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¿Eligió Dios a Abrahán?

Soy consciente de que cualquier cosa que digamos de Dios tendrá más de error que de acierto (IV concilio de Letrán). Entonces ¿para qué hablar de Dios? Una razón podría ser que, si no nos hacemos preguntas, en la práctica damos por válida y segura la respuesta que ya tenemos. Valga la pregunta para intentar elaborar una explicación suficientemente coherente o, al menos, para no considerar definitivas las respuestas que ya tenemos.

Al releer el Génesis me doy cuenta de que, cuando Dios lo llamó, Abrán (así se llamaba primero) no estaba en Ur sino en Jarán (Gen 11,31). ¿Y qué más da mil kilómetros más o menos? El caso es que se resquebraja un poco el mito. No se trata de un personaje sedentario en la ciudad de Ur al que Dios hace salir de su tierra. Se trata de un pastor trashumante que había salido con sus padres desde Ur hasta Jarán. ¿Por qué parte desde Jarán hasta Siquén? ¿Por mandato de Dios o siguiendo su trashumancia?

Hoy no creemos que Dios se apareciera en forma antropomórfica para decirle que saliera de su tierra (que tampoco era su tierra). Sabemos que se trata de un mito, pero ¿qué significa este mito? ¿quién lo elaboró? ¿qué nos dice a nosotros este mito? No soy experto en exégesis, pero no puedo esperar a serlo para responder a preguntas que pueden afectar a mi relación con Dios.

El mito de Abrahán proviene de tradiciones orales del siglo X a.d.C, recogidas,  unificadas, y redactadas definitivamente hacia el siglo VII a.d.C. En todo este proceso lo que se trata de justificar es el origen de un pueblo y los derechos –más bien los privilegios– de ese pueblo. La idea de la elección tiene mucho que ver con asegurar la cohesión nacionalista del pueblo y su derecho a la tierra en la que ya estaba asentado.

Planteado en este contexto ¿eligió Dios a Abrán? Probablemente Abrán decidió salir de Jarán por motivos socioeconómicos. Abrán probablemente tuvo alguna experiencia religiosa que él mismo, o más probablemente alguno de sus  descendientes, interpretó como promesa de elección, de descendencia y de territorialidad. El momento de la experiencia religiosa pudo ser de auténtico contacto ”tangencial” con Dios, pero el relato de esa experiencia es necesariamente una interpretación en términos culturales. Y más aún cuando la interpretación de esa experiencia no procede inmediatamente de la persona que la tuvo, sino de la transmisión a través de generaciones muy interesadas en sus consecuencias.

En todo caso la elección no debería desembocar en privilegios sino en mayor responsabilidad, como elección de servicio a los demás. Y esto vale para el pueblo judío y para los cristianos, que nos consideramos los verdaderos herederos de la Promesa.

¿Qué me dice a mí este mito? No puedo creer que Dios concediera el territorio de Palestina a los descendientes de Abrahán; menos aún que “entregara en sus manos” a sus moradores (Ex 24,11-13). En cuanto a la elección, nuestro ethos actual valora mucho la igualdad y cabe preguntarse ¿eligió Jahvé a Abrahán o fue Abrahán el que eligió a Jahvé como el Dios de su pueblo? Las primeras tradiciones recogidas en la Biblia no tienen un claro concepto de un único Dios.

Por otra parte tenemos que respetar el misterio de la soberanía absoluta de Dios, y no podemos reclamarle un trato igualitario. Quizás la elección –incluso la predilección– sea más propia de las religiones monoteístas, que tienen una imagen más antropomórfica de Dios; en cambio la igualdad quizás sea más propia de religiones de tipo más panteísta. Un tercer enfoque, la espiritualidad transpersonal –un no dualismo que trata de superar el esquema personal/impersonal- podría hablar de la existencia de algo más allá del amor personal, que asumiría –y fundamentaría– el valor del amor humano, que es el valor más elevado de la concepción personal.

