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En Chile se viven dos paradigmáticos casos: Costaodat y Barros

Es como si la iglesia chilena, la primera en sufrir el sangriento experimento de la terapia neoliberal del shock en 1973, no se hubiera desprendido de los ticks de antaño y estuviera poniendo a prueba la misma coherencia del programa de Francisco, ya que el cardenal presidente de esa Iglesia, Ezzati, forma parte del restringido grupo de consejeros especiales del papa. ¿Es esta en definitiva la línea hacia la que va la reforma de Francisco?

Por eso es conveniente seguir el desarrollo de los dos casos conflictivos que allí se están viviendo y no es reiterativo aportar estas opiniones cualificadas que nos llegan a través de Somos Iglesia Chile:

…La libertad de cátedra es un derecho que asiste a los miembros de la universidad, sea pública o privada, estatal o no, grande o pequeña, docente o compleja, católica o laica, para reflexionar críticamente, investigar y enseñar, sin que el contenido de su reflexión, investigación o enseñanza, sea motivo de sanción alguna. En otras palabras, la libertad de cátedra es una inmunidad de que gozan los universitarios para ejercitar públicamente la razón. Por eso las conclusiones que los académicos alcanzan en su quehacer, las opiniones que emiten o que enseñan, nunca pueden ser un motivo para excluirlos de la universidad.

Ricardo Ezzati, al no fundar su decisión en razones admisibles para la comunidad universitaria, se puso en contradicción con la índole misma de la universidad y dio la razón a todos quienes piensan que una universidad católica es (como a propósito de un asunto cercano alguna vez dijo Heidegger) “hierro de madera”, un oxímoron, una contradicción en sí misma que no merece el financiamiento público.

El caso Costadoat no es entonces un problema de los católicos, sino de los universitarios.

… Desde hace más de 40 años conozco al Padre Costadoat. He seguido su maravilloso sacerdocio fundado en el amor a Cristo, su abnegado apostolado, su esfuerzo por acercar la doctrina de Jesucristo y de su Iglesia a nuestras vidas, su pasión por la Teología, no he visto en todo lo que le he leído ‘doctrina insana’ o ‘distancia del magisterio’, más aún he sido testigo de lo contrario y de su ejemplar coherencia de vida. Aún no logro comprender la decisión del Gran Canciller. Creo sinceramente que esto lo daña profundamente a él como autoridad  y a la Universidad en su misión, y deja al Padre Jorge Costadoat injustamente fuera de su alma máter.

… Esta vez el Gran Canciller se ha metido en un gran problema, ya que tendrá que dar explicaciones a la totalidad de la comunidad de la Universidad y en particular a su cuerpo docente por esta ‘no renovación’, y en esta ocasión no podrá esgrimir el argumento de que ‘otro’ es el responsable o que lo obligó a tomar tal determinación, sino que deberá poner la cara y demostrar la transparencia que lo debiera caracterizar. Esperamos que tenga la altura moral e intelectual para realizarlo. Por el bien y la tranquilidad de la Iglesia católica y de la Universidad, aspiro a que lo haga pronto, ya que se acerca Semana Santa.

Tras la conflictiva  toma de posesión de mons. Barros como obispo de Osorno, el sábado 20 de marzo, estas dos noticias:

Chomali sostuvo que el Santo Padre estaba “muy al tanto de la situación” del nuevo obispo de Osorno y que incluso hace algunos días había conversado con él. El Papa Francisco “con firmeza y mucha convicción, me dijo que había analizado todos los antecedentes y que no había motivo objetivo alguno para que no asumiera la diócesis”, agregó el arzobispo de Concepción.

La primera celebración con el nuevo obispo fue boicoteada por muchos asistentes habituales quedando la catedral medio vacía aun siendo el principio de Semana Santa. ¿Podrá así el nuevo obispo congregar a su diócesis?

Sólo 150 personas llegaron a la catedral de Osorno, que puede albergar a más de 800, para participar de la liturgia de Domingo de Ramos que realizó el sacerdote acusado de encubrir a Fernando Karadima. Poca gente llegó a la misa de Domingo de Ramos realizada por el obispo Barros.

La primera misa de monseñor Juan Barros, desde que se convirtió en la máxima autoridad de la diócesis de Osorno, estuvo marcada por la baja asistencia de feligreses. Según informa el portal SoyOsorno, sólo 150 personas llegaron a la catedral de la ciudad -que puede albergar a más de 800- a eso de las 11 de la mañana, para participar de la liturgia de Domingo de Ramos.

La ausencia de feligreses llama la atención, considerando que la catedral de Osorno estuvo repleta en la misa de Domingo de Ramos de 2014, celebrada por el párroco Bernardo Werth. A raíz de la molestia que generó el nombramiento del obispo Barros, que originó fuertes protestas, un contingente policial uniformado y de civil se presentó en el recinto como medida preventiva. Cabe recordar que el sacerdote es acusado por los denunciantes del sacerdote Fernando Karadima de haber presenciado y encubierto sus abusos.

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