenta el poder tiende a preservarlo a toda costa. Ese es el caso de Cipriani, y, paradójicamente, puede que sea el de Francisco si quiere mantener su mirada en los objetivois mayors y por lo tanto tiene que evitar las debilitantes escaramuzas menores.

    Cipriani lo sabe y sabe que Francisco prefiere estratégicamente esperar a que le llegue la edad del retiro (72) y para eso falta un año que se pasa volando. La espera deterioraría más la situación y aumentaría la consciencia de la necesidad de un cambio lo que le permitiría a Francisco salirse del Opus Dei y nombrar otro Obispo en Lima.

    Conclusión, el vendaval amainará, es cuestión de saber quien resiste major: Cipriani o Francisco. O major, es cuestión de ver cómo ambos resisten a fin de que la urgencia de que Cipriani se vaya aumente exponencialmente, y por lo tanto la radicalidad con la que pueda actuar Francisco en la dirección contraria a la de la actuación de Cipriani sea menos protestada. Todo depende de lo que le conceda al Opus. Si al Opus le conviene el cambio, Cipriani es cadaver y aún no lo sabe.

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