Ya en el Nuevo testamento, Pablo se sentía personalmente elegido desde el vientre materno (Gal 1,15-16), como el profeta Jeremías, pero también pensaba –y esto es más cuestionable– que unos podrían haber sido elegidos “para la gloria” y otros “para destrucción” (Rom 9,15-25).

Mi referente es Jesús de Nazaret. Jesús tuvo una experiencia mística de Dios como Padre y de un Reino de justicia y fraternidad. A pesar de su tradición judía, no le oímos ni una sola palabra de nacionalismo, y menos de territorialidad. Si al principio creyó que su misión se concretaba en el pueblo de Israel, la curación de la mujer sirofenicia le hizo ver que el Reino podía extenderse a los gentiles. El Dios de Jesús no es el Dios que entrega a unos la tierra de los otros, sino el Dios de la creación que hace salir el sol sobre buenos y malos

Jesús eligió a sus discípulos, pero eso es normal en un profeta. Lo que podría indicar su creencia en que Dios elige a los discípulos es aquello de “nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió” (Jn 6,44), pero este texto puede ser teología de Juan. Jesús fue enviado por Dios, no por una voz del cielo, sino por la experiencia mística del Jordán y de la sinagoga de Nazaret, interpretada como misión en el contexto de su vida y su cultura. Marcos interpreta que el Espíritu “empujó” a Jesús hacia el desierto; Lucas matiza que fue Jesús el que decidió “en Espíritu” ir al desierto (Mc 1,12; Lc 4,1). Jesús experimentó el impulso del Espíritu Santo, fue dócil –no hizo prevalecer sus intereses o egoísmos- y procedió “en Espíritu”. No fue el Espíritu el que eligió su camino, fue Jesús el quien lo eligió.

¿Dios me ha elegido a mí? Más bien creo que Dios nos ha elegido a todos. Nuestra respuesta depende de si procedemos “en Espíritu” o según nuestro egoísmo (nuestro yo egótico, diría la psicología transpersonal). Si me preguntáis de qué depende que respondamos “en Espíritu” o según nuestro egoísmo, ahí me rindo, no quiero caer en la irresoluble disputa sobre la predestinación. Creo que no hay una solución lógica al problema de la interacción entre Dios y nosotros, como no la hay en el orden metafísico entra la coexistencia del infinito y lo finito. Un hombre práctico como Ignacio de Loyola decía que había que confiar como si todo dependiera de Dios y luego hacer las cosas como si todo dependiera de mí; “como si dios no existiera”, diría Bonhöffer.

No me siento elegido, pero sí me siento amado.  Amado con un amor puro, como es el amor de los padres, que quieren a todos sus hijos por igual, pero a cada uno de un modo diferente.

12 comentarios

  • ana rodrigo

    Querido Fico, gracias por tu comentario, siempre en la línea de ponderación y sensatez que acompañan a tu buen criterio. Te deseo te sientas a gusto en este atrio en el que se agradecen comentarios como los tuyos.
     
    Sobre lo que dices acerca de la docilidad de tantos fieles en épocas pasadas y en el momento actual, reconozco que, cuando pienso en personas concretas que conozco, médicos, científicos, gente culta, sigan creyendo a pies juntillas y de forma literal escritos hechos en una época determinada, con una intencionalidad concreta y en un contexto tan alejado del nuestro.
     
    En este punto distingo dos grupos, el de la gente sencilla carente de cultura religiosa o de cultura en general, que recibe las enseñanzas de un clero previamente sacralizado y, por tanto nada hay que cuestionar a lo que procede de Dios, la famosa “palabra de Dios”. Y un segundo grupo, que serían gentes ilustradas, pero están encerradas en grupos en los que se puede cuestionar todo, menos lo que dice la Iglesia. A este grupo me cuesta mucho comprenderlos, pero yo pienso que si “las cosas de dios” no se cuestionan, el individuo se siente más seguro en un mundo en el que nada te da seguridad, solamente Dios.
     
