Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7208 Artículos. - 109856 Comentarios.

Capitalismo contra democracia

Honorio2Vengo desde hace tiempo machacando en la necesidad de trascender un planteamiento “apagafuegos” ante la crisis global a que nos ha conducido en capitalismo. Hay una negativa cerril a condenar el capitalismo como esencialmente malo y condenable. La receta de Keynes está omnipresente cuando se quiere esquivar al toro que nos viene de frente. Es a lo más a que se apuntan los socialismos europeos, como el PSOE que este fin de semana afronta un trascendental congreso para renovarse o morir.

En la separata sepia de El País del domingo pasado 20-7-14, encuentro un ejemplo más. Se intenta analizar y diagnosticar el momento político que vivimos a escala de Occidente y de la UE, quizá también a escala planetaria. Creo que sería una buena terapia reanalizar cada uno de nosotros los planteamientos que hace un tal Anton Costas en esa página de El País.

Punto de partida: El capitalismo ha entrado en colisión con la democracia actualmente, debido al bajo crecimiento, tendencias deflacionistas, endeudamiento, bajos salarios, pobreza…(tendríamos que añadir aquí el progresivo distanciamiento entre la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres).

Segunda constatación: Este proceso está generando, agudizando y potenciando en la vida política tendencias populistas, xenófobas y autoritarias. (¿Y qué decimos de las acciones en pro de una democracia auténtica que se están despertando, tipo primaveras árabes, M-16, boom de las izquierdas en las recientes elecciones europeas?)

Este fenómeno en el que estamos hoy sumergidos ya se dio con estas mismas características entre las dos guerras de 1914 y 1940, y luego entre el final de la guerra de 1940 y mediados de 1970, y luego entre la década de 1980 y el inicio de este siglo. Es decir, en los tres casos la agudización de las desigualdades entre ricos y pobres dio lugar a una colisión entre la democracia y el capitalismo…

A juicio del economista francés Thomas Piketty (ver lo que ya se dicho sobre él en ATRIO), el capitalismo es culpable de esta degradación de la democracia en los tres casos citados, ya que produce un desajuste entre la tasa de beneficio del capital, enormemente superior a la tasa de crecimiento de la economía, que es la que beneficia a la mayoría de la gente. El capitalismo tiene una tendencia innata a aumentar las desigualdades… Y las desigualdades corrompen el ritmo normal de la democracia, porque restan valor al voto de los pobres, y valoran excesivamente el voto de los ricos..

Antón costas se pregunta qué habría que hacer para reducir esa desigualdad, que genera el capitalismo entre ricos y pobres, y para evitar la corrupción de la democracia.

A su juicio, hace cien años (1914, Revolución soviética…) se llegó a un debate en términos “maniqueos”: de un lado, los defensores a ultranza del capitalismo, del otro, los que plantearon su desaparición.

En la segunda ocasión, final de la guerra de 1940, Keynes alumbró un nuevo contrato social en el seno de las democracias, que en EEUU se llamó “new deal” y en Europa “estado de bienestar“. Entre ambos se produjo el pegamento que durante los años centrales del siglo pasado reconcilió capitalismo inclusivo y democracia. “Fueron los mejores años de nuestras vidas. Algunos dicen ahora que fue un sueño. Pero no veo razones para ese fatalismo” dice un tanto romántico Antón Costas.

En este momento necesitamos aplicar una receta parecida: 1) volver a meter el genio financiero en la botella; 2) restaurar la capacidad recaudatoria y equitativa de los sistemas fiscales; 3) definir las prioridades del gasto público para construir una sociedad de oportunidades para los más débiles.

“La batalla durará décadas. El resultado es incierto. Pero si se pudo conseguir en el pasado, ¿por qué no se puede lograr de nuevo?” termina Antón Costas. Y uno se pregunta: será posible poner en práctica estas tres recetas con fórmulas como la del new deal americano o el estado de bienestar europeo de los años 1970?

Por el camino ha quedado la andanada crítica y condenatoria de los populismos, xenofobias y tics autoritarios que pululan en estos momentos. Ha quedado también la otra andanada a los “términos maniqueos de hace cien años”.

Keynes, Keynes, y más Keynes. Siempre Keynes; el profeta de los paños calientes y las cataplasmas, el salvador y redentor, no sabemos si de las clases populares o de las clases adineradas, no sabemos si de la democracia o la dictadura inmutable y sagrada del capital.

Tal vez los que han vivido muy de cerca, o desde adentro, todos estos procesos, y de vez en cuando aparecen en Atrio, podrían decirnos algo sobre el particular.

Deja un comentario