    De esta firme creencia al fanatismo y la intolerancia, no hay más que un paso. A lo que habría que añadir el alejamiento de tantas personas que no conocen otra interpretación que la que se da en los templos o en los medios de comunicación por clérigos, en su mayor parte, y cuyas afirmaciones solemnes e indiscutibles, echan lejos y apartan a personas que, queriendo ser creyentes, no pueden aceptar como dogmas cuestiones irracionales. Yo me muevo en ambientes críticos y bastante heterodoxos, y no por ello ateos, agnósticos o irreligiosos. Pienso que cuanto más conocimiento objetivo de las Escrituras, más se purifica la fe.
     
    Un abrazo, Fico y cuídate.

  • Fico Sánchez Peral

    Buenas noches a todos. Hacía meses que no me asomaba por Atrio y hoy he disfrutado un buen rato con el tema y las aportaciones de todos.
     
    Yo ni sé, ni me atrevo a opinar si Dios elige o no elige a algunos (durante siglos se nos ha enseñado que sí), pues para todo hay argumentos. Ni, menos aun, sobre algo tan peregrino como si, para fundar un pueblo y una estirpe (“el elegido”) concede tierras a unos en perjuicio de otros, etc., etc., ya que los elaboradores de las escrituras construyeron su relato, según ya se ha dicho, con la buena intención de asentar las bases del bien religioso de su época, algo que consideraban superior, pero también con las limitaciones propias del momento, y así luego sale lo que sale, útil en su momento, pero que después se interpreta como se interpreta en momentos históricos y culturales muy diferentes y pasa lo que pasa… El problema –para mí- estaría en el secular literalismo que se ha dado (y se sigue dando) a las escrituras; en la lectura que se hace de ellas, como ya ha dicho alguno. Por eso, y sin excluir otras opciones, yo lo que me siento es llamado. Llamado a aprender del testimonio de Jesús, que, siendo de religión y nacionalidad judías, pero sin nombrar para nada el nacionalismo, se enfrentó al poder religioso y político del Israel de su tiempo a la búsqueda y realización de su misión, la que le acabaría llevando a la muerte.
     
    Esas son la invitación y la pregunta que me sugieren hoy la lectura propuesta. ¿Cómo era la reflexión espiritual del hombre Jesús, cómo se descubre, se va construyendo y evoluciona su relación con el Dios que el llama Padre?, ¿en qué modo el descubrimiento de la Presencia creciente de Dios en sí mismo le va llevando a descubrir su misión, la que –y lo veía venir a medida que avanzaba- le acabaría llevando a la muerte…?, ¿y en qué modo el testimonio de su aceptación y profundización en ella, las preguntas que él se hizo respecto de su misión, como las de Abraham y tantos otros –acertadas o no-, me llaman a mi a interrogarme y ahondar en el descubrimiento de la mía?
     
    En espíritu y en verdad…; sí claro, solo así encuentro alguna posibilidad de seguir creciendo. Elegido o no, no lo sé; lo que sí me siento es atraído por eso quiero seguir haciéndome preguntas sobre el mejor modo de seguir acercándome.
     
    Otro tema que daría para largo sería, cómo la doctrina autoritatia y literalista de la iglesia nos ha despistado, a los que tanto tiempo fuimos dóciles a su magisterio y cómo  hacer para llevar algo de luz a los que lo siguen siéndo. Pero eso queda para otra ocasión.
     
    Saludos cordiales. Fico.

     

     

     
     


  • Interesante tu ponencia Gonzalo sobre ¿Eligió Dios a Abrahán? . Yo, por ser revolucionario por naturaleza, desde mi juventud he invertido la pregunta: “¿Eligió Abrahán a Dios?” Y contesto: “Sí”.
    Encuentro el mito de Abrahán vacio sin la historia de Isaac. No soy biblicista, pero mi sentido común siempre me ha dicho que con Abrahán e Isaac encontramos la gran división en la historia del mundo como contado por la Biblia. NO por una elección de Dios sino por la elección de un pueblo humano, representado en su fundador, Abrahán. POR FIN UN PUEBLO DECIDE NO OFRECER SACRIFICIOS HUMANOS A DIOS y ese “Nuevo Dios” por supuesto le responde. cf. por fin, en el Vaticano II: “La persona human es el último, (más alto) valor de la creación”.
    En el mito, hubiera sido mil veces más fácil, más comodo, más aceptable, más de “sentido común”, más pacífico por la conciencia y más tradicional, de seguir matando gente (Isaac) en honor de sus dioses como todo el mundo hacía, así de simple. Abrahán y su pueblo SE ATREVIERON a cambiar una costumbre sanguinaria, universal, aprobada por todos los dioses de la antiguidad. No fue fácil romper la costumbre millonaria.
    Leemos en la Biblia que el pueblo de Abrahán siempre tienía las tentaciones de regresar a las costumbres sanguinarias de múltiples dioses con bastante sexo y sangre como sus vecinos. Los profetas reclamaban continuamente fidelidad a su Dios único, non-sanguinario, su Dios del desierto, de Sinaí “Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para tí otros dioses delante de mi”. (Exodo 20:2,3) (Deut. 5:6,7)
    Siempre me ha encantdo la historia de Abrahán e Isaac: no por una elección hecha por Dios, sino por una elección hecha por un pueblo movido por Dios en su conciencia humana, causando la división de la historia humana del mundo.
    Justiniano de Managua

  • Antonio Vicedo

    “Mi referente es Jesús de Nazaret. Jesús tuvo una experiencia mística de Dios como Padre y de un Reino de justicia y fraternidad.”
    Nuestra fe tiene por objeto inmediato a Jesús en cuya Humanidad el Dios invisible y desconocido se nos manifiesta. Y es a la claridad de esa LUZ como hay que aceptar la más adecuada y posible REVELACIÓN DIVINA que aceptamos en la Biblia. “Felipe, quien me ve a mí (humano), ve a mi Padre” de la única forma como Él quiere hacer posible el ser visto, conocido y aceptado. De aquí que la religión que se considere tal es aquella que converge con lo que ES, HACE y ENSEÑA Jesús. Porque el: “Ni en el monte Garizín, ni en Jerusalén, Dios quiere ya ser localizado religiosamente, (Ju. IV, 23…)”-Porque se acerca la hora, o mejor dicho ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y verdad, pues de hecho el Padre busca hombres (personas) que lo adoren así.” De este modo se lo dejó Jesús claro a la Samaritana junto al Pozo. Después para que no se entendiera el culto (relación personas divinidad) como algo evadido y dualista en la realidad humana, aclararía en Mt. XXV: “Porque CONMIGO hacéis o dejáis de hacer LO QUE con UNO CUALQUIERA DE MIS MÁS PEQUEÑOS HERMANOS.”
    Como la luz descubre las formas y la realidad de las cosas, así Jesús,LUZ DEL MUNDO,  descubre cuanto de mitos y proyecciones humanas contienen las religiones, y nos presenta el Reino de Dios como la verdadera realización de la HERMANDAD HUMANA asumida por Jesús y de la que se considera CUERPO y CABEZA como REALIDAD en PROCESO y finalidad de TOTAL y UNIVERSAL PLENITUD.

  • Juanel

     
    Entiendo que hay dos formas de expresión de lo religioso: de un lado las religiones proféticas y de otro las religiones místicas o espirituales. Aunque no son contrarias entre sí, sino que es posible realizar una síntesis de ambas, el modo de entender la relación o acción de Dios con respecto a los hombres y de los hombres con Dios es divergente.
    En las místicas se realiza todo un largo proceso de preparación y profundización interior, marcada por una serie de fases en las que se van alcanzando poco a poco con esfuerzo “ascético”, niveles superiores o más elevados de conciencia, percepción o aprehensión de la divinidad. Inevitablemente esto lleva a cierta jerarquía de niveles religiosos o de “sabiduría” que rompe la igualdad. Los sabios y maestros de espiritualidad sólo son unos cuantos.
    En las proféticas el centro se coloca en la irrupción de Dios en la vida de los individuos o en un momento de la historia, como punto referencial. El profeta no requiere ninguna preparación previa para la irrupción de Dios en su vida, pues con frecuencia le ocurre contra su voluntad. El momento histórico tampoco depende de ninguna circunstancia especial ni del merecimiento de un pueblo, sino que irrumpe de forma imprevista. La acción de Dios no está condicionada. Dios es Señor de la historia individual y colectiva de todos los hombres en igualdad, sin jerarquías ni niveles, pues no se trata de merecer ni de conocimiento. Es Dios quien atrae a los hombres hacia sí mismo y no por sabiduría o merecimiento humano. El hombre se entrega a esa acción de Dios porque no puede hacer otra cosa y si trata de evitarlo acabará tarde o temprano por ceder a la fuerza de Dios. Inevitablemente en las religiones proféticas hay que tratar de ELECCIÓN, de la acción de Dios con respecto al hombre y además diferenciada.
    Desde la perspectiva del método o ruta para el conocimiento o sabiduría sobre la divinidad ¿cuál de las dos formas en mi opinión me parece a mí personalmente mejor? Yo no creo que haya método alguno para conocer la divinidad, lo Absoluto-Trascendente, porque el hombre está en una Realidad completamente distinta a la divina porque resultan ambas Realidades contradictorias entre sí. Esta contradicción los de religiones místicas-espiritualistas la asumen al pensar en una Realidad Única intrínsecamente contradictoria, admitiendo juntos el bien y el mal, lo trascendente y lo intrascendente, lo positivo y lo negativo, la belleza y la fealdad, lo semejante y lo diverso, lo eterno y lo temporal…… todo es lo mismo. De este modo todo se da a la vez, todo permanece. Pero en mi opinión si todo viene dado tal y como es en esa Realidad Única que es, la consecuencia es que aquí no existe nada por hacer, no existe tiempo histórico en progreso hacia un objetivo. La respuesta del hombre a esta inmutabilidad circular de la realidad sólo puede ser la aceptación para comprenderla y la sumisión a lo que es. Yo no puedo admitirlo. Yo creo en el triunfo final del bien que le da sentido a la historia humana y a la vida personal y colectiva del hombre.
    Si no hay acceso a la Trascendencia, la única forma por la que podemos hablar de Dios es porque Dios mismo ha querido manifestarse irrumpiendo en la vida humana, sobre todo en personas concretas y en hechos históricos. La fe-esperanza se centra en la credibilidad dada a la experiencia sobre Dios de ciertos profetas que creemos que han comunicado revelación sobre Dios. La historia adquiere sentido hacia el bien donde se encuentra la Plenitud y Dios, porque la Realidad en que vamos siendo y existiendo es distinta a la propia de Dios, y hacia ella vamos.
    Saludos cordiales

  • mªpilar garcía

    Voy a comentaros una experiencia que me dejó una huella profunda.
     

    Mi hija mayor hacia un “Master” sobre la paz; durante los meses de estudio, le llegó un trabajo en le que debía visionar un CD sobre Israel y Palestina.

    Estaba rodado especialmente sobre el conflicto que allí viven sus habitantes; y los que contaban “su historia” eran unos niños, tres palestinos y tres israelitas, guiados en cada momento por monitores que trabajan allí en escuelas, familias etc.

    Se podía comprobar como viven unos y otros, como trabajan, juegan, estudian; la formación que reciben en sus hogares, las competiciones que tiene en común; como rezan o se dirigen a “dios” en sus peticiones, necesidades, deseos.

    Se ve con claridad ambos campos… sus desigualdades, sus sacrificios, sus luchas…

    Lo importante se refleja, al finalizar el CD. Se hace  una entrevista personal a cada niño…

    ¡Es impresionante!

    Estoy totalmente de acuerdo con Gonzalo Haya; ahí se ve con claridad meridiana, donde nacen las diferentes miradas,  deseos, elecciones personales:

    “El dolor por la pérdida de sus tierras sus casas sus muertos, el deseo de una reconciliación, el deseo de paz (por ambos lados en algunos casos)  la afirmación de que la tierra ha sido dada por “dios” (unos) o en propiedad porque llevaban allí tiempo inmemorial (otros) sus derechos, o el frenesí de acabar con todos…  aun reconociendo que los “otros” ya estaban ahí.
     

    El deseo de algunos (de ambos lados) era:  “que hay sitio para todos, que pueden vivir juntos sin problemas; acabar con el cerco-asedio… promover una paz que es posible”
     

    Entre los ocho niños, había las dos postura;  es de verdad impresionante, como niños de 8 o 10 años, según la formación de sus hogares (padres, abuelos, tíos etc. o formadores religiosos) son capaces de sentir de manera tan dispar.
     

    En unos casos, con lágrimas en los ojos, pidiendo con fuerza ¡que se acabe la lucha! Y sean capaces de vivir en paz.
     
    Y los que están convencidos que solo con la lucha a muerte, se acabará reconstruyendo de nuevo su país (en ambos lados el mismo sentir)

    Creo que nadie es elegido ni llamado; pero sí, quienes son capaces de una escucha exquisita ante el dolor de los que sufren; y se sienten impulsados, porque,  si cuanto nos rodea es tan ¡¡¡Hermoso!!!
    Nos lleva a pensar, que vivir en sintonía con el bien de cuanto nos rodea, nos lleva de alguna manera a la:
     

    ¡¡¡Esencia de la Vida!!! (cada persona lo llamará de manera diferente)

    “Presencia-Dios-Yahvé-Energía-Esencia-Plenitud… todo ello de manera Amorosa”
    mª pilar

  • Asun

    Muy bien tratado el tema.  Gracias, Gonzalo. También a vuestros estupendos comentarios.
     
    Es claro que el título es para provocar a la reflexión. Decir que nos sentimos elegidos es, a mi modo de entender, seguir los parámetros mentales de exclusión y comparación, haciendo a Dios a nuestra manera.
     
    La experiencia mística abre y despierta a la Trascendencia como estando en uno mismo este acceso, que  puede ser vivido de múltiples formas, y al poner en palabras  pierde mucho de su esencia.  El filtro cultural le da un sentido coherente a las aspiraciones del hombre. Luego viene el sentido de inmutabilidad a lo que es acogido como “revelado”. Perdiendo frescura y hondura. Pero tarde o temprano este mismo hombre busca sentido a lo que ya no le da su sentido a la vida, no cesa de inquietarle un anhelo que descubre está en él mismo y que le hace auto-trascenderse en el amor.

    Un fuerte abrazo.

  • Al amor se responde con amor y, si el amor unifica a los amantes, poco sentido tiene cuestionarse cúyo es el amor originario y el responsable. Como el análisis conceptual del amor nos lleva a error, entiendo que la distinción de loa amores divino y humano está en la raiz de todas las aporías intelectuales.

  • Gabriel Sánchez

    Interesante desarrollo…el de Gonzalo, el razonamiento que hace sobre el abordaje de conocer a Dios, tiene en mi modesto sentir un enfoque general que tiene que ver con todo el conocimiento de la realidad que  se nos presenta como un desafío a nuestro conocimiento, a nuestra percepción y a nuestra concepción de la misma que nada podríamos conocer si no hacemos preguntas…(aquí cabría un mar de enfoques sobre la diferencia entre la realidad y nuestra capacidad de conocerla, pero lo dejamos para otro día) por lo que el camino que introduce Gonzalo, sobre Dios y lo que podamos conocer y por lo tanto decir de Él, es el correcto, podríamos escribir sobre este tema unas 1000 hojas, hablando por ejemplo de la iniciativa de Dios de entrar en comunión con el hombre y auto donarse (darse a conocer), pero no lo vamos hacer porque en realidad no es el tema fundamental, ni siquiera la introducción de Abraham, en el sentido religioso…que resuelve maravillosamente en su libro la entrañable Dolores Aleixandre, con el titulo de la TUMBA DE MACPELA…dejando en claro que el pueblo de Dios ha comprendido que el Reino…la tierra prometida, no es un territorio que se pueda reclamar, sino son sentimientos-actitudes-acciones y vinculaciones…tanto comunitarias, como sociales, económicas y políticas que hacen que Dios Reine..O podríamos citar a San Pablo cuando habla de costumbres y concepciones del   primer testamento, como la sombra de las cosas por venir Col 2,17…
     
    Pero en lo referente al pueblo palestino en particular y su contencioso con el pueblo de la República de Israel ambas naciones, merecen existir, ambas naciones merecen tener un territorio soberano y particularmente, este derecho del pueblo palestino esta siendo vulnerado por Israel, no sólo despojándolo de sus territorios con sus asentamientos, despreciable forma de anexión de los mismos, sino lo que es aún peor, de sus acuíferos y otros recursos naturales…y volviendo el territorio al que se constriñe al pueblo palestino en un verdadera cárcel y  se le somete a una suerte de lento genocidio con un bloqueo por aire, mar y tierra, con la lamentable complicidad de la comunidad internacional (con la rarísima excepción de algunos países), cuando hablamos de complicidad debemos mencionar especialmente de los países occidentales, Estados Unidos y Europa, que no tienen el menor recato en bombardear e invadir zonas que le son vitales por sus recursos naturales, pretextando como lo hace la maquinaria de muerte que es la OTAN, defender los derechos de los pueblos amenazadas, manga de so hipócritas, mientas no mueven un dedo contra Israel, por el genocidio lento y cruel al que somete al pueblo palestino…NO CREO QUE HAYA ALGO EN LA BIBLIA…QUE JUSTIFIQUE TAL ATROCIDAD…ES MÁS ENTIENDO QUE EL DIOS EN EL QUE CREO…NO SÓLO NO JUSTIFICA, SINO QUE ES CONTRARIO A UNA ACTITUD TAN DESPRECIABLE, PORQUE HA INVITADO AL HOMBRE A VIVIR EN PAZ Y JUSTICIA…ADVIRTIENDO EL MISMO JESUS QUE QUIEN LEVANTA LA ESPADA CONTRA SU HERMANO…(Mt. 26,52), POR SUPUESTO QUE ESTO VALE PARA TODOS LOS PUEBLOS…el tema de la elección, que me parece bien resuelto en líneas generales por Gonzalo, merecería nos extendiéramos más…pero seguramente habrá otra oportunidad…Con cariño Gabriel

  • ana rodrigo

    La cultura occidental está impregnada de ideas, creencias y conceptos judeocristianos transmitidos de generación en generación, asimilados de forma generalizada y muy poco cuestionadas. Hace bien Gonzalo Haya en proponer temas, aparentemente tan normalizados como el que nos expone, y, sin embargo, tan digno de ser cuestionado o, por lo menos analizado a la luz del nuevo ethos, como dice muy bien el autor, y de los nuevos métodos científicos de analizar el pasado.
     
    Es difícil debatir sobre algunos temas en foros de carácter religioso de internet por el revuelo que se arma, la falta de argumentos, la falta de cultura religiosa y, especialmente, la agresividad de muchas personas que jamás han puesto en duda sus creencias ancestrales, es decir los fundamentalistas  e integristas actuales. Tenemos el ejemplo del blog de Pepe Castillo que va a tener que cerrarlo por la zafiedad de tantos participantes que, en vez de contraargumentar, directamente insultan al autor. Qué bien que el próximo Congreso de Teología de la Asociación Juan XXIII haya elegido como tema Los Fundamentalismos.
     
    Partimos de varios errores. Uno que está en la raíz,  que es el haber concebido a Dios a nuestra imagen y semejanza, un dios semejante a los seres humanos, solamente que con muchas más virtudes, pero también con grandísimos defectos.
     
    Segundo error, que este dios haya elegido a un pueblo, le haya adjudicado una tierra, el haber tomado parte por este pueblo, haberle ayudado a matar a sus enemigos, etc. etc.
     
    Tercer error, la elección por parte de este dios de personas concretas, colmándolas de beneficios y de privilegios, o de sufrimientos, como el santo Job o a su mismo hijo.
     
    Como a lo largo de la historia, al pueblo sencillo se le ha transmitido estas ideas de forma literal, pues ahora nos encontramos con estas rivalidades entre religiones, algunas con un dios común como es el caso del judaísmo, el cristianismo y, en cierta, medida el Islam. Las tres grandes religiones monoteístas que más sangre han derramado en este planeta.
     
    Y, finalmente, nos encontramos con aquellos que se dicen elegidos de dios para cumplir alguna misión superior: sacerdotes, obispos, el Papa, etc.

  • Juanel

     
    A mí me parece que se dan las dos cosas: Dios elige a un hombre (arquetipo Abrán y en general los profetas), y también un hombre se puede “sentir” elegido por Dios, (aunque sentirse elegido no quiere decir que se sea). ¿Sucede tal cosa realmente?, quiero decir ¿Dios elige a unos y no a otros? Si nos colocamos en referencia a Jesús de Nazaret, es coherente decir que Dios eligió un pueblo concreto en el cual Jesús vivió y fue acogido por unos cuantos seguidores. La conciencia colectiva de Israel como pueblo elegido por Dios entre las naciones tiene naturaleza fundante, aunque la interpretación de esa elección como descendencia y territorialidad no sea la perspectiva de Jesús. Si me fijo además en la acción de Jesús, al contrario que Mahoma o Moisés, no arrastra a todo un pueblo tras de sí y menos a otros pueblos de su entorno indiscriminadamente, sino que se centra en unos cuantos elegidos expresamente (“no sois vosotros los que me habéis elegido a mí sino yo a vosotros” y “vosotros sois la sal del mundo…”).
     
    Así que la Escritura, tanto del AT como del NT, la elección por parte de Dios y de Jesús de unos cuantos se presenta como una constante repetitiva y abundante, imposible de soslayar o disimular. La pregunta entonces es ¿la elección de Dios resulta discriminatoria? ¿los “amigos” de Dios sólo son unos cuantos? ¿Dios no actúa de modo igual y constante para todos los hombres? Y si no es así ¿la diferencia sólo radica en la respuesta del hombre? Yo puedo sentirme elegido por Dios, pero ¿no alcanzo la santidad al nivel de los grandes solamente por la debilidad de mi respuesta? o bien ¿se trata la elección de algo propio de Dios mismo y la realiza conmigo acompañándome en mis decisiones, tirando de mí hacia lo mejor según mis posibilidades y circunstancias? Ciertamente el papel en la economía de la salvación que voy haciendo con Dios en mi vida, es un papel mediocre, será que no doy para más. Por ello ¿me debo sentir discriminado? En absoluto, un papel a un nivel inalcanzable sería fuente constante de frustración. Y la actitud mejor no es precisamente envidiar el papel de otro. Yo no he acertado a ser del grupo de los mejores hombres, los campeones por la justicia, pero eso no significa, que mi actitud y acción por el Reino sea inútil, despreciable o discriminatorio. Yo quiero dejar a Dios ser Dios. Él sabrá lo que hace con cada uno de nosotros.
     
    Saludos cordiales

  • Juanjo

    Parafraseando la teología actual, cabe pensar que Abrahán, (si es que existió realmente) “cayó en la cuenta” de que alguien transcendente tiene algo que ver en su vida. Es dificil transponer una situación historico, cultural social y religiosa tan distante y distinta con parámetros actuales. Lo cierto es que hay semillas de religiosidad monoteísta, de sentirse interpelado por un alguien especial. Son los arcaísmos de la religión judía. Lo importante es saber “leer el texto”  y en eso creo que estás acertado.

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